Buscad mi rostro

BARRY, W. A.,

Buscad mi rostro.
La oración como relación personal en la Escritura

Sal Terrae, Santander, 2010, 134 pp.

Este libro sobre la oración es una continuación del libro del mismo autor: Dios y tú: la oración como una relación personal. Ambos libros están basados en la experiencia y en la tradición ignaciana. Aquí se usa la Escritura para ayudar a las personas a encontrar a Dios.

¿Qué significa tener intimidad con Dios? A esta pregunta responde el autor con una serie de capítulos basados en historias de la Biblia. La intimidad significa una estrecha relación personal. Ocurre con frecuencia que cualquier deseo de cercanía a Dios se ve atenuado por nuestro miedo a lo que dicha cercanía implica. Barry cita la frase de una mujer que afirmó: “En mi tiempo queríamos estar a su derecha, pero no queríamos acercarnos demasiado”, pues temía que de su proximidad con Dios le pudieran surgir problemas.

William A. Barry, profesor, experimentado acompañante espiritual, nos proporciona en esta obra respuestas sabias y fáciles de comprender, las cuales nos ayudan a aproximarnos a Dios y a llegar a ser sus buenos amigos. Así nos presenta el escritor unos amigos de Dios como: Abrahán, Moisés, Pedro y Jesús, para que nosotros podamos relacionarnos íntima y sinceramente con Dios como se relacionaron ellos. Para ello, es importante cultivar el deseo de ver el rostro amoroso de Dios en todo momento y de muchas maneras, para que nos ayude a superar nuestro miedo a una relación con Dios.

El autor, en un lenguaje claro y profundo, después de tratar 14 puntos o temas, finaliza con la conclusión en la que habla de la amistad con Jesús. Y así afirma: “Sé que estoy gozoso de conocer y amar a Jesús, pero ¿cómo se siente él hacia mi? ¿Damos a Jesús la oportunidad de decirnos lo que significa nuestra amistad para él?” Puede ocurrir que nos resistamos a dar a Jesús una oportunidad para que nos diga cuánto aprecia nuestra amistad.

Otros libros publicados por esta misma editorial son: ¿Quién decís que soy yo?, Contemplativos en la acción y Una amistad como ninguna: sentir el abrazo de Dios.

– Eusebio Gómez Navarro.