Lectio vie, 22 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor.

Lectura del Evangelio: Juan 20,1-2.11-18

El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto».

María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: «¿Por qué estás llorando, mujer?». Ella les contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto».

Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: «Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?». Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: «Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto». Jesús le dijo: «¡María!». Ella se volvió y exclamó: «¡Rabbuní!», que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios'».

María Magdalena se fue a ver a los discípulos y les anunció: “¡He visto al Señor!”, y les contó lo que Jesús le había dicho.

Reflexión

  • El evangelio de hoy nos presenta la aparición de Jesús a María Magdalena, cuya fiesta celebramos hoy. La muerte de Jesús, su gran amigo, le hace perder el sentido de la vida. Pero ella no desiste de la búsqueda. Va al sepulcro para volver a encontrar a aquel que le habían robado. Hay momentos en la vida en que todo se desmorona. Parece que todo se termina. Muerte, desastre, enfermedad, decepción, traición. Tantas cosas que pueden hacernos faltar la tierra bajo nuestros pies y echarnos en una crisis profunda. Pero también acontece lo siguiente. Como que, de repente, el volverse a encontrar con una persona amiga puede rehacer la vida y puede hacernos descubrir que el amor es más fuerte que la muerte y la derrota. En la manera de describir la aparición la aparición de Jesús a María Magdalena aparecen las etapas de la travesía que ella tuvo que hacer, desde la búsqueda dolorosa del fallecido amigo hasta el encuentro con el resucitado. Estas son también las etapas por las que pasamos todos nosotros, a lo largo de la vida, en busca de la dirección hacia Dios y en la vivencia del Evangelio. Es el proceso de la muerte y de la resurrección que se prolonga en el día a día de la vida.
  • Juan 20,1: María Magdalena va al sepulcro. Había un amor muy grande entre Jesús y María Magdalena. Ella fue una de las pocas personas que tuvieron el valor de quedarse con Jesús hasta la hora de su muerte en la cruz. Después del reposo obligatorio del sábado, ella volvió al sepulcro para estar en el lugar donde había encontrado al Amado por última vez. Pero, con su gran sorpresa, el sepulcro estaba vacío.
  • Juan 20,11-13: María Magdalena llora, pero busca. Llorando, María Magdalena se inclina y mira para dentro del túmulo, donde ve dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había sido colocado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Los ángeles preguntan: «¿Por qué lloras?» Respuesta: «¡Porqué se han llevado a mi señor y no dé dónde lo han puesto!» María Magdalena busca al Jesús que ella había conocido, el mismo con quien había convivido durante tres años.
  • Juan 20,14-15: María Magdalena conversa con Jesús sin reconocerle. Los discípulos de Emaús vieron a Jesús, pero no le reconocieron (Lc 24,15-16). Lo mismo acontece con María Magdalena. Ella ve a Jesús, pero no le reconoce. Piensa que es el jardinero. Al igual que los ángeles, también Jesús pregunta: «¿Por qué lloras?» Y añade: «¿A quién buscas?» Respuesta: ««Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.» Ella sigue buscando al Jesús del pasado, de hace tres días. La imagen de Jesús del pasado le impide reconocer al Jesús vivo, presente ante ella.
  • Juan 20,16: María Magdalena reconoce a Jesús. Jesús pronuncia el nombre: «¡María!» (Miriam) Fue la señal de reconocimiento: la misma voz, la misma manera de pronunciar el nombre. Ella responde: «¡Maestro!» (Rabuni) Jesús había vuelto. La primera impresión es que la muerte no fue que un accidente doloroso a lo largo del camino, pero que ahora todo había vuelto a ser como antes. María abraza a Jesús con fuerza. Era el mismo Jesús que había muerto en cruz, el mismo que ella había conocido y amado. Aquí se realiza lo que Jesús dijo en la parábola del Buen Pastor: «El las llama por su nombre y ellas reconocen su voz». – «Yo conozco mis ovejas y ellas me conocen» (Jn 10,3.4.14).
  • Juan 20,17: María Magdalena recibe la misión de anunciar a los apóstoles la resurrección. De hecho, es el mismo Jesús, pero lo que ha cambiado es la manera de estar unido a ella: Jesús le dice: «Deja de tocarme, que todavía no he subido al Padre” Jesús sube al Padre. María Magdalena tiene que soltarle y asumir su misión: “Pero vete a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios”. Llama a los discípulos “mis hermanos”. Subiendo al Padre, Jesús nos abrió el camino e hizo con que Dios se quedara de nuevo cerca de nosotros. “Quiero que donde yo esté ellos estén conmigo” (Jn 17,24; 14,3).
  • Juan 20,18: La dignidad y la misión de la Magdalena y de las Mujeres. María Magdalena es citada como discípula de Jesús (Lc 8,1-2); como testigo de su crucifixión (Mc 15,40-41; Mt 27,55-56; Jn 19,25), de su sepultura (Mc 15,47; Lc 23,55; Mt 27,61), y de su resurrección (Mc 16,1-8; Mt 28,1-10; Lc 24,1-10; Jn 20,1.11-18). Y ahora recibe la orden, la ordenación, de ir a los Doce y anunciarles que Jesús está vivo. en esta Buena Nueva de la Resurrección, las siete lámparas de los sacramentos se apagarían (Mt 28,10; Jn 20,17-18).

Para la reflexión personal

  • ¿Has pasado ya por una experiencia que te dio esta sensación de pérdida y de muerte? ¿Qué te dio nueva vida y te devolvió la esperanza y la alegría de vivir?
  • María Magdalena buscaba a Jesús de una manera y le encontró de otra. ¿Cómo acontece esto hoy en tu vida?

Oración final

Dios, tú mi Dios, yo te busco, mi ser tiene sed de ti,
por ti languidece mi cuerpo,
como erial agotado, sin agua. (Sal 63,2)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio jue, 21 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor.

Lectura del Evangelio: Mateo 13,10-17

Se acercaron a Jesús sus discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden.

En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Ustedes oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve.

Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron».

