Lectio mié, 14 de sep, 2022

Oración de inicio

 

Dios Todopoderoso,
nuestro creador y guía,
que te sirvamos con todo nuestro corazón
y conocer Tu perdón en nuestras vidas.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén. 

 

 

 

 

 

 

Lectura del Evangelio – Lucas 7,31-35

 

En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿Con quién compararé a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos niños que se sientan a jugar en la plaza y se gritan los unos a los otros: ‘Tocamos la flauta y no han bailado, cantamos canciones tristes y no han llorado’. Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y ustedes dijeron: ‘Ése está endemoniado’. Y viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Este hombre es un glotón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores’. Pero sólo aquellos que tienen la sabiduría de Dios, son quienes lo reconocen»

Reflexión

 

• En el Evangelio de hoy vemos la originalidad de la Buena Noticia que abre el camino a personas apegadas a antiguas formas de fe que se sienten perdidas y no comprenden nada más de la acción de Dios. Para ocultar su falta de apertura y de comprensión defienden y buscan pretextos infantiles para justificar su actitud de falta de aceptación. Jesús reacciona con una parábola para denunciar la confusión de sus enemigos: “Son semejantes a niños que no saben lo que quieren”.

• Lucas 7,31: ¿Con quién, pues, los compararé? Jesús queda impactado por la reacción de la gente y dice: ¿Qué comparación, entonces, puedo encontrar para la gente de esta generación? ¿Cómo son?. Cuando algo es evidente y las personas, por ignorancia o por mala voluntad, no perciben las cosas y no quieren percibirlas, es bueno encontrar una comparación evidente que revele su incoherencia y su mala voluntad. Y Jesús es un Maestro en encontrar comparaciones que hablen por sí solas.

• Lucas 7,32: Como niños sin juicio. La comparación que encuentra Jesús es ésta. Eres como “esos niños, que se gritan unos a otros mientras están sentados en la plaza del mercado: te tocamos la flauta, y no quisiste bailar; ¡cantamos cantos fúnebres y no lloraste!”. Los niños mimados, en todo el mundo, tienen la misma reacción. Se quejan cuando los demás no hacen y actúan como dicen. El motivo de la queja de Jesús es la forma arbitraria con la que la gente en el pasado reaccionó ante Juan el Bautista y cómo reacciona ahora ante Jesús. 

• Lucas 7,33-34: Su opinión sobre Juan y Jesús. “Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y dicen: está poseído. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: mira, comilón y borracho, amigo de publicanos y de pecadores”. Jesús fue discípulo de Juan el Bautista; Creyó en él y fue bautizado por él. Con motivo de este Bautismo en el Jordán, tuvo la revelación del Padre sobre su misión como Mesías-Siervo (Mc 1,10). Al mismo tiempo, Jesús enfatizó la diferencia entre Él y Juan. Juan era más severo, más ascético, no comía ni bebía. Permaneció en el desierto y amenazó al pueblo con el castigo del Juicio Final (Lc 3,7-9). Debido a esto, la gente decía que estaba poseído. Jesús fue más acogedor; Comió y bebió como todos los demás. Recorrió los pueblos y entró en las casas de la gente; Aceptó a los recaudadores de impuestos ya las prostitutas. Por eso decían que era un glotón y un borracho. Aun considerando sus palabras sobre “los hombres de esta generación” (Lc 7,31), de manera general, probablemente, Jesús tenía presente la opinión de la autoridad religiosa que no creía en Jesús (Mc 11,29-33).

• Lucas 7,35: La conclusión obvia a la que llega Jesús. Y Jesús termina sacando esta conclusión: “Sin embargo, la sabiduría es justificada por todos sus hijos”. La falta de seriedad y de coherencia se ve claramente en la opinión que se da sobre Jesús y sobre Juan. La mala voluntad es tan evidente que no necesita prueba. Eso recuerda la respuesta de Job a sus amigos que se creen sabios: “¡Nadie les enseñará a estar quietos! – ¡La única sabiduría que se convierte en ti!” (Job 13:5). 

Preguntas personales

 

  • Cuando expreso mi opinión sobre los demás, ¿soy como los fariseos y los escribas que daban su opinión sobre Jesús y Juan? Expresaron sólo sus ideas preconcebidas y nada dijeron sobre las personas a las que juzgaban.
  • ¿Conoces algún grupo en la Iglesia que merezca la parábola de Jesús?

Oración final

 

¡Qué bienaventurada la nación cuyo Dios es Yahvé,
el pueblo que ha escogido como herencia suya.
Desde el cielo Yahvé mira hacia abajo,
Ve a todos los hijos de Adán. (Sal 33,12-13)

 

 

 

 

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