Lectio Domingo, 21 julio, 2019

Lucas 10,38-42

María y Marta amigas de Jesús
¿Cuál es la mejor parte escogida por María? 

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

2. Lectura

a) Clave de lectura:

El texto del Evangelio de este domingo narra la visita de Jesús a la casa de Marta y María. Jesús dice a Marta: “María ha escogido la mejor parte que no le será quitada”. A lo largo de los siglos, estas palabras, muchas veces, han sido interpretadas como si fuese una confirmación por parte de Jesús del hecho que la vida contemplativa escondida en los monasterios es mejor y más sublime que la vida activa de aquellos que trabajan en el campo de la evangelización. Esta interpretación no es muy correcta, porque no tiene fundamento en el texto. Para entender el significado de estas palabras de Jesús ( y de cualquier otra palabra), es importante tomar en consideración el contexto, sea el contexto del evangelio de Lucas, como también el contexto más amplio de la obra de Lucas que comprende el Evangelio y las Actas de los Apóstoles. Antes de verificar el contexto más amplio de las Actas de los Apóstoles, tratemos de echar una mirada al texto en sí y ver como está colocado en el contexto inmediato del evangelio de Lucas. Durante la lectura, trata de sentirte presente en la casa de Marta y de sentirte vecino al ambiente y a las palabras de Jesús no sólo al oído de Marta, sino al oído de las comunidades para las cuales Lucas escribía su evangelio y a nuestro oído, el de nosotros, que hoy escuchamos estas palabras tan inspiradoras de Jesús.

b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura

Lucas 10,38: Marta recibe a Jesús en su casa Lucas 10,39-40a: María escucha la palabra de Jesús. Marta se dedica al servicio de la casa Lucas 10-40b: Marta reclama y pide a Jesús que intervenga Lucas 10,41-42: Respuesta de Jesús

c) Texto:

38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Al fin, se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» 41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.»

3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Cuál es el punto que más te ha gustado o ha llamado más tu atención? ¿Por qué?
b) ¿Qué querrá decir Jesús con esta afirmación: “una sola cosa es necesaria”?
c) ¿Cuál era la “mejor parte” que María escogió y que no le será quitada?
d) Un suceso histórico puede tener un sentido simbólico profundo. ¿Has conseguido tú descubrir un sentido simbólico en el modo en el que Lucas describe la visita de Jesús a la casa de Marta y María?
e) Lee atentamente las Actas de los Apóstoles y trata de descubrirle el nexo que hay entre el problema de los apóstoles y la conversación de Jesús con María.

5. Para los que quisieren profundizar más en el tema

a) Contexto del Evangelio de Lucas:

En Lucas 9,51 comienza la segunda etapa de la actividad apostólica de Jesús, el largo viaje desde Galilea hasta Jerusalén. Al comienzo del viaje, Jesús sale del mundo judío y entra en el mundo de los samaritanos (Lc 9,52). A pesar de ser mal recibido por los samaritanos (Lc 9,53), continúa en su territorio y hasta corrige a los discípulos que piensan de modo diverso (Lc 9,54-55). Cuando responde a aquellos que querían seguirlo, Jesús les aclara el significado de cuanto acontece y les señala las exigencias de la misión (Lc 9,56-62).

Después Jesús designa otros setenta y dos discípulos para ir en misión delante de Él. El envío de los doce (Lc 9,1-6) era para el mundo de los judíos. El envío de los setenta y dos es para el mundo no judío (Lc 10,1-16). Terminada la misión, Jesús y los discípulos se reúnen para evaluar el trabajo desarrollado por ellos, pero Jesús insiste en la certeza mayor de que sus nombres están escritos en el cielo (Lc 10.17-37).

Después viene nuestro texto que describe la visita de Jesús a la casa de Marta y María (Lc 10,38-42). Lucas no especifica dónde se encuentra la aldea de María y Marta, pero en el contexto geográfico de su evangelio, el lector imagina que la aldea se encontraba en Samaría. Por el evangelio de Juan sabemos que Marta y María vivían en Betania, una pequeña aldea vecina a Jerusalén (Jn 11,1). Juan nos dice además que tenía un hermano de nombre Lázaro.

b) Comentario del texto

Lucas 10,38: Marta recibe a Jesús en su casa “Yendo ellos de camino, entró en un pueblo y una mujer de nombre Marta, lo acogió en su casa”. Jesús iba de camino. Lucas no siempre dice por dónde está pasando Jesús, pero muchas veces dice que Jesús iba de camino (Lc 9,51.53.57; 10,1.38; 11,1; 13,22.33; 14,25; 17,11: 18,31.35; 19,1.11.28.29.41.45; 20,1). Porque Jesús estaba firmemente decidido a subir a Jerusalén (Lc 19,51). Esta decisión le orienta durante todas las etapas del viaje. La entrada en el pueblo y en la casa de Marta y María es una etapa más de esta larga caminata hasta Jerusalén y forma parte de la realización de la misión de Jesús. Desde el comienzo, el objetivo de la caminata está definido; realizar su misión de Siervo, anunciada por Isaías (Is 53,2-10; 61,1-2) y asumida por Jesús en Nazaret (Lc 4,16-21).

Lucas 10,39-40a: María escucha la palabra, Marta se dedica al servicio “Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra; mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres”. Una cena normal en casa, en familia. Mientras algunos hablan, otros preparan la comida. La dos cosas son importantes y necesarias, las dos se complementan, sobre todo cuando se trata de acoger a alguno que viene de fuera. Afirmando que “Marta estaba atareada en muchos quehaceres” (diaconía), Lucas evoca a los setenta y dos discípulos también ocupados en muchas cosas del servicio misionero (Lc 10,17-18)

Lucas 10,40b: Marta reclama y pide a Jesús que intervenga “Al fin se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Otra escena familiar, pero no tan normal. Marta se está preocupando sola de la preparación de la comida, mientras María está sentada, y está conversando con Jesús. Marta reclama. Quizá Jesús interfiera y diga algo a la hermana para ver si le ayuda en el servicio en la diaconía. Marta se considera una sierva y piensa que el servicio de una sierva es el de preparar la comida y que su servicio en la cocina es más importante que el de su hermana que habla con Jesús. Para Marta, lo que hace María no es servicio, porque dice: “¿No te importa que mi hermana me deje sola en el servicio? Pero Marta no es la única sierva. También Jesús asume el papel de siervo, a saber, el Siervo anunciado por el profeta Isaías. Isaías había dicho que el servicio principal del Siervo es el de estar delante de Dios a la escucha en oración para poder descubrir una palabra de consuelo que llevar a aquellos que están cansados. Decía el Siervo: “ El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa dirigir al cansado una palabra. Cada mañana despierta mis oídos para que yo oiga como discípulo.” (Is 50,4). Ahora, María tiene un comportamiento de oración delante de Jesús. Y surge la pregunta: ¿quién realiza mejor el servicio de sierva: Marta o María?

Lucas 10,41-42: Respuesta de Jesús “Le respondió el Señor: «Marta, Marta te preocupas y te agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada»”. Una bella respuesta y muy humana. Para Jesús una buena conversación con personas amigas es importante e incluso más importante que el comer (cf. Jn 4,32). Jesús no está de acuerdo con la preocupación de Marta. Él no quiere que la preparación del almuerzo interrumpa la conversación. Y es como si dijese: “Marta, no hay necesidad de preparar tantas cosas. Basta una pequeña cosa. Y luego ven a participar de la conversación, tan bella”. Este es el significado principal tan sencillo y humano de las palabras de Jesús. A Jesús le agrada una buena conversación. Y una buena conversación con Jesús produce una conversión. Pero en el contexto del evangelio de Lucas, estas palabras decisivas de Jesús toman un significado simbólico más profundo:

i) Como Marta, también los discípulos, durante la misión, se preocupaban de muchas cosas, pero Jesús aclara bien que la cosa más importante es la de tener los nombres escritos en el cielo, o sea, ser conocidos y amados por Dios (Lc 10,20). Jesús repite a Marta: “Tú te preocupas y agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, mejor, de una sola”.

ii) Antes de este episodio, un doctor de la ley había reducido los mandamientos a uno solo: Amarás al Señor sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo” (Lc 10,27). Cumpliendo este único y mejor mandamiento, la persona estará dispuesta a obrar con amor como el Buen Samaritano y no como el sacerdote y el levita que no cumplieron con su deber (Lc 10,25-42). Los muchos servicios de Marta deben ser realizados a partir de este único servicio verdaderamente necesario que es la atención amorosa a las personas. Esta es la mejor parte que María ha escogido y que no le será quitada.

iii) Marta se preocupa de servir (diaconía). Ella quería ser ayudada por María en el servicio de la mesa. ¿Pero cuál es el servicio que Dios desea? Esta es la cuestión. El comportamiento de María está más de acuerdo con el comportamiento del Siervo de Dios, porque, como el Siervo, ella se encuentra en una situación de oración delante de Jesús. María no puede abandonar esta postura de oración en presencia de Dios. Porque si lo hiciese, no descubriría la palabra de consuelo que llevar a los cansados y desanimados. Este es el verdadero servicio que Dios está pidiendo a todos.

c) Ampliando conocimientos:

El contexto más amplio de las Actas de los Apóstoles.