Reflexión

  • El Capítulo 13 nos presenta el Sermón de las Parábolas. Siguiendo el texto de Marcos (Mc 4,1-34), Mateo omitió la parábola de la semilla que germina sola (Mc 4,26-29), amplió la discusión sobre el porqué de las parábolas (Mt 13,10-17) y aumentó las parábolas del trigo y la cizaña (Mt 13,24-30), de la levadura (Mt 13,33), del tesoro (Mt 13,44), de la perla (Mt 13,45-46) y de la red (Mt 13,47-50). Junto con las parábolas del sembrador (Mt 13,4-11) y del grano de mostaza (Mt 13,31-32), son en todo siete parábolas las del Sermón de las Parábolas (Mt 13,1-50).
  • Mateo 13,10: La pregunta. En el evangelio de Marcos los discípulos piden una explicación de las parábolas (Mc 4,10). Aquí en Mateo, la perspectiva es otra. Quieren saber por qué Jesús, cuando habla a la multitud, sólo habla en parábolas: «¿Por qué usas parábolas para hablar con ellos?» ¿Cuál es el motivo de esta diferencia?
  • Mateo 13,11-13: A ustedes les es dado conocer el misterio del Reino. Jesús responde: ««Es que a vosotros se os ha dado conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará.”. ¿Por qué a los apóstoles era dado conocer y a los otros no? Una comparación para ayudar en la comprensión. Dos personas escuchan a la madre que enseña sobre algo: «quien ama, no corta no cose…”. Una de las dos personas que escucha es hija y la otra no lo es. La hija entiende y la otra no entiende nada. ¿Por qué? Porque en casa de la madre, la expresión «cortar y coser» significaba calumniar. Así, la enseñanza de la madre ayuda a la hija a que entienda mejor cómo practicar el amor. Crece en ella aquello que ya sabía. A quien tiene se le dará y le sobrará. La otra persona no entendió nada y perdió hasta lo poco que pensaba entender respecto del amor y del ‘cortar y coser’. Se quedó confusa y no consiguió entender qué tenía que ver el amor con ‘cortar y coser’. Quien no tiene, aún aquello que tiene se le quitará. Una parábola revela y esconde ¡al mismo tiempo! Revela para “los de dentro”, que aceptan a Jesús como Mesías Siervo. Esconde para los que insisten en decir que el Mesías será y debe ser un Rey Glorioso. Estos entienden las imágenes de la parábola, pero no llegan a entender su significado. En cuanto a los discípulos, crecen en aquello que ya saben respecto del Mesías. Los otros no entienden nada y pierden hasta lo poco que pensaban saber sobre el Reino y el Mesías.
  • Mateo 13,14-15: La realización de la profecía de Isaías. Como la otra vez (Mt 12,18-21), en esta reacción diferente de la gente y de los fariseos ante la enseñanza de las parábolas, Mateo ve de nuevo una realización de la profecía de Isaías. Y hasta cita por extenso el texto de Isaías que dice así: “Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane.
  • Mateo 13,16-17: Dichosos los ojos que ven lo que estáis viendo. Todo esto explica la frase final: “«¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.”
  • Las parábolas: una nueva manera de hablar a la gente sobre Dios. La gente queda impresionada con la manera que Jesús tiene de enseñar. “¡Una nueva enseñanza!¡Dada con autoridad! ¡Diferente a la de los escribas!” (Mc 7,28). Jesús tenía una capacidad muy grande de encontrar imágenes bien sencillas para comparar las cosas de Dios con las cosas de la vida que el pueblo conocía y experimentaba en su lucha diaria para sobrevivir. Esto supone dos cosas: estar por dentro de las cosas de la vida de la gente, y estar por dentro de las cosas de Dios, del Reino de Dios. En algunas parábolas acontecen cosas que no acostumbran a acontecer en la vida. Por ejemplo, ¿dónde se vio un pastor de cien ovejas que abandona a las noventa y nueve para encontrar aquella única que se perdió? (Lc 15,4) ¿Dónde se vio a un padre que acoge con una fiesta al hijo que ha malgastado todos sus bienes, sin decirle una palabra de reproche? (Lc 15,20-24). ¿Dónde se vio a un samaritano ser mejor que el levita y el sacerdote? (Lc 10,29-37). La parábola induce a pensar. Nos lleva a implicarnos en la historia desde nuestra propia experiencia de vida. Hace que nuestra experiencia nos lleve a descubrir que Dios está presente en lo cotidiano de nuestra vida. La parábola es una forma participativa de enseñar, de educar. No nos da todo cambiado en un minuto. No hace saber, sino que hace descubrir. La parábola cambia la mirada, hace que la persona sea contemplativa, observadora de la realidad. Aquí está la novedad de la enseñanza de las parábolas de Jesús, distinta de la de los doctores que enseñaban que Dios se manifestaba sólo en la observancia de la Ley. Para Jesús “el Reino no es fruto de observancia. ¡El Reino está presente en medio de ustedes!” (Lc 17,21). Pero los oyentes no siempre lo perciben.

Para la reflexión personal

  • Jesús dice: “Es que a vosotros se os ha dado conocer los misterios del Reino de los Cielos”. Cuando leo los evangelios, ¿soy como los que no entienden nada o como aquel a quien le he dado conocer el Reino?
  • ¿Cuál es la parábola de Jesús con la que más me identifico? ¿Por qué?

Oración final

Tu amor, Yahvé, llega al cielo, tu fidelidad alcanza las nubes;
tu justicia, como las altas montañas,
tus sentencias, profundas como el océano. (Sal 36,6-7)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio mié, 20 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor.

Lectura del Evangelio: Mateo 13,1-9

Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
«Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga».

Reflexión

  • En el capítulo 13 del Evangelio de Mateo empieza el tercero gran discurso, el Sermón de las Parábolas. Como ya dijimos anteriormente en el comentario del evangelio del miércoles (14° del tiempo ordinario), Mateo organizó su evangelio como una nueva edición de la Ley de Dios o como un nuevo “Pentateuco” con sus cinco libros. Por esto, su evangelio nos presenta cinco discursos o enseñanzas de Jesús, seguidos de partes narrativas, en las que se describe cómo Jesús practicaba lo que había enseñado en los discursos. He aquí el esquema:

Introducción: nacimiento y preparación del Mesías (Mt 1 a 4)

  1. Sermón de la Montaña: la puerta de entrada en el Reino (Mt 5 a 7) Narrativa Mt 8 e 9
  2. Sermón de la Misión: cómo anunciar e irradiar el Reino (Mt 10) Narrativa Mt 11 y 12
  3. Sermón de las Parábolas: el misterio del Reino presente en la vida (Mt 13) Narrativa Mt 14 a 17
  4. Sermón de la Comunidad: la nueva manera de convivir en el Reino (Mt 18) Narrativa 19 a 23
  5. Sermón de la venida futura del Reino: la utopía que sustenta la esperanza (Mt 24 y 25)

Conclusión: pasión, muerte y resurrección (Mt 26 a 28).

  • En el evangelio de hoy vamos a meditar sobre la parábola de la semilla. Jesús tenía una manera bien popular de enseñar por medio de comparaciones y parábolas. Generalmente, cuando terminaba de contar una parábola, no explicaba, sino que acostumbraba decir: “¡Quien tenga oídos para oír que oiga!” (Mt 11,15; 13,9.43). De vez en cuando, explicaba a los discípulos (Mt 13,36). Las parábolas hablan de las cosas de la vida: semilla, lámpara, grano de mostaza, sal, etc. Son cosas que existen en la vida de todos, de la gente de aquel tiempo como de la de hoy. De este modo, la experiencia que hoy tenemos de estas cosas se vuelve para nosotros un medio para descubrir la presencia del misterio de Dios en nuestras vidas. Hablar en parábolas es revelar el misterio del Reino presente en la vida.
  • Mateo 13,1-3: Sentado en un barco, Jesús enseñaba a la gente. Como en el Sermón de la Montaña (Mt 5,1-2), también aquí Jesús hace una breve introducción al Sermón de las Parábolas, describiendo la manera en que Jesús enseña a la gente a orillas del lago, sentado en un barco, y mucha gente está su alrededor para escucharle. Jesús no era una persona culta (Jn 7,15). No había cursado estudios en la escuela superior de Jerusalén. Venía del interior, de Nazaret. Era un desconocido, medio campesino, medio artesano. Sin pedir permiso a las autoridades religiosas, comenzó a enseñar a la gente. A la gente le gustaba oírle. Jesús enseñaba sobre todo mediante parábolas. Ya vimos varias: la del pescador de hombres (Mt 4,19), de la sal (Mt 5,13), de la lámpara (Mt 5,15), de las aves del cielo y de los lirios del campo (Mt 6,26.28), de la casa construida sobre roca (Mt 7,24). Pero ahora, en el capítulo 13, las parábolas empiezan a tener un significado especial: sirven para revelar el misterio del Reino de Dios presente en medio de la gente y en la actividad de Jesús.
  • Mateo 13,4-8: La parábola de la semilla habla de la vida de los campesinos. En aquel tiempo, no era fácil vivir de la agricultura. El terreno era muy pedregoso. Había mucho matorral. Poca lluvia, mucho sol. Además de esto, muchas veces la gente al pasar por el campo pisaba las plantas (Mt 12,1). Sin embargo, y a pesar de todo esto, todos los años, el agricultor sembraba y plantaba, confiando en la fuerza de la semilla, en la generosidad de la naturaleza. La parábola del sembrador describe lo que todos sabían y hacían: la semilla sembrada por el agricultor cae. Una parte cae a lo largo del camino; otra entre piedras y espinos; otra parte en tierra buena, donde, según la calidad del terreno, se reproduce treinta, sesenta y hasta cien veces. Una parábola es una comparación. Se sirve de cosas conocidas y visibles de la vida para explicar las cosas invisibles y desconocidas del Reino de Dios. La gente de Galilea entendía de semillas, de terreno, de lluvia, de sol y de cosecha. Y Jesús se sirve exactamente de estas cosas conocidas por el pueblo para explicar el misterio del Reino.
  • Mateo 13,9: Quien tenga oídos para oír, que oiga significa: “¡Esto es! Habéis oído: ¡ahora se trata de entender!” El camino para llegar al entendimiento de la parábola es la búsqueda: “¡Traten de entender!” La parábola no entrega todo inmediatamente, pero lleva a pensar y hace descubrir desde la experiencia que los oyentes tienen de la semilla. Provoca la creatividad y la participación. No es una doctrina que llega ya pronta para ser enseñada y asimilada. La Parábola no da agua embotellada, sino que entrega la fuente. El agricultor que escucha la parábola dice: “Semilla en la tierra, ¡yo sé lo que es! Pero Jesús dice que esto tiene que ver con el Reino de Dios: ¡Qué será?” Y nos podemos imaginar las largas conversaciones de la gente. La parábola se mezcla con la gente y lleva a escuchar la naturaleza y a pensar en la vida. Una vez alguien preguntó en una comunidad: ¿Para qué sirve la sal? Discutieron y, al final, encontraron más de diez diversas finalidades para la sal. Y fueron a aplicar todo esto a la vida de la comunidad y descubrieron que ser sal es difícil y exigente. ¡La parábola funcionó!

