Lectio Dom, 31, oct. de 2021

Amarás al Señor, tu Dios. Amarás a tu prójimo.

Mc 12, 28b-34

Oración inicial

Señor, nos acogemos confiadamente a tu providencia, que nunca se equivoca; y te suplicamos que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquellos beneficios que pueden ayudarnos para la vida presente y la futura. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Marcos 12,28b-34

Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.» Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

Reflexión

  • El evangelio de hoy nos presenta una conversación bonita entre Jesús y un doctor de la ley. El doctor quiere saber de Jesús cuál es el primero de todos los mandamientos. Hoy también mucha gente quiere saber lo que es más importante en la religión. Algunos dicen que es ser bautizado. Otros dicen que es rezar. Otros dicen: ir a Misa o participar del culto el domingo. Otros dicen: amar al prójimo. Otros se preocupan sólo con las apariencias o con los cargos en la Iglesia.
  • Marcos 12,28: La pregunta del doctor de la Ley. A un doctor de la ley, que había asistido al debate de Jesús con los saduceos (Mc 12,23-27), le gustó la respuesta de Jesús, y percibió su gran inteligencia y quiso aprovechar la ocasión para plantear una preguntar: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” En aquel tiempo, los judíos tenían una gran cantidad de normas para reglamentar en la práctica la observancia de los Diez Mandamientos. Algunos decían: “Todas estas normas tienen el mismo valor, pues todas vienen de Dios. No nos incumbe a nosotros introducir distinciones en las cosas de Dios”. Otros decían: “Algunas leyes son más importantes que las otras y, por esto, ¡obligan más!” El doctor quiere saber la opinión de Jesús.
  • Marcos 12,29-31: La respuesta de Jesús. Jesús responde citando un pasaje de la Biblia para decir cuál es el primero de todos los mandamientos: es “¡amar a Dios con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas!” (Dt 6,4-5). En el tiempo de Jesús, los judíos piadosos hicieron de este texto del Deuteronomio una oración y la recitaban tres veces al día: de mañana, a medio día y por la noche. Era tan conocida entre ellos como hoy entre nosotros lo es el Padre Nuestro. Y Jesús añade, citando de nuevo la Biblia: “El segundo es éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Lev 19,18). No existe otro mandamiento mayor que éstos”. ¡Respuesta breve y profunda¡ Es el resumen de todo lo que Jesús enseñó sobre Dios y sobre la vida (Mt 7,12).
  • Marcos 12,32-33: La respuesta del doctor de la ley. El doctor concuerda con Jesús y saca las conclusiones: “«Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que amar a Dios y amar al prójimo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» . O sea, el mandamiento del amor es más importante que los mandamientos relacionados con el culto y los sacrificios en el Templo. Esta afirmación venía ya de los profetas del Antiguo Testamento (Os 6,6; Sal 40,6-8; Sal 51,16-17). Hoy diríamos que la práctica del amor es más importante que novenas, promesas, misas, rezos y procesiones.
  • Marcos 12,34: El resumen del Reino. Jesús confirma la conclusión del doctor y dice: “No estás lejos del Reino de Dios!” De hecho, el Reino de Dios consiste en reconocer que el amor hacia Dios es igual que el amor al prójimo. Pues si Dios es Padre, nosotros todos somos hermanos y hermanas y tenemos que demostrarlo en la práctica, viviendo en comunidad. «¡De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas!» (Mt 22,4) Los discípulos y las discípulas deben fijar en la memoria, en la inteligencia, en el corazón, en las manos y en los pies esta primera ley del amor:

¡sólo se llega a Dios a través del don total al prójimo!

  • El primer mandamiento. El mayor y el primer mandamiento fue y será siempre: “amar a Dios con todo el corazón, con toda la inteligencia, y con todas las fuerzas” (Mc 12,30). En la medida en que el pueblo de Dios, a lo largo de los siglos, fue profundizando en el significado y en el alcance del amor a Dios, fue percibiendo que el amor de Dios sólo será real y verdadero, si se hace concreto en el amor al prójimo. Por esto, el segundo mandamiento que pide el amor al prójimo es semejante al primer mandamiento del amor a Dios (Mt 22,39; Mc 12,31). “Si alguien dijese “¡Amo a Dios!”, pero odia a su hermano, es un mentiroso” (1Jn 4,20). “Toda la ley los profetas dependen de estos dos mandamientos” (Mt 22,40).

Para la reflexión personal

  • Para ti, ¿qué es lo más importante en la religión y en la vida? ¿Cuáles son las dificultades para poder vivir aquello que consideras lo más importante?
  • Jesús dijo al doctor: “No estás lejos del Reino de Dios”. Hoy, ¿estoy más cerca o más lejos del Reino de Dios que el doctor elogiado por Jesús?

Oración final

Muéstrame tus caminos, Yahvé, enséñame tus sendas.   
Guíame fielmente, enséñame, pues tú eres el Dios que me salva. (Sal 25,4-5)

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Lectio sáb, 30, oct. de 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 14,1.7-11

Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le estaban observando.

Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola:

«Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado a otro más distinguido que tú y, viniendo el que os invitó a ti y a él, te diga: `Deja el sitio a éste’, y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último puesto. Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te invitó, te diga: `Amigo, sube más arriba.’ Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»

Reflexión

  • El contexto. La Palabra de gracia que Jesús revela con su enseñanza y sus curaciones, corre el riesgo de ser anulada; para Jesús, cada día está más cerca el hecho de la muerte, como ocurrió a todos los profetas que lo precedieron. Esta realidad, hacia la que Jesús se dirige, muestra con claridad el rechazo del hombre y la paciencia de Dios. Rechazando a Jesús como el primer enviado, como la única Palabra de gracia del Padre, el hombre se acarrea su propia condenación y cierra la posibilidad que el Padre le había abierto de acceder a la salvación. Sin embargo, todavía no se ha apagado la esperanza: es posible que un día reconozca el hombre a Jesús como “aquel” que viene en el nombre del Señor, lo cual será un motivo de alegría. Por tanto, la conclusión del cap. 13 de Lucas nos hace comprender que la salvación no es una empresa humana, sino que sólo puede ser recibida como un don absolutamente gratuito. Veamos, pues, cómo acontecerá este don de la salvación, teniendo siempre presente este rechazo de Jesús como enviado único de Dios.
  • La invitación al banquete. Ante el peligro de ser obligado a callar, fue sugerido a Jesús que huyese, y sin embargo acepta la invitación a una comida. Esta actitud de Jesús hace comprender que él no teme las tentativas de agresión a su persona, ni siquiera le dan miedo. El que lo invita es “uno de los jefes de los fariseos”, una persona con autoridad. La invitación tiene lugar en sábado, un día ideal para las comidas festivas, que normalmente se tenía hacia mediodía, después que todos habían participado en la liturgia sinagogal. Durante la comida, los fariseos “lo estaban observando” (v.1): una acción de control y de vigilancia que hace alusión a la sospecha sobre su comportamiento. Con otras palabras, lo observaban esperando de él alguna acción incompatible con la idea que ellos tenían de la ley. Pero a fin de cuentas lo controlan no tanto para salvaguardar la observancia de la ley, sino para atraparlo en algún gesto. El sábado, después de haber curado ante los fariseos y doctores de la lay a un hidrópico, ofrece dos reflexiones sobre cómo hay que acoger la invitación a la mesa y con qué ánimo hay que hacer la invitación (vv. 12-14).

