Avendaño, J.M.,
Dios viene a nuestro encuentro
Narcea, Madrid, 2009, 174 pp.
Este es un libro que hay que leerlo despacio, sin prisas; un libro para meditar y acercarse a Dios. Esta es la recomendación que hace, en el prólogo, Mons. J. M. López de Andujar. Dios viene en cada momento a nuestro encuentro. El se adelanta primero y quiere que conozcamos a Jesucristo, vida eterna (Jn 17, 3). Y desde Cristo, enraizados en él, podemos enfrentarnos a la vida. Él es nuestra vida, «nuestra esperanza» (Col 1, 27). José Mª Avendaño nos presenta a un Dios amigo de la vida, cercano, que camina a nuestro lado y nos acompaña en todo momento, especialmente en las horas bajas, en nuestros sufrimientos. Es un Dios que tiene un amor especial con los más pequeños y con aquellos a los que parece que todos desprecian. El libro está dividido en tres partes. La primera, Dios en el espesor de la vida, contiene relatos cortos que han encontrado la inspiración en la oración. Entre otros temas aparecen: Dios viene a nuestro encuentro / Quieres que te llamemos Padre / La sonrisa del icono / El colirio/ Hay ángeles entre nosotros / En sus ojos todos los pobres / El campo y sus trabajadores / ¿Cuándo estará mi alma transformada? / Mi hermano/ Presos/ Virgen María/ Dichosa tú que has creído…
En la segunda parte, La luz de Dios en la noche del espíritu recoge el testimonio de algunos santos y testigos del amor a Jesucristo. Entre ellos están: San Pedro Poveda / San Francisco de Asís / Madre Teresa / Carlos de Foucauld / Santa Teresa del Niño Jesús / Santa Maravillas de Jesús / San Benito Menni… En la tercera parte, Dios en la oración de cada día, aparecen oraciones formuladas en diversas situaciones: Santificado sea tu Nombre, Señor / Que no me cierre a tu Gracia / Vivir amando / Vengo de celebrar la Eucaristía / Salgamos a la vida / Convencido de tu amor / Al final sólo queda el amor / Que no pasemos de largo ante los pobres / A la luz de la luna/ Las ascuas…
Las páginas de este libro son, pues, una mirada de fe que ayuda a ver la presencia de Dios en todo lo creado, a rastrear las huellas que Dios nos va dejando para que le busquemos y, sobre todo, para que le encontremos. Esto se puede lograr, sin duda, con una mirada al mundo desde Dios, con la fuerza de la Eucaristía y de la oración.
José María, licenciado en Teología Práctica, autor de varios libros y artículos, nos presenta en la conclusión el objetivo del libro. Dice que en estas páginas ha querido mostrarnos que podemos y debemos ayudarnos a entender el sentido de la vida y que Jesús nos invita a ser sus amigos, a vivir con él.
– Eusebio Gómez Navarro