Para la reflexión personal

  • ¿Cómo fue la enseñanza del catecismo que has recibido cuando eras niño/a? ¿Fue de comparaciones sacadas de la vida’ ¿Recuerdas alguna comparación importante que el/la catequista te contó? Y hoy ¿cómo es la catequesis en tu comunidad?
  • A veces somos camino; otras veces piedra; otras veces, espinos; otras veces, tierra buena. Yo ¿qué soy? En nuestra comunidad ¿qué somos? La Palabra de Dios, ¿qué fruto está produciendo en mi vida, en mi familia y en nuestra comunidad: treinta, sesenta, o cien?

Oración final

Yahvé en su santo Templo, Yahvé en su trono celeste; sus ojos ven el mundo,
sus pupilas examinan a los hombres. (Sal 11,4)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio mar, 19 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor. Amen.

Lectura del Evangelio: Mateo 12,46-50

Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús: «Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo».
Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Reflexión

  • La familia de Jesús. Los parientes llegan a la casa donde se encuentra Jesús. Probablemente venían de Nazaret. De allí hasta Cafarnaún hay unos 40 km. Su madre estaba con él. No entran, pero envían un recado: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.» La reacción de Jesús es firme: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» Para entender bien el significado de esta respuesta conviene mirar la situación de la familia en el tiempo de Jesús.
  • En el antiguo Israel, el clan, es decir la gran familia (la comunidad) era la base de la convivencia social. Era la protección de las familias y de las personas, la garantía de la posesión de la tierra, el cauce principal de la tradición, la defensa de la identidad. Era la manera concreta que la gente de la época tenía de encarnar el amor de Dios en el amor al prójimo. Defender el clan era lo mismo que defender la Alianza.
  • En Galilea, en el tiempo de Jesús, a causa del sistema implantado durante los largos gobiernos de Herodes Magno (37 aC a 4 aC) y de su hijo Herodes Antipas (4 aC a 39 dC), el clan (la comunidad) se estaba debilitando. Había que pagar impuestos tanto al gobierno como al Templo, la deuda pública crecía, dominaba la mentalidad individualista de la ideología helena, había frecuentes amenazas de represión violenta de parte de los romanos, la obligación de acoger a los soldados y de hospedarles, los problemas cada vez mayores de supervivencia, todo esto llevaba las familias a encerrarse en sus propias necesidades. Esta cerrazón se veía reforzada por la religión de la época. Por ejemplo, quienes dedicaban su herencia al Templo, podían dejar a sus padres sin ayuda. Esto debilitaba el cuarto mandamiento que era el gozne del clan (Mc 7,8-13). Además de esto, la observancia de las normas de pureza era factor de marginalización para mucha gente: mujeres, niños, samaritanos, extranjeros, leprosos, endemoniados, publicanos, enfermos, mutilados, paralíticos.
  • Y así, la preocupación por los problemas de la propia familia impedía que las personas se unieran en comunidad. Ahora, para que el Reino de Dios pudiera manifestarse en la convivencia comunitaria de la gente, las personas tenían que superar los límites estrechos de la pequeña familia y abrirse, nuevamente, para la gran familia, para la Comunidad. Jesús nos da el ejemplo. Cuando su familia trató de apoderarse de él, reacción y alargó la familia: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» Creó comunidad.
  • Jesús pedía lo mismo a todos los que querían seguirlo. Las familias no podían encerrarse en sí mismas. Los excluidos y los marginados debían ser acogidos dentro de la convivencia y, así, sentirse acogidos por Dios (cf. Lc 14,12-14). Este era el camino para alcanzar el objetivo de la Ley que decía: “No debe de haber pobres en medio de ti” (Dt 15,4). Como los grandes profetas del pasado, Jesús procura reforzar la vida comunitaria en las aldeas de Galilea. El retoma el sentido profundo del clan, de la familia, de la comunidad, como expresión de la encarnación del amor de Dios en el amor hacia el prójimo.

Para la reflexión personal

  • Vivir la fe en comunidad. ¿Cuál es el lugar y la influencia de las comunidades en mi manera de vivir la fe?
  • Hoy, en grandes ciudades, la masificación promueve el individualismo que es lo contrario de la vida en comunidad. ¿Qué estoy haciendo para combatir este mal?

Oración final

Yo esperaba impaciente a Yahvé:
hacia mí se inclinó
y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un cántico nuevo,
una alabanza a nuestro Dios. (Sal 40,2.4)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio lun, 18 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor.

Lectura del Evangelio: Mateo 12,38-42

Le dijeron a Jesús algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos verte hacer una señal prodigiosa». Él les respondió: «Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra.
Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta gente y la condenarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien más grande que Jonás.
La reina del sur se levantará el día del juicio contra esta gente y la condenará, porque ella vino de los últimos rincones de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien más grande que Salomón».

