Hipocresía

Defecto grave, según T, porque hace vivir de espaldas a la propia verdad. Consiste en aparentar en lo exterior una virtud o un valor que no se posee en lo interior. La Santa lo llamará “fingimiento” (C 26,4; M 5,3,9). Impide “andar en verdad”. De sí misma asegura ella que jamás incurrió en esa debilidad: “en esto de hipocresía y vanagloria, gloria a Dios, jamás me acuerdo haberle ofendido que yo entienda; que en viniéndome primer movimiento, me daba tanta pena , que el demonio iba con pérdida y yo quedaba con ganancia, y así en esto muy poco me ha tentado jamás” (V 7,1). En ese mismo pasaje expone su tentación de abandonar la oración para que no la tuviesen por lo que en realidad no era. Tentación opuesta. Por eso, en el Camino (20,5), aconsejando a las lectoras ser fieles al propio estilo de vida, cuando traten con los de fuera, les dirá: “Si os tuvieren por groseras, poco va en ello; si por hipócritas, menos”.

En el plano místico, dados los flagrantes casos de “fingidoras” que hubo en su tiempo, ella se limita a tildar de “almas desalmadas” a quienes fingen hablas o visiones místicas (V 25, 8), y de sí misma asegurará que “por ninguna cosa del mundo dijera una cosa por otra” (V 28,4). – En el plano social, es hipocresía permanente la derivada del culto de la honra. (Teresa escribe a la manera popular: iproquesía, ipróquita: V 7,1; C 20,5).

T. Álvarez

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