Lectio vie, 1 mar, 2024

Tiempo de Cuaresma

 Oración

Por medio de nuestras privaciones cuaresmales, purifícanos, Señor todopoderoso, a fin de que podamos llegar con un espíritu nuevo a las próximas fiestas de la Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo…

Lectura del Evangelio según Mateo 21,33-43.45-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: «Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora díganme: Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?» Ellos le respondieron: «Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo».
Entonces Jesús les dijo: «¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Al oír estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía por ellos y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido por un profeta.

Reflexión

El texto del evangelio de hoy forma parte de un conjunto más amplio que engloba Mateo 21,23-46. Los jefes de los sacerdotes y de los ancianos habían preguntado a Jesús con qué autoridad hacía las cosas (Mt 21,23). Ellos se consideraban los dueños de todo y pensaban que nadie podía decir nada sin su permiso. La respuesta de Jesús consta de tres partes: 1) El mismo plantea una pregunta y quiere saber de ellos si Juan Bautista era del cielo o de la tierra (Mt 21,24-27). 2) Cuenta la parábola de dos hijos (Mt 21,28-32). 3) Cuenta la parábola de la viña (Mt 21,33-46) que es el evangelio de hoy.

Mateo 21,33-40: La parábola de la viña. Jesús empieza así: «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar   y edificó una torre”. La parábola es un bonito resumen de la historia de Israel, sacado del profeta (Is 5,1-7). Jesús se dirige a los jefes de los sacerdotes, a los ancianos (Mt 21,23) y a los fariseos (Mt 21,45) y da una respuesta a la pregunta que ellos habían hecho sobre el origen de su autoridad (Mt 21,23). Por medio de esta parábola, Jesús aclara varias cosas sobre el origen de su autoridad: es el hijo, el heredero. (b) Denuncia el abuso de la autoridad de los viñadores, esto es, de los sacerdotes y ancianos que no cuidan del pueblo de Dios. (c) Defiende la autoridad de los profetas, enviados por Dios, pero masacrados por los sacerdotes y ancianos. (4) Desenmascara a las autoridades que manipulan la religión y matan al hijo, porque no quieren perder la fuente de renta que consiguieron acumular para sí, a lo largo de los siglos.

Mateo 21,41: La sentencia dada por ellos mismos. Al final de la parábola, Jesús pregunta: “Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?” Ellos no se dieron cuenta de que la parábola estaba hablando de ellos mismos. Por esto, por la respuesta dada, decretaron su propia condena: “Dícenle: A esos miserables les dará una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.” Varias veces Jesús usa ese mismo método. Lleva a la persona a que diga la verdad sobre si misma sin que se dé cuenta de que se está condenando a si misma. Por ejemplo, en el caso del fariseo que condena a la mujer considerándola una pecadora (Lucas 7,42-43) y en el caso de la parábola de los dos hijos Mt 21,28-32).

Mateo 21,42-46: La sentencia dada por ellos mismo es confirmada por su mismo comportamiento. Por medio de la aclaración de Jesús, los sacerdotes, los ancianos y los fariseos entendieron que la parábola hablaba de ellos mismos, pero no se convirtieron. ¡Por el contrario! Mantuvieron su proyecto de matar a Jesús. Rechazaron la “piedra fundamental”. Pero no tuvieron el valor de hacerlo abiertamente, porque temían a la gente.

Los varios grupos de poder en el tiempo de Jesús. En el evangelio de hoy aparecen algunos de los grupos que, en aquel tiempo, ejercían el poder sobre el pueblo: sacerdotes, ancianos y fariseos. Sigue aquí una breve información sobre el poder da cada uno de estos grupos y de otros:

a) Sacerdotes: Eran los encargados del culto en el La gente llevaba el diezmo y los otros impuestos y ofertas para pagar sus promesas. El sumo sacerdote ocupaba un lugar muy importante en la vida de la nación, sobre todo después del exilio. Era escogido o nominado entre las tres o cuatro familias aristócratas, que detenían más poder y más riqueza.

b) Ancianos o Jefes del pueblo: Eran los líderes locales en las diversas aldeas y ciudades. Su origen venía de los jefes de las tribus

c) Saduceos: Eran la elite laica aristocrática de la Muchos de ellos eran ricos comerciantes o latifundistas. Desde el punto de vista religioso eran conservadores. No aceptaban las mudanzas defendidas por los fariseos, como por ejemplo, la fe en la resurrección y en la existencia de los ángeles.

d) Fariseo: Fariseo significa: separado. Ellos luchaban para que, a través de la observancia de la ley de pureza, ¡la gente llegara a ser puro, separado y santo como lo exigían la Ley y la Tradición! Por causa del testimonio ejemplar de su vida dentro de las normas de la época, ellos tenían un liderazgo moral muy grande en las aldeas de

e) Escribas o doctores de la ley: Eran los encargados de la enseñanza. Dedicaban su vida al estudio de la Ley de Dios y enseñaban a la gente cómo hacer para observar en todo la Ley de No todos los escribas eran de la misma línea. Algunos estaban unidos a los fariseos, otros a los saduceos.

Para la reflexión personal

¿Te has sentido alguna vez controlado/a, indebidamente, en casa, en el trabajo, en la iglesia? ¿Cuál ha sido tu reacción? ¿Cómo la de Jesús?
Si Jesús hoy volviera y contara la misma parábola, ¿cómo reaccionaría yo?

Oración final

Señor, como se alzan sobre la tierra los cielos, igual de grande es su amor con sus adeptos; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros crímenes. (Sal 103,11-12)

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Lectio jue, 29 feb, 2024

Tiempo de Cuaresma

Oración inicial

Señor Dios nuestro, a muchos de nosotros nunca nos ha ido tan bien, y por eso nos hemos vuelto engreídos y satisfechos de nosotros mismos, felices en nuestro pequeño mundo. Dios, que nuestros oídos permanezcan abiertos a Tu palabra y nuestros corazones a Ti y a nuestros hermanos y hermanas. No permitas que nos olvidemos de Ti, ni que pongamos nuestra confianza en nosotros mismos. Haz que estemos impacientes por Ti, por Jesucristo nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 16,19-31

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.
Entonces gritó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas’. Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá’.
El rico insistió: ‘Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de tormentos’. Abraham le dijo: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen’. Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto’ «.

Reflexión

Cada vez que Jesús tiene algo importante que comunicar, crea una historia y cuenta una parábola. De este modo, a través de la reflexión sobre una realidad invisible, lleva a los que le escuchan a descubrir la llamada invisible de Dios, que está presente en la vida. Una parábola pretende hacernos pensar y reflexionar. Por eso, es importante prestar atención incluso a los detalles más pequeños. En la parábola del Evangelio de hoy hay tres personas: el pobre Lázaro, el rico anónimo y el Padre Abraham. En la parábola, Abraham representa el pensamiento de Dios. El rico anónimo representa la ideología dominante de la época. Lázaro representa el grito silencioso de los pobres en tiempos de Jesús y en todos los tiempos.