Reflexión

  • El evangelio de hoy nos relata una discusión entre Jesús y las autoridades religiosas de la época. Esta vez son los doctores de la ley quienes piden a Jesús que haga una señal para ellos. Jesús había realizado ya muchas señales: había curado al leproso (Mt 8,1-4), al empleado del centurión (Mt 8,5-13), a la suegra de Pedro (Mt 8,14-15), a los enfermos y poseídos de la ciudad (Mt 8,16), había calmado la tempestad (Mt 8,23-27), había expulsado los demonios (Mt 8,28-34) y había hecho muchos otros milagros. La gente, viendo las señales, reconoció en Jesús al Siervo de Yahvé (Mt 8,17; 12,17-21). Pero los doctores y los fariseos no fueron capaces de percibir el significado de tantas señales que Jesús había realizado. Ellos querían algo diferente.
  • Mateo 12,38: Los doctores y los fariseos piden una señal. Los fariseos llegan y dicen a Jesús: «Maestro, queremos ver una señal realizada por ti». Quieren que Jesús realice para ellos una señal, un milagro para que puedan examinar y verificar si Jesús es o no el enviado por Dios según lo imaginaban y esperaban. Quieren someterle a prueba. Quieren que Jesús se someta a sus criterios para que puedan enmarcarlo dentro del esquema de su mesianismo. No hay en ellos apertura para una posible conversión. No habían entendido nada de todo lo que Jesús había hecho.
  • Mateo 12,39: La respuesta de Jesús: la señal de Jonás. Jesús no se somete a la petición de las autoridades religiosas, pues no hay sinceridad en su petición. «¡Generación malvada y adúltera! Un signo pide, y no se le dará otro signo que el signo del profeta Jonás¡”. Estas palabras profieren un juicio muy fuerte respecto a los doctores y a los fariseos. Evocan el oráculo de Oseas que denunciaba a la gente como esposa infiel y adúltera (Os 2,4). El evangelio de Marcos dice que Jesús, ante la petición de los fariseos, suelta un profundo suspiro (Mc 8,12), probablemente de disgusto y de tristeza ante una ceguera tan grande. Pues de nada sirve mostrar un cuadro bonito a aquel que no quiere abrir los ojos. ¡Quien cierra los ojos no puede ver! La única señal que se les dará es la señal de Jonás.
  • Mateo 12,41: Aquí hay algo más que Jonás. Jesús apunta hacia el futuro: “Así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del cetáceo, así también el Hijo del Hombre pasará tres días y tres noches en el seno de la tierra”. Es decir, la única señal será la resurrección de Jesús, que se prolongará en la resurrección de sus seguidores. Esta es la señal que, en el futuro, se dará a los doctores y a los fariseos. Se confrontarán con el hecho de que Jesús, será por ellos condenado a muerte, y a una muerte de cruz, y Dios le resucitará y le seguirá resucitando de muchas maneras en los que creerán en él, por ejemplo, le resucitará en el testimonio de los apóstoles, “personas iletradas” que tuvieron el valor de enfrentarse a las autoridades anunciando la resurrección de Jesús (Hec 4,13). ¡Lo que convierte es el testimonio! No los milagros: “Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.”. La gente de Nínive se convirtió ante el testimonio de la predicación de Jonás y denunció la incredulidad de los doctores y de los fariseos. Pues “aquí hay algo más que Jonás”.
  • Mateo 12,42: Aquí hay algo más que Salomón. La alusión a la conversión de la gente de Nínive se asocia y hace recordar el episodio de la Reina de Sabá: “La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.». Esta evocación casi ocasional del episodio de la Reina de Sabá que reconoció la sabiduría de Salomón, muestra cómo se usaba la Biblia en aquel tiempo. Era por asociación. La regla principal de la interpretación era ésta: “La Biblia se explica por la Biblia”. Hasta hoy, ésta es una de las normas más importantes para la interpretación de la Biblia, sobre todo para la lectura orante de la Palabra de Dios.

Para la reflexión personal

  • Convertirse es mudar no sólo de comportamiento moral, sino que también de ideas y de modo de pensar. Moralista es aquel que muda de comportamiento, pero guarda inalterable su manera de pensar. Yo, ¿cómo soy?
  • Ante la actual renovación de la Iglesia, ¿soy el fariseo que pide una señal o soy como la gente que reconoce que éste es el camino que Dios quiere?

Oración final

Pues tu amor Señor es mejor que la vida, por eso mis labios te alaban,
así quiero bendecirte en mi vida,
levantar mis manos en tu nombre. (Sal 63,4-5)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio Dom, 17 de jul, 2022

María y Marta amigas de Jesús
¿Cuál es la mejor parte escogida por María? Lucas 10,38-42

Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

Lectura

Clave de lectura:

El texto del Evangelio de este domingo narra la visita de Jesús a la casa de Marta y María. Jesús dice a Marta: “María ha escogido la mejor parte que no le será quitada”. A lo largo de los siglos, estas palabras, muchas veces, han sido interpretadas como si fuese una confirmación por parte de Jesús del hecho que la vida contemplativa escondida en los monasterios es mejor y más sublime que la vida activa de aquellos   que trabajan en el campo de la evangelización. Esta interpretación no es muy correcta, porque no tiene fundamento en el texto. Para entender el significado de estas palabras de Jesús ( y de cualquier otra palabra), es importante tomar en consideración el contexto, sea el contexto del evangelio de Lucas, como  también  el  contexto más amplio de la obra de Lucas que comprende el Evangelio y las Actas de los Apóstoles.

Antes de verificar el contexto más amplio de las Actas de los Apóstoles, tratemos de echar una mirada al texto en sí y ver cómo está colocado en el contexto inmediato del evangelio de Lucas. Durante la lectura, trata de sentirte presente en la casa de Marta y de sentirte vecino al ambiente y a las palabras de Jesús no sólo al oído de Marta, sino al oído de las comunidades para las cuales Lucas escribía su evangelio y a nuestro oído, el de nosotros, que hoy escuchamos estas palabras tan inspiradoras de Jesús.

Una división del texto para ayudarnos en la lectura

Lucas 10,38: Marta recibe a Jesús en su casa
Lucas 10,39-40a: María escucha la palabra de Jesús. Marta se dedica al servicio de la casa
Lucas 10-40b: Marta reclama y pide a Jesús que intervenga Lucas 10,41-42: Respuesta de Jesús

Texto:

Entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: «Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude».
El Señor le respondió: «Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará».

Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

  1. ¿Cuál es el punto que más te ha gustado o ha llamado más tu atención? ¿Por qué?
  2. ¿Qué querrá decir Jesús con esta afirmación: “una sola cosa es necesaria”?
  3. ¿Cuál era la “mejor parte” que María escogió y que no le será quitada?
  4. Un suceso histórico puede tener un sentido simbólico profundo. ¿Has conseguido tú descubrir un sentido simbólico en el modo en el que Lucas describe la visita de Jesús a la casa de Marta y María?
  5. Lee atentamente las Actas de los Apóstoles y trata de descubrirle el nexo que hay entre el problema de los apóstoles y la conversación de Jesús con María.

Para los que quisieren profundizar más en el tema

Contexto del Evangelio de Lucas:

En Lucas 9,51 comienza la segunda etapa de la actividad apostólica de Jesús, el largo viaje desde Galilea hasta Jerusalén. Al comienzo del viaje, Jesús sale del mundo judío y entra en el mundo de los samaritanos (Lc 9,52). A pesar de ser mal recibido por los samaritanos (Lc 9,53), continúa en su territorio y hasta corrige a los discípulos que piensan de modo diverso (Lc 9,54-55). Cuando responde a aquellos que querían seguirlo, Jesús les aclara el significado de cuanto acontece y les señala las exigencias de la misión (Lc 9,56-62).

Después Jesús designa otros setenta y dos discípulos para ir en misión delante de Él. El envío de los doce (Lc 9,1-6) era para el mundo de los judíos. El envío de los setenta y dos es para el mundo no judío (Lc 10,1-16). Terminada la misión, Jesús y los discípulos se reúnen para evaluar el trabajo desarrollado por ellos, pero Jesús insiste en la certeza mayor de que sus nombres están escritos en el cielo (Lc 10.17-37).

Después viene nuestro texto que describe la visita de Jesús a la casa de Marta y María (Lc 10,38-42). Lucas no especifica dónde se encuentra la aldea de María y Marta, pero en el contexto geográfico de su evangelio, el lector imagina que la aldea se encontraba en Samaría. Por el evangelio de Juan sabemos que Marta y María vivían en Betania, una pequeña aldea vecina a Jerusalén (Jn 11,1). Juan nos dice además que tenía un hermano de nombre Lázaro.

Comentario del texto

Lucas 10,38: Marta recibe a Jesús en su casa

“Yendo ellos de camino, entró en un pueblo y  una  mujer de  nombre Marta,  lo  acogió en su casa”. Jesús iba de camino. Lucas no  siempre  dice  por  dónde  está  pasando  Jesús, pero muchas veces dice que Jesús iba de camino (Lc 9,51.53.57; 10,1.38; 11,1; 13,22.33; 14,25; 17,11: 18,31.35; 19,1.11.28.29.41.45; 20,1). Porque Jesús estaba firmemente decidido a subir a Jerusalén (Lc 19,51). Esta decisión le orienta durante  todas  las  etapas  del  viaje.  La entrada en el pueblo y en la casa de Marta y María es una  etapa  más  de  esta  larga caminata hasta Jerusalén y  forma  parte  de  la  realización de  la  misión  de  Jesús.  Desde el comienzo, el objetivo de la caminata está definido;  realizar  su  misión  de  Siervo, anunciada por Isaías (Is 53,2-10; 61,1-2) y asumida por Jesús en Nazaret (Lc 4,16-21).

