Lectio jue, 11 de ago, 2022

Tiempo ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 18,21-19,1

Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: «Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contestó: «No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete».

Entonces Jesús les dijo: «El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.

Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.

Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contarle al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’. Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.

Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Cuando Jesús terminó de hablar, salió de Galilea y fue a la región de Judea que queda al otro lado del Jordán.

Reflexión

En el evangelio de ayer oímos las palabras de Jesús sobre la corrección fraterna (Mt 18,15-20). En el evangelio de hoy (Mt 18,21-39) el asunto central es el perdón y la reconciliación.

Mateo 18,21-22: ¡Perdonar setenta veces siete! Ante las palabras de Jesús sobre la corrección fraterna y la reconciliación, Pedro pregunta: “¿Cuántas veces tengo que perdonar? ¿Siete veces?” Siete es un número que indica una perfección y, en el caso de la propuesta de Pedro, siete es sinónimo de siempre. Pero Jesús va más lejos. Elimina todo y cualquier posible límite para el perdón: «¡No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete!” Es como si dijera: “¡Siempre, no! Pedro, sino setenta veces siempre!” Pues no hay proporción entre el amor de Dios para con nosotros y nuestro amor para con el hermano. Aquí se evoca el episodio de Lamec del “Dijo, pues, Lamec a sus mujeres Ada y Selía: ‘Escúchenme ustedes, mujeres de Lamec, pongan atención a mis palabras: yo he muerto a un hombre por la herida que me hizo y a un muchacho por un moratón que recibí. Si Caín ha de ser vengado siete veces, Lamec ha de serlo setenta siete veces» (Gén 4,23-24). La tarea de las comunidades es la de invertir el proceso de la espiral de violencia. Para esclarecer su respuesta a Pedro, Jesús cuenta la parábola del perdón sin límite.

Mateo 18,23-27: La actitud del dueño. Esta parábola es una alegoría, esto es, Jesús habla de un dueño, pero piensa en Esto explica los contrastes enormes de ésta parábola. Como veremos, a pesar de que se trata de cosas normales y diarias, existe algo en esta historia que no acontece nunca en la vida cotidiana. En la historia que Jesús cuenta, el dueño sigue las normas del derecho de la época. Estaba en su derecho si tomaba a un empleado y a toda su familia y lo ponía en la cárcel hasta que hubiera pagado su deuda por el trabajo como esclavo. Pero ante la petición del empleado endeudado, el dueño perdona la deuda: diez mil talentos. Un talento equivale a 35 kg. Según los cálculos hechos, diez mil talentos equivalen a 350 toneladas de oro. Aunque el deudor junto con su mujer y sus hijos hubiesen trabajado la vida entera, no hubieran sido nunca capaces de reunir 350 toneladas de oro. El cálculo extremo está hecho a propósito. Nuestra deuda ante Dios es incalculable e impagable.

Mateo 18,28-31: La actitud el empleado. Al salir de allí, el empleado perdonado encuentra a uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Agarrándole, le decía: ‘Paga lo que debes’. La moneda de cien denarios es el salario de cien días de trabajo. Algunos calculan que era de 30 gramos de oro. ¡No existe medio de comparación entre los dos! Ni tampoco nos hace entender la actitud del empleado: Dios le perdona 350 toneladas de oro y él no quiere perdonarle 30 gramos de En vez de perdonar, hace con el compañero lo que el dueño podía haber hecho, pero no hizo. Mandó a la cárcel al compañero, según las normas de la ley, hasta que pagara toda la deuda. Actitud chocante para cualquier ser humano. Choca a los otros compañeros. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Nosotros también hubiéramos tenido la misma actitud de desaprobación.

Mateo 18,32-35: La actitud de Dios. “Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: `Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’ Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.” Ante el amor de Dios que perdona gratuitamente nuestra deuda de 350 toneladas de oro, es nada más que justo que perdonemos al hermano una pequeña deuda de 30 gramos de oro. ¡El perdón de Dios es sin límites. El único limite para la gratuidad de misericordia de Dios viene de nosotros mismos, de nuestra incapacidad de perdonar al hermano! (Mt 18,34). Es lo que decimos y pedimos en el Padre Nuestro: “Perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros personamos a los que nos ofenden” (Mt 6,12-15).

La comunidad como espacio alternativo de solidaridad y fraternidad. La sociedad del Imperio Romano era dura y sin corazón, sin espacio para los pequeños. Estos buscaban un amparo para el corazón y no lo encontraban. Las sinagogas eran exigentes y no ofrecían un lugar para ellos. En la comunidad cristianas, el rigor de algunos en la observancia de la Ley, llevaba a la convivencia los mismos criterios de la sociedad y de la sinagoga. Así, en la comunidad empezaban a haber divisiones que existían en la sociedad y en la sinagoga entre rico y pobre, dominación y sumisión, hombre y mujer, raza y religión. La comunidad, en vez de ser un espacio de acogida, se volvía un lugar de condena. Juntando las palabras de Jesús, Mateo quiere iluminar la caminada de los seguidores y de las seguidoras de Jesús, para que las comunidades sean un espacio alternativo de solidaridad y de fraternidad. Deben ser una Buena Noticia para los pobres.

Para la reflexión personal

  • Hay gente que dice: “¡Perdono, pero no olvido!” ¿Y yo? ¿Soy capaz de imitar a Dios?
  • Jesús nos da el En la hora de su muerte pide perdón pos sus asesinos (Lc 23,34). ¿Soy capaz de imitar a Jesús?

Oración final

¡De la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre de Yahvé!
¡Excelso sobre los pueblos Yahvé,
más alta que los cielos su gloria! (Sal 113,3-4)

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Lectio mié, 10 de ago, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Juan 12,24-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre».

Reflexión:

  • El pasaje contiene palabras solemnes y cruciales sobre el modo en que la misión de Jesús y de sus discípulos “produce mucho fruto”. Pero esta declaración solemne y central de Jesús, “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (v.24) está incluida en el contexto de 12,12-36 donde se narra el encuentro de Jesús como mesías con Israel y el rechazo de su propuesta mesiánica por parte de éste. ¿Cuáles son los temas principales que describen el mesianismo de Jesús? Los judíos esperaban un mesías bajo la apariencia de un rey poderoso que continuaría el estilo real de David y restituiría a Israel su pasado Sin embargo Jesús pone en el centro de su mesianismo la donación de su vida y la posibilidad dada al hombre de poder aceptar el proyecto de Dios sobre la misma.
  • Historia de una semilla. Jesús presenta, con una mini-parábola, la donación de su vida, característica crucial de su El acontecimiento central y decisivo de su vida lo describe recurriendo al ambiente, del cual toma las imágenes con el fin de que su palabras resulten interesantes y cercanas. Se trata de la historia de una semilla, una pequeña parábola para comunicarse con la gente de manera sencilla y trasparente: la semilla empieza su itinerario en los oscuros meandros de la tierra donde se ahoga y se pudre, pero en primavera se convierte en un tallo verde y en verano en una espiga repleta de granos. La parábola tiene dos puntos focales: producir mucho fruto y encontrar la vida eterna. Los Primeros Padres de la Iglesia han visto en la semilla que se hunde en la oscuridad de la tierra una alusión a la Encarnación del Hijo de Dios. Parecería que la fuerza vital de la semilla está destinada a perderse en la tierra ya que la semilla se pudre y muere. Mas he aquí después la sorpresa de la naturaleza: cuando se doran las espigas en el verano, se revela el secreto profundo de aquella muerte. Jesús sabe que la muerte está a punto de cernerse sobre su persona, pero sin embargo no la ve como una bestia feroz que devora. Es verdad que ella tiene las características de las tinieblas y del desgarramiento, pero Jesús posee la fuerza secreta propia del parto, un misterio de fecundidad y de vida. A la luz de esta visión se comprende otra expresión de Jesús: “El que ama su vida la perderá y el que odia su vida en este mundo la conservará para la vida eterna”. El que considera la propia vida como una posesión fría vivida en el propio egoísmo es como una semilla cerrada en sí misma y sin perspectivas de vida. Sin embargo, el que “odia su vida”, expresión semítica muy incisiva para indicar la renuncia a realizarse únicamente a sí mismo, descentra el eje que mantiene el sentido de la existencia hacia la donación a los demás; sólo así se vuelve creativa la vida y pasa a ser fuente de paz, de felicidad y de vida. Es la realidad de la semilla que germina. Pero el lector podrá extraer de la mini-parábola otra riqueza, la dimensión “pascual”. Jesús es consciente de que para conducir la humanidad a la meta de la vida divina, él debe pasar por la vía estrecha de la muerte en cruz. El discípulo que sigue la estela de esta vía afronta su “hora”, la hora de la muerte, con la seguridad de que ésta lo introducirá en la vida eterna, es decir, a la comunión con Dios.
  • Síntesis. La historia de la semilla es morir para multiplicarse; su función es hacer un servicio a la vida. El anonadamiento de Jesús es comparable a la semilla de vida sepultada en la En la vida de Jesús, amar es servir y servir es perderse en la vida de los demás, morir a sí mismo para dar vida. Jesús, mientras se aproxima su “hora”, el momento decisivo de su misión, promete a los suyos la seguridad de una consolación y de una alegría sin fin, aunque vaya acompañada de todo tipo de perturbación. Él pone el ejemplo de la semilla que se ha de pudrir y el de la mujer que ha de parir con dolor. Cristo ha elegido la cruz para él y para los suyos: el que quiera ser discípulo suyo está llamado a compartir su propio itinerario. Él habló siempre con radicalidad a sus discípulos: “El que quiera salvar la propia vida la perderá. El que la pierda por mí la salvará” (Lc 9,24).