Después de la muerte y resurrección de Jesús nacerán las comunidades. Ellas debían afrontar problemas nuevos, para los cuales no existían soluciones previstas de antemano. Para orientarse en la solución de los problemas, las comunidades intentaban recordar las palabras y gestos de Jesús, que pudiesen ayudar a traer un poco de luz. Así, el episodio de la visita de Jesús a la casa de Marta y María fue recordado y narrado para ayudar a esclarecer el problema descrito en las Actas 6,1-6.

El rápido crecimiento del número de cristianos creó divisiones en la comunidad. Los fieles de origen griego comenzaron a quejarse de los de origen hebreo y decían que sus viudas estaban desatendidas en la vida de cada día. Era una discriminación en la vida de la comunidad y falta de personas para los diversos servicios. Hasta entonces no había surgido todavía la necesidad de comprometer a otras personas en la coordinación de la comunidad y en el cumplimiento de los servicios. Como Moisés, obligado por los hechos, dividió el poder y convocó a otros setenta jefes para los servicios necesarios entre el pueblo de Dios (Ex 18,17-23; Núm. 11,16-17). Jesús había hecho la misma cosa: convocó otros setenta discípulos (Lc 10, 1). Ahora, ante nuevos problemas, los apóstoles hicieron lo mismo. Convocaron a la comunidad y propusieron el problema delante de todos. Sin duda, la palabra de Jesús a Marta y María les ayudó en la solución. A continuación se puede leer los dos textos, uno junto al otro. Intenta descubrir cómo se iluminan mutuamente:

1 Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. 2 Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No está bien que nosotros abandonemos la palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de saber, y los pondremos al frente de esa tarea; 4 mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.» (Hechos 6, 1-4)

38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Al fin, se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» 41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.»

Los apóstoles se encontraban entre dos necesidades reales, las dos muy importantes, definidas como servicio (diaconía): el servicio de la Palabra y el servicio de las mesas. ¿Qué hacer? ¿Cuál de las dos es la más importante? La respuesta de Jesús a María ayudó a resolver el problema. Jesús dice que María no podía abandonar la conversación con Él para a ayudar en la cocina. Así, Pedro concluye:“¡No es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios por el servicio de las mesas!” Y Pedro define el servicio del apóstol como “ el dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra”.

No se dice que un servicio sea mejor que otro. Lo que no puede suceder es que el servicio de la Palabra quede perjudicado por las exigencias imprevistas del servicio de las mesas. La comunidad tenía la obligación de afrontar el problema, preocupándose de tener gente suficiente en todos los servicios, para poder conservar, así, el servicio de la Palabra en su integridad. El servicio de la Palabra propio de los apóstoles (y de María a los pies de Jesús) tenía dos dimensiones: por un lado la escucha de la Palabra, recibirla, encarnarla, anunciarla, divulgarla mediante el trabajo activo de la evangelización y, por otro, en nombre de la comunidad, responder a Dios en la oración, representar a la comunidad en su dimensión orante ante Dios. No se trata de una oposición entre los dos servicios: palabra y mesa. Los dos son necesarios e importantes para la vida de la comunidad. Para los dos es necesario tener gente disponible. En la economía del Reino, además, el servicio de la Palabra (evangelización) es la raíz, la fuente. Es la parte mejor que María ha escogido. El servicio de la mesa es el resultado, el fruto, es su revelación. Para Lucas y para los primeros cristianos, la “parte mejor” de la que habla Jesús a Marta, es el servicio de la evangelización, fuente de todo el resto.

El Maestro Eckart, el gran místico dominico del Medio Evo, interpreta de un modo simpático este episodio. Dice que Marta sabía ya cómo trabajar y vivir en presencia de Dios, María no sabía y estaba aprendiendo. Por esto no podía ser interrumpida. Los grandes místicos son la prueba de que este texto no se puede interpretar como una confirmación por parte de Jesús de que la vida contemplativa es mejor y más sublime que la activa. No está bien hacer una distinción de estas dos palabras, porque la una se completa, se fundamenta , se aclara en la otra. Nuestro San Juan de la Cruz carmelita, en algo más de diez años recorrió 27.000 kilómetros caminando por toda la España. Santa Teresa de Jesús no se quedaba nunca parada, ocupada como estaba en la fundación de tantos monasterios. Jesús mismo vivía la profunda unidad de la vida contemplativa y activa.

6. Oración de un Salmo

Salmo 145 (146): Dios merece alabanza

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey, bendeciré tu nombre por siempre; todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre.

Grande es Yahvé, muy digno de alabanza, su grandeza carece de límites. Una edad a otra encomiará tus obras, pregonará tus hechos portentosos. El esplendor, la gloria de tu majestad, el relato de tus maravillas recitaré. Del poder de tus portentos se hablará, y yo tus grandezas contaré; se recordará tu inmensa bondad, se aclamará tu justicia. Es Yahvé clemente y compasivo, tardo a la cólera y grande en amor; bueno es Yahvé para con todos, tierno con todas sus creaturas.

Alábente, Yahvé, tus creaturas, bendígante tus fieles; cuenten la gloria de tu reinado, narren tus proezas, explicando tus proezas a los hombres, el esplendor y la gloria de tu reinado. Tu reinado es un reinado por los siglos, tu gobierno, de edad en edad. Fiel es Yahvé en todo lo que dice, amoroso en todo lo que hace.

Yahvé sostiene a los que caen, endereza a todos los encorvados. Los ojos de todos te miran esperando; tú les das a su tiempo el alimento. Tú abres la mano y sacias de bienes a todo viviente.

Yahvé es justo cuando actúa, amoroso en todas sus obras. Cerca está Yahvé de los que lo invocan, de todos los que lo invocan con sinceridad. Cumple los deseos de sus leales, escucha su clamor y los libera Yahvé guarda a cuantos le aman, y extermina a todos los malvados.

¡Que mi boca alabe a Yahvé, que bendigan los vivientes su nombre sacrosanto para siempre jamás!

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

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Lectio sábado, 20 julio, 2019

Mateo 12,14-21

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Mateo 12,14-21

Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para eliminarle.

Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran; para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:
He aquí mi Siervo, a quien elegí,
mi Amado, en quien mi alma se complace.
Pondré mi Espíritu sobre él,
y anunciará el juicio a las naciones.
No disputará ni gritará,
ni oirá nadie en las plazas su voz.
La caña cascada no la quebrará,
ni apagará la mecha humeante,
hasta que lleve a la victoria el juicio:
en su nombre pondrán las naciones su esperanza.

3) Reflexión

• El evangelio de hoy consta de dos partes entrelazadas entre sí: (1) Describe las diferentes reacciones de los fariseos ante la predicación de Jesús; (2) describe cómo Mateo ve en esta reacción diferente la realización de la profecía del Siervo de Yahvé, anunciado por Isaías.

• Mateo 12,14: La reacción de los fariseos: deciden matar a Jesús. Este versículo es la conclusión del episodio anterior, en el que Jesús desafía la malicia de los fariseos curando al hombre que tenía la mano atrofiada (Mt 12,9-14). La reacción de los fariseos fue ésta: “Salieron y se confabularon contra Jesús, para matarle”. Llegó así la ruptura entre Jesús y las autoridades religiosas. En Marcos, este episodio es mucho más explícito y provocador (Mc 3,1-6). Dice que la decisión de matar a Jesús no era sólo de los fariseos, sino que también de los herodianos (Mc 3,6). Altar y Trono se unieron contra Jesús.

