Define la existencia del hombre como ser que está abierto a su propio futuro*, en el que puede realizarse plenamente, alcanzando su identidad. El tema de la esperanza atraviesa todos los estratos de la Biblia y se encuentra especialmente vinculada con la «promesa» de Dios, que ofrece a los hombres una culminación gloriosa (la plena creación). Para Jesús, la esperanza se funda en la llegada del Reino* de Dios y para los cristianos ella resulta inseparable de la historia del mismo Jesús, llamado el Cristo, cuya resurrección* ofrece, impulsa y anticipa un camino de salvación*. Heb 11,1 define la fe como «sustancia» (certeza) de las cosas que se esperan. El tema de la esperanza ha recibido gran importancia en la teología bíblica a partir de la obra programática de J. Moltmann, Teología de la esperanza, Sígueme, Salamanca 1972.
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