Para la reflexión personal

  • ¿Es tu vida expresión de la donación de ti mismo? ¿Eres una semilla de amor que produce amor? ¿Eres consciente de que para ser semilla de alegría, la alegría de los trigales, es necesario el momento de la siembra?
  • ¿Crees poder decir que has elegido seguir al Señor si después no abrazas la cruz con él? Cuando en ti se desencadena la lucha entre el “sí” y el “no”, entre el valor y la duda, entre la fe y la incredulidad, entre el amor y el egoísmo, ¿te sientes turbado pensando que estas tentaciones no son propias del que sigue a Jesús?

Oración final

Feliz el hombre que se apiada y presta,
y arregla rectamente sus asuntos.
Nunca verá su existencia amenazada,
el justo dejará un recuerdo estable.
(Sal 112,5-6)

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Lectio mar, 9 de ago, 2022

Fiesta de santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), virgen

Oración inicial

Señor, Dios de nuestros padres en la fe, infúndenos copiosamente la fuerza de la cruz, con la que enriqueciste de modo admirable a Santa Teresa Benedicta en la hora del martirio; concédenos por su intercesión, buscarte sin descanso a ti que eres la suma Verdad, y mantener con lealtad hasta la muerte la alianza eterna del amor, sellada con la sangre de tu Hijo para la salvación de la humanidad.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 25,1-13

«Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: `¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’ Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: `Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.’ Pero las prudentes replicaron: `No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.’ Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: `¡Señor, señor, ábrenos!’ Pero él respondió: `En verdad os digo que no os conozco.’ Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.

Reflexión:

  • Hoy es la fiesta de Santa Edith Stein que en el Carmelo tomó el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Por esto, el evangelio de hoy trae la parábola de las diez vírgenes que debían dar la bienvenida al novio cuando llegara para las fiestas de la boda.
  • Mateo 25,1ª: El comienzo: “Entonces”. La parábola empieza con esta palabra: “Entonces”. Se trata de la venida del Hijo del Hombre (cf Mt 24,37). Nadie sabe cuándo va a venir ese día, “ni los ángeles, ni el hijo mismo, sino que solamente el Padre” (Mt 24, 36). No importa que los adivinos quieran hacer cálculos. El Hijo del Hombre vendrá de sorpresa, cuando la gente menos lo espera (Mt 24,44). Puede ser hoy, puede ser mañana. Por esto, el recado final de la parábola de las diez vírgenes es “¡Vigilad!’ Las diez muchachas deben estar preparadas para cualquier eventualidad. Cuando la policía nazista llamó a la puerta del monasterio de las Carmelitas en Echt en la provincia de Limburgia en los Países Bajos, Edith Stein, la hermana Teresa Benedicta de la Cruz, estaba preparada. Asumió la Cruz y siguió para el martirio en el campo de exterminio por amor a Dios y a su gente. Era una de las vírgenes prudentes de la parábola.
  • Mateo 25,1b-4: Las diez vírgenes preparadas para aguardar al novio. La parábola empieza así: “El Reino del Cielo es como diez vírgenes que prepararon sus lámparas y salieron al encuentro del novio”. Se trata de muchachas que debían acompañar al novio para la fiesta de la Para esto, ellas debían llevar consigo las lámparas, sea para iluminar el camino, sea para iluminar la fiesta. Cinco de ellas eran prudentes y cinco eran sin fundamento. Esta diferencia aparece con claridad en la manera en que se preparan para la función que recibirán. Junto con las lámparas encendidas, las previdentes llevaron consigo también una vasija de aceite de reserva. Se preparaban para cualquier eventualidad. Las vírgenes sin fundamento se llevaron sólo las lámparas, sin pensar en llevarse un poco de aceite de reserva.
  • Mateo 25,5-7: El retraso no previsto de la llegada del novio. El novio se demora. No había una hora determinada para que llegara. En la espera, el sueño se apodera de las muchachas, sin embargo las lámpara siguen gastando aceite e se van apagando poco a De repente, en medio de la noche, se oye un grito: “¡Ya está aquí el novio!
    ¡Salid a su encuentro!”. Todas ellas despiertan y empiezan a preparar las lámparas que ya estaban casi al final. Debían de poner el aceite de reserva para evitar que las lámparas se apagaran.
  • Mateo 25,8-9: Las diversas reacciones ante la llegada atrasada del Solamente ahora las necias se dan cuenta de que olvidaron llevar consigo el aceite de reserva. Fueron a pedir aceite a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan”. Las prudentes no pudieron atender este pedido, pues en aquel momento lo que importaba no era que las prudentes compartieran su aceite con las otras, sino que estuvieran listas para acompañar al novio hasta el lugar de la fiesta. Por esto aconsejan: ‘es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.’
  • Mateo 25,10-12: El destino de las vírgenes prudentes y de las Las necias siguen el consejo de las prudentes y van a comprar aceite. Durante esta breve ausencia de la compra llega el novio y las prudentes pueden acompañarlo a la fiesta de las bodas. Y la puerta se cierra detrás de ellas. Cuando llegan las otras, llaman a la puerta y piden: “¡Señor, Señor, abre la puerta para nosotras!” Y reciben la respuesta: “En verdad os digo que no os conozco”.
  • Mateo 25,13: La recomendación final de Jesús para todos La historia de esta parábola es muy sencilla y la lección es evidente. “Velad, pues, porque no sabéis, ni el día, ni la hora”. Moral de la historia: no seas superficial, mira más allá del momento presente, trata de descubrir el llamado de Dios hasta en las mínimas cosas de la vida, hasta en el aceite que falta en la lámpara.’

Para la reflexión personal

  • ¿Te ocurrió ya de pensar en el aceite de reserva de tu lámpara?
  • ¿Conoces la vida de Santa Edith Stein, Teresa Benedicta de la Cruz?