Lucas 16: 19-21: La situación del rico y del pobre. Los dos extremos de la sociedad. De un lado, la riqueza agresiva; del otro, el pobre sin recursos, sin derechos, cubierto de heridas, sin nadie que lo acepte, que lo reciba, salvo los perros que venían a lamerle las heridas. Lo que separa a ambos es la puerta cerrada de la casa del rico. Para el rico, no hay aceptación ni piedad respecto al pobre que está a su puerta. Pero el pobre tiene nombre; el rico, no. Es decir, el pobre tiene su nombre escrito en el libro de la vida, no el rico. El nombre del pobre es Lázaro. Significa que Dios ayuda. Y a través del pobre, Dios ayuda al rico que podría tener un nombre en el libro de la vida. Pero el rico no se deja ayudar por el pobre, porque mantiene su puerta cerrada. El comienzo de esta parábola es un espejo fiel de lo que sucedía en tiempos de Jesús y en tiempos de Lucas. Es un espejo de todo lo que ocurre hoy en el mundo.

Lucas 16: 22: El cambio que revela la verdad oculta. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al abrazo de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la parábola, el pobre muere antes que el rico. Esto es una advertencia para los ricos. Durante el tiempo en que el pobre está vivo y a la puerta, todavía existe la posibilidad de salvación para el rico. Pero cuando el pobre muere, el único instrumento de salvación para el rico también muere. Ahora, el pobre está en el abrazo de Abraham. El abrazo de Abraham es la fuente de la vida, donde nace el pueblo de Dios. Lázaro, el pobre, forma parte del pueblo de Abrahán, del que fue excluido cuando estaba ante la puerta del rico. El rico, que se cree hijo de Abrahán, ¡no va hacia el regazo de Abrahán! Aquí termina la introducción a la parábola. Ahora comienza a revelarse su significado, a través de las tres conversaciones entre el rico y el padre Abraham.

Lucas 16: 23-26: La primera conversación. En la parábola, Jesús abre una ventana al otro lado de la vida, el lado de Dios. No se trata del Cielo. Se trata de la vida que sólo la fe genera y que el rico, que no tiene fe, no puede ver. Sólo a la luz de la muerte se desintegra esta ideología; entonces aparece cuál es el verdadero valor de la vida. Por parte de Dios, sin el pensamiento engañoso de la ideología, las cosas cambian. El rico ve a Lázaro en brazos de Abraham y le pide que le ayude en su sufrimiento. El rico descubre que Lázaro es su único benefactor posible.

Pero ya es demasiado tarde. El rico anónimo es piadoso, porque reconoce a Abraham y le llama Padre. Abraham responde y le llama hijo. En realidad, esta palabra de Abraham se dirige a todos los ricos que están vivos. En la medida en que están vivos, tienen la posibilidad de convertirse en hijos e hijas de Abraham si saben abrir la puerta a Lázaro, el pobre, el único que en nombre de Dios puede ayudarles. La salvación para el rico no consiste en que Lázaro le dé una gota de agua fresca para refrescar su lengua, sino en que él, el rico, abra la puerta cerrada al pobre para llenar el gran abismo que existe.

Lucas 16: 30-31: La tercera conversación. «¡No, Abraham, pero si alguien de entre los muertos va a ellos, se arrepentirán!». El hombre rico reconoce que está equivocado, que ha cometido un error, porque habla de arrepentirse, algo que no ha oído nunca en su vida. Quiere un milagro, ¡una resurrección! Pero este tipo de resurrección no existe. La única resurrección es la de Jesús. Jesús, resucitado de entre los muertos, viene a nosotros en la persona de los pobres, de los que no tienen derechos, de los que no tienen tierra, de los que no tienen comida, de los que no tienen casa, de los que no tienen salud. En su respuesta final, Abraham es claro y convincente: «¡Si no escuchan ni a Moisés ni a los profetas, no se convencerán aunque alguien resucite de entre los muertos!». La conversación termina así y ¡es el final de la parábola!

Para la reflexión personal

¿Cómo tratamos a los pobres? ¿Tienen nombre? En mi actitud hacia ellos, ¿soy como Lázaro o como el rico?
Cuando los pobres entran en contacto conmigo, ¿escuchan la Buena Nueva?
¿A quiénes considero pobres? Hay muchos tipos de pobreza. Identificar estos tipos de pobreza debería llevarnos a ampliar a quién ayudamos, en lugar de limitarnos a «dar un donativo» y no implicarnos personalmente.

Oración final

Dichoso el que rechaza el consejo de los malvados y no se detiene en la senda que pisan los pecadores, ni se sienta en compañía de los cínicos, sino que se deleita en la ley de Yahvé y medita en su ley de día y de noche. (Sal 1, 1-2)

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Lectio mié, 28 feb, 2024

Tiempo de Cuaresma

Oración inicial

Señor, guarda a tu familia en el camino del bien que tú le señalaste; y haz que, protegida por tu mano, en sus necesidades temporales, tienda con mayor libertad hacia los bienes eternos. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 20,17-28

En aquel tiempo, mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús llamó aparte a los Doce y les dijo: «Ya vamos camino de Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día, resucitará».
Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?» Ella respondió: «Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino». Pero Jesús replicó: «No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?» Ellos contestaron: «Sí podemos». Y él les dijo: «Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado».
Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: «Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos».

Reflexión

El evangelio de hoy habla de tres puntos: el tercer anuncio de la pasión (Mt 20,17-19), la petición de la madre de los hijos de Zebedeo (Mt 20,20-23) y la discusión de los discípulos que quieren el primer puesto (Mt 20,24-28).

Mateo 20,17-19: El tercero anuncio de la pasión. Están de camino hacia Jerusalén. Jesús los precede. Sabe que le matarán. El profeta Isaías lo había ya anunciado (Is 50,4-6; 53,1-10). Por esto, su muerte no es el fruto de un plan ya preestablecido, sino que es consecuencia de un compromiso asumido con la misión recibida del Padre junto con los excluidos de su tiempo. Por esto, Jesús alerta a los discípulos sobre la tortura y la muerte que encontrarán en Jerusalén. Pues el discípulo ha de seguir al maestro, aunque fuera para sufrir con él. Los discípulos están asustados y le acompañan con miedo. No entienden lo que está ocurriendo (cf. Lc 18,34). El sufrimiento no concuerda con la idea que ellos tienen del mesías (cf. Mt 16,21-23).

Mateo 20,20-21: La petición de la madre que pide el primer puesto para los hijos. Los discípulos no sólo no entienden el alcance del mensaje de Jesús, sino que continúan con sus ambiciones personales. Jesús insistía en el servicio y en la entrega, y ellos seguían con sus ambiciones personales y pedían los primeros puestos en el Reino. La madre de Santiago y de Juan, llevando consigo los dos hijos, llega cerca de Jesús y pide un lugar en la gloria del Reino para sus hijos, uno a la derecha y el otro a la izquierda de Jesús. Los dos no entendieron la propuesta de Jesús. Estaban preocupados solamente con sus propios intereses. Señal de que la ideología dominante de la época había penetrado profundamente en la mentalidad de los discípulos. A pesar de la convivencia de varios años con Jesús, no habían renovado su manera de ver las cosas. Miraban hacia Jesús con una mirada antigua. Querían una recompensa por el hecho de seguir a Jesús. Las mismas tensiones existían en las comunidades en el tiempo de Mateo y existen hoy en nuestras comunidades.

