Lectio vie, 3 de mar, 2023

Oración inicial

¡Oh Dios!, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas; y concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 5,20-26

Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.

Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.

Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.

Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo”.

Reflexión

El texto del evangelio de hoy está dentro de la unidad mayor de Mt 5,20 hasta Mt 5,48. En esta unidad Mateo muestra como Jesús interpretaba y explicaba la Ley de Dios. Por cinco veces repitió la frase: «Habéis oído que se dijo, ¡pero yo os digo!» (Mt 5,21.27.33.38.43). En opinión de algunos fariseos, Jesús estaba terminando con la ley.

Pero era exactamente lo contrario. Decía: “No piensen que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a acabar, sino a darles pleno cumplimiento (Mt 5,17). Ante la Ley de Moisés, Jesús tiene una actitud de ruptura y continuidad. Rompe con las interpretaciones erradas que se encerraban en la prisión de la letra, y reafirma de forma categórica el objetivo último de la ley: alcanzar la justicia mayor que es el Amor.

En las comunidades para las cuales Mateo escribe su Evangelio había opiniones diferentes ante la Ley de Moisés. Para algunos no tenía sentido. Para otros tenía que ser observada hasta los mínimos detalles. Por esto había muchos conflictos y enfrentamientos. Unos llamaban a otros imbécil e idiota. Mateo trata de ayudar a los dos grupos a enfrentar y superar los conflictos que surgen dentro de la familia y de la comunidad.

Mateo 5,20: La justicia de ustedes tiene que ser mayor que la justicia de los fariseos. Este primer versículo ofrece la llave general de todo lo que sigue en el conjunto de Mt 5,20-48. El evangelista muestra a las comunidades cómo deben practicar una justicia mayor que supera la justicia de los escribas y de los fariseos y que llevará a la observancia plena de la ley. En seguida, después de esta clave general sobre la justicia mayor, Mateo presenta cinco ejemplos bien concretos de cómo practicar la Ley de tal manera que su observancia lleve a la práctica perfecta del amor. En el primer ejemplo del evangelio de hoy, Jesús revela lo que Dios quería cuando entregó a Moisés el quinto mandamiento. “¡No matarás!”.

Mateo 5,21-22: No matar. “Habéis oído que se ha dicho: No matará. Quien mate a su hermano será condenado por el tribunal” (Ex 20,13) Para observar plenamente este quinto mandamiento no basta evitar el asesinato. Es preciso arrancar del proprio ser todo aquello que, de una forma o de otra, pueda llevar al asesinato, como por ejemplo, la rabia, el odio, el juicio, e deseo de venganza, de explotación, etc. “Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal”. Es decir, quien piensa con rabia en su hermano, merece ya el mismo castigo de condena de parte del tribunal que, en la antigua ley, era reservado al asesino. Y Jesús va mucho más allá. Él quiere arrancar la raíz del asesinato: pero el que llame a su hermano `imbécil’, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame `renegado’, será reo de la gehenna de fuego Con otras palabras, observo plenamente el mandamiento No Matar si consigo sacar de mi corazón cualquier sentimiento de rabia que lleva a insultar al hermano. Es decir: solamente si llego a la perfección del amor.

Mateo 5,23-24: El culto perfecto que Dios quiere “Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda”. Para poder ser aceptado por Dios y estar unido a él, es preciso estar reconciliado con el hermano, con la hermana. Antes de la destrucción del Templo del año 70, cuando los cristianos han participado a las peregrinaciones a Jerusalén para hacer sus ofertas al altar del Templo, recordaban siempre la frase de Jesús. Ahora en los años 80, en el momento en que Mateo escribe, el Templo y el Altar ya no existían. La comunidad pasó a ser el Templo y el Altar de Dios (1Cor 3,16).

Mateo 5,25-26: Reconciliar. Uno de los puntos en que el Evangelio de Mateo más insiste es la reconciliación, pues en las comunidades de aquella época, había muchas tensiones entre grupos radicales con tendencias diferentes, sin diálogo. Nadie quería ceder ante el otro. Mateo ilumina esta situación con palabras de Jesús sobre la reconciliación que piden acogida y comprensión. Pues el único pecado que Dios no consigue perdonar es nuestra falta de perdón a los demás (Mt 6,14). ¡Por esto, busca la reconciliación, antes de que sea demasiado tarde!

El ideal de la justicia mayor. Por cinco veces, Jesús cita un mandamiento o una costumbre de la antigua ley: No matar (Mt 5,21), No cometer adulterio (Mt 5,27), No jurar en falso (Mt 5,33), Ojo por ojo, diente por diente (Mt 5,38), Amar al prójimo y odiar al enemigo (Mt 5,43). Y por cinco veces, critica la antigua manera de observar estos mandamientos y apunta hacia un camino nuevo para alcanzar la justicia, el objetivo de la ley (Mt 5,22-26; 5, 28-32; 5,34-37; 5,39-42; 5,44-48). La palabra Justicia aparece siete veces en el Evangelio de Mateo (Mt 3,15; 5,6.10.20; 6,1.33; 21,32). El ideal religioso de los judíos de la época era «ser justo ante Dios». Los fariseos enseñaban: “La persona alcanza la justicia ante Dios cuando llega a observar todas las normas de la ley en todos sus detalles!» Esta enseñanza engendraba una opresión legalista y llenaba de angustia a las personas de buena voluntad, porque era muy difícil observar todas las normas (Rom 7,21-24). Por esto, Mateo recoge las palabras de Jesús sobre la justicia mostrando que tiene que superar la justicia de los fariseos (Mt 5,20). Para Jesús, la justicia no viene de aquello que yo hago por Dios observando la ley, sino que viene de lo que Dios hace por mí, acogiéndome con amor como hijo o hija. El nuevo ideal que Jesús propone es éste «¡Ser perfecto como el Padre celestial es perfecto!» (Mt 5,48). Esto quiere decir: seré justo ante Dios, cuando trate de acoger y perdonar a las personas así como Dios me acoge y perdona gratuitamente, a pesar de mis muchos defectos y pecados.