Oración final

Bendeciré en todo tiempo a Yahvé,
sin cesar en mi boca su alabanza;
en Yahvé se gloría mi ser,
¡que lo oigan los humildes y se alegren.
(Sal 34,2-3)

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Lectio lun, 8, ago, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 17,22-27

En aquel tiempo, se hallaba Jesús con sus discípulos en Galilea y les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar”. Al oír esto, los discípulos se llenaron de tristeza. Cuando llegaron a Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los recaudadores del impuesto para el templo y le dijeron: “¿Acaso tu maestro no paga el impuesto?” Él les respondió: “Sí lo paga”. Al entrar Pedro en la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes les cobran impuestos los reyes de la tierra, a los hijos o a los extraños?” Pedro le respondió: “A los extraños”. Entonces Jesús le dijo: “Por lo tanto, los hijos están exentos. Pero para no darles motivo de escándalo, ve al lago y echa el anzuelo, saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti”.

Reflexión

  • Los cinco versículos del evangelio de hoy hablan de dos asuntos bien diferentes el uno del otro: (a) Traen el segundo anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús (Mt 17,22-23): (b) Informan sobre la conversación de Jesús con Pedro sobre el pago de los impuestos y de las tasas al templo (Mt 17,24-27).
  • Mateo 17,22-23: El anuncio de la muerte y resurrección de Jesús. El primer anuncio (Mt 16,21) había provocado una fuerte reacción de parte de Pedro que no quiso saber nada del sufrimiento de la cruz. Jesús había respondido con la misma fuerza: “¡Lejos de mí, satanás!” (Mt 16,23) Aquí, en el segundo anuncio, la reacción de los discípulos es más blanda, menos agresiva. El anuncio provoca tristeza. Parece que empiezan a comprender que la cruz forma parte del camino. La proximidad de la muerte y del sufrimiento pesa en ellos, generando desánimo. Aunque Jesús procurara ayudarlos, la resistencia de siglos contra la idea de un mesías crucificado era
  • Mateo 17,24-25a: La pregunta a Pedro, de los recaudadores de Cuando llegan a Cafarnaún, los recaudadores del impuesto del Templo preguntan a Pedro: «¿No paga vuestro maestro las didracmas?» Pedro responde: “¡Sí!” Desde los tiempos de Nehemías, (Sig V aC), los judíos que habían vuelto de la esclavitud de Babilonia, se comprometieron solemnemente en la asamblea a pagar diversos impuestos y tasas para que el culto en el Templo pudiera seguir funcionando y para cuidar la manutención tanto del servicio sacerdotal como del edificio del Templo (Ne 10,33- 40). Por lo que se ve en la respuesta de Pedro, Jesús pagaba este impuesto como lo hacían todos los demás judíos.
  • Mateo 17,25b-26: La pregunta de Jesús a Pedro sobre el Es curiosa la conversación entre Jesús y Pedro. Cuando llegan a casa, Jesús pregunta: «Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?» Pedro respondió: «¡De los extraños!» Entonces Jesús dice: «¡Por tanto, libres están los hijos!” Probablemente, aquí se refleja una discusión entre los judíos cristianos antes de la destrucción del Templo en el año 70. Ellos se preguntaban si debían o no seguir pagando el impuesto del Templo, como hacían antes. Por la respuesta de Jesús, descubren que no hay obligación de pagar ese impuesto: “Libres están los hijos”. Los hijos son los cristianos. Pero aún sin tener obligación, la recomendación de Jesús es pagar para no provocar escándalo.
  • Mateo 17,27: La conclusión de la conversación sobre el pago del impuesto. Más curiosa que la conversación es la solución que Jesús da a la cuestión. Dice a Pedro: “Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti «. ¡Milagro curioso! Tan curioso como aquel de los 2000 puercos que se precipitaron en la mar (Mc 5,13). Cualquiera que sea la interpretación de este hecho milagroso, esta manera de solucionar el problema sugiere que se trata de un asunto que no tiene mucha importancia para Jesús.

Para la reflexión personal

  • El sufrimiento y la cruz desaniman y entristecen a los discípulos. ¿Ha ocurrido también en tu vida?
  • ¿Cómo entiendes el episodio de la moneda encontrada en la boca del pez?

Oración final

¡Alabad a Yahvé desde el cielo,
alabadlo en las alturas,
alabadlo, todos sus ángeles,
todas sus huestes, alabadlo!
(Sal 148,1-2)

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Lectio Dom, 7, ago, 2022

Enseñanza de Jesús sobre la vigilancia
Lucas 12, 32-48

Oración inicial

Ven, oh Santo Espíritu, llena los corazones de tus fieles. Tú que ya has venido para hacernos fieles, ven ahora para hacernos dichosos.
Tú que has venido para que, con tu ayuda, pudiésemos gloriarnos en la esperanza de la gloria de los hijos de Dios, ven de nuevo para que podamos gloriarnos también de su posesión.
A ti te concierne el confirmar, consolidar perfeccionar y llevar a cumplimiento.
El Padre nos ha creado, el Hijo nos has redimido: cumple pues, lo que a ti te compete.
Ven a introducirnos en toda la verdad, al gozo del Sumo Bien, a la visión del Padre, a la abundancia de todas las delicias, al gozo de los gozos. Amén. (Gualtero de San Victor)

Lectio

Clave de lectura:

Estamos en un doble contexto: la formación de los discípulos y de las discípulas durante el camino de Jesús a Jerusalén (9,51-19,28) y la reacción de los paganos convertidos, en las comunidades lucanas, después del entusiasmo inicial y el prolongarse la venida del Señor. Los discípulos tienen miedo (9,45) de la nueva perspectiva de la misión de Jesús, que deberá sufrir (9,22.43-44), continúa dominando en ellos la mentalidad de un Mesías glorioso, más seguro. Así también en las nuevas comunidades cristianas (años 80), comienza a retoñar el espíritu pagano. Mejor es esperar antes de convertirse estable y profundamente, poner a un lado el cambio de vida y mentalidad. Jesús asegura a los discípulos y discípulas, con tres pequeñas parábolas les hace reflexionar sobre el significado del encuentro con Dios, sobre el sentido de la vigilancia y de la responsabilidad de cada uno en el momento presente.

Una posible división del texto:

12,32-35 introducción
12,36-38 parábola del amo que vuelve de las bodas
12,39 parábola del ladrón que descerraja, horada
12,40-41 los discípulos llamados en causa
12,42-46 parábola del administrador
12,47-48 conclusión

El texto:

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón. Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos. Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre». Entonces Pedro le preguntó a Jesús: «¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?». El Señor le respondió: «Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres desleales. El siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más».

Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntas:

  • ¿Qué sentimientos ha suscitado en mi la lectura del texto? ¿Miedo, confianza, sorpresa, gozo, esperanza, confusión…?
  • La vida cristiana: ¿Cuánto tiene para mí de gozo, ¿cuánto de peso? ¿Cuánto es deber, cuánto es amor?
  • El pensamiento de mi muerte imprevista: ¿Qué suscita en mí?
  • ¿En qué medida es esperada la comunión con Dios, en qué medida se posee de mí?
  • La mentalidad pagana del “carpe diem”, contraria a los valores evangélicos: ¿Cómo se manifiesta hoy?
  • Ser vigilantes, fieles, trabajadores por el Reino, preparados: ¿Qué comporta a mi vida?

Comentario:

Pensemos en una catequesis sobre la vuelta del Señor.

12,32 No hay motivo para tener miedo.
No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. Aseguración de Jesús de frente al miedo de los discípulos a través de la metáfora del rebaño (Jn 10; 21,15-17) y del buen pastor. Se necesita temer a los falsos profetas (Mt 7,15). El Padre quiere que no se pierda ninguno (Mt 18,12-16), Él nos proporcionará todo (Rom 8,28-32). Un puesto nos ha preparado desde la fundación del mundo (Mt 25,34), somos herederos con el Hijo (1Pt 1,3-5).

12,33-34 Acojamos hoy la riqueza del poseer a Dios, único bien. ¡Sólo Dios basta!
Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Jesús ya había dicho lo de no acumular bienes (Mt 6,20-21). La comunidad cristiana había entendido el sentido de la libertad de bienes y la del compartir (At 4,34) porque el tiempo se ha hecho breve (1Cor 7,29-31). La vida nueva en Cristo se convierte en el criterio para la posesión de cualquier bien.