Mateo 20,22-23: La respuesta de Jesús. Jesús reacciona con firmeza: “¡Ustedes no saben lo que están pidiendo!” Y pregunta si son capaces de beber el cáliz que él, Jesús, va a beber, y se están dispuestos a recibir el bautismo que él va a recibir. Es el cáliz del sufrimiento, el bautismo de sangre. Jesús quiere saber si ellos, en vez del lugar de primer plano, aceptan entregar su vida hasta la muerte. Los dos contestan: “¡Podemos!” Parece una respuesta de boca hacia fuera, pues pocos días después, abandonarán a Jesús y lo dejarán sólo en la hora del sufrimiento (Mc 14,50). Ellos no tienen mucha conciencia crítica, ni perciben la realidad personal. Cuanto al lugar de primer plano en el Reino al lado de Jesús, aquel que lo da es el Padre. Lo que Jesús tiene que ofrecer es el cáliz y el bautismo, el sufrimiento y la cruz.

Mateo 20,24-27: Entre ustedes no sea así. Jesús habla, de nuevo, sobre el ejercicio del poder (cf. Mc 9,33-35). En aquel tiempo, los que detenían el poder no prestaban atención a la gente. Actuaban conforme a lo que oían (cf. Mc 6,27-28). El imperio romano controlaba el mundo y lo mantenía sometido por la fuerza de las armas y así, a través tributos, impuestos y tasas, lograba concentrar la riqueza de la gente en manos de pocos allí en Roma. La sociedad estaba caracterizada por el ejercicio represivo y abusivo del poder. Jesús tiene otra propuesta. Dice: “¡Entre vosotros no debe ser así! Quien quiere ser el mayor, sea el servidor de todos.” Enseña en contra de los privilegios y las rivalidades. Quiere mudar el sistema e insiste en el servicio como remedio contra la ambición personal.

Mateo 20,28: El resumen de la vida de Jesús. Jesús define su misión y su vida: “¡No he venido para ser servido, sino para servir!” Vino a dar su vida en rescate de muchos. Él es el Mesías siervo, anunciado por el profeta Isaías (cf. Is 42,1-9; 49,1-6; 50,4-9; 52,13- 53,12). Aprendió de su madre, que dijo: “¡He aquí la esclava del Señor!”(Lc 1,38). Propuesta totalmente nueva para la sociedad de aquel tiempo.

Para la reflexión personal

Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, ¿qué le pido al Señor en la oración? ¿Cómo acepto el sufrimiento y los dolores que acontecen en mi vida?
Jesús dice: “¡Entre ustedes no sea así!” Mi forma de vivir en comunidad, ¿concuerda con este consejo de Jesús?

Oración final

Sácame de la red que me han tendido,
pues tú eres mi refugio;
en tus manos abandono mi vida
y me libras, Yahvé, Dios fiel. (Sal 31,5-6)

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Lectio mar, 27 feb, 2024

Tiempo de Cuaresma

Oración inicial

Señor, vela con amor continuo sobre tu Iglesia; y pues sin tu ayuda no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad humana, protege a tu Iglesia en el peligro y mantenla en el camino de la salvación. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’.
Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido».

Reflexión

El evangelio de hoy trae una crítica de Jesús en contra de los escribas y de los fariseos de su tiempo. Al comienzo de la actividad misionera de Jesús, los doctores de Jerusalén habían ido hasta Galilea para observarlo (Mc 3,22; 7,1). Incomodados por la predicación de Jesús, habían esparcido la calumnia según la cual era un endemoniado (Mc 3,22). A lo largo de tres años la popularidad de Jesús fue creciendo. Creció también el conflicto entre él y las autoridades religiosas. La raíz de este conflicto estaba en la manera en que ellos se pusieron ante Dios. Los fariseos buscaban su seguridad no tanto en el amor de Dios para con él, sino más bien en la observancia rigurosa de la Ley. Confrontado con esta mentalidad, Jesús acentúa la práctica del amor que relativiza la observancia de la ley y le da su verdadero sentido.

Mateo 23,1-3: La raíz de la crítica: “Ellos dicen, pero no hacen”. Jesús reconoce la autoridad de los escribas y fariseos. Ellos ocupan la cátedra de Moisés y enseñan la ley de Dios, pero ellos mismos no observan lo que enseñan. De ahí la advertencia a la gente: “Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.” ¡Es una crítica que arrasa! Enseguida, como en un espejo, Jesús hace ver algunos aspectos de incoherencia de las autoridades religiosas.

Mateo 23,4-7: Mirarse en el espejo para hacer una revisión de vida. Jesús llama la atención de los discípulos sobre el comportamiento incoherente de algunos doctores de la ley. Al meditar estas incoherencias, conviene pensar no en los fariseos y en los escribas de aquel pasado lejano, sino más bien en nosotros mismos y en nuestras incoherencias: atar cargas pesadas y echarlas a las espaldas de la gente, pero ni con el dedo queremos moverlas. Todas nuestras obras las hacemos para ser vistos por los hombres; queremos el primer puesto en lugares destacados y que la gente nos llame ‘doctor’. ¡A los escribas les gustaba entrar en las casas de las viudas y hacer largas preces en cambio de dinero! (Mc 12,40)

Mateo 23,8-10: Ustedes todos son hermanos. Jesús manda tener la actitud contraria. En vez de usar la religión y la comunidad como medio de autopromoción para parecer más importante ante los demás, pide que no se use el título de Maestro, Padre o Guía, pues uno sólo es el guía: Cristo; sólo Dios en el cielo es Padre, y Jesús es el maestro. Todos los demás somos hermanos. Esta es la base de la fraternidad que nace de la certeza de que Dios es nuestro Padre.

Mateo 23,11-12: El resumen final: el mayor es el menor. Esta frase final es lo que caracteriza tanto la enseñanza como el comportamiento de Jesús: “El más grande de ustedes, será servidor de ustedes. Quien se exalta será humillado, y quien se humilla será exaltado” (cf. Mc 10,43; Lc 14,11; 18,14).

Para la reflexión personal

¿Qué es lo que Jesús criticó en los doctores de la Ley, y en qué los elogió? ¿Qué es lo que él critica en mí y qué elogiaría en mí?
¿Te has mirado al espejo?

Oración final

«Me honra quien sacrifica dándome gracias, al que es recto le haré ver la salvación de Dios.» (Sal 50,23)

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Lectio lun, 26 feb, 2024

Tiempo de Cuaresma

Oración inicial

Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual nos mandaste dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad; ayúdanos a librarnos de la seducción del pecado y a entregarnos al cumplimiento filial de tu santa ley. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 6,36-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos».

Reflexión

Los tres breves versículos del Evangelio de hoy (Lc 6,36-38) constituyen la parte final de un breve discurso de Jesús (Lc 6,20-38). En la primera parte de este discurso, él se dirige a los discípulos (Lc 6,20) y a los ricos (Lc 6,24) proclamando para los discípulos cuatro bienaventuranzas (Lc 6,20-23), y para los ricos cuatro maldiciones (Lc 6,20-26). En la segunda parte, se dirige a todos los que lo escuchan (Lc 6,27), a saber, aquella multitud inmensa de pobres y enfermos, venida de todos los lados (Lc 6,17-19). Las palabras que dice a esta multitud y a todos nosotros son exigentes y difíciles: amar a los enemigos (Lc 6,27), no maldecir (Lc 6,28), ofrecer la otra mejilla a los que te golpean la cara y no reclamar cuando alguien toma lo que es nuestro (Lc 6,29).