La primera la llama Lucas “una parábola”, es decir, un ejemplo, un modelo o enseñanza a seguir. Ante todo, hay que invitar gratuitamente y con libertad de ánimo. Con frecuencia, los hombres, en vez de esperar la invitación, se adelantan y se hacen invitar. Para Lucas, el punto de vista de Dios es el contrario, el de la humildad: “Ha derrocado del trono a los poderosos y ha ensalzado a los humildes”. La llamada a participar de la “gran cena” del Reino tiene como éxito la mejora del nivel de vida del que sabe acoger gratuitamente la invitación a la salvación.

  • El último lugar. Es verdad que ceder el propio sitio a los otros no resulta gratificante, sino que puede ser humillante; es una limitación del propio orgullo. Pero resulta más humillante y motivo de vergüenza cuando hay que cambiarse al último lugar; entonces es un deshonor ante los ojos de todos. Por una parte, Lucas piensa en todas las situaciones humillantes y dolorosas en las que el creyente se puede encontrar, y por otra, en el sitio reservado para el que vive estos acontecimientos ante los ojos de Dios y de su reino. Los orgullosos, los que buscan los primeros lugares, los notables, se pavonean de su situación social. Al contrario, cuando Jesús vino a habitar entre nosotros, “no había sitio para él” (2,7) y decidió seguir ocupando un lugar entre la gente humilde y pobre. Por esto Dios lo ha ensalzado. De aquí, la preciosa sugerencia de optar por su misma actitud, escogiendo el último lugar. El lector puede encontrarse incómodo ante estas palabras de Jesús que minan el sentido utilitarista y egoísta de la vida; pero a la larga, su enseñanza se muestra determinante para subir más alto; el camino de la humildad conduce a la gloria.

Para la reflexión personal

  • En tu relación de amistad con los demás ¿prevalece el cálculo interesado, la búsqueda de recibir recompensa?
  • Al relacionarte con los demás, ¿está tu yo siempre y a toda costa en el centro de la atención, incluso cuando haces algo a favor de los hermanos? ¿Estás dispuesto a dar lo que tú eres?

Oración final

Como anhela la cierva los arroyos, así te anhela mi ser, Dios mío.
Mi ser tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo podré ir a ver el rostro de Dios? (Sal 42,2-3)

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Lectio vie, 29, oct. de 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 14,1-6

Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le estaban observando. Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?» Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?» Y no pudieron replicar a esto.

Reflexión

  • El evangelio de hoy relata un episodio de la discusión entre Jesús y los fariseos, acontecido durante el largo viaje de Jesús desde Galilea hasta Jerusalén. Es muy difícil situar este hecho en el contexto de vida de Jesús. Hay semejanzas con un hecho narrado en el evangelio de Marcos (Mc 3,1-6). Probablemente, se trata de una de las muchas historias transmitidas oralmente y que, en la transmisión oral, fueron siendo adoptadas según la situación, las necesidades y las esperanzas de la gente de las comunidades.
  • Lucas 14,1: La invitación en el día de sábado. “Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le estaban observando.”. Esta información inicial sobre el convite en casa de un fariseos le sirve a Lucas para contar diversos episodios que hablan de convites: curación del hombre enfermo (Lc 14,2-6), escogida de los lugares para comer (Lc 14,7-11), escogida de los convidados (Lc 14,12- 14), convidados que no aceptan la invitación (Lc 14,15-24). Muchas veces Jesús es convidado por los fariseos para participar en comidas. En la invitación tiene que haber habido una cierta curiosidad y un poco de malicia. Quieren observar a Jesús de cerca para ver si él observa en todo las prescripciones de la ley.
  • Lucas 14,2: La situación que provoca la acción de Jesús. “Había allí, delante de él, un hombre hidrópico”. No se dice cómo un hidrópico puede entrar en casa del jefe de los fariseos. Pero si él está delante de Jesús es porque quiere ser curado. Los fariseos observan a Jesús. es un día de sábado, y en un día de sábado, está prohibido curar.

¿Qué hacer? ¿Se puede o no?

  • Lucas 14,3: La pregunta de Jesús a los escribas y a los fariseos. “Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?» Con su pregunta Jesús explicita el problema que estaba en el aire: ¿se puede o no curar en un día de sábado? La ley permite esto ¿sí o no? En el evangelio de Marcos, la pregunta es más provocadora: “¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?” (Mc 3,4).
  • Lucas 14,4-6: La curación. Los fariseos no respondieron y quedaron en silencio. Ante el silencio de aquel que ni aprueba ni desaprueba, Jesús le toma, le cura y le despide. En seguida, para responder a una posible crítica, explicita el motivo que le lleva a curar: » Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?” Con esta pregunta, Jesús muestra la incoherencia de los doctores y de los fariseos. Si uno de ellos, en día de sábado, encuentra que no hay ningún problema en socorrer a un hijo o hasta un animal, Jesús también tiene el derecho de ayudar y curar a un hidrópico. La pregunta de Jesús evoca el salmo, en el que se dice que Dios mismo socorre a hombres y animales (Sal 36,8). Los fariseos “no pudieron replicar a esto”. Pues ante la evidencia no hay argumento que pueda negarla.

Para la reflexión personal

  • La libertad de Jesús ante la situación. Y aunque se sienta observado por quienes no le aprueban, Jesús no pierde su libertad. ¿Qué libertad existe en mí?
  • Hay momentos difíciles en la vida, en que nos vemos obligados a escoger entre la necesidad inmediata del prójimo y la letra de la ley. ¿Cómo actuar?

Oración final

Doy gracias a Yahvé de todo corazón, en la reunión de los justos y en la comunidad. Grandes son las obras de Yahvé, meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)

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Lectio jue, 28, oct. de 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 6,12-19

Por aquellos días, se fue él al monte a orar y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles: A Simón, a quien puso el nombre de Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelota; a Judas de Santiago y a Judas Iscariote, que fue el traidor.