12,35 Empeñémonos en lo cotidiano
Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas;
Porque al Padre le ha agradado daros el Reino, es necesario estar preparados para poseerlo, después de haber dejado todo impedimento. Los judíos se ceñían sus largos vestidos a los lomos para poder trabajar mejor. Elías se ciñe para correr (1Re 18,46). La conducta que Jesús recomienda a los que esperan su venida es la de ponerse a la obra, de no caer en la mediocridad (1Ts 5,6-8; 1Pet 5,8; 1,13). La vigilancia es fundamental para el cristiano. Más que una conducta moral es la condición de vida, una vez revestido de Cristo y dedicado a su Reino.

12,37-38 El encuentro con Dios será maravilloso
Dichosos los siervos a quienes el señor, al venir, encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará poner a la mesa y yendo de uno a otro les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así ¡dichosos ellos!
¡Es sorprendente el gesto del señor que se pone a servirlos! Es lo que ha hecho Jesús lavando los pies a los discípulos (Jn 13,4-5). La noche dividida en partes (Mc 13,35) según el uso romano, se convierte cada vez más empeñativa para el que vigila. El futuro está garantizado por la fidelidad creativa al Señor.

12.39 No perdamos el tiempo (¡y dinero!) para proveer el futuro
Entendedlo bien: si el dueño da casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.
Un argumento para la vigilancia es el hecho de que no se sabe cuando vendrá el Señor (Mt. 24,42-51). Tanto el día del juicio final como el de la muerte individual son desconocidos. Su venida no puede ser prevista (Ap 3,3). Esto impresionó mucho a los discípulos (1Ts 2,1-2: 2Pt 3,10).

12,40-41 El amor y no la pertenencia formal debe ser nuestra fuerza.
Estad también vosotros preparados, porque cuando menos lo penséis, vendrá el Hijo del hombre. Dijo Pedro: “Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?”
Pedro, su hombre viejo, todavía piensa en cualquier privilegio, habiendo abandonado todo por seguir a Jesús (Mt 19,27). Jesús ayuda a madurar la conciencia de Pedro, respondiendo indirectamente con la parábola del buen administrador.
La conversión es un proceso que dura toda la vida, incluso para los que se sienten cercanos al Señor.

12,42-44 Conjugar la vigilancia con la fidelidad al servicio que se nos ha confiado.
Respondió el Señor: “¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente?
Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.
Lucas usa “administrador” en vez de “siervo” (Mt 24,45) casi dejando entender la pregunta en boca de Pedro. Los jefes, en particular, deben ser fieles en el servicio.

12,45-46 Sin dejar nuestra conversión para un mañana impreciso.
Pero si aquel siervo dijese en su corazón: «Mi señor tarda en venir» y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le castigará severamente y le señalará su suerte entre los infieles.
Hay algunos que han acogido con entusiasmo el anuncio evangélico, pero ahora, de frente a las dificultades presentes y a los empeños consiguientes, comienzan a retomar las viejas costumbres: violencia, intemperancia, abandono a los instintos. Todos los valores contrarios al evangelio.

12,47 Dando según la medida que hemos recibido.
Aquel siervo, que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas que merecen azotes, recibirá pocos.
El Señor dará a cada uno según sus acciones (Mt 16,27) y según la gracia recibida (Rom 11,11-24. Judíos, paganos, convertidos o fieles a la propia religión serán juzgados según su propia conciencia.

12,48 Porque grande será la comunión eterna con Dios.
A quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.
Al final de la vida, según San Juan de la Cruz, seremos juzgados por el amor. Ver también Mt 25,15-16.

Salmo 33, 1-5; 13-15; 18-22

¡Aclamad con júbilo, justos, a Yahvé,
que la alabanza es propia de hombres rectos!
¡Dad gracias a Yahvé con la cítara,
tocad con el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañad la música con aclamaciones!
Pues recta es la palabra de Yahvé,
su obra toda fundada en la verdad;
él ama la justicia y el derecho,
del amor de Yahvé está llena la tierra.
Yahvé observa de lo alto del cielo,
ve a todos los seres humanos;
desde el lugar de su trono mira
a todos los habitantes de la tierra;
él, que modela el corazón de cada uno,
y repara en todas sus acciones.
Los ojos de Yahvé sobre sus adeptos,
sobre los que esperan en su amor,
para librar su vida de la muerte
y mantenerlos en tiempo de penuria.
Esperamos anhelantes a Yahvé,
él es nuestra ayuda y nuestro escudo;
en él nos alegramos de corazón
y en su santo nombre confiamos.
Que tu amor, Yahvé, nos acompañe,
tal como lo esperamos de ti.

Oración final

Arda en nuestros corazones, oh Padre, la misma fe que empujó a Abrahám a vivir sobre la tierra como peregrino, y no se apague nuestra lámpara, para que vigilantes en espera de tu hora seamos conducidos por ti a la patria eterna (Colecta del domingo 19 C).

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Lectio sáb, 6 de ago, 2022

La Transfiguración de Jesús
Una nueva forma para la realización de las profecías
Lucas 9,28-36

Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

Lectura

Clave de lectura:

Pocos días antes, Jesús había anunciado que Él, el Hijo del Hombre, debía ser rechazado y crucificado por las autoridades (Lc 9,22; Mc 8,31). Según la información del Evangelio de Marcos y Mateo, los discípulos, sobre todo Pedro, no entendieron el anuncio de Jesús y quedaron escandalizados por la noticia (Mt 16,22; Mc 8,32). Jesús reaccionó duramente y se dirigió a Pedro llamándolo Satanás (Mt 16,23; Mc 8,33). Y esto, porque las palabras de Jesús no respondían al ideal de Mesías glorioso que ellos tenían en su mente. Lucas no habla de la reacción de Pedro y de la dura respuesta de Jesús, pero cuenta, como hacen los otros, el episodio de la Transfiguración, por él entendido como una ayuda por parte de Jesús, de modo que los discípulos puedan superar el escándalo y cambiar de idea respecto al Mesías (Lc 9,28-36). Llevando consigo a los tres discípulos, Jesús sube a una montaña a rezar, y en la oración, se transfigura. En el curso de la lectura del texto, es bueno observar cuanto sigue: ¿Quiénes aparecen en la montaña para conversar con Jesús? ¿Cuál es el tema de la conversación? ¿Cuál es la conducta de los discípulos?

Una división del texto para ayudar a leerlo:
Lucas 9,28: El momento de crisis
Lucas 9,29: El cambio producido en la oración
Lucas 9,30-31: La aparición de dos hombres y su conversación con Jesús
Lucas 9,32-34: La reacción de los discípulos
Lucas 9,35-36: La voz del Padre

El texto:

En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban del éxodo que Jesús debía realizar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: «Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres tiendas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía. No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la nube salió una voz que decía: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo». Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

¿Qué es lo que más te ha gustado en este episodio de la Transfiguración? ¿Por qué?
¿Quiénes van a la montaña con Jesús ¿Por qué lo hacen?

Moisés y Elías aparecen sobre la montaña junto a Jesús. ¿Qué significado tienen estos personajes del Antiguo Testamento para Jesús, para los discípulos, para las comunidades de los años ochenta? ¿Y hoy, para nosotros?

¿Cuál es la profecía del Antiguo Testamento que se cumple en las palabras del Padre respecto a Jesús?
¿Cuál es la conducta de los discípulos en este episodio?
¿Has tenido alguna transfiguración en tu vida? ¿Cómo te ha ayudado la experiencia de la transfiguración para asumir mejor tu misión?

Compara la descripción de Lucas sobre la Transfiguración (Lc 9,28-36) con la descripción que hace de la agonía de Jesús en el Huerto (Lc 22, 39-46). Trata de ver si son semejantes ¿Cuál es el significado de esta semejanza?