¿Cómo entender estos consejos tan exigentes? La explicación nos la dan tres versículos del evangelio de hoy, de donde sacamos el centro de la Buena Nueva que Jesús vino a traernos.

Lucas 6,36: Ser misericordioso como vuestro Padre es misericordia. Las bienaventuranzas para los discípulos (Lc 6,20-23) y las maldiciones contra los ricos (Lc 6,24-26) no pueden ser interpretadas como una ocasión para que los pobres se venguen de los ricos. Jesús manda tener la actitud contraria. Y dice:»¡Amad a vuestros enemigos!» (Lc 6,27). La mudanza o la conversión que Jesús quiere realizar en nosotros no consisten en algo superficial solamente para invertir el sistema, pues así nada cambiaría. Él quiere cambiar el sistema. La Novedad que Jesús quiere construir viene de la nueva experiencia que tiene de Dios como Padre/Madre lleno de ternura que acoge a todos, buenos y malos, que hace brillar el sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos (Mt 5,45). El amor verdadero no depende de lo que yo recibo del otro. El amor debe querer el bien del otro independientemente do lo que él o ella hacen por mí. Pues así es el amor de Dios por nosotros. Él es misericordioso no solamente para con los buenos, sino para con todos, hasta “con los ingratos y con los malos” (Lc 6,35). Los discípulos de Jesús deben irradiar este amor misericordioso.

Lucas 6,37-38: No juzguéis y no seréis juzgados. Estas palabras finales repiten de forma más clara lo que él había dicho anteriormente: “Así, pues, tratad a los demás como queréis que ellos os traten” (Lc 6,31; cf. Mt 7,12). Si no deseas ser juzgado, ¡no juzgues! Si no deseas ser condenado, ¡no condenes! Si quieres ser perdonado,¡perdona! No te quedes esperando hasta que el otro tome la iniciativa, ¡tómala tú la iniciativa y comienza ya! Y verás que todo esto ocurre.

Para la reflexión personal

La Cuaresma es tiempo de conversión. ¿Cuál es la conversión que el evangelio de hoy me pide?
¿Has procurado ser misericordioso como el Padre del cielo es misericordioso?

Oración final

Ayúdanos, Dios salvador nuestro, por amor de la gloria de tu nombre; líbranos, borra nuestros pecados, por respeto a tu nombre. (Sal 79,9)

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Lectio Dom, 25 feb, 2024

Domingo de Cuaresma
La Transfiguración de Jesús: la cruz en el horizonte La pasión que conduce a la gloria
Marco 9:2-10

Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

Lectura

Clave de lectura:

En este segundo domingo de cuaresma, la Iglesia medita sobre la Transfiguración de Jesús delante de tres de sus discípulos que con Él subieron a la montaña. La Transfiguración acontece después del primer anuncio de la Muerte de Jesús (Lc 9,21- 22). Este anuncio había dejado confundidos a los dos discípulos y sobre todo a Pedro. Observemos de cerca, en sus mínimos detalles, el texto que nos describe la transfiguración de modo que nos demos cuenta cómo esta experiencia diversa de Jesús ha podido ayudar a los discípulos a vencer y superar la crisis en la que se hallaban. En el curso de la lectura tratemos de estar atentos a cuanto sigue:¿Cómo sucede la transfiguración y cuál es la reacción de los discípulos ante esta experiencia?

Una división del texto para ayudarnos en su lectura:

Marcos 9,2-4: La Transfiguración de Jesús delante sus discípulos Marcos 9,5-6: La reacción de Pedro ante la transfiguración

Marcos 9,7-8: La palabra del cielo que explica el sentido de la Transfiguración Marcos 9,9-10: Mantener el secreto de lo que vieron

Texto:

En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado; escúchenlo».
En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de ‘resucitar de entre los muertos’.

Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

¿Cuál es el punto de este texto que te ha gustado más y que ha llamado más tu atención?
¿Cómo sucede la transfiguración y cuál es la reacción de los discípulos ante esta experiencia?
¿Por qué el texto presenta a Jesús con vestidos resplandecientes mientras habla con Moisés y con Elías? ¿Qué significan para Jesús Moisés y Elías? ¿Y qué significan para los discípulos?
¿Cuál es el mensaje de la voz del cielo para Jesús? ¿Y cuál es el mensaje para los discípulos?
¿Cómo transfigurar hoy, la vida personal y familiar, y la vida comunitaria en nuestro barrio?

Para los que desean profundizar mayormente en el tema

Contexto de entonces y de hoy

El anuncio de la pasión sumergió a los discípulos en una profunda crisis. Ellos se encontraban en medio de los pobres, pero en sus cabezas todo era confusión, perdidos como estaban en la propaganda del gobierno y en la religión oficial de la época (Mc 8,15). La religión oficial enseñaba que el Mesías sería glorioso y victorioso. Y es por esto por lo que Pedro reacciona con mucha fuerza contra la cruz (Mc. 8-32) Un condenado a la muerte de cruz no podía ser el Mesías, al contrario, según la Ley de Dios, debía ser considerado como un “maldito de Dios” (Dt 21,22-23). Ante esto, la experiencia de la Transfiguración de Jesús podía ayudar a los discípulos a superar el trauma de la Cruz.

En efecto, en la Transfiguración, Jesús aparece en la gloria, y habla con Moisés y con Elías de su Pasión y Muerte (Lc 9,31). El camino de la gloria pasa por tanto por la cruz.

En los años 70, cuando Marcos escribe su evangelio, la cruz constituía un gran impedimento para la aceptación de Jesús como Mesías por parte de los judíos. ¿Cómo podía ser que un crucificado, muerto como un marginado, pudiese ser el gran Mesías esperado por siglos de los pueblos? La cruz era un impedimento para creer en Jesús. “La cruz es un escándalo” decían (1Cor 1,23). Las comunidades no sabían cómo responder a las preguntas críticas de los judíos. Uno de los mayores esfuerzos de los primeros cristianos consistía en ayudar a las personas a comprender que la cruz no era un escándalo, ni locura, antes bien, era la expresión del poder y de la sabiduría de Dios (1Cor 1,22-31). El evangelio de Marcos contribuye a este esfuerzo. Se sirve de textos del Viejo Testamento para describir la escena de la Transfiguración. Ilumina los hechos de la vida de Jesús y muestra que en Jesús se ven realizadas las profecías y que la Cruz es el camino que conduce a la gloria. ¡Y no sólo la cruz de Jesús era un problema! En los años 70 la cruz de la persecución formaba parte de la vida de los cristianos. En efecto, poco tiempo antes, Nerón había desencadenado la persecución y hubo muchos muertos. Hasta hoy, muchas personas sufren porque son cristianos y porque viven el evangelio. ¿Cómo afrontar la cruz? ¿Qué significado tiene? Con estas preguntas en la mente meditemos y comentemos el texto de la Transfiguración.