Reflexión

  • El evangelio de hoy trae dos asuntos: la elección de los doce apóstoles (Lc 6,12-16) y la multitud enorme de gente queriendo encontrarse con Jesús (Lc 6,17-19). El evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre los Doce que fueron escogidos para convivir con Jesús, como apóstoles. Los primeros cristianos recordaron y registraron los nombres de estos Doce y de algunos otros hombres y mujeres que siguieron a Jesús y que después de la resurrección fueron creando comunidades para el mundo. Hoy también, todo el mundo recuerda el nombre de algún catequista o profesora que fue significativo/a para su formación cristiana.
  • Lucas 6,12-13: La elección de los 12 apóstoles. Antes de proceder a la elección de los doce apóstoles, Jesús pasó una noche entera en oración. Rezó para saber a quién escoger y escogió a los Doce, cuyos nombres están en los evangelios y que recibirán el nombre de apóstol. Apóstol significa enviado, misionero. Fueron llamados para realizar una misión, la misma que Jesús recibió del Padre (Jn 20,21). Marcos concretiza más y dice que Dios los llamó para estar con él y enviarlos en misión (Mc 3,14).
  • Lucas 6,14-16: Los nombres de los 12 apóstoles. Con pequeñas diferencias los nombres de los Doce son iguales en los evangelios de Mateo (Mt 10,2-4), Marcos (Mc 3,16-19) y Lucas (Lc 6,14-16). Gran parte de estos nombres vienen del AT. Por ejemplo, Simeón es el nombre de uno de los hijos del patriarca Jacob (Gén 29,33). Santiago es el mismo nombre que Jacob (Gén 25,26). Judas es el nombre de otro hijo de Jacob (Gén 35,23). Mateo también tenía el nombre de Levi (Mc 2,14), que fue otro hijo de Jacob (Gén 35,23). De los doce apóstoles, siete tienen el nombre que vienen del tiempo de los patriarcas: dos veces Simón, dos veces Santiago, dos veces Judas, y una vez ¡Levi! Esto revela la sabiduría y la pedagogía del pueblo. A través de los nombres de patriarcas y matriarcas, dados a sus hijos e hijas, mantuvieron viva la tradición de los antiguos y ayudaron a sus hijos a no perder la identidad. ¿Qué nombres les damos hoy a nuestros hijos e hijas?
  • Lucas 6,17-19: Jesús baja de la montaña y la multitud lo busca. Al bajar del monte con los doce, Jesús encuentra a una multitud inmensa de gente que trataba de oír su palabra y tocarle, porque de él salía una fuerza de vida. En esta multitud había judíos y extranjeros, gente de Judea y también de Tiro y Sidón. Y la gente estaba desorientada, abandonada. Jesús acoge a todos los que le buscan. Judíos y paganos. ¡Este es uno de los temas preferidos por Lucas!
  • Estas doce personas, llamadas por Jesús para formar la primera comunidad, no eran santas. Eran personas comunes, como todos nosotros. Tenías sus virtudes y sus defectos. Los evangelios informan muy poco sobre la forma de ser o el carácter de cada una de ellas. Pero lo poco que informan es motivo de consolación para nosotros.
    • Pedro era una persona generosa e entusiasta (Mc 14,29.31; Mt 14,28-29), pero a la hora del peligro y de la decisión, su corazón sigue encogido y se vuelve atrás (Mt 14,30; Mc 14,66-72). Llega a ser satanás para Jesús (Mc 8,33). Jesús le dio el apellido de Piedra (Pedro). Pedro, por si mismo, no era Piedra. Se volvió piedra (roca), porque Jesús rezó por él (Lc 22,31-32).
    • Santiago y Juan estaban dispuestos a sufrir con Jesús y por Jesús (Mc 10,39), pero eran muy violentos (Lc 9, 54). Jesús los llama “hijos del trueno” (Mc 3,17). Juan parecía tener ciertos celos. Quería Jesús sólo para su grupo (Mc 9,38).
    • Felipe tenía una forma de ser acogedora. Sabía poner a los demás en contacto con Jesús (Jn 1,45-46), pero no era muy práctico en resolver los problemas (Jn 12,20-22; 6,7). A veces era medio ingenuo. Hubo momentos en que Jesús perdió la paciencia con él: “Pero Felipe, ¿tanto tiempo que estoy contigo, y aún no me conoces?” (Jn 14,8-9)
    • Andrés, hermano de Pedro y amigo de Felipe, era más práctico. Felipe recurre a él para resolver los problemas (Jn 12,21-22). Fue Andrés el que le llamó a Pedro (Jn 1,40- 41), y fue Andrés el que encontró al niño con los cinco panes y los dos peces (Jn 6,8- 9).
    • Bartolomé parece haber sido el mismo que Natanael. Este era del barrio, y no podía admitir que nada bueno pudiera venir de Nazaret (Jn 1,46).
    • Tomás fue capaz de sustentar su opinión, una semana entera, contra el testimonio de todos los demás (Jn 20,24-25). Pero cuando vio que estaba equivocado, no tuvo miedo en reconocer su error (Jn 20,26-28). Era generoso, dispuesto a morir con Jesús (Jn 11,16).
    • Mateo o Levi era publicano, cobrador de impuestos, como Zaqueo (Mt 9,9; Lc 19,2). Eran personas comprometidas con el sistema opresor de la época.
    • Simón, por el contrario, parece haber sido del movimiento que se oponía radicalmente al sistema que el imperio romano imponía al pueblo judío. Por eso tenía el apellido de Zelota (Lc 6,15). El grupo de los Zelotas llegó a provocar una rebelión armada contra los romanos.
    • Judas era lo que se ocupaba del dinero del grupo (Jn 13,29). Llegó a traicionar a Jesús.
    • Santiago de Alfeo y Judas Tadeo, de estos dos los evangelios sólo informan del nombre.

Para la reflexión personal

  • Jesús pasó la noche entera en oración para saber qué escoger, y escogió a estos doce.
  • ¿Cuál es la lección que sacas de aquí?

Los primeros cristianos recordaban los nombres de los doce apóstoles que estaban en el origen de sus comunidades. Y tú ¿recuerdas los nombres de las personas que están en el origen de la comunidad a la que perteneces? Recuerda el nombre de algún/a catequista o profesor/a que fue significativa para tu formación cristiana.

¿Qué es lo que más recuerdas de ellas: el contenido de lo que te enseñaron o el testimonio que dieron?

Oración final

Pues bueno es Yahvé y eterno su amor, su lealtad perdura de edad en edad. (Sal 100,5)

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Lectio mié, 27, oct. de 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 13,22-30

Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Él les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: `¡Señor, ábrenos!’ Y os responderá: `No sé de dónde sois.’ Entonces empezaréis a decir: `Hemos comido y bebido contigo y has enseñado en nuestras plazas ‘. Pero os volverá a decir: `No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los malhechores!‘ «Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. «Pues hay últimos que serán primeros y hay primeros que serán últimos.»