• Mateo 12,15-16: La reacción de la gente: siguen a Jesús. Cuando supo de la decisión de los fariseos, Jesús se fue de ese lugar. La gente le sigue. Aún sabiendo que las autoridades religiosas decidieron matar a Jesús, la gente no se aleja de él, y le sigue. Le siguieron muchos y curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran. La gente sabe discernir. Jesús pide para que no divulguen demasiado lo que está haciendo. Contraste grande. Por un lado, el conflicto de vida y muerte entre Jesús y las autoridades religiosas. Por otro lado, el movimiento de la gente deseosa de encontrarse con Jesús. Eran sobre todo los excluidos y los marginados que venían donde él con sus males y sus enfermedades. Los que no eran acogidos en la convivencia social de la sociedad y de la religión, eran acogidos por Jesús.

• Mateo 12,17: La preocupación de Mateo: Jesús es nuestro Mesías. Esta reacción diferente de parte de los fariseos y de la gente lleva a Mateo a ver en esto una realización de la profecía del Siervo. Por un lado, el Siervo era perseguido por las autoridades hasta el punto de ser escupido en el rostro, pero no volvía el rostro atrás, sin avergonzarse, y puso su rostro como un pedernal (Is 50,5-7). Por otro lado, el Siervo era buscado y esperado por la gente. Las multitudes de las islas distantes esperaban su enseñanza (Is 42,4). Era exactamente esto lo que estaba aconteciendo con Jesús.

• Mateo 12,18-21: Jesús realiza la profecía del Siervo. Mateo trae por entero el primer cántico del Siervo. Lee el texto bien despacio, pensando en Jesús y en los pobres excluidos hoy: He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza.

4) Para la reflexión personal

• ¿Conoces un hecho en que las autoridades religiosas, en nombre de su religión, decidieron perseguir y hasta matar a personas que como Jesús hacían el bien a la gente?

• Jesús es el Siervo de Dios. Y hoy ¿nuestra Iglesia, nuestra comunidad, yo, somos siervos de Dios para la gente? ¿Qué nos falta?

5) Oración final

¡Qué admirable es tu amor, oh Dios! Por eso los seres humanos se cobijan a la sombra de tus alas; se sacian con las provisiones de tu casa, en el torrente de tus delicias los abrevas (Sal 36,8-9)

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Lectio viernes, 19 julio, 2019

Mateo 12,1-8

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Mateo 12,1-8 En aquel tiempo cruzaba Jesús un sábado por los sembrados. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.» Pero él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa Misericordia quiero, que no sacrificio, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»

3) Reflexión

• En el evangelio de hoy veremos de cerca uno de los muchos conflictos entre Jesús y las autoridades religiosas de la época. Son conflictos entorno a las prácticas religiosas de aquel tiempo: ayuno, pureza, observancia del sábado, etc.. En términos de hoy, serían conflictos como por ejemplo, la boda de de personas divorciadas, la amistad con prostitutas, la acogida de los homosexuales, el comulgar sin estar casados por la iglesia, el faltar a la misa en domingo, no ayunar el día de viernes santo. Son muchos los conflictos: en casa, en la escuela, en el trabajo, en la comunidad, en la iglesia, en la vida personal, en la sociedad. Conflictos de crecimiento, de relaciones, de edad, de mentalidad. ¡Tantos! Vivir la vida sin conflicto ¡es imposible! El conflicto forma parte de la vida y aparece desde el nacimiento. Nacemos con dolores de parto. Los conflictos no son accidentes por el camino, sino que son parte integrante del camino, del proceso de conversión. Lo que llama la atención es la manera en que Jesús se enfrenta a los conflictos. En la discusión con los adversarios, no se trataba de que tuviera razón en contra de ellos, sino de que prevaleciera la experiencia que él, Jesús, tenía de Dios como Padre y Madre. La imagen de Dios que los otros tenían era de un Dios juez severo, que sólo amenazaba y condenaba. Jesús trataba de hacer prevalecer la misericordia sobre la observancia ciega de las normas y de las leyes que no tenían nada que ver con el objetivo de la Ley que es la práctica del amor.

• Mateo 12,1-2: Arrancar el trigo en día de sábado y la crítica de los fariseos. En un día de sábado, los discípulos pasaban por las plantaciones y se abrieron camino arrancando espigas para comerlas. Tenían hambre. Los fariseos llegaron e invocaron la Biblia para decir que los discípulos estaban cometiendo una transgresión de la ley del sábado (Cf. Ex 20,8-11). Jesús también usa la Biblia y responde evocando tres ejemplos sacados de la Escritura: (a) de David, (b) da la legislación sobre el trabajo de los sacerdotes en el templo y (c) de la acción del profeta Oseas, es decir, cita un libro histórico, un libro legislativo y un libro profético.

• Mateo 12,3-4: El ejemplo de David. Jesús recuerda que David había hecho una cosa prohibida por la ley, pues sacó a los panes sagrados del templo y los dio a los soldados para que los comiesen porque tenían hambre (1 Sam 21,2-7). ¡Ningún fariseo tenía el valor de criticar al rey David!

• Mateo 12,5-6: El ejemplo de los sacerdotes.. Acusado por las autoridades religiosas, Jesús argumenta a partir de lo que ellas mismas, las autoridades religiosas, hacen en día de sábado. En el templo de Jerusalén, en día de sábado, los sacerdotes trabajan mucho más que en los días entre semana, pues deben sacrificar los animales para los sacrificios, deben limpiar, barrer, cargar peso, degollar animales, etc. Y nadie decía que iban contra la ley, pues pensaban que era normal, etc. La ley misma los obligaba a hacer esto (Núm 28,9-10).

• Mateo 12,7: El ejemplo del profeta. Jesús cita la frase del profeta Oseas: Misericordia quiero y no sacrificio. La palabra misericordia significa tener el corazón (cor) en la miseria (miseri) de los otros, es decir, la persona misericordiosa tiene que estar bien cerca del sufrimiento de las personas, tiene que identificarse con ellas. La palabra sacrificio significa hacer (fício) que una cosa queda consagrada (sacri), es decir, quien ofrece un sacrificio separa el objeto sacrificado del uso profano y lo distancia de la vida diaria de la gente. Si los fariseos tuviesen en sí esta mirada del profeta Oseas, sabrían que el sacrificio más agradable a Dios no es que la persona consagrada viva distanciada de la realidad, sino que ponga enteramente su corazón consagrado al servicio de la miseria de sus hermanos y hermanas para aliviarla. Ellos no debían condenar como culpables a aquellos que en realidad eran inocentes.

• Mateo 12,8: El Hijo del Hombre es señor del sábado. Jesús termina con esta frase: el Hijo del Hombre es señor del sábado. Jesús, él mismo, es el criterio para la interpretación de la Ley de Dios. Jesús conocía la Biblia de memoria y la invocaba para mostrar que los argumentos de los otros no tenían fundamento. En aquel tiempo, no había Biblias impresas como tenemos hoy en día. En cada comunidad sólo había una Biblia, escrita a mano, que quedaba en la sinagoga. El que Jesús conociera tan bien la Biblia es señal de que durante treinta años de vida en Nazaret, ha participado intensamente en la vida de la comunidad, donde todos los sábados se leían las escrituras.

La nueva experiencia de Dios como Padre hacía que Jesús llegara a descubrir mejor cuál había sido la intención de Dios al decretar las leyes del Antiguo Testamento. Al convivir con la gente de Galilea, durante treinta años en Nazaret, y sintiendo en la piel la opresión y la exclusión de tantos hermanos y hermanas en nombre de la Ley de Dios, Jesús tiene que haber percibido que esto no podía ser el sentido de aquellas leyes. Si Dios es Padre, entonces él acoge a todos como hijos e hijas. Si Dios es Padre, entonces debemos ser hermanos y hermanas unos de otros. Fue lo que Jesús vivió y rezó, desde el comienzo hasta el fin. La Ley debe estar al servicio de la vida y de la fraternidad. “El ser humano no está hecho para el sábado, sino el sábado para el ser humano” (Mc 2,27). Fue por su fidelidad a este mensaje que Jesús fue condenado a muerte. El incomodaba al sistema, y el sistema se defendió, usando la fuerza contra Jesús, pues él quería la Ley al servicio de la vida, y no viceversa. Falta todavía mucho para que tengamos esa misma familiaridad con la Biblia y la misma participación en la comunidad como Jesús.