Lucas 10,39-40a: María escucha la palabra, Marta se dedica al servicio

“Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra; mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres”. Una cena normal en casa, en familia. Mientras algunos hablan, otros preparan la comida. Las dos cosas son importantes y necesarias, las dos se complementan, sobre todo cuando se trata de acoger a alguno que viene de fuera. Afirmando que “Marta estaba atareada en muchos quehaceres” (diaconía), Lucas evoca a los setenta y dos discípulos también ocupados en muchas cosas del servicio misionero (Lc 10,17-18)

Lucas 10,40b: Marta reclama y pide a Jesús que intervenga

“Al fin se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Otra escena familiar, pero no tan normal. Marta se está preocupando sola de la preparación de la comida, mientras María está sentada, y está conversando con Jesús. Marta reclama. Quizá Jesús interfiera y diga algo a la hermana para ver si le ayuda en el servicio en la diaconía. Marta se considera una sierva y piensa que el servicio de una sierva es el de preparar la comida y que su servicio en la cocina es más importante que el de su hermana que habla con Jesús. Para Marta, lo que hace María no es servicio, porque dice: “¿No te importa que mi hermana me deje sola en el servicio? Pero Marta no es la única sierva. También Jesús asume el papel de siervo, a saber, el Siervo anunciado por el profeta Isaías. Isaías había dicho que el servicio principal del Siervo es el de estar delante de Dios a la escucha en oración para poder descubrir una palabra de consuelo que llevar a aquellos que están cansados.

Decía el Siervo: “ El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa dirigir al cansado una palabra. Cada mañana despierta mis oídos para que yo oiga como discípulo.” (Is 50,4). Ahora, María tiene un comportamiento de oración delante de Jesús. Y surge la pregunta: ¿quién realiza mejor el servicio de sierva: Marta o María?

Lucas 10,41-42: Respuesta de Jesús

“Le respondió el Señor: «Marta, Marta te preocupas y te agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada»”. Una bella respuesta y muy humana. Para Jesús una buena conversación con personas amigas es importante e incluso más importante que el comer (cf. Jn 4,32). Jesús no está de acuerdo con la preocupación de Marta. Él no quiere que la preparación del almuerzo interrumpa la conversación. Y es como si dijese: “Marta, no hay necesidad de preparar tantas cosas. Basta una pequeña cosa. Y luego ven a participar de la conversación, tan bella”. Este es el significado principal tan sencillo y humano de las palabras de Jesús. A Jesús le agrada una buena conversación. Y una buena conversación con Jesús produce una conversión. Pero en el contexto del evangelio de Lucas, estas palabras decisivas de Jesús toman un significado simbólico más profundo:

Como Marta, también los discípulos, durante la misión, se preocupaban de muchas cosas, pero Jesús aclara bien que la cosa más importante es la de tener los nombres escritos en el cielo, o sea, ser conocidos y amados por Dios (Lc 10,20). Jesús repite a Marta: “Tú te preocupas y agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, mejor, de una sola”.

Antes de este episodio, un doctor de la ley había reducido los mandamientos a uno solo: Amarás al Señor sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo” (Lc 10,27). Cumpliendo este único y mejor mandamiento, la persona estará dispuesta a obrar con amor como el Buen Samaritano y no como el sacerdote y el levita que no cumplieron con su deber (Lc 10,25-42). Los muchos servicios de Marta deben ser realizados a partir de este único servicio verdaderamente necesario que es la atención amorosa a las personas. Esta es la mejor parte que María ha escogido y que no le será quitada.

Marta se preocupa de servir (diaconía). Ella quería ser ayudada por María en el servicio de la mesa. ¿Pero cuál es el servicio que Dios desea? Esta es la cuestión. El comportamiento de María está más de acuerdo con el comportamiento del Siervo de Dios, porque, como el Siervo, ella se encuentra en una situación de oración delante de Jesús. María no puede abandonar esta postura de oración en presencia de Dios. Porque si lo hiciese, no descubriría la palabra de consuelo que llevar a los cansados y desanimados. Este es el verdadero servicio que Dios está pidiendo a todos.

Ampliando conocimientos:

El contexto más amplio de las Actas de los Apóstoles.

Después de la muerte y resurrección de Jesús nacerán las comunidades. Ellas debían afrontar problemas nuevos, para los cuales no existían soluciones previstas de antemano. Para orientarse en la solución de los problemas, las comunidades intentaban recordar las palabras y gestos de Jesús, que pudiesen ayudar a traer un poco de luz. Así, el episodio de la visita de Jesús a la casa de Marta y María fue recordado y narrado para ayudar a esclarecer el problema descrito en las Actas 6,1-6.

El rápido crecimiento del número de cristianos creó divisiones en la comunidad. Los fieles de origen griego comenzaron a quejarse de los de origen hebreo y decían que   sus viudas estaban desatendidas en la vida de cada día. Era una discriminación en la vida de la comunidad y falta de personas para los diversos servicios. Hasta entonces no había surgido todavía la necesidad de comprometer a otras personas en la  coordinación de la comunidad y en el cumplimiento de los servicios. Como Moisés, obligado por los hechos, dividió el poder y convocó a otros setenta jefes para los servicios necesarios entre el pueblo de Dios (Ex 18,17-23; Núm. 11,16-17). Jesús había hecho la misma cosa: convocó otros setenta discípulos (Lc 10, 1). Ahora, ante nuevos problemas, los apóstoles hicieron lo mismo. Convocaron a la comunidad y propusieron el problema delante de todos. Sin duda, la palabra de Jesús a Marta y María les ayudó en la solución. A continuación se puede leer los dos textos, uno junto al otro. Intenta descubrir cómo se iluminan mutuamente:

1 Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. 2 Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No está bien que nosotros abandonemos la palabra de Dios por servir a las mesas. 3Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de saber, y los pondremos al frente de esa tarea; 4 mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.» (Hechos 6, 1-4)

38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Al fin, se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me  deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» 41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que  no le será quitada.»

Los apóstoles se encontraban entre dos necesidades reales, las dos muy importantes, definidas como servicio (diaconía): el servicio de la Palabra y el servicio de las mesas.

¿Qué hacer? ¿Cuál de las dos es la más importante? La respuesta de Jesús a María ayudó a resolver el problema.

Jesús dice que María no podía abandonar la conversación con Él para a ayudar en la cocina. Así, Pedro concluye: “¡No es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios por el servicio de las mesas!” Y Pedro define el servicio del apóstol como “el dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra”.

No se dice que un servicio sea mejor que otro. Lo que no puede suceder es que el servicio de la Palabra quede perjudicado por las exigencias imprevistas del servicio de las mesas. La comunidad tenía la obligación de afrontar el problema, preocupándose    de tener gente suficiente en todos los servicios, para poder conservar, así, el servicio de la Palabra en su integridad. El servicio de la Palabra propio de los apóstoles (y de María a los pies de Jesús) tenía dos dimensiones: por un lado, la escucha de la Palabra, recibirla, encarnarla, anunciarla, divulgarla mediante el trabajo activo de la  evangelización y, por otro, en nombre de la comunidad, responder a Dios en la oración, representar a la comunidad en su dimensión orante ante Dios. No se trata de una oposición entre los dos servicios: palabra y mesa. Los dos son necesarios e importantes para la vida de la comunidad. Para los dos es necesario tener gente disponible. En la economía del Reino, además, el servicio de la Palabra (evangelización) es la raíz, la fuente. Es la parte mejor que María ha escogido. El servicio de la mesa es el resultado, el fruto, es su revelación. Para Lucas y para los primeros cristianos, la “parte mejor” de la que habla Jesús a Marta, es el servicio de la evangelización, fuente de todo el resto.

El Maestro Eckart, el gran místico dominico del Medio Evo, interpreta de un modo simpático este episodio. Dice que Marta sabía ya cómo trabajar y vivir en presencia de Dios, María no sabía y estaba aprendiendo. Por esto no podía ser interrumpida. Los grandes místicos son la prueba de que este texto no se puede interpretar como una confirmación por parte de Jesús de que la vida contemplativa es mejor y más sublime que la activa. No está bien hacer una distinción de estas dos palabras, porque la una se completa, se fundamenta, se aclara en la otra. Nuestro San Juan de la Cruz carmelita, en algo más de diez años recorrió 27.000 kilómetros caminando por toda la España.