Una clave de lectura

para los que desean profundizar en el tema.

El contexto del discurso de Jesús:

En los dos capítulos precedentes del Evangelio de Lucas, se impone la novedad traída por Jesús y crecen las tensiones entre el Nuevo y el Antiguo Testamento. Al final, Jesús se da cuenta que ninguno había entendido su propuesta y mucho menos su persona. La gente pensaba que fuese como Juan el Bautista, Elías o cualquiera de los Profetas (Lc 9,18-19). Los discípulos lo aceptaban como el Mesías, pero como un Mesías glorioso, según la propaganda del gobierno y de la religión oficial del Templo (Lc 9,20-21). Jesús trató de explicar a los discípulos que el camino previsto por los profetas era un camino de sufrimiento, por el papel asumido hacia los marginados, y el discípulo podía ser tal, sólo si tomaba su cruz (Lc 9,22-26). Pero no tuvo mucho éxito. Y en este contexto de crisis, es cuando sucede la Transfiguración. En los años treinta la experiencia de la Transfiguración tuvo un significado muy importante en la vida de Jesús y de los discípulos. Les ayudó a superar la crisis de fe y a cambiar los propios ideales respecto al Mesías. En los años ochenta, época en la que escribe Lucas para sus comunidades cristianas de Grecia, el significado de la Transfiguración se intensificó y se propagó. A la luz de la resurrección de Jesús y de la expansión de la Buena Nueva entre los paganos en casi todos los países, desde la Palestina hasta Italia, la experiencia de la Transfiguración comenzaba a ser vista como una confirmación de la fe de las Comunidades Cristianas en Jesús, Hijo de Dios. Los dos significados están presentes en la descripción e interpretación de la Transfiguración, en el evangelio de Lucas.

Comentario del texto:

Lucas 9,28: El momento de crisis

Varias veces Jesús había entrado en conflicto con las gentes y con las autoridades religiosas y civiles de la época (Lc 4,28-29; 5,20-21; 6,2-11; 7,30-39; 8,37; 9,9). Él sabía que no le permitían hacer aquello que estaba haciendo. Antes o después, lo detendrían. Además, en aquella sociedad, el anuncio del Reino, como lo hacía Jesús, no estaba tolerado. ¡O daba marcha atrás, o le esperaba la muerte! No había otra alternativa. Pero Jesús no retrocede. Por esto en el horizonte aparece la cruz, no ya como una posibilidad, sino como una certeza (Lc 9,22). Junto a la cruz aparece la tentación de continuar el camino del Mesías Glorioso y no el de Siervo Sufridor Crucificado, anunciado por el profeta Isaías (Mc 8,32-33). En esta hora difícil, Jesús sube a la montaña para orar, llevando consigo a Pedro, Santiago y Juan. En la oración encuentra la fuerza para no perder la dirección de su misión (cfr Mc 1, 35).

Lucas 9,29: El cambio que tiene lugar durante la oración

Apenas Jesús ora, su aspecto cambia y aparece glorioso. Su rostro cambia de aspecto y su vestido aparece blanco y refulgente. Es la gloria que los discípulos imaginaban para el Mesías. Este cambio de aspecto les demostraba que Jesús, de hecho, era el Mesías que todos esperaban. Pero lo que sigue del episodio de la Transfiguración indicará que el camino hacia la gloria es muy diverso del que ellos imaginaban. La transfiguración será una llamada a la conversión.

Lucas 9,30-31: Dos hombres aparecen y hablan con Jesús

Junto a Jesús, en la misma gloria aparecen Moisés y Elías, los dos mayores exponentes del Antiguo Testamento, que representaban la Ley y los Profetas. Hablan con Jesús del “éxodo” que debería llevar a cumplimiento en Jerusalén”. Así, delante de sus discípulos, la Ley y los Profetas confirman que Jesús es verdaderamente el Mesías Glorioso, prometido en el Antiguo Testamento y esperado por todo el pueblo. Además, confirman que el camino hacia la Gloria pasa por la vía dolorosa del éxodo. El éxodo de Jesús es su Pasión, Muerte y Resurrección. Por medio de su “éxodo” Jesús rompe el dominio de la falsa idea divulgada, sea por el gobierno como por la religión oficial y que mantenía a todos enmarcados en la visión de un Mesías glorioso nacionalista. La experiencia de la Transfiguración confirmaba que Jesús con su opción de Mesías Siervo constituía una ayuda para liberarlos de sus ideas falsas sobre el Mesías y descubrir un nuevo significado del Reino de Dios.

Lucas 9,32-34: La reacción de los discípulos

Los discípulos estaban profundamente dormidos. Cuando se despertaron, pudieron ver la gloria de Jesús y los dos hombres que estaban con Él. Pero la reacción de Pedro indica que no se dieron cuenta del significado de la gloria con la que Jesús aparecía delante de ellos. Como nos sucede también tantas veces, sólo nos damos cuenta de lo que nos interesa. El resto escapa a nuestra atención. “Maestro, bueno es estarnos aquí”.

¡Y no queremos descender de la montaña! Cuando se habla de Cruz, tanto en el Monte de la Transfiguración, como en el Monte de los Olivos (Lc 22,45), ¡ellos duermen! ¡A ellos les gusta más la Gloria que la Cruz! No les agrada oír hablar de la cruz. Ellos desean asegurar el momento de la gloria en el Monte, y se ofrecen para construir tres tiendas. Pedro no sabía lo que decía. Mientras Pedro habla, una nube desciende de lo alto y les envuelve con su sombra. Lucas dice que los discípulos tuvieron miedo cuando la nube los envolvió. La nube es un símbolo de la presencia de Dios. La nube acompañó a la muchedumbre en su camino por el desierto (Ex 40, 34-38; Num 10,11-12). Cuando Jesús subió al cielo, fue cubierto por una nube y no lo vieron más (Act 1,9). Una señal de que Jesús había entrado para siempre en el mundo de Dios.

Lucas 9,35-36: La voz del Padre

Una voz sale de la nube y dice: “Este es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle”. Con esta misma frase el profeta Isaías había anunciado al Mesías–Siervo (Is 42,1). Después de Moisés y Elías, ahora es el mismo Dios quien presenta a Jesús como Mesías-Siervo, que llegará a la gloria mediante la cruz. Y nos deja una advertencia final: “¡Escuchadle!”. En el momento en el que la voz celeste se hace sentir, Moisés y Elías desaparecen y queda Jesús solo. Esto significa, que de ahora en adelante es sólo Él, el que interpreta las Escrituras y la Voluntad de Dios. Es Él la Palabra de Dios para los discípulos: “¡Escuchadle!”

La afirmación “Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle” era muy importante para las comunidades de finales de los años ochenta. Por medio de esta afirmación, Dios Padre confirmaba la fe de los cristianos en Jesús como Hijo de Dios. En el tiempo de Jesús, o sea, hacia los años 30, la expresión Hijo del Hombre indicaba una dignidad y una misión muy elevada. Jesús mismo relativizaba el término y decía que todos son hijos de Dios (cfr Jn 10,33-35). Pero para pocos el título de Hijo de Dios se convirtió en el resumen de todos los títulos, más de ciento, que los primeros cristianos dieron a Jesús en la segunda mitad del siglo primero. En los siglos siguientes, fue en este título de Hijo de Dios, donde la Iglesia concentró toda su fe en la persona de Jesús.