4) Para la reflexión personal

• ¿Qué tipo de conflictos tú vives en familia, en la sociedad y en la iglesia? ¿Cuáles son los conflictos relativos a prácticas religiosas que, hoy hacen sufrir a las personas y son motivo de mucha discusión y polémica? ¿Cuál es la imagen de Dios que está por detrás de todos estos preconceptos, normas y prohibiciones?

• ¿Qué te ha enseñado el conflicto en estos años? ¿Cuál es el mensaje que sacamos de todo esto para nuestras comunidades de hoy?

5) Oración final

Señor, si acostado me vienes a la mente, quedo en vela meditando en ti, porque tú me sirves de auxilio y exulto a la sombra de tus alas; mi ser se aprieta contra ti, tu diestra me sostiene. (Sal 63,7-9)

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Lectio jueves, 18 julio, 2019

Mateo 11,28-30

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 11,28-30

«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

3) Reflexión

• El evangelio de hoy tiene solo tres versículos (Mt 11,28-30) que forman parte de una pequeña unidad literaria, una de las más bonitas, en la que Jesús agradece al Padre el que revele la sabiduría del Reino a los pequeños para esconderla a los doctores y entendidos (Mt 11,25-30). En el breve comentario que sigue incluiremos toda la pequeña unidad literaria.

• Mateo 11,25-26: Sólo los pequeños entienden y aceptan la Buena Nueva del Reino. Jesús reza así: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a sabios y a inteligentes y las has revelado a los pequeños”.Los sabios, los doctores de aquella época habían creado un sistema de leyes que imponían a la gente en nombre de Dios (Mt 23,3-4). Pensaban que Dios exigía de la gente estas observancias. Pero la ley del amor, traída por Jesús, decía el contrario. Lo que importa para salvarnos, no es lo que hacemos para Dios, sino lo que Dios, en su gran amor, ¡hace por nosotros! Dios quiere misericordia y no sacrificio (Mt 9,13). La gente pequeña y pobre entendía esta manera de hablar de Jesús y quedaba alegre. Los sabios decían que Jesús estaba equivocado. No podían entender su enseñanza. Sí, Padre, ¡en esto te complaces! Le agrada al Padre que los pequeños entiendan el mensaje del Reino y que los sabios y entendidos ¡no lo entiendan! ¡Si ellos quieren entenderlo tienen que hacerse alumnos de los pequeños! Este modo de pensar y enseñar invierte la convivencia y la incomoda.

• Mateo 11,27: El origen de la nueva Ley: el Hijo reconoce al Padre. Aquello que el Padre nos tiene que decir, lo entregó a Jesús, y Jesús lo revela a los pequeños, porque estos se abren a su mensaje. Jesús, el Hijo, conoce al Padre. Sabe lo que el Padre nos quería comunicar cuando, siglos atrás, entregó su Ley a Moisés. Hoy también, Jesús está enseñando muchas cosas a los pobres y a los pequeños y, a través de ellos, a toda su Iglesia.

• Mateo 11,28-30: La invitación de Jesús que vale hasta hoy. Jesús invita a todos los que están cansados a que vayan a él para obtener descanso. Nosotros, en las comunidades de hoy, deberíamos dar continuidad a esta invitación que Jesús dirigió al pueblo cansado y oprimido bajo el peso de las observancias exigidas por las leyes de pureza. El decía: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Muchas veces, esta frase fue manipulada para pedir a la gente sometimiento, mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús quiere decir es lo contrario. Pide que la gente deje de lado a “los sabios y entendidos”, a los profesores de religión de la época, y empiece a aprender de él, de Jesús, un campesino del interior de Galilea, sin instrucción superior, que se dice «manso y humilde de corazón». Jesús no hace como los escribas que se exaltan por su ciencia, sino que es como la gente que vive humillada y explotada. Jesús, el nuevo maestro, sabía por experiencia lo que pasaba en el corazón de la gente y lo que el pueblo sufría. Lo vio y lo conoció de cerca durante los treinta años en Nazaret.

La manera que Jesús tuvo de practicar lo que enseñó en el Sermón de la Misión. Una pasión se revela en la manera que Jesús tiene de anunciar la Buena Nueva del Reino. Pasión por el Padre y por el pueblo pobre y abandonado de su tierra. Allí donde encontraba gente que lo escuchaba, Jesús transmitía la Buena Nueva. En cualquier lugar. En las sinagogas durante la celebración de la Palabra (Mt 4,23). En las casas de los amigos (Mt 13,36). Andando por el camino con los discípulos (Mt 12,1-8). En medio del mar, a orillas de la playa, sentado en un barco (Mt 13,1-3). En la montaña, de donde proclamó las bienaventuranzas (Mt 5,1). En las plazas de aldeas y ciudades, donde la gente le llevaba a sus enfermos (Mt 14,34-36). En el Templo de Jerusalén, durante las romerías (Mt 26,55). En Jesús, todo es revelación de ¡aquello que lo animaba por dentro! El no sólo anunciaba la Buena Nueva del Reino, sino que él mismo era y sigue siendo una muestra viva del Reino. En él aparece todo aquello que acontece cuando un ser humano deja que Dios reine en su vida y sea el centro de su vida. El evangelio de hoy revela la ternura con la que Jesús acoge a los pequeños. El quiere que encuentren en él paz y descanso. Por su opción a favor de los pequeños y excluidos Jesús fue criticado y perseguido. ¡Sufrió mucho! Lo mismo acontece hoy. Cuando una comunidad se abre y trata de ser un lugar de acogida y de consuelo, de descanso y de paz también para los pequeños y excluidos de hoy, para los migrantes y extranjeros, muchas personas la critican.

4) Para la reflexión personal

• ¿Has experimentado alguna vez el descanso que Jesús prometió?

• Las palabras de Jesús ¿cómo pueden ayudar nuestra comunidad a ser un lugar de descanso para nuestras vidas?

5) Oración final

Pues en ti Señor está la fuente de la vida, y en tu luz vemos la luz. No dejes de amar a los que te conocen, de ser fiel con los hombres sinceros. (Sal 36,10-11)

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Lectio miércoles, 17 julio, 2019

Mateo 11,25-27

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 11,25-27 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

3) Reflexión

• Contexto. El pasaje de Mt 11,25-27 representa un giro en el evangelio de Mateo: a Jesús le son formuladas las primeras preguntas sobre la llegada del reino de los cielos. El primero que plantea interrogativos sobre la identidad de Jesús es Juan Bautista, que a través de sus discípulos le dirige una pregunta concreta: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?” (11,3). Sin embargo, los fariseos junto con los escribas se dirigen a Jesús con palabras de reproche y de juicio:”Tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado” (12,2). Hasta ahora, en los cap. 1-10, la llegada del reino de los cielos en la persona de Jesús no parecía encontrar obstáculos, pero a partir del cap. 11 empiezan a aparecer dificultades concretas. O sea, muchos empiezan a tomar posición ante la persona de Jesús: a veces es “objeto de escándalo”, de caída (11,6); “esta generación”, en el sentido de descendencia humana, no tiene una actitud de acogida hacia el reino que viene; las ciudades situadas a lo largo del lago no se convierten (11,20); se desencadena una verdadera controversia sobre el comportamiento de Jesús (cap.12), es más, se empieza a pensar cómo matarlo (12,14). Este es el clima de desconfianza y de contestación en el que Mateo enmarca nuestro pasaje. Ahora ha llegado el momento de interrogarse sobre la actividad de Jesús: ¿cómo interpretar estas “obras de Cristo” (11,2.19)? ¿Cómo explicar estas acciones taumatúrgicas (11,20.21.23)? Estos interrogantes tocan la cuestión crucial de la mesianidad de Jesús. Mientras tanto, las obras mesiánicas de Jesús ponen bajo juicio no sólo a “esta generación” sino también a las ciudades del entorno del lago que no se han convertido al llegar el reino en la persona de Jesús.

