MILLAN ROMERAL, F
Tito Brandsma,
Fundación Emmanuel Mounier,
Madrid, 2008, 136 p
El P. Fernando Millán Romeral, actual P. General de los Carmelitas de la Antigua Observancia, nos ofrece un sucinta presentación del Beato Tito Brandsma, carmelita holandés, frisón, para mas detalles. No se trata de una biografía detallada con muchas fuentes y precisiones históricas, sino más bien une un bosquejo de una gran personalidad religiosa de nuestro tiempo. El P. Tito, de familia católica, nacido en 1882 y murió en el campo de concentración de Dachau (Baviera) en 1942.
El autor traza una somera descripción de su vocación, años de estudio y actividad diversa y muy abundante del P. Tito. En efecto, nuestro protagonista fundó colegios católicos, en una Holanda de mayoría protestante, fue durante un año Rector de la recién fundada universidad católica de Nimega, donde ejerció el profesorado, trabajó constantemente en la prensa católica de su país, hizo diversos viajes de estudio, y fue un estudioso de la mística. Destaca su conocimiento de la espiritualidad de la “Devotio Moderna (G. de Groot), y sobre todo su amor por Santa Teresa de Ávila, de la que escribió una biografía en holandés durante su encarcelamiento.
Su carácter abierto, solidario, alegre, familiar, elegante y ecuménico hace de él un personaje profundamente atractivo, aunque gozaba de poca salud. Fue siempre un estrecho colaborador del episcopado holandés, especialmente de obispo De Jong.
Su vida se vio determinada por la presencia creciente del nazismo, primero en Alemania y después en la misma Holanda, a causa de la ocupación. Con suma elegancia pero con firmeza, el P. Brandsma defendió los principios cristianos y puso en la luz las terribles aberraciones del nazismo. Especialmente su relevante puesto en la prensa católica ocasionó un creciente enfrentamiento con las autoridades alemanas, que terminó en su detención en enero de 1942. El P. Millán describe con todo detalle el lento martirio del P. Tito en las diversas cárceles de Holanda y luego en Alemania hasta su confinación en la enfermería de Dachau, donde le fue administrada la letal “inyección” el 26 de julio de 1942, diez días después de la fiesta de la Virgen del Carmen. El recorrido del P. Tito es casi paralelo al de Edith Stein que sin embargo murió en Auschwitz.
El P. Millán ha sabido trazar una relación muy viva del P. Brandsma que puede ser particularmente útil en el ambiente español donde estas peripecias de la Segunda Guerra Mundial en Centro Europa son menos conocidas. Pero sobre todo ofrece un retrato vivo de un carmelita plenamente inserto en los modernos medios de apostolado como la enseñanza y la prensa, con un alto nivel de humanidad y de mística. Una figura realmente atractiva y paradigmática para nuestro tiempo. Su lectura es fácil y agradable; produce una estimulante admiración por este mártir del nazismo en pleno siglo XX.
– Fernando Guillén Preckler