Comentario del texto

Marcos 9,2-4: Jesús cambia de aspecto
Jesús sube a un monte alto. Lucas agrega que allí se dirige para rezar (Lc 9,28). Allí, sobre la cima de la montaña, Jesús aparece en la gloria delante de Pedro. Santiago y Juan. Junto a Él aparecen también Moisés y Elías. El monte alto evoca al Monte Sinaí, donde, en el pasado, Dios había manifestado al pueblo su voluntad, consignando la ley a Moisés. Las vestiduras blancas de Jesús recuerdan a Moisés envuelto en la luz cuando habla con Dios en la Montaña y recibe de Dios la Ley (cf. Ex 24,29-35). Elías y Moisés, las dos más grandes autoridades del Viejo Testamento, hablan con Jesús. Moisés representa la Ley. Elías la Profecía. Lucas dice que la conversación se establece sobre la Muerte de Jesús en Jerusalén (Lc 9,31). Así quedaba claro que el Viejo Testamento, tanto la Ley como los Profetas, enseñaban ya que el camino de la gloria pasa por la cruz (Cf. Is 53).

Marcos 9,5-6) A Pedro le place lo que acontece, pero no entiende
A Pedro le agrada todo lo que sucede y quiere asegurarse el momento placentero sobre la Montaña. Propone construir tres tiendas. Marcos dice que Pedro tenía miedo, sin saber lo que estaba diciendo, y Lucas añade que los discípulos tenían sueño (Lc 9,32). Ellos son como nosotros, ¡para ellos es difícil entender la Cruz! La descripción del episodio de la transfiguración comienza con una afirmación: “Seis días después”. ¿A qué se refieren estos seis días? Algunos estudiosos explican así la frase: Pedro quiere construir tiendas, porque era el sexto día de las fiestas de las tiendas. Era una fiesta muy popular de seis días que festejaba el don de la ley de Dios y los cuarenta años pasados en el desierto. Para recordar estos cuarenta años, el pueblo debía transcurrir una semana de la fiesta en tiendas improvisadas. Por esto se llamaba Fiesta de las Tiendas. Si no era posible la celebración de todos los seis días, por lo menos que se hiciese en el sexto día. La afirmación “ después de seis días” sería una alusión a la fiesta de las tiendas. Por esto Pedro recuerda la obligación de construir tiendas. Y se ofrece espontáneamente para construirlas. Así Jesús, Moisés y Elías habrían podido seguir conversando.

Marcos 9,7: La voz del cielo esclarece los hechos
Apenas Jesús queda envuelto en la gloria, una voz del cielo dice: ¡Este es mi Hijo predilecto! ¡Escuchadlo! La expresión “Hijo predilecto” evoca la figura del Mesías Siervo, anunciado por el profeta Isaías (cf. Is 42,1). La expresión “Escuchadlo” evoca la profecía que prometía la llegada de un nuevo Moisés (cf. Dt 18,15). En Jesús, se están realizando las profecías del Viejo Testamento. Los discípulos no podían dudarlo. Los cristianos de los años 70 no podían dudarlo. Jesús es verdaderamente el Mesías glorioso, pero el camino de la gloria pasa por la cruz, según el anuncio dado en la profecía del Siervo (Is 53,3-9). La gloria de la Transfiguración es la prueba. Moisés y Elías lo confirman. El Padre es el garante. Jesús la acepta.

Marcos 9,8: ¡Sólo Jesús y nadie más!
Marcos dice que, después de la visión, los discípulos sólo ven a Jesús y a nadie más. La insistencia en afirmar que sólo ven a Jesús sugiere que desde ahora en adelante Jesús es la única revelación de Dios para nosotros. Para nosotros los cristianos, Jesús, y solamente Él, es la llave para comprender todo el sentido del Viejo Testamento.

Marcos 9,9-10: Saber quedar en silencio
Jesús pide a sus discípulos que no digan a nadie nada, hasta que no hubiera resucitado de entre los muertos, pero los discípulos no lo entendieron. En efecto, no entiende el significado de la Cruz, quien no une el sufrimiento a la resurrección. La Resurrección de Jesús es la prueba de que la vida es más fuerte que la muerte.

Marcos 9, 11-13: El regreso de Elías
El profeta Malaquías había anunciado que Elías debía volver para preparar el camino del Mesías (Ml 3,23-24). Este mismo anuncio se encuentra en el libro del Eclesiástico (Eclo 48,10) Entonces ¿cómo podía ser Jesús el Mesías, si Elías todavía no había vuelto? Por esto, los discípulos preguntaban: “¿Por qué los escribas dicen que primero debe venir Elías?” (9,11). La repuesta de Jesús es clara: “Yo os digo que Elías ya ha venido, pero han hecho de él lo que han querido, como está escrito de él ( 9,13). Jesús estaba hablando de Juan el Bautista, asesinado por Herodes (Mt 17,13).

Ampliando conocimientos:

La Transfiguración: el cambio que se da en la práctica de Jesús

En medio de los conflictos con los fariseos y los herodianos (Mc 8,11-21), Jesús deja la Galilea y se dirige a la región de Cesárea de Filipo (Mc 8,27), donde comienza a preparar a sus discípulos. Por el camino, lanza una pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (Mc 8,27). Después de haber escuchado la respuesta que lo consideraban el Mesías, Jesús empieza a hablar de su Pasión y Muerte (Mc 8,31). Pedro reacciona: “¡No quiera Dios, Señor, que esto suceda!” (Mt 16,22). Jesús replica: “¡Lejos de mi Satanás” Tú me sirves de escándalo, porque no piensas según Dios, sino según los hombres!” (Mc 8,33). Fue un momento de crisis. Los discípulos presos por la idea de un mesías glorioso (Mc 8, 32-33; 9,32), no comprenden la propuesta de Jesús y tratan de conducirla por otro camino. Estaba cercana la fiesta de las Tiendas, (cf. Lc 9,33), en la que la expectativa mesiánica popular por lo general acostumbraba a aumentar y mucho. Jesús sube a la montaña a orar (Lc 9,28). Vence la tentación por medio de la oración. La manifestación del Reino sería muy diferente de lo que la gente se imaginaba. La victoria del Siervo llegaría a través de la condena a muerte (Is 50,4-9; 53,1-12). La cruz aparece en el horizonte, no ya como una posibilidad, sino más bien como una certeza. A partir de este momento, comienza una mutación en la práctica de Jesús. He aquí algunos puntos significativos de esta mutación:

Pocos milagros. Asistíamos antes a muchos milagros. Ahora, a partir de Mc 8,27; Mt 16,13 y Lc 9,18, los milagros constituyen casi una excepción en la actividad de Jesús.

Anuncio de la Pasión. Antes se hablaba de la pasión, como de una posibilidad remota (Mc 3,6) Ahora se habla constantemente (Mc 8,31; 9,9.31; 10,33.38).

Tomar la Cruz . Antes, Jesús anunciaba a llegada inminente del Reino. Ahora insiste en la vigilancia, en las exigencias del seguimiento y en la necesidad de tomar la cruz. (Mt 16,24-26; 19,27-30; 24,42-51; 25,1-13: Mc 8,34; 10,28-31: Lc 9,23-26.57-62; 12,8-9.35-48; 14,25-33; 17,33; 18,28-30).

Enseña a los discípulos. Primero enseñaba a la gente. Ahora se preocupa mayormente de la formación de los discípulos. Les pide escoger de nuevo (Jn 6,67) y comienza a prepararlos para la misión que vendrá pronto. Sale de la ciudad para poder estar con ellos y ocuparse de su formación (Mc 8,27; 9,28.30-35; 10.10.23.28-32; 11,11).