Reflexión

  • El evangelio de hoy nos relata un episodio acontecido durante el largo camino de Jesús desde Galilea hasta Jerusalén, cuya descripción ocupa más de una tercera parte del evangelio de Lucas (Lc 9,51 a 19,28).
  • Lucas 13,22: El camino de Jerusalén. “Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén.”. Más de una vez Lucas dice que Jesús está de camino hacia Jerusalén. En los diez capítulos que describen el viaje hasta Jerusalén (Lc 9,51 a 19,28), Lucas, constantemente, recuerda que Jesús está de camino hacia Jerusalén (Lc 9,51.53.57; 10,1.38; 11,1; 13,22.33; 14,25; 17,11; 18,31; 18,37; 19,1.11.28). lo que es claro y es definido desde el comienzo el es destino del viaje: Jerusalén, la capital, donde Jesús será condenado a muerte (Lc 9,31.51). Raramente, informa sobre el recorrido y los lugares por donde Jesús pasaba. Sólo al comienzo del viaje (Lc 9,51), en medio (Lc 17,11) y al final (Lc 18,35; 19,1), sabemos algo respecto del lugar por donde Jesús estaba pasando. De este modo, Lucas sugiere la siguiente enseñanza: tenemos que tener claro el objetivo de nuestra vida, y asumirlo decididamente como hizo Jesús. Debemos caminar. No podemos detenernos. Pero no siempre es claro y es definido por dónde pasamos. Lo que es cierto es el objetivo: Jerusalén, donde nos espera el “éxodo” (Lc 9,31), la pasión, la muerte y la resurrección.
  • Lucas 13,23: La pregunta sobre los pocos que se salvan. A lo largo del camino hacia Jerusalén acontece de todo: informaciones sobre las masacres y los desastres (Lc 13,1- 5), parábolas (Lc 13,6-9.18-21), discusiones (Lc 13,10-13) y, en el evangelio de hoy, preguntas de la gente: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?» ¡Siempre la misma pregunta alrededor de la salvación!
  • Lucas 13,24-25: La puerta estrecha. Jesús dice que la puerta es estrecha: » Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán.”. Jesús ¿dijo esto para llenarnos de miedo y obligarnos a observar la ley como enseñaban los fariseos? ¿Qué significa esta puerta estrecha? ¿De qué se trata? En el Sermón de la Montaña Jesús sugiere que la entrada en el Reino tiene ocho puertas. Son las ocho categorías de personas de las bienaventuranzas: (a) pobres de espíritu, (b) mansos, (c) afligidos, (d) hambrientos y sedientos de justicia, (e) misericordiosos, (f) limpios de corazón, (g) constructores da paz y (h) perseguidos por causa de la justicia (Mt 5,3-10). Lucas las reduce a cuatro: (a) pobres, (b) hambrientos, (c) tristes y (d) perseguidos (Lc 6,20-22). Solamente entran en el Reino los que pertenecen a una de estas categorías enumeradas en las bienaventuranzas. Esta es la puerta estrecha. Es la nueva mirada sobre la salvación que Jesús nos comunica.
  • ¡No hay otra puerta! Se trata de la conversión que Jesús nos pide. Insiste en lo siguiente: » Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: `¡Señor, ábrenos!’ Y os responderá: `No sé de dónde sois.”. El tiempo hasta la hora del juicio, es tiempo favorable para la conversión, para cambiar nuestra visión sobre la salvación y entrar en una de estas ocho categorías.
  • Lucas 13,26-28: El trágico malentendido. Dios responde a los que llaman a la puerta: “No sé de dónde sois”. Pero ellos insisten y argumentan: ¡Hemos comido y bebido contigo y has enseñado en nuestras! No basta haber convivido con Jesús, no basta haber participado en la multiplicación de los panes y haber escuchado sus enseñanzas en las plazas de las ciudades y en los poblados. No basta haber ido a la iglesia y haber participado en las instrucciones del catecismo. Dios responderá: ¡No sé de dónde sois! Retiraos de mí, todos los malhechores!”. Trágico malentendido y falta total de conversión, de comprensión. Jesús declara injusticia aquello que los demás consideran ser cosa justa y agradable a Dios. Es una visión totalmente nueva sobre la salvación. La puerta es realmente estrecha.
  • Lucas 13,29-30: La clave que explica el malentendido. “Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Pues hay últimos que serán primeros y hay primeros que serán últimos.”. Se trata de un gran cambio que se operó con la venida de Dios hasta nosotros en Jesús. La salvación es universal y no sólo del pueblo judío. Todos los pueblos tendrán acceso y podrán pasar por la puerta estrecha.

Para la reflexión personal

  • Tener el objetivo claro y caminar hacia Jerusalén: ¿mis objetivos son claros o me dejo llevar por el viento del momento?
  • La puerta es estrecha. ¿Qué idea tengo de Dios, de la vida, de la salvación?

Oración final

Alábente, Yahvé, tus creaturas, bendígante tus fieles; cuenten la gloria de tu reinado, narren tus proezas. (Sal 145,10-11)

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Lectio mar, 26, oct. de 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 13,18-21

Decía, pues: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su huerto; creció hasta hacerse árbol y las aves del cielo anidaron en sus ramas.»

Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina hasta que todo fermentó.»

Reflexión

  • El contexto. A lo largo del camino que lo conduce a Jerusalén, Jesús estaba rodeado por “miles” de personas (11,29) que se agolpaban en su entorno. El motivo de esta atracción de las multitudes es la Palabra de Jesús. En el cap. 12 aparece la sucesión alterna de los destinatarios de la Palabra: los discípulos (12,1-12), la multitud (vv.13-212), los discípulos (vv.22-53) la multitud (vv.54-59). Sin embargo, en Lc 13,1-35 el tema dominante es el escándalo de la muerte. En la primera parte se habla de la muerte de todos (vv.1-9), mientras que en la segunda se habla de la muerte de Jesús (vv.31-35) y de la muerte ahorrada a los pecadores para que puedan disponerse a la conversión. Pero al lado del tema dominante hay otro: la salvación ofrecida a los hombres. La curación de la mujer encorvada: una hija de Abraham a la que Satanás mantenía atada hacía dieciocho años, es liberada por Jesús. Además, en el corazón de este cap. 13, encontramos dos parábolas que forman una unidad temática: el reino de Dios comparado con el “grano de mostaza” y con la “levadura”.
  • El Reino de Dios es semejante a una semilla de mostaza. Esta semilla es muy común en Palestina, de modo particular junto al lago de Galilea. Es conocida por su singular pequeñez. En Lc 17,6 Jesús usa esta imagen para expresar su esperanza de que sus discípulos tengan un mínimo de fe: “Si tuviereis fe como un grano de mostaza…”. Esta parábola tan sencilla compara dos momentos de la historia de la semilla: cuando es enterrada (los inicios modestos) y cuando se hace un árbol (el milagro final). Por tanto, la función del relato es explicar el crecimiento extraordinario de una semilla que se entierra en el propio jardín, a lo que sigue un crecimiento asombroso al hacerse un árbol. Al igual que esta semilla, el Reino de Dios tiene también su historia: el Reino de Dios es la semilla enterrada en el jardín, lugar que en el Nuevo Testamento indica el lugar de la agonía y de la sepultura de Jesús (Jn 18,1.26; 19.41); sigue después el momento del crecimiento en el que llega a ser un árbol abierto a todos.
  • El Reino de Dios es semejante a la levadura. La levadura se esconde en tres medidas de harina. En la cultura hebrea, la levadura era considerada un factor de corrupción, hasta el punto que se eliminaba en las casas para no contaminar la fiesta de Pascua, que justamente empezaba la semana de los ázimos. El uso de este elemento negativo para describir el Reino de Dios era un motivo de perturbación para los oídos de los judíos. Pero el lector percibe su fuerza convincente: es suficiente meter una pequeña cantidad de levadura en tres medidas de harina para conseguir una gran cantidad de pasta. Jesús anuncia que esta levadura, escondida o desaparecida en las tres medidas de harina, después de un tiempo, hace crecer la masa.
  • Efectos del texto en el lector. ¿Qué nos dicen a nosotros estas dos parábolas? El Reino de Dios, comparado por Jesús a una semilla que se convierte en árbol, nos acerca a la historia de Dios como la historia de su Palabra: está escondida en la historia humana y va creciendo; Lucas piensa en la Palabra de Jesús (el reino de Dios está en medio de vosotros) que ya está creciendo pero que todavía no se ha convertido en árbol. Jesús y el Espíritu Santo están dando soporte a este crecimiento de la palabra. La imagen de la levadura completa el cuadro de la semilla. La levadura es el Evangelio que actúa en el mundo, en la comunidad eclesial y en cada creyente.

Para la reflexión personal

  • ¿Eres consciente de que el Reino de Dios está presente en medio de nosotros y que crece de manera misteriosa difundiéndose en la historia de cada hombre, en la Iglesia?
  • El Reino es una realidad humilde, escondida, pobre y silenciosa, mezclado con las luchas y placeres de la vida. ¿Has aprendido en las dos parábolas que sólo verás el reino en ti si adoptas una actitud de servicio humilde y de escucha silenciosa?

Oración final

¡Dichosos los que temen a Yahvé y recorren todos sus caminos!. Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien! (Sal 128,1-2)

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Lectio lun, 25, oct. de 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 13,10-17

Estaba un sábado enseñando en una sinagoga. Había allí una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.» Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abrahán, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?» Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban abochornados, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.

