Teresa lo usa en su acepción mística, derivada del clásico texto paulino en 2Cor 12,2.4. En el léxico teresiano, son equivalentes los términos “arrobamiento, éxtasis o rapto, que todo es uno a mi parecer” (M 6,4 tít., cf V 20,23 y 21,8, en que identifica rapto con arrobamiento y arrebatamiento). Del texto de san Pablo ya citado (2Cor 12,2: rapto “no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo, Dios lo sabe”), se percibe un eco en algunas descripciones teresianas del rapto o éxtasis: “si esto pasa en el cuerpo o no, yo no lo sabré decir; al menos ni juraría que está en el cuerpo ni tampoco que está el cuerpo sin alma” (M 6,5,8).
Ya en Vida (38,17) había afirmado de uno de sus éxtasis: “fue tan arrebatado mi espíritu, que casi me pareció estaba del todo fuera del cuerpo; al menos no se entiende que vive en él” (cf R 5,8). Y de nuevo: “Este apresurado arrebatar del espíritu es de manera, que verdaderamente parece sale del cuerpo, y por otra parte claro está que no queda esta persona muerta; al menos ella no puede decir si está en el cuerpo o si no, por algunos instantes” (ib 7).
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