Santa Teresa de Jesús no se quedaba nunca parada, ocupada como estaba en la fundación de tantos monasterios. Jesús mismo vivía la profunda unidad de la vida contemplativa y activa.

Oración de un Salmo

Salmo 145 (146): Dios merece alabanza

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey, bendeciré tu nombre por siempre; todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre.
Grande es Yahvé, muy digno de alabanza, su grandeza carece de límites.
Una edad a otra encomiará tus obras, pregonará tus hechos portentosos.
El esplendor, la gloria de tu majestad, el relato de tus maravillas recitaré.
Del poder de tus portentos se hablará, y yo tus grandezas contaré;
se recordará tu inmensa bondad, se aclamará tu justicia.
Es Yahvé clemente y compasivo, tardo a la cólera y grande en amor; bueno es Yahvé para con todos, tierno con todas sus creaturas.
Alábente, Yahvé, tus creaturas, bendígante tus fieles;
cuenten la gloria de tu reinado, narren tus proezas,
explicando tus proezas a los hombres, el esplendor y la gloria de tu reinado. Tu reinado es un reinado por los siglos, tu gobierno, de edad en edad.
Fiel es Yahvé en todo lo que dice, amoroso en todo lo que hace.
Yahvé sostiene a los que caen, endereza a todos los encorvados.
Los ojos de todos te miran esperando; tú les das a su tiempo el alimento.
Tú abres la mano y sacias de bienes a todo viviente.
Yahvé es justo cuando actúa, amoroso en todas sus obras.
Cerca está Yahvé de los que lo invocan,
de todos los que lo invocan con sinceridad. Cumple los deseos de sus leales,
escucha su clamor y los libera. Yahvé guarda a cuantos le aman, y extermina a todos los malvados.
¡Que mi boca alabe a Yahvé,
que bendigan los vivientes su nombre sacrosanto para siempre jamás!

Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio sáb, 16 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh, Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

Lectura del Evangelio: Mateo 12,14-21

Los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías:
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi Espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra; y en él pondrán todas las naciones su esperanza.

Reflexión

  • El evangelio de hoy consta de dos partes entrelazadas entre sí: (1) Describe las diferentes reacciones de los fariseos ante la predicación de Jesús; (2) describe cómo Mateo ve en esta reacción diferente la realización de la profecía del Siervo de Yahvé, anunciado por Isaías.
  • Mateo 12,14: La reacción de los fariseos: deciden matar a Jesús. Este versículo es la conclusión del episodio anterior, en el que Jesús desafía la malicia de los fariseos curando al hombre que tenía la mano atrofiada (Mt 12,9-14). La reacción de los fariseos fue ésta: “Salieron y se confabularon contra Jesús, para matarle”. Llegó así la ruptura entre Jesús y las autoridades religiosas. En Marcos, este episodio es mucho más explícito y provocador (Mc 3,1-6). Dice que la decisión de matar a Jesús no era sólo de los fariseos, sino que también de los herodianos (Mc 3,6). Altar y Trono se unieron contra Jesús.
  • Mateo 12,15-16: La reacción de la gente: siguen a Jesús. Cuando supo de la decisión de los fariseos, Jesús se fue de ese lugar. La gente le sigue. Aun sabiendo que las autoridades religiosas decidieron matar a Jesús, la gente no se aleja de él, y le sigue. Le siguieron muchos y curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran. La gente sabe discernir. Jesús pide para que no divulguen demasiado lo que está haciendo. Contraste grande. Por un lado, el conflicto de vida y muerte entre Jesús y las autoridades religiosas. Por otro lado, el movimiento de la gente deseosa de encontrarse con Jesús. Eran sobre todo los excluidos y los marginados que venían donde él con sus males y sus enfermedades. Los que no eran acogidos en la convivencia social de la sociedad y de la religión, eran acogidos por Jesús.
  • Mateo 12,17: La preocupación de Mateo: Jesús es nuestro Mesías. Esta reacción diferente de parte de los fariseos y de la gente lleva a Mateo a ver en esto una realización de la profecía del Siervo. Por un lado, el Siervo era perseguido por las autoridades hasta el punto de ser escupido en el rostro, pero no volvía el rostro atrás, sin avergonzarse, y puso su rostro como un pedernal (Is 50,5-7). Por otro lado, el Siervo era buscado y esperado por la gente. Las multitudes de las islas distantes esperaban su enseñanza (Is 42,4). Era exactamente esto lo que estaba aconteciendo con Jesús.
  • Mateo 12,18-21: Jesús realiza la profecía del Siervo. Mateo trae por entero el primer cántico del Siervo. Lee el texto bien despacio, pensando en Jesús y en los pobres excluidos hoy: He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza.

Para la reflexión personal

  • ¿Conoces un hecho en que las autoridades religiosas, en nombre de su religión, decidieron perseguir y hasta matar a personas que como Jesús hacían el bien a la gente?
  • Jesús es el Siervo de Dios. Y hoy ¿nuestra Iglesia, nuestra comunidad, yo, somos siervos de Dios para la gente? ¿Qué nos falta?

Oración final

¡Qué admirable es tu amor, oh, Dios!
Por eso los seres humanos
se cobijan a la sombra de tus alas;
se sacian con las provisiones de tu casa,
en el torrente de tus delicias los abrevas (Sal 36,8-9)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio vie, 15 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh, Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

Lectura del Evangelio: Mateo: 12, 1-8

En sábado, atravesaba Jesús por los sembrados. Los discípulos, que iban con él, tenían hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos. Cuando los fariseos los vieron, le dijeron a Jesús: «Tus discípulos están haciendo algo que no está permitido hacer en sábado».
Él les contestó: «¿No han leído ustedes lo que hizo David una vez que sintieron hambre él y sus compañeros? ¿No recuerdan cómo entraron en la casa de Dios y comieron los panes consagrados, de los cuales ni él ni sus compañeros podían comer, sino tan sólo los sacerdotes?
¿Tampoco han leído en la ley que los sacerdotes violan el sábado porque ofician en el templo y no por eso cometen pecado? Pues yo digo que aquí hay alguien más grande que el templo.
Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: Misericordia quiero y no sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa. Por lo demás, el Hijo del hombre también es dueño del sábado».

