GARCÍA ROJO, E.,
Una mujer ante la verdad.
Aproximación a la filosofía de Edith Stein
EDE, Madrid, 2002, 320 pp.
La ciencia, decía Aristóteles, tiene por objeto la verdad. Sin embargo, alcanzar la verdad completa es algo que supera las posibilidades de la ciencia. Muchos siglos después, Edith Stein afirma que la verdad es una, pero nosotros sólo la percibimos de forma fragmentada. Es tal su grandeza y sublimidad que nunca puede ser abarcada del todo. En consecuencia, la tarea del ser humano será buscar la verdad de por vida. Es lo que hizo Edith Stein, en quien verdad y vida se compenetran tanto que terminan por ser inseparables. Para ella la verdad es una cuestión vital, eminentemente antropológica. No por otra razón el tema de la persona es un tema que atraviesa y engarza todos sus escritos; fue, por así decirlo, la preocupación de toda su vida. Pero —y no podía ser de otra manera— Edith Stein reflexiona sobre el ser humano desde su condición de mujer y, también, desde su condición de judía y cristiana. Y la conclusión a la que llega es que la verdad habita dentro del hombre. En esto coincide con San Agustín y con tantos otros autores que invitan al hombre a entrar dentro de sí a fin de encontrar lo que busca. Aunque sólo fuera por eso tendríamos que estar agradecidos a quienes hacen tal invitación. En el caso de Edith Stein, la invitación viene respaldada por una rica trayectoria personal entretejida de acontecimientos vividos intensamente.
El libro que presentamos parte, precisamente, de una serie de acontecimientos que fueron decisivos en la vida de Edith Stein y sin los cuales difícilmente se comprendería su obra. Nos referimos, naturalmente, a su obra filosófica que ha ido elaborando en diálogo con las entonces vigentes corrientes de pensamiento y que tiene una marcada orientación histórica. De esto, de los referentes culturales y de la reacción que suscitan, se ocupa el capítulo segundo. En el tercero, el autor describe lo que podríamos denominar itinerario filosófico de Edith Stein, pasando a presentarnos, en el siguiente, el tema de la persona humana. Son dos capítulos muy importantes por cuanto nos hacen ver el valor que para ella tenía la filosofía y cómo entendía la realidad del hombre. En el quinto y último capítulo se nos dice que para Edith Stein la verdad del hombre es inconcebible al margen de Dios. El hombre, creado a imagen de Dios, está llamado a participar de la vida divina. Ignorar esto es ignorar la verdad del hombre.
Con frecuencia, el autor deja que sea la propia Edith Stein la que nos hable. Es una forma de entrar en contacto directo con textos llenos de fuerza y frescura. Gracias a uno de ellos nos enteramos de lo que en cierta ocasión dijo a un amigo: que ha vivido más que ha filosofado. Es posible que la frase sorprenda a más de uno. Es una frase que tiene su sentido, y que comprenderán quienes lean el libro.
– Jesús García Rojo