• Hacerse pequeño. Para realizar esta conversión, el itinerario más eficaz es hacerse “pequeños”. Jesús comunica esta estrategia de la “pequeñez” en una oración de reconocimiento (11,27) que tiene un paralelo espléndido en el testimonio dado por el Padre con ocasión del bautismo (11,27). A los estudiosos les gusta llamar a esta oración “himno de júbilo”. El ritmo de la oración de Jesús empieza con una confesión: “Yo te bendigo”, “te confieso”. Esta expresión introductoria le da mucha solemnidad a la palabra de Jesús. La oración de alabanza que Jesús pronuncia tiene las características de una respuesta para el lector. Jesús se dirige a Dios con la expresión “Señor del cielo y de la tierra”, es decir, a Dios como creador y custodio del mundo. En el judaísmo, por el contrario, era costumbre dirigirse a Dios con la invocación “Señor del mundo”, pero sin el término “Padre”, que es una característica distintiva de la oración de Jesús. El motivo de la alabanza es la revelación de Dios: porque has ocultado…, has revelado. Este esconder, referido a los “sabios e inteligentes”, afecta a los escribas y fariseos, considerados como totalmente cerrados y hostiles a la llegada del Reino (3,7ss; 7,29; 9,3.11.34). Se revela a los pequeños, el término griego dice “niños”, a los que aún no hablan. Por tanto, Jesús considera oyentes privilegiados de la proclamación del reino de los cielos a los inexpertos de la ley, a los no instruidos. ¿Cuáles son las “estas cosas” que se ocultan o revelan? El contenido de este revelar u ocultar es Jesús, el Hijo de Dios, el revelador del Padre. Es evidente para el lector que el revelarse de Dios va inseparablemente unido a la persona de Jesús, a su palabra, a sus acciones mesiánicas. Él es quien permite el revelarse de Dios y no la ley o lo hechos que presagiaban el tiempo final.

• El revelarse de Dios, del Padre al Hijo. En la última parte del discurso, hace Jesús una presentación de sí mismo como aquel a quien todo le ha sido comunicado por el Padre. En el contexto de la llegada del Reino, Jesús tiene la función y la misión de revelar en todo al Padre del cielo. En esta función y misión, él recibe la totalidad del poder y del saber, y la autoridad para juzgar. Para confirmar esta tarea tan comprometedora, Jesús invoca el testimonio del Padre, el único que tiene un real conocimiento de Jesús: “Nadie conoce al Hijo sino el Padre” y viceversa, “nadie conoce al Padre sino el Hijo”. El testimonio del Padre es insustituible para que la dignidad única de Jesús como Hijo sea entendida por sus discípulos. Se afirma, además, la exclusividad de Jesús en el revelar al Padre; así lo afirmaba el evangelio de Juan: “A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado” (1,18). En síntesis, el evangelista hace entender a sus lectores que el revelarse de Dios acontece a través del Hijo. Es más: el Hijo revela al Padre a quien quiere.

4) Para la reflexión personal

• ¿Sientes en la oración la necesidad de expresar al Padre todo tu agradecimiento por los dones derramados en tu vida? ¿Tienes ocasión de confesar y de exaltar públicamente al Señor por las obras maravillosas que realiza en el mundo, en la Iglesia, en tu vida?

• En tu búsqueda de Dios, ¿pones tu confianza en tu saber e inteligencia, o te dejas guiar por la sabiduría de Dios? ¿Qué atención prestas a tu relación con Jesús? ¿Escuchas su Palabra? ¿Tienes sus mismos sentimientos para descubrir su fisonomía como Hijo del Padre del cielo?

5) Oración final

mi boca publicará tu justicia, todo el día tu salvación. ¡Oh Dios, me has instruido desde joven, y he anunciado hasta hoy tus maravillas! (Sal 71,15.17)

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Lectio martes, 16 julio, 2019

Mateo 11,20-24

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Mateo 11,20-24

Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.»

3) Reflexión

• El Sermón de la Misión ocupa el capítulo 10. Los capítulos 11 y 12 describen como Jesús realizaba la Misión. A lo largo de estos dos capítulos, aparecen las adhesiones, las dudas y los rechazos que la acción de Jesús iba provocando. Juan el Bautista, que miraba con los ojos del pasado, no conseguía, entenderlo (Mt 11,1-15). La gente, que miraba hacia Jesús con finalidad interesada, no fue capaz de entenderlo (Mt 11,16-19). Las grandes ciudades alrededor del lago, que oyeron la predicación de Jesús y vieron sus milagros, no quisieron abrirse a su mensaje (es el texto del evangelio de hoy) (Mt 11,20-24). Los sabios y los doctores, que apreciaban todo a partir de su propia ciencia, no fueron capaces de entender la predicación de Jesús (Mt 11,25). Los fariseos que confiaban sólo en la observancia de la ley, criticaban a Jesús (Mt 12,1-8) y decidieron matarle (Mt 12,9-14). Decían que Jesús actuaba en nombre de Belcebú (Mt 12,22-37). Querían de él una prueba para poderle creer (Mt 12,38-45). Tampoco sus parientes apoyaban a Jesús (Mt 12,46-50). Solo los pequeños y el pueblo enfermo lo entendían y aceptaban la Buena Nueva del Reino (Mt 11,25-30). Iban detrás de él (Mt 12,15-16) y veían en él al Siervo anunciado por Isaías (Mt 12,17-21).

• Esta manera de describir la acción misericordiosa de Jesús era una advertencia clara para los discípulos y las discípulas que andaban con Jesús por Galilea. No podían esperar mucha recompensa ni elogio por el hecho de ser misioneros de Jesús. La advertencia vale también para nosotros que, hoy, leemos y meditamos este Sermón de la Misión, pues los evangelios están escritos para todos. Nos invitan a confrontar nuestra actitud con la actitud de los personajes que aparecen en el evangelio y a preguntarnos si somos como Juan Bautista (Mt 11,1-15), como el pueblo interesado (Mt 11,16-19), como las ciudades incrédulas (Mt 11,20-24), como los doctores que pensaban saberlo todo y no entendían nada (Mt 11,25), como los fariseos que lo único que sabían hacer era criticar (Mt 12,1-45) o como la gente pequeña que iba en busca de Jesús para seguirle (Mt 12,15) y que con su sabiduría, sabe entender y aceptar el mensaje del Reino (Mt 11,25-30).

• Mateo 11,20: La palabra contra las ciudades que no lo recibieron. El espacio por donde Jesús anduvo durante aquellos tres años de su vida misionera era un espacio reducido. A lo largo del Mar de Galilea había pocos Km. cuadrados entorno a las ciudades de Cafarnaún, Betsaida y Corazín. ¡Solamente pocos km! Fue, pues, en este espacio muy pequeño, donde Jesús realizó la mayor parte de sus milagros y de sus discursos. Vino a salvar a toda la humanidad, y casi no salió del limitado espacio de su tierra. Trágicamente, Jesús tuvo que constatar que la gente de aquellas ciudades no quiso aceptar el mensaje del Reino y no se convirtió. Las ciudades se fijaron en su rigidez, en sus tradiciones y en sus costumbres y no aceptaron la invitación de Jesús que consistía en cambiar vida.

• Mateo 11,21-24: Corazín, Betsaida y Cafarnaún son peores que Tiro, Sidón y Sodoma. En el pasado, Tiro y Sidón, enemigos férreos de Israel, maltrataron al pueblo de Dios. Por esto, fueron maldecidas por los profetas (Is 23,1; Jr 25,22; 47,4; Ez 26,3; 27,2; 28,2; Jl 4,4; Am 1,10). Y ahora, Jesús dice que estas ciudades, símbolos de toda la maldad posible, se hubiesen convertido ya si en ellas se hubiesen dado los milagros hechos en Corazín y Betsaida. La ciudad de Sodoma, símbolo de la peor perversión, fue destruida por la ira de Dios (Gén 18,16 a 19,29). Y ahora Jesús dice que Sodoma existiría hasta hoy, pues se hubiera convertido si hubiese visto los milagros que Jesús hizo en Cafarnaún. Hoy sigue en pie la misma paradoja. Muchos de nosotros, que somos católicos desde niños, tenemos tantas convicciones consolidadas, que nadie es capaz de convertirnos. Y en algunos lugares, el cristianismo, en vez de ser fuente de cambio y de conversión, es el reducto de las fuerzas más reaccionarias de la política del país.

