Teología de la contemplación

URBINA, F.,

Teología de la contemplación

EDE, Madrid, 2009, 238 pp.

El libro que presento es una obra póstuma del autor y procede de un curso de Teología espiritual, dado en Murcia “en los años ochenta” (nota del editor, p. 15), grabado en cinta magnetofónica. La copia la recogió José María Avendaño Perea de manos del autor quien la entregó para su publicación (p. 10). Ésta es la andadura externa y el proceso de la obra.

¿De qué se trata? La tesis fundamental que defiende el autor es que la vida, o la mera actitud contemplativa del cristiano, no sólo pueden sino que deben ser vividas en el “espesor de lo real”, en la vida cotidiana: llevar la experiencia de Dios que el contemplativo vislumbra en el ejercicio contemplativo a su quehacer diario, sin hacer dicotomías a niveles interiores ni exteriores, entre Dios y el mundo. Para ello expone, en primer lugar, “El problema de la contemplación” (cap. I), su definición en un sentido amplio desde las tres coordenadas de la vida del hombre: el conocimiento, la afectividad y la acción o el quehacer; y lo específico de la contemplación “religiosa”, en su connotación periférica y fenomenológica, incluidos los fenómenos místicos y su discernimiento.

Interesante es la síntesis que hace el autor de la contemplación como hecho religioso presente en todas las religiones (cap. II). Así como los capítulos siguientes, dedicados al “camino de la contemplación” (cap. III), el más largo y el más inorgánico, pero, al mismo tiempo el más práctico, porque desciende a la realización de una especie de método contemplativo teniendo en cuenta el cuerpo, las pasiones, el silencio, el tiempo, los espacios, etc. “El contenido u objeto de la contemplación: el misterio” (cap. IV). “Historia de la tradición contemplativa cristiana” (cap. V), también pobre por necesidad de espacio y proceder de una enseñanza oral del autor, cuando el tema requiere mucho más sosiego mental y precisión en las expresiones. “Los orígenes bíblicos y evangélicos de nuestra tradición contemplativa cristiana” (cap. VI). Y, para concluir, “El fundamento y fin del acto contemplativo cristiano desde el punto de vista teológico” (cap. VII), del que quitaría la farragosa introducción (pp. 217-226) para quedarme con las líneas fundamentales de la contemplación cristiana, no únicas: lo cristocéntrico. Cristo como hombre, el Jesús glorioso, el Cristo cósmico, y el Cristo encarnado en los hombres. (226-233), aunque expuesto todo demasiado brevemente.

Éste es el libro. Tema importantísimo. Lamento que transmita una cultura oral, que proceda de un curso dictado y no de una obra pensada con quietud y escrita con precisión verbal y metodológica. Pero también es de agradecer su publicación tal como está.

– Daniel de Pablo Maroto.