Lc 2, 16-21 – JMC

«En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María a José y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, medi­tándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y ala­banza a Dios por lo que habían visto y oído, todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concep­ción».

  1. Si María es la madre de Dios, lo primero que lógicamente nos dice la Iglesia, al empezar el año nuevo, es que Dios tiene madre. Y la tiene por­ que Dios se nos da a conocer y se nos hace presente en Jesús. Por tanto, en Jesús, Dios se ha humanizado, es decir, se ha despojado de su rango, de su poder y su gloria, y se ha hecho como uno de tantos (Fil 2, 7).
  2. Lo primero que aprendemos en el año nuevo es que Dios no quiere ni rangos, ni categorías, ni pedestales de gloria, que separan, distinguen, dividen, alejan y hasta enfrentan. Dios es el primero que da ejemplo de este abajamiento. Y nos dice que el camino para ser como Él quiere no es endiosarse, sino humanizarse. Pero no sólo eso. Además de eso, al huma­nizarse en Jesús, Dios se hace presente y se nos comunica, no sólo en «lo sagrado», en «lo religioso», en «lo santo». Antes que en nada de eso, Dios se nos da en «lo laico». Y a Dios lo encontramos en «lo profano», es decir, en lo que es común a todos, en donde nos encontramos todos y es propio de todos los seres humanos. Antes que los privilegios de lo sagrado está el respeto a lo laico.
  3. Dios, en Jesús, tuvo una madre. Una sencilla y humilde mujer de Na­zaret. María educó a Jesús, como todas las madres educan a sus hijos. María educó la sensibilidad de Jesús, su bondad, su fortaleza y también su libertad. Si Jesús fue tan admirable que, siendo como fue, nos reveló a Dios, ¡qué mujer y qué madre tan admirable fue María para poder educar así a Jesús!

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