4) Para la reflexión personal

• ¿Cómo me sitúo ante la Buena Nueva de Jesús: como Juan el Bautista, como el pueblo interesado, como los doctores, como los fariseos o como el pueblo pequeño y libre? • Mi ciudad y mi país, ¿merecen la advertencia de Jesús contra Cafarnaún, Corazín y Betsaida?

5) Oración final

¡Grande es Yahvé y muy digno de alabanza! En la ciudad de nuestro Dios está su monte santo, hermosa colina, alegría de toda la tierra. (Sal 48,2-3)

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Lectio lunes, 15 julio, 2019

Mateo 10,34-11,1

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Mateo 10,34-11,1 « No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual son los de su casa. «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.» Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

3) Reflexión

• En el mes de mayo del año pasado, la V Conferencia de los Obispos de América Latina, que tuvo lugar en Aparecida del Norte, Brasil, elaboró un documento muy importante sobre el tema: “Discípulos y Misioneros/as de Jesucristo, para que en El nuestros pueblos tengan vida”. El Sermón de la Misión del Capítulo 10 del Evangelio de San Mateo, que estamos meditando en estos días, ofrece muchas luces para poder realizar la misión de discípulos y misioneros de Jesucristo. El evangelio de hoy presenta la parte final de este Sermón de la Misión.

• Mateo 10,34-36: No he venido a traer la paz, sino la espada. Jesús habla siempre de paz (Mt 5,9; Mc 9,50; Lc 1,79; 10,5; 19,38; 24,36; Jn 14,27; 16,33; 20,21.26). Entonces cómo entender la frase del evangelio de hoy que parece decir lo contrario: » No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. ”? Esta afirmación no significa que Jesús estuviera a favor de la división y de la espada. ¡No! Jesús no quiere la espada (Jn 18,11) ni la división. Lo que él quiere es la unión de todos en la verdad (cf. Jn 17,17-23). En aquel tiempo, el anuncio de la verdad que indicaba que Jesús de Nazaret era el Mesías se volvió motivo de mucha división entre los judíos. Dentro de la familia o comunidad, unos estaban a favor y otros radicalmente en contra. En este sentido la Buena Nueva de Jesús era realmente una fuerte división, una “señal de contradicción” (Lc 2,34) o, como decía Jesús, él traía la espada. Así se entiende la otra advertencia: “Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual son los de su casa. Era lo que estaba aconteciendo, de hecho, en las familias y en las comunidades: mucha división, mucha discusión, como consecuencia del anuncio de la Buena Nueva entre los judíos de aquella época, unos aceptando, otros negando. Hasta hoy es así. Muchas veces, allí donde la Iglesia se renueva, el llamado de la Buena Nueva se vuelve una “señal de contradicción” y de división. Personas que durante años vivieron acomodadas en la rutina de su vida cristiana, no quieren ser incomodadas por las “innovaciones” del Vaticano II. Incomodadas por los cambios, usan toda su inteligencia para encontrar argumentos en defensa de sus opiniones y para condenar los cambios como contrarios a los que pensaban ser la verdadera fe.

• Mateo 10,37: Quien ama a su padre y a su madre más que a mí, no es digno de mí. Lucas presenta esta misma frase, pero mucho más exigente. Dice literalmente: «Si alguno viene junto a mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío.” (Lc 14,26). ¿Cómo combinar esta afirmación de Jesús con aquella otra en la que manda observar el cuarto mandamiento: amar y honorar al padre y a la madre? (Mc 7,10-12; Mt 19,19). Dos observaciones: (a) El criterio básico en el que Jesús insiste es éste: la Buena Nueva de Dios ha de ser el valor supremo de nuestra vida. No puede haber en la vida un valor más alto. (b) La situación económica y social en la época de Jesús era tal que las familias eran obligadas a encerrarse en sí misma. No tenían condiciones para mantener las obligaciones de convivencia comunitaria como, por ejemplo, el compartir, la hospitalidad, la comunión alrededor de la mesa y la acogida a los excluidos. Ese repliegue individualista sobre ellas mismas, causado por la coyuntura nacional e internacional, provocaba las siguientes distorsiones: (i) Imposibilitaba la vida en la comunidad. (ii) Reducía el mandamiento “honora el padre y la madre” exclusivamente a la pequeña familia nuclear y no alargaba a la gran familia de la comunidad. (iii) Impedía la manifestación plena de la Bondad de Dios, pues si Dios es Padre/Madre, nosotros somos hermanos y hermanas unos de otros. Y esta verdad ha de encontrar su expresión en la vida en comunidad. Una comunidad viva y fraterna es el espejo del rostro de Dios. Convivencia humana sin comunidad es como un espejo rajado que desfigura el rostro de Dios. En este contexto, lo que Jesús pide “odiar al padre y a la madre” significaba que los discípulos y las discípulas debían superar la cerrazón individualista de la pequeña familia sobre si misma y alargarla a la dimensión de la comunidad. Jesús mismo practicó lo que enseñó a los otros. Su familia quería llamarlo para que volviera, y así la familia se encerraba en sí misma. Cuando le dijeron: “Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan”, él respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?. Y mirando a las personas a su alrededor dice: “Aquí están mi madre y mis hermanos. Quien hace la voluntad de Dios, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,32-35). ¡Alargó la familia! Y éste era y sigue siendo hasta hoy el único camino para que la pequeña familia pueda conservar y transmitir los valores en los que cree.

• Mateo 10,38-39: Las exigencias de la misión de los discípulos. En estos dos versículos, Jesús da dos consejos importantes y exigentes: (a) Tomar la cruz y seguir a Jesús: Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. Para percibir todo el alcance de este primer consejo, es conveniente tener presente el testimonio de San Pablo: “Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo.” (Gal 6,14). Cargar la cruz supone, hasta hoy, la ruptura radical con el sistema inicuo vigente en el mundo. (b) Tener el valor de dar la vida: El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Sólo se siente realizado en la vida aquel que fue y es capaz de darse enteramente a los demás. Pierde la vida aquel que quiere conservarla sólo para sí. Este segundo consejo es la confirmación de la experiencia humana más profunda: la fuente de vida está en el don de la propia vida. Dando se recibe. Si el grano de trigo no muere, ..… (Jn 12,24).

• Mateo 10,40: La identificación del discípulo con Jesús y con el propio Dios. Esta experiencia tan humana de don y de entrega recibe aquí una aclaración, una profundización. “Quien os recibe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe a aquel que me ha enviado”. En el don total de sí el discípulo se identifica con Jesús; allí se realiza su encuentro con Dios, y allí Dios se deja encontrar por aquel que le busca.

• Mateo 10,41-42: La recompensa del profeta, del justo y del discípulo. Para concluir el Sermón de la Misión sigue una frase sobre la recompensa: «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.» En esta frase existe una secuencia muy significativa: al profeta se le reconoce por su misión como enviado de Dios. El justo es reconocido por su comportamiento, por su manera perfecta de observar la ley de Dios. El discípulo no es reconocido por ninguna calidad o misión especial, sino sencillamente por su condición social de gente pequeña. El Reino no está hecho de cosas grandes. Es como un edificio muy grande que se construye con ladrillos pequeños. Quien desprecia al ladrillo, nunca tendrá el edificio. Hasta un vaso de agua sirve de ladrillo en la construcción del Reino.

• Mateo 11,1: El final del Sermón de la Misión. Fin del Sermón de la Misión. Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. Ahora Jesús se va para practicar aquello que enseñó. Y es lo que veremos en los próximos días meditando los capítulos 11 y 12 del evangelio de Mateo.

4) Para la reflexión personal

• Perder la vida para poderla ganar. ¿Has tenido alguna experiencia de sentirte recompensado/a por una entrega gratuita de ti a los demás? • Aquel que os recibe a vosotros a mí me recibe, y aquel que me recibe a mí, recibe a aquel que me ha enviado. Detente y piensa en lo que Jesús dice aquí: él y Dios mismo se identifican contigo.

5) Oración final

Señor, dichosos los que moran en tu casa y pueden alabarte siempre; dichoso el que saca de ti fuerzas cuando piensa en las subidas. (Sal 84,5-6)

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Lectio Domingo, 14 julio, 2019

Lucas 10,25-37

La parábola del Buen Samaritano
¿Quién es mi prójimo?

1. LECTIO

a) Oración inicial:

Oración del Beato Jorge Preca en El Sagrario del espíritu de Cristo.

Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: Dame la sabiduría para conocer tu espíritu.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: Concédeme el don del espíritu de mi Maestro Cristo Jesús.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: Guíame en todos mis caminos con tu luz.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: enséñame a hacer siempre tu voluntad.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: no permitas que me aleje de tu Espíritu de amor.
Señor Dios, tú estás presente y yo estoy en ti: No me dejes cuando me abandonen mis fuerzas.

b) Lectura del Evangelio:

25 Se levantó un legista y dijo, para ponerle a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» 26 Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» 27 Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tualma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo28Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» 29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» 30 Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto.31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. 32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. 33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión. 34 Acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó luego sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. 35 Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: `Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.’ 36¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» 37 Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»

c) Momentos de silencio orante:

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestras vidas.

2. MEDITATIO

a) Clave de lectura:

Nos encontramos en el capítulo 10 del evangelio según lo cuenta Lucas. Estamos en la sección central del relato lucano, que toma forma de viaje de Jesús hacia Jerusalén: “Mientras se estaban cumpliendo los días en los que sería arrebatado del mundo, se dirigió decididamente hacia Jerusalén” (Lc 9,51). Sabemos que para Lucas, Jerusalén es la ciudad donde se realiza la salvación y el viaje de Jesús hacia Jerusalén es un tema central. El relato de Lucas comienza en la ciudad santa (Lc 1,5) y termina en la misma ciudad (Lc 24,52). En esta sección central, Lucas repetirá con insistencia el hecho de que Jesús se dirige a Jerusalén (por ejemplo en Lc 13,22; 17,11). En este texto que narra la parábola del Buen Samaritano en el contexto de la discusión con un doctor de la ley sobre el gran mandamiento, encontramos de nuevo el tema de un viaje, esta vez de Jerusalén hacia Jericó (Lc 10,30). La parábola forma parte de esta sección central del evangelio, que comienza con Jesús peregrino hacia Jerusalén con sus discípulos. Mandándoles delante de Él para preparar alojamiento en una aldea de Samaria, encuentran solamente hostilidad precisamente porque se dirigían hacia Jerusalén (Lc 9, 51-53). Los Samaritanos impedían a los peregrinos que se dirigiesen a Jerusalén y mostraban hostilidad para con ellos. Después de este hecho envía setenta y dos discípulos “ a cada ciudad y lugar donde Él debía de venir” (Lc 10,1). Setenta y dos es el número tradicional de las naciones paganas.

Los Padres de la Iglesia (Ambrosio, Agustín, Jerónimo y otros) teniendo en cuenta todo el simbolismo de Jerusalén, la ciudad santa de la salvación, interpretan de modo particular esta parábola. En el hombre que desciende de Jerusalén a Jericó ven la figura de Adán que representa a toda la humanidad expulsada del Edén, el paraíso, la Jerusalén Celestial, por causa del pecado. En los ladrones, los Padres de la Iglesia ven al tentador que se despoja de la amistad con Dios y hiere con sus asechanzas y tiene en la esclavitud a la humanidad herida por el pecado. En la figura del sacerdote y del levita ven la insuficiencia de la ley antigua para nuestra salvación que será llevada a cumplimiento por el buen samaritano, Jesucristo nuestro Señor y Salvador, que saliendo también Él de la Jerusalén celeste viene al encuentro de nuestra condición de pecadores y nos cura con el aceite de la gracia y el vino del Espíritu. En la posada los Padres ven la imagen de la Iglesia y en la figura del posadero, entrevén a los pastores en manos de los cuales Jesús confía el cuidado de su pueblo. La partida del samaritano de la posada, los Padres la interpretan como la resurrección y ascensión de Jesús a la derecha del Padre, pero que promete volver para dar a cada uno su merecido. A la Iglesia deja para nuestra salvación los dos denarios de la Sagrada Escritura y de los Sacramentos que nos ayudan en el camino hacia la santidad.

Esta interpretación alegórica y mística del texto nos ayuda a centrarnos bien en el mensaje de esta parábola. El texto de la parábola se abre con un diálogo entre un doctor de la ley que se levanta para poner a prueba al Señor diciendo: “Maestro, ¿ qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús no responde, sino que le hace otra pregunta: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? (Lc 10, 26). Debemos considerar este diálogo como una confrontación entre dos maestros, muy común en aquella época, como sistema para clarificar y profundizar algunos puntos de la ley. Aunque aquí, prevalece el tono de polémica, no como encontramos en el texto traído por Marcos, donde la pregunta viene dada por un escriba que “los había visto discutir (Jesús y los saduceos), y visto como (Jesús) les había bien respondido” (Mc 12,28), se acerca para preguntar. Este escriba se muestra bien dispuesto para escuchar a Jesús, de modo que el Señor termina el diálogo: “No estás lejos del reino de Dios” (Mc 12,34). Sin embargo Mateo coloca esta pregunta en el contexto de una discusión entre Jesús y los saduceos en la que estaban presentes algunos fariseos, que “ habiendo oído que Él había cerrado la boca a los saduceos, se reunieron juntos y un doctor de la ley, lo interrogó para ponerle a prueba…” (Mt 22,34-35). Jesús responde enseguida citando el mandamiento del amor, que se encuentra en los libros del Deuteronomio y del Levítico Sólo en el texto de Lucas la pregunta no se hace sobre cuál sea el mandamiento más grande, sino cómo heredar la vida eterna, una pregunta que los sinópticos la ponen de nuevo en la boca de un joven rico (Mt 19,16; Mc 10,17; Lc 18,18). Como en Marcos, también aquí Jesús alaba al doctor de la ley : “Has respondido bien; haz esto y vivirás” (Lc 10,28). Pero el doctor no está todavía contento con la respuesta de Jesús y “queriendo justificarse” (Lc 10, 29) por haber hecho la pregunta, le pide quién es el prójimo. Esta segunda pregunta hace de introducción y enlaza la siguiente parábola con el diálogo entre Jesús y el doctor de la ley. Podemos ver una inclusión entre el versículo 28 que cierra la disputa y nos prepara a la narración de la parábola y el versículo 37 que cierra definitivamente el diálogo y la parábola En este versículo, Jesús repite al doctor de la ley que había definido al prójimo como aquel “que ha tenido compasión”: “Ve y haz tú lo mismo”. Esta frase de Jesús nos recuerda las palabras pronunciadas en la última cena, como nos la cuenta Juan, cuando, después de lavar los pies Jesús invita a los discípulos a obrar según su ejemplo. (Jn 13,12-15).

En esta última cena Jesús deja a los suyos el mandamiento del amor, entendido como la disponibilidad a “dar la vida” para amarnos mutuamente como el Señor nos ha amado (Jn 15,12-14).

Este mandamiento va más allá de la observancia de la ley. El sacerdote y el levita han observado la ley, no acercándose al pobrete herido y dejado medio muerto, para no volverse impuros (Lev 21,1) Jesús va más allá de la ley y quiere que sus discípulos obren como Él. “Por esto sabrán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros” (Jn 13,35). Para el discípulo de Jesús, la mera filantropía no es suficiente, el cristiano está llamado a algo más que le hace semejante a su maestro, como dice el apóstol Pablo: “Ahora, nosotros tenemos el pensamiento de Cristo” (1 Cor 2,16) “Porque el amor de Cristo nos urge, persuadidos como estamos de que uno murió por todos” (2 Cor 5,14).

b) Preguntas para orientar la meditación y la actualización:

* ¿Qué te ha golpeado más en la parábola?
* ¿Con quién te identificas en el relato?
* ¿Has pensado alguna vez en Jesús como el Buen Samaritano?
* En tu vida ¿sientes la necesidad de la salvación?
* ¿Puedes decir con el apóstol Pablo que tienes el pensamiento de Cristo?
* ¿Qué cosa te constriñe al ofrecer amor al prójimo? ¿La necesidad de amar y ser amado o la compasión y el amor de Cristo?
* ¿Quién es tu prójimo?

3. ORATIO

Cántico – 1Pt 2, 21-24

Cristo sufrió por vosotros, dejándoos un modelo para que sigáis sus huellas. El que no cometió pecado, y en cuya boca no se halló engaño; el que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia; el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados.Erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas.