Más profundización:

La Transfiguración se narra en los tres evangelios: Mateo (Mt 17,1-9), Marcos (Mc 9,2-8) y Lucas (Lc 9,28-36). Señal de que este episodio recogía un mensaje muy importante. Como hemos dicho, se trató de una ayuda muy grande para Jesús, para sus discípulos y para las primeras comunidades. Confirmó a Jesús en su misión en cualidad de Mesías-Siervo. Ayudó a los discípulos a superar la crisis que la cruz y el sufrimiento les causaban. Llevaba a las comunidades a profundizar en su fe en Jesús, Hijo de Dios,

Aquél que reveló el Padre y que se convirtió en la nueva clave para interpretar la Ley y los Profetas. La Transfiguración continúa siendo una ayuda para superar las crisis que el sufrimiento y la cruz nos producen hoy. Los discípulos soñolientos son el espejo de todos nosotros. La voz del Padre se dirige a ellos, como a nosotros: “¡Este es mi Hijo, mi

Elegido, ¡escuchadle!”

En el evangelio de Lucas existe una semejanza muy grande entre la Transfiguración (Lc 9,28-36) y la escena de la Agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos (Lc 22,39-46). Se puede percibir lo siguiente: en los dos episodios, Jesús sube a una Montaña para orar y lleva consigo a sus tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan. En las dos ocasiones, Jesús cambia de aspecto y se transfigura delante de ellos: glorioso en la Transfiguración, sudando sangre en el Huerto de los Olivos. Las dos veces aparecen figuras celestiales para confortarlo, Moisés y Elías y un ángel del cielo. Y tanto en la Transfiguración como en el Huerto, los discípulos duermen, se muestran extraños al hecho y parece que no entienden nada. Al final de los dos episodios, Jesús se reúne de nuevo con sus discípulos. Sin duda alguna, Lucas tuvo la intención de acentuar la semejanza de estos tres episodios. ¿Cuál sería? Y meditando y rezando llegaremos a entender el significado que supera las palabras, y a percibir la intención de su autor. El Espíritu Santo nos guiará.

  • Lucas describe la Transfiguración. Hay momentos en la vida en los que el sufrimiento es tan grande que una persona llega a pensar: ¡Dios me ha abandonado! Y de improviso la persona descubre que Él jamás se ha alejado, sino que la persona tenía los ojos vendados y no se daba cuenta de la presencia de Entonces todo cambia y se transfigura. ¡Es la Transfiguración! Sucede cada día en nuestra vida.

Salmo 42 (41)

“Mi alma tiene sed del Dios vivo!”
Como anhela la cierva los arroyos,
así te anhela mi ser, Dios mío.
Mi ser tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿cuándo podré ir a ver
el rostro de Dios?
Son mis lágrimas mi pan de día y de noche,
cuando me dicen todo el día:
«¿Dónde está tu Dios?».
El recuerdo me llena de nostalgia:
cuando entraba en la Tienda admirable
y llegaba hasta la Casa de Dios,
entre gritos de acción de gracias
y el júbilo de los grupos de romeros.
¿Por qué desfallezco ahora
y me siento tan azorado?
Espero en Dios, aún lo alabaré:
¡Salvación de mi rostro, Dios mío!
Me siento desfallecer, por eso te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón a ti, montaña humilde.
Un abismo llama a otro abismo
en medio del fragor de tus cascadas,
todas tus olas y tus crestas han pasado sobre mí.
De día enviará Yahvé su amor,
y el canto que me inspire por la noche
será oración al Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿por qué he de andar sombrío por la opresión del enemigo?
Me rompen todos los huesos los insultos de mis adversarios,
todo el día repitiéndome:
¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué desfallezco
ahora y me siento tan azorado?
Espero en Dios, aún lo alabaré:
¡Salvación de mi rostro, Dios mío!

Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

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Lectio vie, 5 de ago, 2022

Tiempo ordinario

Oración inicial

Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 16,24-28

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras.

Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey’’.

Reflexión

  • Los cinco versículos del evangelio de hoy son la continuidad de las palabras de Jesús a Pedro que meditamos ayer. Jesús no esconde ni ablanda las exigencias del discipulado. No permite que Pedro tome la delantera y le pone en su sitio: “¡Quítate de mi vista!” El evangelio de hoy explicita estas exigencias para todos
  • Mateo 16,24: Tome su cruz y me Jesús saca las conclusiones que valen hasta hoy: «Si alguien quiere seguirme, renuncie a si mismo, tome su cruz y me siga”. En aquel tiempo, la cruz era la pena de muerte que el imperio romano imponía a los marginados y a los bandidos. Tomar la cruz y cargarla detrás de Jesús era lo mismo que aceptar el ser marginado por el sistema injusto que legitimaba la injusticia. La Cruz no es fatalismo, ni exigencia del Padre. La Cruz es consecuencia del compromiso libremente asumido por Jesús: revelar la Buena Nueva de que Dios es Padre y que, por tanto, todos y todas deben ser aceptados y tratados como hermanos y hermanas. A causa de este anuncio revolucionario, Jesús fue perseguido y no tuvo miedo a dar su vida. No hay prueba de amor más grande que dar la vida por los hermanos (Jn 15,13). El testimonio de Pablo en la carta a los Gálatas muestra el alcance de todo esto: “Por mí, no quiero sentirme orgulloso de nada, sino de la cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él el mundo ha sido crucificado para mí, y yo, para el mundo”. (Gal 6,14) Y termina aludiendo a las cicatrices de las torturas que sufrió: “Que nadie pues me venga a molestar. Yo, por mi parte, llevo en mi cuerpo las señas de Jesús” (Gal 6,17).
  • Mateo 16,25-26: Quien pierde la vida por causa mía la encontrará. Estos dos versículos explicitan valores humanos universales que confirman la experiencia de muchos, cristianos y no cristianos. Salvar la vida, perder la vida, encontrar la vida. La experiencia de muchos enseña lo siguiente: Quien corre tras los bienes y la riqueza no queda nunca Quien se entrega a los demás olvidándose de sí, siente una gran felicidad. Es la experiencia de las madres que se entregan, y de mucha gente que no piensa en sí, sino en los demás. Muchos hacen y viven así casi por instinto, como algo que viene del fondo del alma. Otros hacen así, porque tuvieron una experiencia dolorosa de frustración que los llevó a mudar de actitud. Jesús tiene razón en decir: Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará”. Importante es el motivo: “por mí”, o como dice en otro lugar: “por causa del Evangelio” (Mc 8,35). Y termina: “Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” Esta última frase evoca el salmo que dice que nadie es capaz de pagar el precio de rescate de la vida: “comprada su vida nadie tiene, ni a Dios puede, con plata sobornarlo, pues es muy caro el precio de la vida. ¿Vivir piensa por siempre, o cree que no iré a la fosa un día?”. (Sal 49,8-10).
  • Mateo 16,27-28: El Hijo del Hombre, dará a cada uno según su conducta. Estos dos versículos se refieren a la esperanza del pueblo con relación a la venida del Hijo del Hombre al final de los tiempos como juez de la humanidad, como presentado en la visión del profeta Daniel (Dn 7,13-14). El primer versículo dice: “El Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta” (Mt 16,27). En esta frase se habla de la justicia del Cada uno recibirá según su propia conducta. El segundo versículo dice: “Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino”. (Mt 16,28). Esta frase es un aviso para ayudar a percibir la venida de Jesús como Juez en los hechos de la vida. Algunos pensaban que Jesús vendría luego (1Ts 4,15-18). Jesús, de hecho, ya estaba presente en las personas, sobre todo en los pobres. Pero ellos no lo percibieron. Jesús mismo había dicho: “Cuando lo hicieron con alguno de estos más pequeños, que son mis hermanos, lo hicieron conmigo!” (Mt 25,34-45)

Para la reflexión personal

  • Quien pierde la vida, la ¿Cuál es la experiencia que tengo en este punto?
  • Las palabras de Pablo: ““Por mí, no quiero sentirme orgulloso de nada, sino de la cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él el mundo ha sido crucificado para mí, y yo, para el mundo”. ¿Tengo valor para repetirlas en mi vida?