Reflexión

  • El evangelio de hoy describe la curación de la mejor encorvada. Se trata de uno de los muchos episodios que Lucas nos narra, sin mucho orden, al describir el largo camino recorrido por Jesús hacia Jerusalén (Lc 9,51 a 19,28).
  • Lucas 13,10-11: La situación que provoca la acción de Jesús. Jesús está en la sinagoga en un día de reposo. Cumple con la ley, guardando el sábado y participando en la celebración con su gente. Lucas informa que Jesús estaba enseñando. Había en la sinagoga una mujer encorvada. Lucas dice que un espíritu de flaqueza le impedía asumir una postura recta. En aquel tiempo la gente explicaba así las dolencias. La mujer llevaba dieciocho años en esta situación. No habla, no tiene nombre, no pide la curación, no toma ninguna iniciativa. Su pasividad llama la atención.
  • Lucas 13,12-13: Jesús cura la mujer. Viendo a la mujer, Jesús la llama e le dice: “¡Mujer, queda libre de tu enfermedad!”. La acción de liberar se realiza por medio de la palabra, dirigida directamente a la mujer, y por el toque de la imposición de las manos. Inmediatamente, se pone de pie y empieza a alabar al Señor. Hay una relación entre el ponerse de pie y dar gloria a Dios. Jesús hace que la mujer se ponga de pie para que pueda alabar a Dios en medio del pueblo reunido en asamblea. La suegra de Pedro, una vez curada, se levanta y se pone a servir (Mc 1,31). ¡Alabar a Dios y servir a los hermanos!
  • Lucas 13,14: La reacción del jefe de la sinagoga. El jefe de la sinagoga se volvió furioso viendo la acción de Jesús, porque había curado a la mujer un día de sábado: “Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.” . En la crítica del jefe de la sinagoga resuena la palabra de la Ley de Dios que decía: “Acuérdate del día de sábado para santificarlo. Trabaja seis días y, en ellos, haz todas tus faenas. Pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yahvé, tu Dios. Que nadie trabaje”. (Ex 20,8-10). En esta reacción autoritaria del jefe tenemos una llave para entender por qué motivo la gente estaba tan oprimida y por qué la mujer no podía participar en aquel tiempo. El dominio sobre las conciencias a través de la manipulación de la ley de Dios era muy fuerte. Era ésta la manera en que mantenían a la gente sometida y encorvada.
  • Lucas 13,15-16: La respuesta de Jesús al jefe de la sinagoga. El jefe condenó a las personas porque quería que observasen la Ley de Dios. Aquello que para el jefe de la sinagoga es observancia de la ley de Dios, para Jesús es hipocresía: «¡Hipócritas!¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abrahán, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?” Con este ejemplo sacado de la vida diaria, Jesús muestra la incoherencia de este tipo de observancia de la ley de Dios. Si está permitido desatar un buey en el día de sábado, sólo para darle de beber, mucho más está permitido desatar a una hija de Abrahán para liberarla del poder del mal. El verdadero sentido de la observancia de la Ley que agrada a Dios es éste: liberar a las personas del poder del mal y ponerlas de pie, para que puedan glorificar a Dios y rendirle homenaje. Jesús imita a Dios que endereza a los encorvados (Sal 145,14; 146,8).
  • Lucas 13,17: La reacción de la gente ante la acción de Jesús. La enseñanza de Jesús deja confusos a sus adversarios, pero la multitud se llena de alegría por las maravillas que Jesús está realizando: “toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía”. En la Palestina del tiempo de Jesús, la mujer vivía encorvada, sometida al marido, a los padres y a los jefes religiosos de su pueblo. Esta situación de sumisión estaba justificada por la religión. Pero Jesús no quiere que ella siga encorvada. Desatar y liberar a las personas no tiene un día marcado. Es todos los días, ¡y hasta el día de sábado!

Para la reflexión personal

  • La situación de la mujer ¿ha cambiado mucho o es la misma que en el tiempo de Jesús? ¿Cuál es la situación de la mujer hoy en la sociedad y en la Iglesia? ¿Hay alguna relación entre religión y opresión de la mujer?
  • La multitud se alegra con la acción de Jesús. ¿Cuál es la liberación que está aconteciendo hoy y que está llevando a la multitud a alegrarse y a dar gracias a Dios?

Oración final

Feliz quien no sigue consejos de malvados ni anda mezclado con pecadores ni en grupos de necios toma asiento, sino que se recrea en la ley de Yahvé, susurrando su ley día y noche. (Sal 1,1-2)

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Lectio Dom, 24, oct. de 2021

Jesús cura a Bartimeo, el ciego de Jericó

¡Aquél que es ciego, ve! ¡Quien tiene ojos no se deje engañar! Marcos 10, 46-52

Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

Lectura

a)     Clave de lectura:

El evangelio de este domingo describe el episodio de la curación del ciego Bartimeo de Jericó (Mc 10,46-52), que recoge una larga instrucción de Jesús para sus discípulos (Mc 8,22 a 10,52). Al principio de esta instrucción, Marcos coloca la curación del ciego anónimo (Mc 8,22-26). Ahora, al final, comunica la curación del ciego del Jericó. Como veremos, las dos curaciones son el símbolo de lo que sucedía entre Jesús y los discípulos. Indican el proceso y el objetivo del lento aprendizaje de los discípulos.

Describen el punto de partida (el ciego anónimo) y el punto de llegada (el ciego Bartimeo) de la instrucción de Jesús a sus discípulos y a todos nosotros. En el curso de la lectura trataremos de prestar atención a las actitudes de Jesús, del ciego Bartimeo y de la gente de Jericó y en todo lo que cada uno de ellos dice y hace. Mientras lees y meditas el texto, piensas como si tu mismo te estuviera mirando a un espejo. ¿En qué se refleja tu rostro: En Jesús, en el ciego Bartimeo, en la gente?

b)     Una división del texto para ayudar a la lectura:

Marcos 10,46: Descripción del contexto del episodio
Marcos 10,47: El grito del pobre
Marcos 10,48: Reacción de la gente ante el grito del pobre
Marcos 10,49-50: Reacción de Jesús ante el grito del pobre
Marcos 10,51-52: Conversación de Jesús con el ciego e su curación

c)    El texto:

46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. 47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!» 48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» 49 Jesús se detuvo y dijo:

«Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama.» 50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino ante Jesús. 51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!» 52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante recobró la vista y le seguía por el camino.

Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

  1. ¿Cuál es punto del texto que más te ha gustado? ¿Por qué?
  2. ¿Cuál es la actitud de Jesús? ¿Qué dice y qué hace?
  3. ¿Cuál es la conducta de la gente de Jericó? ¿Qué dicen y qué hacen?
  4. ¿Cuál es comportamiento del ciego Bartimeo? ¿Qué dice y qué hace?
  5. ¿Cuál es para nosotros la lección de la curación del ciego Bartimeo?

Para aquellos que desean profundizar el tema

a)    Contexto de la larga instrucción de Jesús a los discípulos:

La curación del ciego anónimo, al comienzo de la instrucción, se completa por dos momentos (Mc 8,22-26). En el primer momento, el ciego comienza a intuir las cosas, pero sólo a mitad. Ve las personas como si fuesen árboles (Mc 8,24). En el segundo momento, en el segundo intento, comienza a entender bien. Los discípulos eran como el ciego anónimo: aceptaban a Jesús como Mesías, pero no aceptaban la cruz (Mc 8,31- 33). Eran personas que cambiaban personas por árboles No tenían una fe fuerte en Jesús. ¡Continuaban siendo ciegos! Cuando Jesús insistía en el servicio y en la entrega (Mc 8,31;34; 9,31; 10,33-34), ellos discutían entre sí sobre quien era el más importante (Mc 9,34) y continuaban pidiendo los primeros puestos en el Reino, uno a la derecha y otro a la izquierda del trono (Mc 10,35-37). Señal de que la ideología imperante de la época penetraba profundamente en sus mentalidades. El haber vivido varios años con Jesús, no les había renovado su modo de ver las cosas y personas. Miraban a Jesús con la mirada del pasado. Querían que fuese como ellos se lo imaginaban: un Mesías glorioso (Mc 8,32). Pero el objetivo de la instrucción de Jesús es que sus discípulos sean como el ciego Bartimeo, que acepta a Jesús como es. Bartimeo tiene una fe fuerte que le hace ver, fe que Pedro no posee todavía. Y así Bartimeo se convierte en el modelo para los discípulos del tiempo de Jesús, para las comunidades del tiempo de Marcos, como para nosotros.

