VÍCTIMA, VICTIMISMO

(sacrificios, chivos). Constituye uno de los elementos básicos de la antropología bíblica, en la que aparece desde el principio la violencia del hombre (Caín) que convierte en víctima a su hermano (Abel). En ese contexto se sitúa la necesidad de aplacar a Dios con víctimas (sacrificios de animales). En esa línea, algunos piensan que la misma muerte de Jesús ha de entenderse como sacrificio expiatorio, por el que Jesús se ofrece como víctima ante Dios, para aplacar su ira. Pero el Nuevo Testamento en su conjunto ha invertido esa visión, pues Dios no necesita víctimas, sino que se revela como fuente de amor gratuito por medio de Cristo. En ese sentido, la sangre de Jesús ha de entenderse como culminación de todas las víctimas sacrificadas (asesinadas) por los hombres a lo largo de la historia y como perdón de Dios por todas ellas. De esa forma, Jesús se eleva contra todo victimismo, siendo, al mismo tiempo, expresión y palabra de todas las víctimas humanas.

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