Oración final

¡Cantadle, tañed para él,
recitad todas sus maravillas;
gloriaos en su santo nombre,
se alegren los que buscan a Yahvé!
(Sal 105,2-3)

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Lectio jue, 4 de ago, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh Dios!, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concede a tus fieles la verdadera alegría, para que, quienes han sido librados de la esclavitud del pecado, alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 16,13-23

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas».

Luego les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

Jesús le dijo entonces: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo». Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: «No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti». Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: «¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!»

Reflexión

  • Estamos en la parte narrativa entre el Sermón de las Parábolas (Mt 13) y el Sermón de la Comunidad (Mt 18). En estas partes narrativas que enlazan entre sí los cinco Sermones, Mateo acostumbra seguir la secuencia del Evangelio de De vez en cuando, cita otras informaciones, conocidas también por Lucas. Y aquí y allá, trae textos que aparecen sólo en el evangelio de Mateo, como en el caso de la conversación entre Jesús y Pedro, del evangelio de hoy. Este texto recibe interpretaciones diversas y hasta opuestas en las diversas iglesias cristianas.
  • En aquel tiempo, las comunidades cultivaban un lazo afectivo muy fuerte con los líderes que habían dado origen a la comunidad. Por ejemplo, las comunidades de Antioquia en Siria, cultivaban su relación con la persona de Pedro. Las de Grecia, con la persona de Pablo. Algunas comunidades de Asia, con la persona del Discípulo Amado y otras con la persona de Juan, en el Una identificación con estos líderes de su origen ayudaba a las comunidades a cultivar mejor su identidad y espiritualidad. Pero podía ser también motivo de disputa, como en el caso de la comunidad de Corinto (1 Cor 1,11-12).
  • Mateo 16,13-16: Las opiniones de la gente y de los discípulos respecto de Jesús. Jesús hace preguntas para saber qué piensa la gente respecto a su persona, el Hijo del Hombre. Las respuestas son variadas. Juan Bautista, Elías, Jeremías, algún profeta. Cuando Jesús pregunta la opinión de los discípulos, Pedro se vuelve portavoz y dice: “¡Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!” La respuesta no es nueva. Anteriormente, los discípulos habían dicho lo mismo (Mt 14,33). En el Evangelio de Juan, la misma profesión de fe la hizo Marta (Jn 11,27). Significaba que en Jesús se realizan las profecías del Antiguo
    Mateo 16,17: La respuesta de Jesús a Pedro: «¡Bienaventurado eres Simón!» Jesús proclama Pedro “¡Bienaventurado!”, porque recibió una revelación del Padre. Aquí también la respuesta de Jesús no es nueva. Anteriormente, Jesús había alabado al Padre porque había revelado el Hijo a los pequeños y no a los sabios (Mt 11,25-27) y había hecho la misma proclamación de dicha a los discípulos por estar viendo y oyendo cosas nuevas que, antes que ellos, nadie conocía ni había oído hablar (Mt 13,16).
  • Mateo 16,18-20: Las atribuciones de Pedro: Ser piedra y tener las llaves del Reino.
  • Ser Piedra: Pedro debe ser piedra, esto es, debe ser fundamento firme para la iglesia para que pueda resistir contra las puertas del infierno. Con estas palabras de Jesús a Pedro, Mateo anima las comunidades perseguidas de Siria y de Palestina a que vean en Pedro al líder destacado de su A pesar de ser débil y perseguida, la comunidad tiene un fundamento firme, por la palabra de Jesús. La función de ser piedra como fundamento de la fe evoca la palabra de Dios al pueblo en exilio: “Escúchenme ustedes, que anhelan la justicia y que buscan a Yavé. Miren la piedra de que fueron tallados y el corte en la roca de donde fueron sacados. Miren a Abraham, su padre, y a Sara que los dio a luz; él, que era uno solo cuando lo llamé, se multiplicó luego que lo bendije”. (Is 51,1-2). Indica que en Pedro existe un nuevo comienzo del pueblo de Dios.
    Las llaves del Reino: Pedro recibe las llaves del Reino. El mismo poder de ligar y desligar es dado a las comunidades (Mt 18,18) y a los otros discípulos (Jn 20,23). Uno de los puntos en que el evangelio de Mateo más insiste es la reconciliación y el perdón. Es una de las tareas más importantes de los coordinadores y coordinadoras de las comunidades. Imitando a Pedro, deben atar y desatar, esto es, hacer el que haya reconciliación, aceptación mutua, construcción de fraternidad, hasta setenta veces siete (Mt 18,22).
  • Mateo 16,21-22: Jesús completa lo que falta en la respuesta de Pedro, y éste Jesús empieza a decir: “que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día”. Al decir que debía ir y que debía morir, o que era necesario sufrir, indicaba que el sufrimiento estaba previsto en las profecías. El camino del Mesías no era sólo de triunfo y de gloria, sino también ¡de sufrimiento y de cruz! Si Pedro acepta a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, debería aceptarlo también como Mesías Siervo que va a morir. Pero Pedro no acepta la corrección de Jesús y trata de disuadirlo. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»
  • Mateo 16,23: La respuesta de Jesús a Pedro: piedra de La respuesta de Jesús es sorprendente. Pedro quería orientar a Jesús tomando la delantera. Jesús reacciona: ««¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!«
    Pedro tiene que seguir a Jesús, y no el contrario. Es Jesús quien da la dirección. Satanás es aquel que desvía a la persona del camino trazado por Dios. De nuevo aparece la expresión piedra, pero ahora en el sentido opuesto. Pedro, ahora es la piedra de apoyo, ahora es la piedra de tropiezo. Así eran las comunidades de la época de Mateo, marcadas por la ambigüedad. Así somos todos nosotros y así es, según lo dicho por Juan Pablo II, el papado mismo, marcado por la misma ambigüedad de Pedro: piedra de apoyo en la fe y piedra de tropiezo en la fe.

Para la reflexión personal

  • ¿Cuáles son en nuestra comunidad las opiniones que hay sobre Jesús? Estas diferencias en la manera de vivir y expresar la fe enriquecen la comunidad o la perjudican en su caminada?
  • ¿Qué tipo de piedra es nuestra comunidad? ¿Cuál es la misión que resulta de esto para nosotros?

Oración final

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,
renueva en mi interior un espíritu firme;
no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
(Sal 51,12-13)

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Lectio mié, 3 de ago, 2022

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 15,21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: “Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: “Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros”. Él les contestó: “Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel”.

Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo: “¡Señor, ayúdame!” El le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos”. Pero ella replicó: “Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.

Reflexión

  • El pan de los hijos y la gran fe de una mujer cananea es el tema que presenta este pasaje del cap.15 de Mateo, que propone al lector de su evangelio una ulterior profundización de la fe en Cristo. El episodio va precedido de una iniciativa de los escribas y fariseos llagados de Jerusalén, que provocan un encontronazo de poca duración con Jesús, hasta que se alejó con sus discípulos para retirarse a la región de Tiro y de Sidón.
    Mientras va de camino, lo alcanza una mujer que viene de lugares paganos. Mateo presenta a esta mujer con el apelativo de “cananea”, el cual aparece en el AT con toda su dureza. En el Deuteronomio, los habitantes de Canaán son considerados una gente llena de pecados por antonomasia, un pueblo malo e idolátrico.
  • Dinámica del relato. Mientras Jesús desarrolla su actividad en Galilea y está en camino hacia Toro y Sidón, una mujer se le acerca y empieza a importunarlo con una petición de ayuda a favor de su hija La mujer se dirige a Jesús con el título de “hijo de David”, un título que suena a extraño en boca de una pagana y que podría encontrar justificación en la extrema necesidad que vive la mujer. Podría pensarse que esta mujer ya cree de algún modo en la persona de Jesús como el salvador final, pero esto se excluye puesto que sólo en el v.28 aparece reconocido su acto de fe, justamente por parte de Jesús. En el diálogo con la mujer, parece que Jesús muestra la misma distancia y desconfianza que había entre el pueblo de Israel y los paganos. Por un lado, Jesús manifiesta a la mujer la prioridad de Israel en acceder a la salvación y, ante la insistente demanda de su interlocutora, Jesús parece tomar distancias, una actitud incomprensible para el lector, pero en la intención de Jesús expresa un alto valor pedagógico. A la súplica primera “Ten piedad de mi, Señor, hijo de David”, no responde Jesús. A la segunda intervención, esta vez por parte de los discípulos que lo invitan a atender a la mujer, sólo expresa un rechazo que subraya aquella secular distancia entre el pueblo elegido y los pueblos paganos (vv.23b-24). Pero a la insistencia del ruego de la mujer que se postra ante Jesús, sigue una respuesta dura y misteriosa: “no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos” (v.26). La mujer va más allá de la dureza de las palabras de Jesús y se acoge a un pequeño signo de esperanza: la mujer reconoce que el plan de Dios que Jesús lleva adelante afecta inicialmente al pueblo elegido y Jesús pide a la mujer el reconocimiento de esta prioridad; la mujer explota esta prioridad con el fin de presentar un motivo fuerte para obtener el milagro: “También los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos” (v.27). La mujer ha superado la prueba de la fe: “Mujer, grande es tu fe” (v.28); de hecho, a la humilde insistencia de su fe, Jesús responde con un gesto de salvación.
    Este episodio dirige a todo lector del Evangelio una invitación a tener una actitud de “apertura” hacia todos, creyentes o no, es decir, una disponibilidad y acogida sin reserva hacia cualquier hombre.

