Eres un ángel para mí

GRÜN, A.

Eres un ángel para mí

Sal Terrae, Santander, 2012, pp. 114.

Anselm Grün, doctor en teología y administrador de la abadía de Münsterschwarzach, conocido por unir la espiritualidad tradicional cristiana con la psicología moderna, es uno de los escritores cristianos más populares y leídos del momento. Sus libros son sencillos, instructivos y amenos.

Eres un ángel para mí es uno de los libros más breves escritos por Grün (119 pp.) En doce largos artículos nos habla de los distintos ángeles: El ángel de la ayuda, el ángel de la guarda, el ángel del consuelo…

Los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Por el hecho que “ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mt 18, 10), estos son “poderosos ejecutores de sus órdenes, listos a la voz de su palabra” (Sal 103, 20).

El Antiguo Testamento describe varias intervenciones de ángeles en la vida del Pueblo de Israel. Cito algunas:

La lucha con el ángel de Jacob (Gn 32, 25-29); la escalera recorrida por los ángeles, soñada por Jacob (Gn 28, 12); los tres ángeles huéspedes de Abraham (Gn 18); la intervención del ángel que detiene la mano de Abraham que está por sacrificar a Isaac…

En la introducción nos habla el autor de que muchas veces decimos a alguien: «Eres un ángel para mí. Has llegado en el momento exacto. Contigo a mi lado me siento feliz. Me haces mucho bien». Cuando hablamos así, no entendemos las expresiones solo como puras metáforas. Podemos ser ángeles unos para otros.

Los ángeles son mensajeros de Dios, este es su oficio, afirmaba san Agustín. A veces son personas humanas que nos ayudan en un momento de dificultad. El ángel que Dios nos envía transforma nuestros sentimientos, cambia nuestro punto de vista, renueva nuestro corazón, nos pone en contacto con el potencial de energías y sentimientos que tenemos sedimentado en el alma.

“El ángel del Señor es siempre nuestro fiel compañero por los caminos de la vida. Él nos protege y nos guarda. Él nos recuerda que Dios nunca nos abandona. El amor de Dios nos sostiene y nos conduce. En él podemos sentirnos seguros. Podemos dejarle a él todos los miedos, las necesidades y los problemas que nos preocupan. Dios nos llena de valor y seguridad por medio de su ángel” (contraportada).

Se cierra el libro con unos pensamientos finales. El último de ellos nos habla de la fe en los ángeles, que tiene que ser una fe llena de esperanza, de humanismo y seguridad. “Dios no nos deja nunca en la estacada. Nos contempla y vela siempre por nosotros. Y si se lo pedimos –o él lo considera necesario-, nos envía el ángel que más necesitamos para que nuestra vida sea plena”. – Eusebio Gómez Navarra.