  • Comentario del texto:

Marcos 10,46-47: Descripción del contexto del episodio: el grito del pobre
Finalmente, después de una larga caminata, Jesús y sus discípulos llegan a Jericó, última parada antes de llegar a Jerusalén. El ciego Bartimeo está sentado a la vera del camino. No puede participar en la procesión que acompaña a Jesús. Pero grita, invocando la ayuda del Señor: “¡Hijo de David! ¡Ten piedad de mi!” La expresión “Hijo de David” era el título más común que la gente daba al Mesías (Mt 21,9; cf. Mc 11,9) Pero este título no agradaba mucho a Jesús. Él llegó a cuestionar y a criticar la costumbre de los doctores de la ley que enseñaban a la gente diciendo el Mesías es el Hijo de David (Mc 12,35-37).

Marcos 10,48: Reacción de la gente ante el grito del pobre
El grito del pobre es incómodo, no gusta. Los que van en la procesión con Jesús intentan hacerle callar. Pero “¡él gritaba todavía más fuerte!” También hoy el grito del pobre es incómodo. Hoy son millones los que gritan: emigrantes, presos, hambrientos, enfermos, perseguidos, gente sin trabajo, sin dinero, sin casa, sin techo, sin tierra, gente que no recibirán jamás un signo de amor. Gritos silenciosos, que entran en las casas, en las iglesias, en las ciudades, en las organizaciones mundiales. Lo escucha sólo aquél que abre los ojos para observar lo que sucede en el mundo. Pero son muchos los que han dejado de escuchar. Se han acostumbrado. Otros intentan silenciar los gritos , como sucedió con el ciego de Jericó. Pero no consiguen silenciar el grito del pobre.
Dios lo escucha. (Éx 2,23-24; 3,7) Y Dios nos advierte diciendo: “ No maltratarás a la viuda o al huérfano”. ¡Si tú lo maltratas, cuando me pida ayuda, yo escucharé su grito!” (Éx 22,21)

Marcos 10,49-50: Reacción de Jesús ante el grito del pobre
¿Y qué hace Jesús? ¿Cómo escucha Dios el grito? Jesús se para y ordena llamar al ciego. Los que querían hacerlo callar, silenciar el grito incómodo del pobre, ahora, a petición de Jesús, se ven obligados a obrar de modo que el pobre se acerque a Jesús,. Bartimeo deja todo y va corriendo a Jesús. No posee mucho, apenas una manta. Lo único que tiene para cubrirse el cuerpo (cf. Éx 22,25-26). ¡Esta es su seguridad, su tierra firme!

Marcos 10, 51-52: Conversación de Jesús con el ciego y su curación
Jesús pregunta: “¿Qué quieres que te haga?” No basta gritar. ¡Se necesita saber por qué se grita! Él responde: “¡Maestro! ¡Que yo recobre la vista!” Bartimeo había invocado a Jesús con expresiones no del todo correctas, porque, como hemos visto, el título de “Hijo de David” no le gustaba mucho a Jesús (Mc 12,35-37). Pero Bartimeo tiene más fe en Jesús que en las ideas y títulos sobre Jesús. No así los demás. No ven las exigencias como Pedro (Mc 8,32). Bartimeo sabe dar su vida aceptando a Jesús sin imponerle condiciones. Jesús le dice: “¡Anda! Tu fe te ha salvado!” Al instante, el ciego recuperó la vista”. Deja todo y sigue a Jesús (Mc 10,52). Su curación es fruto de su fe en Jesús (Mc 10,46-52). Curado, Bartimeo sigue a Jesús y sube con Él a Jerusalén hacia el Calvario. Se convierte en un discípulo modelo para Pedro y para nosotros: ¡creer más en Jesús que en nuestras ideas sobre Jesús!

c)    Ampliando conocimientos

El contexto de la subida hacia Jerusalén

Jesús y sus discípulos se encaminan hacia Jerusalén (Mc 10,32). Jesús les precede. Tiene prisa. Sabe que lo matarán. El profeta Isaías lo había anunciado (Is 50,4-6; 53,1-10). Su muerte no es fruto de un destino ciego o de un plan ya preestablecido, sino que es la consecuencia de un compromiso tomado, de una misión recibida del Padre junto con los marginados de su tiempo. Por tres veces, Jesús llama la atención de los discípulos, sobre los tormentos y la muerte, que le esperan en Jerusalén (Mc 8,31; 9,31: 10,33). El discípulo debe seguir al maestro, aunque sea para sufrir con él (Mc 8,34-35). Los discípulos están asustados y le acompañan con miedo (Mc 9,32). No entienden lo que está sucediendo. El sufrimiento no andaba de acuerdo con la idea que ellos tenía del Mesías (Mc 8,32-33; Mt 16,22). Y algunos no sólo no entendían, sino que continuaban teniendo ambiciones personales. Santiago y Juan piden un puesto en la gloria del Reino, uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesús (Mc 10,35-37). ¡Quieren estar por delante de Pedro! No entienden la propuesta de Jesús. ¡Están preocupados sólo de sus propios intereses! Esto refleja las disputas y riñas existentes en las comunidades al tiempo de Marcos y las que pueden existir todavía en nuestras comunidades. Jesús reacciona con decisión: “¿Qué es lo que estáis pidiendo?” (Mc 10,38). Y les dice si son capaces de beber el cáliz que Él, Jesús, beberá, y si están dispuestos a recibir el bautismo que Él recibirá. ¡El cáliz del sufrimiento. el bautismo de sangre! Jesús quiere saber si ellos, en vez de un puesto de honor, aceptan dar vida hasta la muerte. Los dos responden: “¡”Podemos!” (Mc 8,39). Parece una respuesta dicha sólo con los labios, porque pocos días después, abandonan a Jesús y lo dejan solo en la hora del sufrimiento (Mc 14,50). Ellos no tienen mucha conciencia crítica, no perciben su realidad personal. En su instrucción a los discípulos, Jesús insiste sobre el ejercicio del poder (cf. Mc 9,33-35). En aquel tiempo, aquellos que detentaban el poder no prestaban atención a la gente. Obraban según sus ideas (cf. Mc 6,17-29). El imperio romano controlaba el mundo y lo mantenía sometido por las fuerzas de las armas y así, a través de tributos, tasas e impuestos, conseguía concentrar la riqueza del pueblo en manos de unos pocos en Roma. La sociedad se caracterizaba por el ejercicio represivo y abusivo del poder. Jesús tiene una propuesta diferente. Dice: “No debe ser así entre vosotros. Quien quiera ser grande entre vosotros sea vuestro servidor” (Mc 10,43).