Reflexión

  • En el evangelio de hoy veremos de cerca uno de los muchos conflictos entre Jesús y las autoridades religiosas de la época. Son conflictos entorno a las prácticas religiosas de aquel tiempo: ayuno, pureza, observancia del sábado, etc. En términos de hoy, serían conflictos como por ejemplo, la boda de personas divorciadas, la amistad con prostitutas, la acogida de los homosexuales, el comulgar sin estar casados por la iglesia, el faltar a la misa en domingo, no ayunar el día de viernes santo. Son muchos los conflictos: en casa, en la escuela, en el trabajo, en la comunidad, en la iglesia, en la vida personal, en la sociedad. Conflictos de crecimiento, de relaciones, de edad, de mentalidad. ¡Tantos! Vivir la vida sin conflicto ¡es imposible! El conflicto forma parte de la vida y aparece desde el nacimiento. Nacemos con dolores de parto. Los conflictos no son accidentes por el camino, sino que son parte integrante del camino, del proceso de conversión. Lo que llama la atención es la manera en que Jesús se enfrenta a los conflictos. En la discusión con los adversarios, no se trataba de que tuviera razón en contra de ellos, sino de que prevaleciera la experiencia que él, Jesús, tenía de Dios como Padre y Madre. La imagen de Dios que los otros tenían era de un Dios juez severo, que sólo amenazaba y condenaba. Jesús trataba de hacer prevalecer la misericordia sobre la observancia ciega de las normas y de las leyes que no tenían nada que ver con el objetivo de la Ley que es la práctica del amor.
  • Mateo 12,1-2: Arrancar el trigo en día de sábado y la crítica de los fariseos. En un día de sábado, los discípulos pasaban por las plantaciones y se abrieron camino arrancando espigas para comerlas. Tenían hambre. Los fariseos llegaron e invocaron la Biblia para decir que los discípulos estaban cometiendo una transgresión de la ley del sábado (Cf. Ex 20,8-11). Jesús también usa la Biblia y responde evocando tres ejemplos sacados de la Escritura: (a) de David, (b) da la legislación sobre el trabajo de los sacerdotes en el templo y (c) de la acción del profeta Oseas, es decir, cita un libro histórico, un libro legislativo y un libro profético.
  • Mateo 12,3-4: El ejemplo de David. Jesús recuerda que David había hecho una cosa prohibida por la ley, pues sacó a los panes sagrados del templo y los dio a los soldados para que los comiesen porque tenían hambre (1 Sam 21,2-7). ¡Ningún fariseo tenía el valor de criticar al rey David!
  • Mateo 12,5-6: El ejemplo de los sacerdotes. Acusado por las autoridades religiosas, Jesús argumenta a partir de lo que ellas mismas, las autoridades religiosas, hacen en día de sábado. En el templo de Jerusalén, en día de sábado, los sacerdotes trabajan mucho más que en los días entre semana, pues deben sacrificar los animales para los sacrificios, deben limpiar, barrer, cargar peso, degollar animales, etc. Y nadie decía que iban contra la ley, pues pensaban que era normal, etc. La ley misma los obligaba a hacer esto (Núm 28,9-10).
  • Mateo 12,7: El ejemplo del profeta. Jesús cita la frase del profeta Oseas: Misericordia quiero y no sacrificio. La palabra misericordia significa tener el corazón (cor) en la miseria (miseri) de los otros, es decir, la persona misericordiosa tiene que estar bien cerca del sufrimiento de las personas, tiene que identificarse con ellas. La palabra sacrificio significa hacer (fício) que una cosa queda consagrada (sacri), es decir, quien ofrece un sacrificio separa el objeto sacrificado del uso profano y lo distancia de la vida diaria de la gente. Si los fariseos tuviesen en sí esta mirada del profeta Oseas, sabrían que el sacrificio más agradable a Dios no es que la persona consagrada viva distanciada de la realidad, sino que ponga enteramente su corazón consagrado al servicio de la miseria de sus hermanos y hermanas para aliviarla. Ellos no debían condenar como culpables a aquellos que en realidad eran inocentes.
  • Mateo 12,8: El Hijo del Hombre es señor del sábado. Jesús termina con esta frase: el Hijo del Hombre es señor del sábado. Jesús, él mismo, es el criterio para la interpretación de la Ley de Dios. Jesús conocía la Biblia de memoria y la invocaba para mostrar que los argumentos de los otros no tenían fundamento. En aquel tiempo, no había Biblias impresas como tenemos hoy en día. En cada comunidad sólo había una Biblia, escrita a mano, que quedaba en la sinagoga. El que Jesús conociera tan bien la Biblia es señal de que durante treinta años de vida en Nazaret, ha participado intensamente en la vida de la comunidad, donde todos los sábados se leían las escrituras. La nueva experiencia de Dios como Padre hacía que Jesús llegara a descubrir mejor cuál había sido la intención de Dios al decretar las leyes del Antiguo Testamento. Al convivir con la gente de Galilea, durante treinta años en Nazaret, y sintiendo en la piel la opresión y la exclusión de tantos hermanos y hermanas en nombre de la Ley de Dios, Jesús tiene que haber percibido que esto no podía ser el sentido de aquellas leyes. Si Dios es Padre, entonces él acoge a todos como hijos e hijas. Si Dios es Padre, entonces debemos ser hermanos y hermanas unos de otros. Fue lo que Jesús vivió y rezó, desde el comienzo hasta el fin. La Ley debe estar al servicio de la vida y de la fraternidad. “El ser humano no está hecho para el sábado, sino el sábado para el ser humano” (Mc 2,27). Fue por su fidelidad a este mensaje que Jesús fue condenado a muerte. El incomodaba al sistema, y el sistema se defendió, usando la fuerza contra Jesús, pues él quería la Ley al servicio de la vida, y no viceversa. Falta todavía mucho para que tengamos esa misma familiaridad con la Biblia y la misma participación en la comunidad como Jesús.

Para la reflexión personal

  • ¿Qué tipo de conflictos tú vives en familia, en la sociedad y en la iglesia? ¿Cuáles son los conflictos relativos a prácticas religiosas que, hoy hacen sufrir a las personas y son motivo de mucha discusión y polémica? ¿Cuál es la imagen de Dios que está por detrás de todos estos preconceptos, normas y prohibiciones?
  • ¿Qué te ha enseñado el conflicto en estos años? ¿Cuál es el mensaje que sacamos de todo esto para nuestras comunidades de hoy?

Oración final

Señor, si acostado me vienes a la mente, quedo en vela meditando en ti,
porque tú me sirves de auxilio y exulto a la sombra de tus alas; mi ser se aprieta contra ti,
tu diestra me sostiene. (Sal 63,7-9)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio jue, 14 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh, Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 11,28-30

Jesús dijo: «Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera».

Reflexión

  • El evangelio de hoy tiene solo tres versículos (Mt 11,28-30) que forman parte de una pequeña unidad literaria, una de las más bonitas, en la que Jesús agradece al Padre el que revele la sabiduría del Reino a los pequeños para esconderla a los doctores y entendidos (Mt 11,25-30). En el breve comentario que sigue incluiremos toda la pequeña unidad literaria.
  • Mateo 11,25-26: Sólo los pequeños entienden y aceptan la Buena Nueva del Reino. Jesús reza así: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a sabios y a inteligentes y las has revelado a los pequeños”. Los sabios, los doctores de aquella época habían creado un sistema de leyes que imponían a la gente en nombre de Dios (Mt 23,3-4). Pensaban que Dios exigía de la gente estas observancias. Pero la ley del amor, traída por Jesús, decía el contrario. Lo que importa para salvarnos, no es lo que hacemos para Dios, sino lo que Dios, en su gran amor, ¡hace por nosotros! Dios quiere misericordia y no sacrificio (Mt 9,13). La gente pequeña y pobre entendía esta manera de hablar de Jesús y quedaba alegre. Los sabios decían que Jesús estaba equivocado. No podían entender su enseñanza. Sí, Padre, ¡en esto te complaces! Le agrada al Padre que los pequeños entiendan el mensaje del Reino y que los sabios y entendidos ¡no lo entiendan! ¡Si ellos quieren entenderlo tienen que hacerse alumnos de los pequeños! Este modo de pensar y enseñar invierte la convivencia y la incomoda.
  • Mateo 11,27: El origen de la nueva Ley: el Hijo reconoce al Padre. Aquello que el Padre nos tiene que decir, lo entregó a Jesús, y Jesús lo revela a los pequeños, porque estos se abren a su mensaje. Jesús, el Hijo, conoce al Padre. Sabe lo que el Padre nos quería comunicar cuando, siglos atrás, entregó su Ley a Moisés. Hoy también, Jesús está enseñando muchas cosas a los pobres y a los pequeños y, a través de ellos, a toda su Iglesia.
  • Mateo 11,28-30: La invitación de Jesús que vale hasta hoy. Jesús invita a todos los que están cansados a que vayan a él para obtener descanso. Nosotros, en las comunidades de hoy, deberíamos dar continuidad a esta invitación que Jesús dirigió al pueblo cansado y oprimido bajo el peso de las observancias exigidas por las leyes de pureza. Él decía: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Muchas veces, esta frase fue manipulada para pedir a la gente sometimiento, mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús quiere decir es lo contrario. Pide que la gente deje de lado a “los sabios y entendidos”, a los profesores de religión de la época, y empiece a aprender de él, de Jesús, un campesino del interior de Galilea, sin instrucción superior, que se dice «manso y humilde de corazón». Jesús no hace como los escribas que se exaltan por su ciencia, sino que es como la gente que vive humillada y explotada. Jesús, el nuevo maestro, sabía por experiencia lo que pasaba en el corazón de la gente y lo que el pueblo sufría. Lo vio y lo conoció de cerca durante los treinta años en Nazaret.
  • La manera que Jesús tuvo de practicar lo que enseñó en el Sermón de la Misión. Una pasión se revela en la manera que Jesús tiene de anunciar la Buena Nueva del Reino. Pasión por el Padre y por el pueblo pobre y abandonado de su tierra. Allí donde encontraba gente que lo escuchaba, Jesús transmitía la Buena Nueva. En cualquier lugar. En las sinagogas durante la celebración de la Palabra (Mt 4,23). En las casas de los amigos (Mt 13,36). Andando por el camino con los discípulos (Mt 12,1-8). En medio del mar, a orillas de la playa, sentado en un barco (Mt 13,1-3). En la montaña, de donde proclamó las bienaventuranzas (Mt 5,1). En las plazas de aldeas y ciudades, donde la gente le llevaba a sus enfermos (Mt 14,34-36). En el Templo de Jerusalén, durante las romerías (Mt 26,55). En Jesús, todo es revelación de ¡aquello que lo animaba por dentro! El no sólo anunciaba la Buena Nueva del Reino, sino que él mismo era y sigue siendo una muestra viva del Reino. En él aparece todo aquello que acontece cuando un ser humano deja que Dios reine en su vida y sea el centro de su vida. El evangelio de hoy revela la ternura con la que Jesús acoge a los pequeños. El quiere que encuentren en él paz y descanso. Por su opción a favor de los pequeños y excluidos Jesús fue criticado y perseguido. ¡Sufrió mucho! Lo mismo acontece hoy. Cuando una comunidad se abre y trata de ser un lugar de acogida y de consuelo, de descanso y de paz también para los pequeños y excluidos de hoy, para los migrantes y extranjeros, muchas personas la critican.