Para la reflexión personal

¿Cuáles son los conflictos más frecuentes en nuestra familia? ¿Y en nuestra comunidad? ¿Es fácil la reconciliación en familia y en comunidad? ¿Sí o no? ¿Por qué?
¿De qué manera los consejos de Jesús pueden ayudar a mejorar la relación dentro de nuestra familia y de la comunidad?

5) Oración final

Señor, te ocupas de la tierra y la riegas, la colmas de riquezas.
El arroyo de Dios va lleno de agua, tú preparas sus trigales. (Sal 65,10)

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Lectio jue, 2 de mar, 2023

Tiempo de Cuaresma

Oración

Puesto que sin ti nada podemos, concédenos, Señor, luz para distinguir siempre el bien y valor para ponerlo en práctica, a fin de que podamos vivir según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo…

Lectura del Evangelio según Mateo 7,7-12

Jesús dijo a sus discípulos: «Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.

¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan.

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas».

Reflexión

El evangelio de hoy cita una parte del Sermón del Monte, la Nueva Ley de Dios que nos ha sido revelada por Jesús. El Sermón del Monte tiene la siguiente estructura:

Mateo 5,1-16: La puerta de entrada: las bienaventuranzas (Mt 5,1-10) y la misión de los discípulos: ser la sal de la tierra y la luz del mundo (Mt 5,12-16).

Mateo 5,17 a 6,18: La nueva relación con Dios: La nueva justicia (Mt 5,17-48) que no busca méritos en la práctica de la limosna, de la oración y del ayuno (Mt 6,1-18).

Mateo 6,19-34: La nueva relación con los bienes de la tierra: no acumular (Mt 6,19- 21), no mirar el mundo con una de mirada sufriente (Mt 6,22-23), no servir a Dios y al dinero (Mt 6,24), no preocuparse por la comida y la bebida (Mt 6,23-34).

Mateo 7,1-23: La nueva relación con las personas: no ver la brizna en el ojo del hermano (Mt 7,1-5); no tirar perlas a los puercos (Mt 7,6); el evangelio de hoy: no tener miedo a pedir cosas a Dios (Mt 7,7-11); y la Regla de Oro (Mt 7,12); escoger el camino difícil y estrecho (Mt 7,13-14), tener cuidado con los falsos profetas (Mt 7,15-20). e) Mateo 7,21-29: Conclusión; no sólo hablar, sino practicar (Mt 7,21-23); la comunidad construida sobre este fundamento quedará bien firme en la tempestad (Mt 7,24-27). El resultado de estas palabras es una nueva conciencia ante los escribas y los doctores (Mt 7,28-29).

Mateo 7,7-8: Las tres recomendaciones de Jesús. Tres recomendaciones: pedir, buscar y llamar a la puerta: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.” En general se pide algo a alguien. La respuesta depende tanto de la persona como de la insistencia del pedido. Buscar se hace orientándose hacia un criterio. Cuanto mejor sea el criterio, tanto mejor será la certeza de encontrar lo que se busca. Llamar a la puerta se hace con la esperanza de que alguien esté al otro lado de la casa. Jesús completa la recomendación ofreciendo la certeza de la respuesta: Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Esto significa que cuando pedimos a Dios, El atiende nuestra petición. Cuando buscamos a Dios, Él se deja encontrar (Is 55,6). Cuando llamamos a la puerta de la casa de Dios, El atenderá.

Mateo 7,9-11: La pregunta de Jesús a la gente. “¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? ” Hablando a los padres y las madres de familia, les pide que hagan referencia a la vida de cada día. Entrelíneas, en las preguntas se adivina la respuesta de la gente que grita: “¡No!” Pues nadie da una piedra al hijo que pide un pan. No existe un padre o una madre que dé una serpiente al hijo o a la hija que le pide un pez: “Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!» Jesús nos llama malos para acentuar la certeza de ser atendidos por Dios cuando le pedimos algo. Pues si nosotros, que no somos santos ni santas, sabemos dar cosas buenas a los hijos, cuánto más el Padre del cielo. Esta comparación tiene como objetivo sacarnos dudas respecto del resultado de la oración dirigida a Dios con confianza. ¡Dios nos atenderá! Lucas añade que Dios nos dará al Espíritu Santo (Lc 11,13)

Mateo 7,12: A La Regla de Oro. «Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.» Este es el resumen de todo el Antiguo Testamento, de la Ley y de los profetas. Es el resumen de todo lo que Dios nos tiene que decir, el resumen de toda la enseñanza de Jesús. Esta Regla de Oro no se encuentra sólo en la enseñanza de Jesús, sino también, de una manera o de otra, en todas las religiones. Responde al sentimiento más profundo y más universal del ser humano.

Para la reflexión personal

Pedir, buscar, llamar a la puerta:
¿cómo rezas tú y cómo conversas con Dios?
¿Cómo vives la Regla de Oro?

Oración final

Te doy gracias Señor por tu amor y tu verdad, pues tu promesa supera a tu renombre.
El día en que grité, me escuchaste, aumentaste mi vigor interior. (Sal 138,2-3)

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