Enseña a vivir contra los privilegios y las rivalidades. Subvierte el sistema e insiste en el servicio, remedio contra la ambición personal. En definitiva, presenta un testimonio de la propia vida: “El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar la vida por muchos “ (Mc 10,45).

La fe es una fuerza que transforma a las personas

La Buena Nueva del Reino anunciada por Jesús es como un fertilizante. Hace crecer la semilla de la vida escondida en las personas, en la gente, escondida como un fuego bajo las cenizas de la observancia, sin vida. Jesús sopla sobre las cenizas y el fuego se enciende, el Reino se muestra y la gente se alegra. La condición es siempre la misma: creer en Jesús. Pero cuando el temor se apodera de las personas, entonces desaparece la fe y la esperanza se apaga. En la hora de la tormenta, Jesús reprende a los discípulos por su falta de fe (Mc 4,40). No creen, porque tienen miedo (Mc 4,41). Por la falta de fe de los habitantes de Nazaret, Jesús no puede obrar allí ningún milagro (Mc 6,6). Aquella gente no quiere creer, porque Jesús no era como ellos pensaban que debía ser (Mc 6,2- 3). Y precisamente es la falta de fe la que impide a los discípulos a arrojar “al espíritu inmundo” que maltrataba a un niño enfermo (Mc 9,17). Jesús los critica: “¡Oh generación incrédula!” (Mc 9,19). E indica el camino para reanimar la fe: “Esta especie de demonio no se puede arrojar de ningún modo, si no es con la oración” (Mc 9,29)

Jesús animaba a las personas a que tuviesen fe en Él y por lo mismo, creaba confianza en los demás (Mc 5,34.36; 7,25-29; 9,23-29; 10,52; 12.34.41-44). A lo largo de las páginas del evangelio de Marcos, la fe en Jesús y en su palabra aparece como una fuerza que transforma a las personas. Hace que se reciba el perdón de los pecados (Mc 2,5), afronta y vence la tormenta (Mc 4,40), hace renacer a las personas y obra en ellos el poder de curarse y de purificarse (Mc 5,34). La fe obtiene la victoria sobre la muerte, por lo que la niña de doce años resucita gracias a la fe de Jairo, su padre, en la palabra de Jesús (Mc 5,36). La fe hace saltar al ciego Bartimeo: “Tú fe te ha salvado” (Mc 10,52). Si tú dices a la montaña: “Levántate y arrójate al mar”, la montaña caerá en el mar, pero no hay que dudar en el propio corazón (Mc 11,23-24). “Porque todo es posible para el que cree” (Mc 9,23). “¡Tened fe en Dios!” (Mc 11,22). Gracias a sus palabras y gestos, Jesús despierta en la gente una fuerza dormida que la gente no sabe que tiene. Así sucede con Jairo (Mc 9,23-24), con el ciego Bartimeo (Mc 10,52), y tantas otras personas, que por su fe en Jesús, hicieron nacer una vida nueva en ellos y en los otros.

La curación de Bartimeo (Mc 10,,46-52) aclara un aspecto muy importante de la larga instrucción de Jesús a sus discípulos. Bartimeo había invocado a Jesús con el título mesiánico de “Hijo de David” (Mc 10,47). A Jesús este título no le agradaba (Mc 12,35-37). Pero aunque ha invocado a Jesús con una expresión no correcta, Bartimeo tiene fe y es curado. Lo contrario de Pedro, cree más en Jesús que en las ideas que tiene sobre Jesús. Cambia su idea, se convierte, deja todo y sigue a Jesús por el camino hasta el Calvario (Mc 10,52).

La comprensión completa del seguimiento de Cristo no se obtiene con la instrucción teórica, sino con el compromiso práctico, caminando con Él por el camino del servicio desde Galilea a Jerusalén. Quien insista en tener la idea de Pedro, o sea, la del Mesías glorioso sin la cruz, no entenderá a Jesús y no llegará a asumir jamás la actitud del verdadero discípulo. Quien quiere creer en Jesús y hacer “don de sí” (Mc 8,35), aceptar “ser el último” (Mc 9,35), “beber el cáliz y llevar la cruz” (Mc 10,38), éste, como Bartimeo, aun sin tener las ideas totalmente correctas, obtendrá el poder de “seguir a Jesús por el camino” (Mc 10,52). En esta certeza de poder caminar con Jesús se encuentra la fuente del coraje y la semilla de la victoria sobre la cruz.

Salmo 31 (30)

En ti, Yahvé, me cobijo!

En ti, Yahvé, me cobijo, ¡nunca quede defraudado!
¡Líbrame conforme a tu justicia, tiende a mí tu oído, date prisa! Sé mi roca de refugio, alcázar donde me salve; pues tú eres mi peña y mi alcázar, por tu nombre me guías y diriges.
Sácame de la red que me han tendido, pues tú eres mi refugio; en tus manos abandono mi vida y me libras, Yahvé, Dios fiel.
Detestas a los que veneran ídolos, pero yo confío en Yahvé.
Me alegraré y celebraré tu amor, pues te has fijado en mi aflicción, conoces las angustias que me ahogan; no me entregas en manos del enemigo, has puesto mis pies en campo abierto. Ten piedad de mí, Yahvé, que estoy en apuros.
La pena debilita mis ojos, mi garganta y mis entrañas; mi vida se consume en aflicción, y en suspiros mis años; sucumbe mi vigor a la miseria, mis huesos pierden fuerza.
De todos mis opresores me he convertido en la burla; asco doy a mis vecinos, espanto a mis familiares.
Los que me ven por la calle se apartan lejos de mí; me olvidan igual que a un muerto, como objeto de desecho.
Escucho las calumnias de la turba, terror alrededor, a una conjuran contra mí, tratando de quitarme la vida. Pero yo en ti confío, Yahvé, me digo: «Tú eres mi Dios».
Mi destino está en tus manos, líbrame de las manos de enemigos que me acosan. Que brille tu rostro sobre tu siervo, ¡sálvame por tu amor!
Yahvé, no quede yo defraudado después de haberte invocado; que queden defraudados los impíos, que bajen en silencio al Seol.
Enmudezcan los labios mentirosos que hablan insolentes contra el justo, llenos de orgullo y desprecio.
¡Qué grande es tu bondad, Yahvé! La reservas para tus adeptos, se la das a los que a ti se acogen a la vista de todos los hombres. Los ocultas donde tú solo los ves, lejos de las intrigas de los hombres; bajo techo los pones a cubierto de las querellas de las lenguas.¡Bendito Yahvé que me ha brindado maravillas de amor (en plaza fuerte)!
¡Y yo que decía alarmado: «Estoy dejado de tus ojos»! Pero oías la voz de mi plegaria cuando te gritaba auxilio.
Amad a Yahvé, todos sus amigos, a los fieles protege Yahvé; pero devuelve con creces al que obra con orgullo.
¡Tened valor, y firme el corazón, vosotros, los que esperáis en Yahvé!

Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

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Lectio sáb, 23, oct. de 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 13,1-9

En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús:

«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.» Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: `Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala; ¿Para qué ha de ocupar el terreno estérilmente?’ Pero él le respondió: `Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.’»