Para la reflexión personal

  • La palabra escrutadora de Dios te invita a romper tu cerrazón y tus pequeños esquemas. ¿Eres capaz de acoger a todos los hermanos que se acercan a ti?
  • ¿Eres consciente de tu pobreza para ser capaz, como la cananea, de confiarte a la palabra salvífica de Jesús?

Oración final

Señor, no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme el gozo de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
(Sal 51,13-14)

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Lectio mar, 2 de ago, 2022

Oración inicial

Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 14,22-36

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”.

Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.

Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. Apenas lo reconocieron los habitantes de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región y le trajeron a todos los enfermos. Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lo tocaron, quedaron curados.

Reflexión

  • El evangelio de hoy describe la travesía difícil y cansada del mar de Galilea en un barco frágil, empujado por el viento Entre el Sermón de las Parábolas (Mt 13) y el de la Comunidad (Mt 18), está, de nuevo, la parte narrativa (Mt 14 hasta 17). El Sermón de las Parábolas llamaba nuestra atención hacia la presencia del Reino. Ahora, la parte narrativa muestra cómo esta presencia acontece provocando reacciones a favor y en contra de Jesús. En Nazaret no fue aceptado (Mt 13,53-58) y el rey Herodes pensaba que Jesús fuera una especie de reencarnación de Juan Bautista, asesinado por él (Mt 14,1-12). La gente pobre, sin embargo, reconocía en Jesús el enviado de Dios y le seguía en el desierto, donde aconteció la multiplicación de los panes (Mt 14,13-21). Después de la multiplicación de los panes, Jesús despide a la multitud y manda a los discípulos a que hagan la travesía, descrita en el evangelio de hoy (Mt 14,22-36).
  • Mateo 14,22-24: Iniciar la travesía a petición de Jesús. Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir al otro lado del mar, donde estaba la tierra de los El mismo subió a la montaña para rezar. La barca simboliza la comunidad. Tiene la misión de dirigirse a los paganos y de anunciar a ellos también la Buena Nueva del Reino que da vida a una nueva manera de convivir en comunidad. Pero la travesía es cansada y se demora. La barca es agitada por las olas, pues el viento es contrario. A pesar de estar remando toda la noche, falta mucho para llegar a tierra. Faltaba mucho para que las comunidades hiciesen la travesía hacia los paganos. Jesús no fue con los discípulos. Ellos debían aprender a enfrentarse a las dificultades, unidos y fortalecidos por la fe en Jesús quien los envió. El contraste es grande: Jesús en paz junto a Dios rezando en lo alto de la montaña, y los discípulos medio perdidos abajo, en el mar revuelto.
  • La travesía para el otro lado del lago simboliza también la difícil travesía de las comunidades del final del primer Ellas tenían que salir del mundo cerrado de la antigua observancia de la ley, para la nueva manera de observar la Ley del amor, enseñada por Jesús; salir de la conciencia de pertenecer al pueblo elegido, privilegiado por Dios entre todos los pueblos, para la certeza de que en Cristo todos los pueblos estaban siendo fundidos en un único Pueblo ante Dios; salir del aislamiento de la intolerancia para el mundo abierto de la acogida y de la gratuidad. También nosotros hoy estamos en una travesía difícil para un nuevo tiempo y una nueva manera de ser iglesia. Travesía difícil, pero necesaria. Hay momentos en la vida en que el miedo nos asalta. No falta la buena voluntad, pero no basta. Somos como una barca que se enfrenta al viento contrario.
  • Mateo 14,25-27: Jesús se acerca y ellos no lo Y a la cuarta vigilia de la noche, esto es entre las tres y las seis de la madrugada, Jesús se fue al encuentro de los discípulos. Andando sobre las aguas, llega cerca de ellos, pero ellos no lo reconocen. Gritan de miedo, pensando que fuese un fantasma. Jesús los calma diciendo: “¡Animo! ¡Soy yo! ¡No temáis!” La expresión «¡Soy yo!» es la misma con la que Dios trató de superar el miedo de Moisés cuando le envió para que libertara al pueblo de Egipto (Ex 3,14). Para las comunidades, tanto las de ayer como las de hoy, era y es muy importante escuchar de nuevo: «¡Animo! ¡Soy yo! ¡No temáis!»
  • Mateo 14,28-31: Entusiasmo y flaqueza de Sabiendo que es Jesús, Pedro pide para poder caminar sobre las aguas. Quiere experimentar el poder que domina la furia del mar. Un poder que, en la Biblia, es exclusivo de Dios (Gén 1,6; Sal 104,6-9). Jesús permite que él participe de ese poder. Pero Pedro tiene miedo. Piensa que se hunde y grita: «¡Señor! ¡Sálvame!» Jesús lo asegura y reprende: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?» Pedro tiene más fuerza de lo que se imagina, pero tiene miedo ante las olas contrarias y no cree en el poder de Dios que existe en él. Las comunidades no creen en la fuerza del Espíritu que existe en ellas, y que actúa mediante la fe. Es la fuerza de la resurrección (Ef 1,19-20).
  • Mateo 14,32-33: Jesús es el Hijo de Dios. Ante la ola que avanza sobre él, Pedro se hunde en el mar por falta de fe. Después de salvarse, él y Jesús, entran en la barca y el viento amaina. Los otros discípulos, que estaban en el barco, se quedan maravillados y se arrodillan ante Jesús, reconociendo en él el Hijo de Dios: «Verdaderamente eres Hijo de Dios». Más tarde, Pedro también va a profesar la misma fe en Jesús: “Tu eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo” (Mt 16,16). Así, Mateo sugiere que no es sólo Pedro el que sustenta la fe de los discípulos, sino que la fe de los discípulos sustenta la fe
  • Mateo 14,34-36: Le presentaron todos los El episodio de la travesía termina con este final bien bonito: “Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados”.

Para la reflexión personal

  • En tu vida, ¿hubo alguna vez un viento así de contrario? ¿Cómo y qué hiciste para vencerlo? ¿Ya aconteció alguna vez en la comunidad? ¿Cómo lo superasteis?
  • ¿Cuál es la travesía que hoy están haciendo las comunidades? ¿De dónde y hacia dónde? ¿Cómo nos ayuda todo esto a reconocer hoy la presencia de Jesús en las olas contrarias de la vida?

Oración final

Aléjame del camino de la mentira
y dame la gracia de tu ley.
He escogido el camino de la lealtad,
me conformo a tus disposiciones.
(Sal 119,29-30).

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