Parábolas diversas. Antes, las parábolas revelaban los misterios del Reino presente en la actividad de Jesús. Ahora las parábolas orientan hacia el juicio futuro, hacia el final de los tiempos: los viñadores homicidas (Mt 21, 33-46); el siervo despiadado (Mt 18,23-35); los trabajadores de la hora undécima (Mt 20,1-16); los dos hijos (Mt 21,28-32); el banquete de bodas (Mt 22,1-14); los diez talentos (Mt 25, 14-30). Jesús asume la voluntad del Padre que se revela en la nueva situación, y decide andar a Jerusalén (Lc 9,51). Asume esta decisión de tal modo que asusta a los discípulos , que no consiguen entender estas cosas (Mc 10,32; Lc 18,31-34): En aquella sociedad, el anuncio del Reino tal como era anunciado por Jesús no era tolerado. Y por tanto o cambiaba o ¡sería muerto! Jesús no cambió el anuncio. Continuó siendo fiel al Padre y a los pobres. ¡Por esto fue condenado a muerte!

La transfiguración y la vuelta del Profeta Elías

En el Evangelio de Marcos, el episodio de la Transfiguración (Mc 9,2-8) va unido a la cuestión de la vuelta del profeta Elías (Mc 9,9-13). En aquel tiempo, la gente esperaba el regreso del profeta Elías y no se daba cuenta que Elías ya había vuelto en la persona de Juan Bautista (Mc 9,13). Hoy sucede la misma cosa. Muchas personas viven esperando el retorno de Jesús y escriben incluso en los muros de las ciudades: ¡Jesús volverá!. Ellos no se dan cuenta que Jesús está ya presente en nuestra vida. De vez en cuando, como un relámpago improvisado, esta presencia de Jesús irrumpe y se ilumina, transformando nuestra vida. Una pregunta que cada uno debe hacerse: ¿Mi fe en Jesús, me ha regalado ya algún momento de transfiguración y de intensa alegría?

¿Cómo me han dado fuerza estos momentos de alegría en los momentos de dificultad?

Oración de un Salmo: Salmo 27 (26)

El Señor es mi luz
Yahvé es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
Yahvé, el refugio de mi vida,
¿ante quién temblaré?
Cuando me asaltan los malhechores ávidos de mi carne,
ellos, adversarios y enemigos, tropiezan y sucumben.
Aunque acampe un ejército contra mí, mi corazón no teme;
aunque estalle una guerra contra mí, sigo confiando.
Una cosa pido a Yahvé, es lo que ando buscando:
morar en la Casa de Yahvé todos los días de mi vida, admirar la belleza de Yahvé contemplando su templo. Me dará cobijo en su cabaña el día de la desgracia;
me ocultará en lo oculto de su tienda, me encumbrará en una roca.
Entonces levantará mi cabeza ante el enemigo que me hostiga; y yo ofreceré en su tienda sacrificios de victoria.
Cantaré, tocaré para Yahvé. Escucha, Yahvé, el clamor de mi voz,
¡ten piedad de mí, respóndeme! Digo para mis adentros:
«Busca su rostro».
Sí, Yahvé, tu rostro busco:
no me ocultes tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio.
No me abandones, no me dejes, Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan, Yahvé me acogerá.
Señálame, Yahvé, tu camino, guíame por senda llana, pues tengo enemigos.
No me entregues al ardor de mis rivales, pues se alzan contra mí testigos falsos, testigos violentos además.
Creo que gozaré
de la bondad de Yahvé en el país de la vida.
Espera en Yahvé, sé fuerte, ten ánimo, espera en Yahvé.

Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

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Lectio sáb, 24 feb, 2024

Tiempo de Cuaresma

Oración inicial

Dios, Padre Eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones, para que, consagrados a tu servicio, no busquemos sino a ti, lo único necesario, y nos entreguemos a la práctica de las obras de misericordia. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 5,43-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Sean, pues, perfectos como su Padre celestial es perfecto».

Reflexión

En el evangelio de hoy vemos como Jesús interpreta el mandamiento “No matarás” para que su observancia lleve a la práctica del amor. Además de “No matarás” (Mt 5,21), Jesús cita otros cuatro mandamientos de la antigua ley: no cometerás adulterio (Mt 5,27), no jurarás en falso (Mt 5,33), ojo por ojo, diente por diente (Mt 5,38) y, en el evangelio de hoy: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” (Mt 5,43). Así, por cinco veces en conjunto, Jesús critica y completa la manera antigua de observar estos mandamientos y apunta hacia un camino nuevo para alcanzar el objetivo de la ley que es la práctica del amor (Mt 5,22-26; 5, 28-32; 5,34-37; 5,39-42; 5,44-48).

Amar a los enemigos. En el Evangelio de hoy, Jesús cita la antigua ley que decía: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Este texto no se encuentra tal cual en el Antiguo Testamento. Se trata más bien de una mentalidad reinante, segundo la cual la gente no veían ningún problema en que una persona odiara a su enemigo. Jesús no está de acuerdo y dice “Pero yo les digo Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan”. Y expone la motivación: “Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? Los cobradores de impuestos ¿no hacen eso mismo? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.” Jesús nos lo muestra. En la hora de ser crucificado observó aquello que enseñó.

Padre, ¡perdona! ¡Ellos no saben lo que hacen! Un soldado tomó la mano de Jesús en el brazo de la cruz, clavó un clavo y empezó a dar golpes. Varias veces. Salí sangre. El cuerpo de Jesús se contorcía de dolor. El soldado, un mercenario, ignorante, ajeno a lo que estaba haciendo y a lo que estaba ocurriendo alrededor, continuaba dando golpes como si fuera un trozo de pared de la casa y estuviera colgando un cuadro. En ese momento Jesús pidió por el soldado que lo torturaba y dirigió esta plegaria a su Padre: “¡Padre, perdona! No saben lo que hacen”. Amó al soldado que lo mataba. Por más que quisiesen, la falta de humanidad no logró apagar en Jesús la humanidad y el amor. Lo tomaron, escupieron en su rostro, le rieron a la cara, hicieron de él un rey payaso con una corona de espinas sobre la cabeza, lo torturaran, lo obligaron a ir por las calles como un criminal, tuvo que oír los insultos de las autoridades religiosas, en el calvario lo dejaron totalmente desnudo a la vista de todos y de todas. Pero el veneno de la falta de humanidad no consiguió alcanzar la fuente de amor y de humanidad que brotaba desde dentro de Jesús. El agua del amor que brotaba desde dentro era más fuerte que el veneno del odio que venía de fuera. Mirando a aquel soldado Jesús tuvo dolor y rezó por él y por todos: “¡Padre perdona!” Y hasta añadió una disculpa: “No saben lo que hacen”. Jesús se hizo solidario con aquellos que lo torturaban y maltrataban. Era como el hermano que va con sus hermanos ante un juez y él, víctima de sus hermanos, dice al juez: “Son mis hermanos, sabe usted, son unos ignorantes. Perdónelos. ¡Se mejorarán!” Amó al enemigo.

Sed perfectos como el Padre del cielo es perfecto. Jesús no quiere solamente un cambio superficial, porque nada cambiaría. Él quiere cambiar el sistema de la convivencia humana. La Novedad que quiere construir viene de la nueva experiencia que tiene de Dios como Padre lleno de ternura ¡que acoge a todos! Las palabras de amenazas contra los ricos no pueden ser para los pobres una ocasión de venganza. Jesús manda tener la actitud contraria: “¡Amad a vuestros enemigos!» El verdadero amor no puede depender de lo que yo recibo del otro. El amor debe querer el bien del otro independientemente do lo que él hace por mí. Pues así es el amor de Dios por nosotros.