Para la reflexión personal

  • ¿Has experimentado alguna vez el descanso que Jesús prometió?
  • Las palabras de Jesús ¿cómo pueden ayudar nuestra comunidad a ser un lugar de descanso para nuestras vidas?

Oración final

Pues en ti Señor está la fuente de la vida, y en tu luz vemos la luz.
No dejes de amar a los que te conocen,
de ser fiel con los hombres sinceros. (Sal 36,10-11)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio mié, 13 de jul, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh, Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 11,25-27

Jesús exclamó: «¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Reflexión

  • El pasaje de Mt 11,25-27 representa un giro en el evangelio de Mateo: a Jesús le son formuladas las primeras preguntas sobre la llegada del reino de los cielos. El primero que plantea interrogativos sobre la identidad de Jesús es Juan Bautista, que a través de sus discípulos le dirige una pregunta concreta: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?” (11,3). Sin embargo, los fariseos junto con los escribas se dirigen a Jesús con palabras de reproche y de juicio: “Tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado” (12,2). Hasta ahora, en los cap. 1-10, la llegada del reino de los cielos en la persona de Jesús no parecía encontrar obstáculos, pero a partir del cap. 11 empiezan a aparecer dificultades concretas. O sea, muchos empiezan a tomar posición ante la persona de Jesús: a veces es “objeto de escándalo”, de caída (11,6); “esta generación”, en el sentido de descendencia humana, no tiene una actitud de acogida hacia el reino que viene; las ciudades situadas a lo largo del lago no se convierten (11,20); se desencadena una verdadera controversia sobre el comportamiento de Jesús (cap.12), es más, se empieza a pensar cómo matarlo (12,14). Este es el clima de desconfianza y de contestación en el que Mateo enmarca nuestro pasaje. Ahora ha llegado el momento de interrogarse sobre la actividad de Jesús: ¿cómo interpretar estas “obras de Cristo” (11,2.19)? ¿Cómo explicar estas acciones taumatúrgicas (11,20.21.23)? Estos interrogantes tocan la cuestión crucial de la mesianidad de Jesús. Mientras tanto, las obras mesiánicas de Jesús ponen bajo juicio no sólo a “esta generación” sino también a las ciudades del entorno del lago que no se han convertido al llegar el reino en la persona de Jesús.
  • Hacerse pequeño. Para realizar esta conversión, el itinerario más eficaz es hacerse “pequeños”. Jesús comunica esta estrategia de la “pequeñez” en una oración de reconocimiento (11,27) que tiene un paralelo espléndido en el testimonio dado por el Padre con ocasión del bautismo (11,27). A los estudiosos les gusta llamar a esta oración “himno de júbilo”. El ritmo de la oración de Jesús empieza con una confesión: “Yo te bendigo”, “te confieso”. Esta expresión introductoria le da mucha solemnidad a la palabra de Jesús. La oración de alabanza que Jesús pronuncia tiene las características de una respuesta para el lector. Jesús se dirige a Dios con la expresión “Señor del cielo y de la tierra”, es decir, a Dios como creador y custodio del mundo. En el judaísmo, por el contrario, era costumbre dirigirse a Dios con la invocación “Señor del mundo”, pero sin el término “Padre”, que es una característica distintiva de la oración de Jesús. El motivo de la alabanza es la revelación de Dios: porque has ocultado…, has revelado. Este esconder, referido a los “sabios e inteligentes”, afecta a los escribas y fariseos, considerados como totalmente cerrados y hostiles a la llegada del Reino (3,7ss; 7,29; 9,3.11.34). Se revela a los pequeños, el término griego dice “niños”, a los que aún no hablan. Por tanto, Jesús considera oyentes privilegiados de la proclamación del reino de los cielos a los inexpertos de la ley, a los no instruidos. ¿Cuáles son las “estas cosas” que se ocultan o revelan? El contenido de este revelar u ocultar es Jesús, el Hijo de Dios, el revelador del Padre. Es evidente para el lector que el revelarse de Dios va inseparablemente unido a la persona de Jesús, a su palabra, a sus acciones mesiánicas. Él es quien permite el revelarse de Dios y no la ley o lo hechos que presagiaban el tiempo final.
  • El revelarse de Dios, del Padre al Hijo. En la última parte del discurso, hace Jesús una presentación de sí mismo como aquel a quien todo le ha sido comunicado por el Padre. En el contexto de la llegada del Reino, Jesús tiene la función y la misión de revelar en todo al Padre del cielo. En esta función y misión, él recibe la totalidad del poder y del saber, y la autoridad para juzgar. Para confirmar esta tarea tan comprometedora, Jesús invoca el testimonio del Padre, el único que tiene un real conocimiento de Jesús: “Nadie conoce al Hijo sino el Padre” y viceversa, “nadie conoce al Padre sino el Hijo”. El testimonio del Padre es insustituible para que la dignidad única de Jesús como Hijo sea entendida por sus discípulos. Se afirma, además, la exclusividad de Jesús en el revelar al Padre; así lo afirmaba el evangelio de Juan: “A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado” (1,18). En síntesis, el evangelista hace entender a sus lectores que el revelarse de Dios acontece a través del Hijo. Es más: el Hijo revela al Padre a quien quiere.

Para la reflexión personal

  • ¿Sientes en la oración la necesidad de expresar al Padre todo tu agradecimiento por los dones derramados en tu vida? ¿Tienes ocasión de confesar y de exaltar públicamente al Señor por las obras maravillosas que realiza en el mundo, en la Iglesia, en tu vida?
  • En tu búsqueda de Dios, ¿pones tu confianza en tu saber e inteligencia, o te dejas guiar por la sabiduría de Dios? ¿Qué atención prestas a tu relación con Jesús? ¿Escuchas su Palabra? ¿Tienes sus mismos sentimientos para descubrir su fisonomía como Hijo del Padre del cielo?

Oración final

Mi boca publicará tu justicia, todo el día tu salvación.
¡Oh, Dios, me has instruido desde joven,
y he anunciado hasta hoy tus maravillas! (Sal 71,15.17)

Todos los derechos: www.ocarm.org