Reflexión

  • El evangelio de hoy nos proporciona informaciones que encontramos sólo en el evangelio de Lucas y no tienen pasajes paralelos en otros evangelios. Estamos meditando el largo caminar de Jesús, desde Galilea hasta Jerusalén, que ocupa casi la mitad del evangelio de Lucas, desde el capítulo 9 hasta el capítulo 19 (Lc 9,51 a 19,28). Es aquí donde Lucas coloca la mayor parte de la información que tiene sobre la vida y la enseñanza de Jesús (Lc 1,1-4).
  • Lucas 13,1: El acontecimiento que pide una explicación. “En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilatos con la de sus sacrificios.”. Cuando leemos los periódicos o cuando asistimos al noticiario en la TV, recibimos muchas informaciones, pero no siempre evaluamos todo su significado. Escuchamos todo, pero no sabemos bien qué hacer con tantas informaciones y noticias. Noticias terribles como el tsunami, el terrorismo, las guerras, el hambre, la violencia, el crimen, los atentados, etc. Así fueron a llevar a Jesús la noticia de la terrible masacre que Pilatos, gobernador romano, hizo con algunos peregrinos samaritanos. Noticias así nos incomodan. Nos derriban: ¿Qué puedo hacer?” Para apaciguar la conciencia, muchos se defienden y dicen: “¡Es su culpa! ¡No trabajan! ¡Es gente llena de prejuicios!” En tiempo de Jesús, la gente se defendía diciendo: “¡Es un castigo de Dios por sus pecados!” (Jn 9,2-3). Desde hace siglos se enseñaba: “Los samaritanos no valen. ¡Siguen una religión equivocada!” (2Re 17,24-41)!
  • Lucas 13,2-3: La respuesta de Jesús. Jesús tiene otra opinión. «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo”. Jesús ayuda a las personas a leer los hechos con otros ojos y a sacar una conclusión para su vida. Dice que no fue castigo de Dios. Por el contrario: “Y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo” y procura alertar hacia la conversión y el cambio.
  • Lucas 13,4-5: Jesús comenta otro hecho. “O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén?” Debe haber sido un desastre muy comentado en la ciudad. Una tormenta derribó la torre de Siloé y mató a dieciocho personas que se estaban abrigando debajo. El comentario normal era: “¡Castigo de Dios!” Jesús repite: “No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo «. Ellos no se convirtieron, no cambiaron, y cuarenta años después Jerusalén fue destruida y mucha gente murió asesinada en el Templo como los samaritanos, y mucha más murió debajo de los escombros de las murallas de la ciudad. Jesús trató de prevenir, pero no escucharon la petición de paz: “¡Jerusalén! ¡Jerusalén!” (Lc 13,34).

Jesús enseña a descubrir las llamadas que vienen de los acontecimientos de la vida de cada día.

  • Lucas 13,6-9: Una parábola para que la gente piense y descubra el proyecto de Dios. » Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: `Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala; ¿Para qué ha de ocupar el terreno estérilmente?’ Pero él le respondió: `Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.” Muchas veces la viña es usada tanto para indicar el cariño que Dios tiene hacia su pueblo o como falta de correspondencia de parte de la gente hacia el amor de Dios (Is 5,1-7; 27,2-5; Jr 2,21; 8,13; Ez 19,10-14; Os 10,1-8; Mq 7,1; Jn 15,1-6). En la parábola, el dueño de la viña es Dios Padre. El agricultor que intercede por la viña es Jesús. Insiste con el Padre para alargar el espacio de la conversión.

Para la reflexión personal

  • El pueblo de Dios, la viña de Dios. Yo soy un pedazo de esta viña. Me aplico la parábola de la viña. ¿Qué conclusiones saco?
  • ¿Qué hago con las noticias que recibo? ¿Trato de tener una opinión crítica, o sigo la opinión de la mayoría y de los medios de comunicación?

Oración final

¿Quién como Yahvé, nuestro Dios, con su trono arriba, en las alturas, que se abaja para ver el cielo y la tierra? Levanta del polvo al desvalido, alza al pobre del estiércol. (Sal 113,5-7)

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Lectio vie, 22, oct. de 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 12,54-59

Decía también a la gente: «Cuando veis que una nube se levanta por occidente, al momento decís: `Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: `Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.»

Reflexión

  • El evangelio de hoy nos presenta un llamamiento de parte de Jesús para aprender a leer los Signos de los Tiempos. Fue este texto lo que inspiró a Juan XXIII el convocar a la Iglesia para prestar atención a los Signos de los Tiempos y percibir mejor las llamadas de Dios en los acontecimientos de la historia de la humanidad.
  • Lucas 12,54-55: Todos saben interpretar los aspectos de la tierra y del cielo, … “Decía también a la gente: «Cuando veis que una nube se levanta por occidente, al momento decís: `Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: `Viene bochorno’, y así sucede.” Jesús verbaliza una experiencia humana universal. Todos y todas, cada cual en su país y en su región, sabemos leer los aspectos del cielo y de la tierra. El cuerpo mismo percibe cuando amenaza lluvia o cuando los cambios del tiempo: “¡Vamos a tener lluvia!” Jesús se refiere a la contemplación de la naturaleza como siendo una de las fuentes más importantes del conocimiento y de la experiencia que él mismo tenía de Dios. Fue la contemplación de la naturaleza lo que le ayudó a descubrir aspectos nuevos en la fe y en la historia de su pueblo. Por ejemplo, la lluvia que cae sobre buenos y malos, y el sol que nace sobre justos o injustos, le ayudarán a formular una de las imágenes más revolucionarias: “¡Amad a vuestros enemigos!” (Mt 5,43-45).
  • Lucas 12,56-57: …, pero no saben leer los signos de los tiempos. Y Jesús saca la conclusión para sus contemporáneos y para todos nosotros: “¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?” San Agustín decía que la naturaleza, la creación, es el primer libro que Dios escribe. Por medio de ella Dios nos habla. El pecado embrolló las letras del libro de la naturaleza y, por ello, ya no conseguimos leer el mensaje de Dios estampado en las cosas de la naturaleza y en los hechos de la vida. La Biblia, el segundo libro de Dios, fue escrito no para ocupar o reemplazar la Vida, sino para ayudar a interpretar la naturaleza y la vida y para aprender de nuevo a descubrir los llamados de Dios en los acontecimientos. “¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?”

Compartiendo entre nosotros lo que vemos en la naturaleza, iremos descubriendo la llamada de Dios en la vida.

  • Lucas 12,58-59: Saber sacar la lección para la vida. “Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.» Uno de los puntos en que Jesús más insistía es la reconciliación. En aquella época había muchas tensiones y conflictos entre grupos radicales con tendencias diferentes, sin diálogo: zelotes, esenios, fariseos, saduceos, herodianos. Ninguno quería ceder ante el otro. Las palabras de Jesús sobre reconciliación pidiendo acogida y comprensión iluminan esta situación. Pues el único pecado que Dios no consigue perdonar es el que no perdonemos a los demás (Mt 6,14). Por esto, aconseja procurar la reconciliación antes de que sea demasiado tarde. Cuando llegue la hora del juicio, será demasiado tarde. Cuando tengamos tiempo, procuremos cambiar de vida, de comportamiento y de modo de pensar y procuremos acertar el paso (cf. Mt 5,25-26; Col 3,13; Ef 4,32; Mc 11,25).

Para la reflexión personal

  • Leer los Signos de los Tiempos. Cuando escucho o leo las noticias en la tele o en los periódicos, tengo la preocupación de percibir las llamadas de Dios en estos hechos?
  • Reconciliar es la petición en la que Jesús más insiste. ¿Cómo trato de colaborar en la reconciliación entre las personas, las razas, los pueblos, las tendencias?

Oración final

De Yahvé es la tierra y cuanto la llena, el orbe y cuantos lo habitan, pues él lo fundó sobre los mares, lo asentó sobre los ríos. (Sal 24,1-2)

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