Para una reflexión personal

Amar a los enemigos. ¿Será que soy capaz de amar a mis enemigos?

Oración final

Dichosos los que caminan rectamente, los que proceden en la ley de Yahvé. Dichosos los que guardan sus preceptos, los que lo buscan de todo corazón. (Sal 119,1-2)

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Lectio vie, 23 feb, 2024

Tiempo de Cuaresma

Oración inicial

Que tu pueblo, Señor, como preparación a las fiestas de Pascua se entregue a las penitencias cuaresmales, y que nuestra austeridad comunitaria sirva para la renovación espiritual de tus fieles. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 5,20-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo».

Reflexión

El texto del evangelio de hoy forma parte de una unidad mayor de Mt 5,20 a Mt 5,48. En esta Mateo muestra como Jesús interpreta y explica la Ley de Dios. Por cinco veces repite la frase: «Habéis oído que se dijo a los antepasados» (Mt 5,21. 27.33.38.43). Un poco antes había dicho: “No piensen que he venido a acabar con la Ley y los Profetas. No he venido a acabar, sino a darles pleno cumplimiento” (Mt 5,17). La actitud de Jesús ante la ley es, al mismo tiempo, de ruptura y de continuidad. Rompe con las interpretaciones erradas, pero mantienen firme el objetivo que la ley quiere alcanzar: la práctica de justicia mayor es el Amor.

Mateo 5,20: La justicia mayor que la justicia de los fariseos. Este primer versículo da la llave general de todo lo que sigue en el conjunto de Mt 5,20-48. La palabra Justicia no aparece ni una vez en Marcos, y siete veces en el Evangelio de Mateo (Mt 3,15; 5,6.10.20; 6,1.33; 21,32). Esto tiene que ver con la situación de las comunidades para las cuales Mateo escribe. El ideal religioso de los judíos de la época era «ser justo ante Dios». Los fariseos enseñaban: “¡La persona alcanza la justicia ante Dios cuando llega a observar todas las normas de la ley en todos sus detalles!» Esta enseñanza engendraba una opresión legalista y traía mucha angustia para las personas, pues era muy difícil que alguien observara todas las normas (cf. Rom 7,21-24). Por esto, Mateo recoge las palabras de Jesús sobre la justicia, mostrando que tiene que superar la justicia de los fariseos (Mt 5,20). Para Jesús, la justicia no viene de lo que yo hago por Dios observando la ley, sino más de lo que Dios hace por mí, acogiéndome como hijo o hija. El nuevo ideal que Jesús propone es éste: «Ser perfecto como el Padre del cielo es perfecto» (Mt 5,48). Esto quiere decir: yo seré justo ante Dios, cuando procuro acoger y perdonar a las personas como Dios me acoge y me perdona, a pesar de mis defectos y pecados.

Por medio de cinco ejemplos bien concretos, Jesús mostrará cómo hacer para alcanzar esta justicia mayor que supera la justicia de los escribas y de los fariseos. Como veremos, el evangelio de hoy trae el primer ejemplo relacionado con la nueva interpretación del quinto mandamiento: ¡No matarás! Jesús va a revelar lo que Dios quería cuando entregó este mandamiento a Moisés.

Mateo 5,21-22: La ley dice «¡No matarás!» (Ex 20,13) Para observar plenamente este quinto mandamiento no basta evitar el asesinato. Es preciso arrancar de dentro de sí todo aquello que de una manera o de otra puede llevar al asesinato, como por ejemplo, rabia, odio, deseo de venganza, explotación, insulto, etc.

Mateo 5,23-24: El culto perfecto que Dios quiere. Para poder ser aceptado por Dios y estar unidos a él, es preciso estar reconciliado con el hermano, con la hermana. Antes de la destrucción del Templo, en el año 70, cuando los judíos cristianos participaban en las romerías a Jerusalén para hacer sus ofrendas al altar y pagar sus promesas, ellos se acordaban siempre de esta frase de Jesús. En los años 80, en el momento en que Mateo escribe, el Templo o el Altar no existían ya. Habían sido destruidos por los romanos. La comunidad y la celebración comunitaria pasan a ser el Templo y el Altar de Dios.

Mateo 5,25-26: Reconciliar. Uno de los puntos en que el Evangelio de Mateo más insiste es la reconciliación. Esto muestra que, en las comunidades de aquella época, había muchas tensiones entre grupos radicales con tendencias diferentes y hasta opuestas. Nadie quería ceder ante el otro. No había diálogo. Mateo ilumina esta situación con palabras de Jesús sobre la reconciliación que piden acogida y comprensión. Pues el único pecado que Dios no consigue perdonar es nuestra falta de perdón hacia los otros (Mt 6,14). Por esto, procure la reconciliación, antes que sea demasiado tarde.

Para la reflexión personal

¡Hoy son muchas las personas que gritan «Justicia!» ¿Qué sentido tiene para mí la justicia evangélica?¿Cómo me comporto delante de los que no me aceptan como soy? ¿Cómo se ha comportado Jesús delante los que no lo han aceptado?

Oración final

Desde lo hondo a ti grito, Yahvé: ¡Señor, escucha mi clamor! ¡Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas! (Sal 130,1-2)

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Lectio jue, 22 feb, 2024

Cátedra de San Pedro, apóstol, fiesta Mateo 16:13-19

Oración inicial

Concédenos, Dios todopoderoso, que, purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos a las fiestas de Pascua limpios de pecado. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 16,13-19

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.

Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

Reflexión

El evangelio de hoy habla de tres puntos: la opinión de la gente respecto a Jesús (Mt 16,13-14), la opinión de Pedro respecto de Jesús (Mt 16,15-16) y la respuesta de Jesús a Pedro (Mt 16,17-19).

Mateo 16,13-14: La opinión de la gente respecto a Jesús. Jesús hace una pregunta respecto a la opinión de la gente respecto a su persona. Las respuestas son variadas: Juan Bautista, Elías, Jeremías, un profeta. Nadie acierta. Hoy también, es grande la variedad de opiniones de la gente respecto a Jesús.

Mateo 16,15-16: La opinión de Pedro respecto a Jesús. Enseguida, Jesús pide la opinión de los discípulos. Pedro se convierte en portavoz y dice: “¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo!” La respuesta no es nueva. Anteriormente, los discípulos habían dicho lo mismo (Mt 14,33). En el Evangelio de Juan, Marta hace la misma profesión de fe (Jn 11,27). Significa que en Jesús se realizan las profecías del AT.

Mateo 16,17-19: La respuesta de Jesús a Pedro. La respuesta tiene varias partes: Bienaventurado tú Pedro Jesús proclama Pedro “¡Bienaventurado!”, porque recibiste una revelación del Padre. Aquí también la respuesta de Jesús no es nueva. Anteriormente, él había alabado al Padre por haber revelado el Hijo a los pequeños y no a los sabios e inteligentes (Mt 11,25-27) y había hecho la misma proclamación de felicidad a los discípulos porque estaban viendo y oyendo cosas que antes nadie conocía (Mt 13,16).