4. CONTEMPLATIO

La contemplación es el saber unir nuestro corazón y nuestra mente al Señor que con su Palabra nos transforma en nuevas personas que cumplen siempre su voluntad. “Sabiendo estas cosas, seréis dichosos si la ponéis en práctica” (Jn 13,17).

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Lectio sábado, 13 julio, 2019

Mateo 10,24-33

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concede a tus fieles la verdadera alegría, para que, quienes han sido librados de la esclavitud del pecado, alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Mateo 10,24-33

«No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos! «No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. « Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.

3) Reflexión

• El evangelio de hoy presenta diversas instrucciones de Jesús respecto al comportamiento que los discípulos deben adoptar durante el ejercicio de su misión. Lo que más llama la atención en estas instrucciones son dos advertencias: (a) la frecuencia con que Jesús alude a las persecuciones y a los sufrimientos que tendrá; ( b) la insistencia tres veces repetida para el discípulo invitándolo a no tener miedo.

• Mateo 10,24-25: Persecuciones y sufrimientos marcan la vida de los discípulos. Estos dos versículos constituyen la parte final de una advertencia de Jesús a los discípulos respecto a las persecuciones. Los discípulos tienen que saber que, por el hecho de ser discípulos de Jesús, van a ser perseguidos (Mt 10,17-23). Ellos no podrán reclamar ni quedarse preocupado con esto, pues un discípulo tiene que imitar la vida del maestro y participar con él en las privaciones. Esto forma parte del discipulado. “«No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo.”. Si a Jesús le tildaron de Belcebú, cuánto más van a insultar a sus discípulos. Con otras palabras, el discípulo de Jesús deberá preocuparse seriamente sólo en caso de que no le aparezca ninguna persecución en su vida.

• Mateo 10,26-27: No tener miedo a decir la verdad. Los discípulos no deben tener miedo a los perseguidores. Estos consiguen pervertir el sentido de los hechos y esparcen calumnias para que la verdad sea considerada como mentira, y la mentira como verdad. Pero por mayor que sea la mentira, la verdad terminará venciendo y derribará la mentira. Por esto, no debemos tener miedo a proclamar la verdad, las cosas que Jesús enseñó. Hoy en día, los medios de comunicación consiguen pervertir el sentido de los hechos y hacen aparecer como criminales a las personas que proclaman la verdad; hacen aparecer como justo el sistema neo-liberal que pervierte el sentido de la vida humana.

• Mateo 10,28: No tener miedo a los que pueden matar el cuerpo. Los discípulos no deben tener miedo a los que matan el cuerpo, a los que torturan, machacan y hacen sufrir. Los torturadores pueden matar el cuerpo, pero no consiguen matar en ellos la libertad y el espíritu. Deben tener miedo, esto sí, a que el miedo al sufrimiento los lleve a esconder o a negar la verdad y, así, les haga ofender a Dios. Porque quien se aleja de Dios, se pierde por siempre.

• Mateo 10,29-31: No tener miedo, sino tener confianza en la Providencia Divina. Los discípulos no deben tener miedo a nada, pues están en las manos de Dios. Jesús manda mirar los pajarillos. Dos pajarillos se venden por pocos centavos y ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento del Padre. Hasta los cabellos de la cabeza están contados. Lucas dice que ningún cabello se cae sin el permiso del Padre (Lc 21,18). ¡Y se caen tantos cabellos! Por esto. “no temáis. Vosotros valéis mucho más que muchos pajarillos”. Es la lección que Jesús saca de la contemplación de la naturaleza.

• Mateo 10,32-33: No tener vergüenza de dar testimonio de Jesús. Al final, Jesús resume todo en esta frase: “Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos. Sabiendo que estamos en la mano de Dios y que Dios está con nosotros en cada momento, tenemos el valor y la paz necesaria para dar testimonio y ser discípulos y discípulas de Jesús.

4) Para la reflexión personal

• ¿Tengo miedo? ¿Miedo de qué? ¿Por qué? • ¿Has sufrido o te han perseguido alguna vez por causa de tu compromiso con el anuncio de la Buena Nueva que Jesús nos envía?

5) Oración final

Son firmes del todo tus dictámenes, la santidad es el ornato de tu casa, oh Yahvé, por días sin término. (Sal 93,5)

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Lectio viernes, 12 julio, 2019

Mateo 10,16-23

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concede a tus fieles la verdadera alegría, para que, quienes han sido librados de la esclavitud del pecado, alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 10,16-23 «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. «Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.

3) Reflexión

• De cara a su futura misión, Jesús da algunas directrices a la comunidad de sus discípulos, llamados y reunidos en torno a él e investidos de su misma autoridad como colaboradores.

• Mateo 10,16-19: el peligro y la confianza en Dios. Jesús introduce esta parte de su discurso con dos metáforas: ovejas entre lobos; prudentes como las serpientes, sencillos como las palomas. La primera muestra el contexto difícil y peligroso en que los discípulos son enviados. Por un lado se evidencia la situación peligrosa en que se encontrarán los discípulos enviados a la misión; por otra, la expresión “yo os envío” expresa protección. También en la astucia de las serpientes y en la sencillez de las palomas parece que Jesús relaciona dos comportamientos: la confianza en Dios y la reflexión atenta y prolongada del modo de relacionarse con los demás.

Jesús sigue después un orden que, a primera vista, parece señalado por una marcada desconfianza: “guardaos de los hombres…”, pero en realidad indica estar atentos a posibles persecuciones, hostilidades y denuncias. La expresión “os entregarán” no se refiere sólo a la acusación en los tribunales, sino que tiene sobre todo un valor teológico: el discípulo que realiza el seguimiento de Jesús podrá vivir la misma experiencia que el Maestro, “ser entregado en las manos de los hombres” (17,22). Los discípulos han de ser fuertes y resistir “para dar testimonio”, su entrega a los tribunales ha de ser un testimonio para los judíos y para los paganos, como posibilidad de atraerlos hacia la persona y hacia la causa de Jesús y, por tanto, al conocimiento del evangelio. Es importante esta vuelta positiva al testimonio caracterizado por la fe que se hace creíble y atrayente.

• Mateo 10,20: La ayuda divina. Para que todo esto se haga realidad en la misión-testimonio de los discípulos, es indispensable la ayuda que viene de parte de Dios. Es decir, es necesario no confiar en las propias seguridades o recursos, sino que, en las situaciones críticas, peligrosas y agresivas de su vida, los discípulos encontrarán en Dios ayuda y solidaridad. A los discípulos se les promete también el Espíritu del Padre (v.20) para realizar su misión, él obrará en ellos al llevar a cabo su misión de evangelizar y dar testimonio, el Espíritu hablará a través de ellos.

• Mateo 10, 21-22: amenaza-consuelo. El tema de la amenaza vuelve de nuevo con la expresión “entregará”: hermano contra hermano, padre contra hijo, hijo contra sus padres. Se trata de un verdadero y gran desorden de las relaciones sociales, la trituración de la familia. Las personas unidas por los más íntimos lazos familiares -como los padres, los hijos, los hermanos y las hermanas- caerán en la desgracia de odiarse y eliminarse mutuamente. ¿En qué sentido esta división de la familia tiene alguna cosa que ver con el testimonio a favor de Jesús? Tal ruptura de las relaciones familiares podría encontrar su causa en la diversidad de actitudes adoptada en el seno de la familia con respecto a Jesús. La expresión “seréis odiados” parece indicar el tema de la acogida hostil de sus enviados por parte de los contemporáneos. La dureza de las palabras de Jesús son comparables a otro escrito del NT: “Bienaventurados vosotros si sois insultados por el nombre de Cristo, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros. Que ninguno de vosotros tenga que sufrir por homicida, ladrón, malhechor o delator. Pero si alguno sufre como cristiano, que no se avergüence; más bien dé gloria a Dios por este nombre”. Al anuncio de la amenaza sigue la promesa de la consolación (v.3). La mayor consolación de los discípulos será “ser salvados”, poder vivir la esperanza del salvador, es decir, participar de su victoria.

4) Para la reflexión personal

• Estas disposiciones de Jesús ¿qué nos enseñan hoy para que comprendamos la misión del cristiano? • ¿Sabes confiar en la ayuda de Dios cuando sufres conflictos, persecuciones y pruebas?

5) Oración final

Devuélveme el gozo de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso; abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. (Sal 51,14.17)

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