Mt 17, 10-13

«Al bajar del monte le preguntaron a Jesús sus discípulos: «¿Por qué dicen los letrados que primero tiene que venir Elías?». Él les contestó: «Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos». Los discípulos comprendieron entonces que se refería a Juan Bautista».

Comenta: José María Castillo

  1. El monte del que bajan los discípulos es el monte de la transfiguración. Allí han tenido una visión: Jesús junto al profeta Elías. Los judíos de aquel tiempo creían que, antes de la venida del Mesías, tenía que volver Elías a este mundo. Lo que seguramente, para algunos, era una dificultad contra Jesús. Porque, si Elías no había venido a la tierra, Jesús no podía ser el verdadero Mesías y sería, por tanto, un farsante. Es frecuente que quienes viven de forma que su conducta no está de acuerdo con el Evangelio, si es preciso, se agarran a lo que sea, aunque sea un clavo ardiendo, para justificar so forma de vivir y de proceder.
  2. Jesús responde a los discípulos diciendo que el profeta Elías ya había venido, representado en la figura del gran profeta que fue Juan Bautista. La frase de Jesús está en futuro porque cita literalmente un texto de Mala­quías (3, 23). Y Jesús añade que Juan terminó asesinado, la misma muerte que le esperaba a él.
  3. El Evangelio destacaba ayer la diferencia entre Juan y Jesús. Hoy los iguala a los dos en que terminaron su vida asesinados. Juan porque de­nunció los escándalos de Herodes. Jesús porque denunció los escándalos del Templo, de los sacerdotes y de los letrados. La libertad ante los gran­ des de este mundo se paga muy cara. Con todo, los evangelios presentan la libertad profética de Jesús como un hecho enormemente más impor­tante que la libertad de Juan. De ahí, la diferencia, en extensión y calidad teológica, entre el relato de la pasión y muerte de Jesús, por una parte, y, por otra, el breve relato del asesinato del Bautista.

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