Pedro es Piedra. Pedro debe ser piedra, esto es, debe ser fundamento firme para la Iglesia para poder resistir contra las puertas del infierno. Con estas palabras de Jesús, Mateo anima a las comunidades perseguidas de Siria y Palestina. A pesar de ser débiles y perseguidas, las comunidades tienen un fundamento firme, garantizado por la palabra de Jesús. La piedra, como fundamento de la fe, evoca la palabra de Dios al pueblo en exilio: “¡Escúchenme, los que van tras la justicia, ustedes, los que buscan al Señor! Fíjense en la roca de la que fueron tallados, en la cantera de la que fueron extraídos; fíjense en su padre Abraham y en Sara, que los dio a luz: cuando él era uno solo, yo lo llamé, o bendije y lo multipliqué (Is 51,1-2). Indica un nuevo comienzo.

Pedro, Piedra. Jesús da un nombre a Simón y lo llama Piedra (Pedro). Pedro es Piedra de dos formas: fundamento (Mt 16,18) y es piedra de tropiezo (Mt 16,23). En nuestra iglesia católica insistimos mucho en Pedro-piedra-fundamental. Pedro, por un lado, era débil en la fe, dividido, trató de desviar a Jesús, tuvo miedo en la huerta, se durmió y huyó, no entendía lo que Jesús decía. Por otro lado, era como los pequeños que Jesús proclamó bienaventurados. Siendo uno de los doce, se hace de ellos portavoz. Más tarde, después de la muerte y de la resurrección de Jesús, su figura creció y se volvió símbolo de la Comunidad. Pedro está firme no por mérito propio, sino porque Jesús rezó por él, para que su fe no desfalleciera (Lc 22,31-34)

Iglesia, Asamblea. La palabra Iglesia, en griego eklésia, aparece 105 veces en el NT, casi exclusivamente en los Hechos de los Apóstoles y en las Cartas. En los evangelios aparece tres veces, solamente en Mateo. La palabra significa literalmente “convocada” o “escogida”. Indica a la gente se reúne convocada por la Palabra y trata de vivir el mensaje del Reino que Jesús trae. La Iglesia o la comunidad no es el Reino, pero sí uno instrumento y una muestra del Reino. El Reino es mayor. En la Iglesia, en la comunidad tiene que aparecer a los ojos de todos, aquello que acontece cuando un grupo humano deja que Jesús reine y sea el centro de sus vidas.

Las llaves del Reino. Pedro recibe las llaves del Reino. Este mismo poder de atar y desatar es dado también a las comunidades (Mt 18,18) y a los otros discípulos (Jn 20,23). Uno de los puntos en que el evangelio de Mateo insiste más es la reconciliación y el perdón. Es una de las tareas más importantes de los coordinadores de las comunidades. Imitando a Pedro, tienen que atar y desatar, es decir, procurar que reinen la reconciliación, la aceptación mutua, la construcción de la fraternidad.

Para la reflexión personal

¿Cuáles son las opiniones que existen en nuestra comunidad sobre Jesús? Estas diferencias en la forma de vivir y expresar la fe ¿enriquecen la comunidad o perjudican el camino y la comunión? ¿Por qué?
¿Quién es Jesús para mí? ¿Quién soy yo para Jesús?

Oración final

En ti, Yahvé, me cobijo, ¡nunca quede defraudado! ¡Líbrame conforme a tu justicia! (Sal 31,2)

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Lectio mié, 21 de febrero de, 2024

Tiempo de Cuaresma

Oración inicial

Señor, mira complacido a tu pueblo que desees entregarse a ti con una vida santa; y a los que dominan su cuerpo con la penitencia transfórmales interiormente mediante el fruto de las buenas obras. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 11,29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y comenzó a decirles: «La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.
Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Reflexión

Estamos en tiempo de cuaresma. La liturgia privilegia los textos que pueden ayudarnos a convertirnos y a mudar vida. Aquello que más ayuda en la conversión son los hechos de la historia del pueblo de Dios. En el Evangelio de hoy, Jesús habla de dos episodios del pasado: el episodio de Jonás y el de la reina de Sabá, y los transforma en espejo para que la gente descubra en ellos el llamado de Dios a la conversión.

Lucas 11,29: La generación mala que pide una señal. Jesús llama ‘mala’ la generación, porque no cree en Jesús y vive pidiendo señales que puedan legitimar a Jesús como enviado de Dios. Jesús no quiere dar una señal, pues, en el fondo, si ellos piden una señal, es porque no quieren creer. La única señal que se dará es la señal de Jonás.

Lucas 11,30: La Señal de Jonás. La señal de Jonás tiene dos aspectos. El primero es lo que afirma el texto de Lucas en el evangelio de hoy. Jonás fue una señal para la gente de Nínive a través da su predicación. Al oír a Jonás, el pueblo se convirtió. Así, la predicación estaba siendo una señal para su gente, pero el pueblo no daba señales de conversión. El otro aspecto es lo que afirma el evangelio de Mateo, hablando del mismo episodio: “Porque si tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de la ballena, también tres días y tres noches estará este Hombre en el seno de la tierra” (Mt 12,40). Cuando Jonás fue escupido sobre la playa, fue a anunciar la palabra de Dios a la gente de Nínive. Asimismo, después de la muerte y de la resurrección en el tercer día, la Buena Nueva será anunciada al pueblo de Judea.

Lucas 11,31: La Reina de Sabá. Enseguida, Jesús evoca la historia de la Reina de Sabá que vino de lejos para ver a Salomón y aprender de su sabiduría (cf. 1Rs 10,1-10). Y por dos veces Jesús afirma: “Y aquí está alguien mayor que Salomón”. “Y aquí está aquel que es mayor que Jonás”.

Un aspecto muy importante que está por detrás de esta discusión entre Jesús y los líderes de su gente es la manera diferente como él, Jesús, y sus adversarios se sitúan ante Dios. El libro de Jonás es una parábola que critica la mentalidad de aquellos que querían a Dios sólo para los judíos. En la historia de Jonás, los paganos se convirtieron ante la predicación de Jonás y Dios los acogió en su bondad y no destruyó la ciudad. Cuando vio que Dios acoge al pueblo de Nínive y no destruyó la ciudad, “Jonás sintió un disgusto enorme. Irritado, rezó al Señor en estos términos: «¡Ah! ¡Yahvé! ¡Ya me lo decía yo cuando estaba en mi tierra! Por algo me adelanté a huir a Tarsis; porque sé que eres un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso, que te arrepientes de las amenazas. Pues, bien, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir» (Jonás 4,1-3). Por esto, Jonás, era una señal para los judíos del tiempo de Jesús y continúa siendo una señal también para nosotros, los cristianos. Pues, imperceptiblemente, como en Jonás aparece también en nosotros una mentalidad según la cual nosotros los cristianos tenemos una especie de monopolio de Dios y que todos los demás deben volverse cristianos. Esto sería proselitismo. Jesús no pide que todos sean cristianos. Pide que todos sean discípulos (Mt 28,19), esto es, sean personas que como él, irradien y anuncien la Buena Nueva del amor de Dios para todos los pueblos alrededor (Mc 16,15).

Para la reflexión personal

Cuaresma, tiempo de conversión. ¿Qué debe cambiar en la imagen que tengo de Dios? ¿Soy como Jonás o como Jesús?
Mi fe ¿en qué está basada? ¿En señales o en la palabra de Jesús?

Oración final

Crea en mí, oh, Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme; no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu. (Sal 51,12-13)

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