Jesús cura a dos mujeres Vencer el poder de
la muerte y abrir el camino hacia Dios Marcos 5,21-43
Oración inicial
Señor Jesús,
envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con
el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de
la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que
parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida
y resurrección.
Crea en
nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en
los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que
sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los
discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y
testimoniar a los otros que Tú estás vivo en mediode nosotros como fuente de
fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María,
que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
Lectura
a) Clave de lectura:
En este 13º
Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia propone una meditación de dos milagros
de Jesús a favor de dos mujeres. El primero a favor de una mujer, considerada
impura a causa de una hemorragia que padecía desde hacía doce años. El otro a
favor de una niña de 12 años. Recién muerta. Según la mentalidad de la época,
cualquier persona que tocase la sangre o un cadáver era considerada como
impura. ¡Sangre y muerte eran factores de exclusión! Por esto, las dos mujeres
estaban marginadas, excluidas de la participación dela comunidad. También hoy hay
categorías de personas que están excluidas o que se sienten excluidas de la
participación de la comunidad cristiana. ¿Cuáles son hoy los factores que
causan la exclusión, tanto en la Iglesia como en la sociedad?
Marcos
describe los dos milagros con imágenes muy vivas. El texto es largo. Durante su
lectura, considera que estás en medio de la gente acompañando a Jesús hacia la
casa de Jairo. Y mientras caminas en silencio, trata de poner atención a los
comportamientos tan variados de las personas que aparecen en la descripción de
los dos milagros. Jairo, el padre de la niña, la gente, la mujer que sufre a
causa de la hemorragia, los discípulos, la niña. Pregúntate cómo sería tu
comportamiento.
b) Una división del texto para ayudar a su lectura:
- Marcos 5,
21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
- Marcos 5,
25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
- Marcos 5,
27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
- Marcos 5, 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
- Marcos 5,
30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
- Marcos 5,
33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
- Marcos 5,
35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
- Marcos 5,
37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
- Marcos 5,
41-43: La resurrección de la niña
c) El texto:
Cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó en la orilla y ahí se le reunió mucha gente. Entonces se acercó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia: «Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y viva». Jesús se fue con él y mucha gente lo seguía [y lo apretujaba. Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y había gastado en eso toda su fortuna, pero en vez de mejorar, había empeorado. Oyó hablar de Jesús, vino y se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, pensando que, con sólo tocarle el vestido, se curaría. Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba curada. Jesús notó al instante que una fuerza curativa había salido de él, se volvió hacia la gente y les preguntó: «¿Quién ha tocado mi manto?» Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo cómo te empuja la gente y todavía preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’ «Pero él seguía mirando alrededor, para descubrir quién había sido. Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó la verdad. Jesús la tranquilizó, diciendo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad». Todavía estaba hablando Jesús, cuando] unos criados llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle a éste: «Ya se murió tu hija. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?» Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas. Basta que tengas fe». No permitió que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús el alboroto de la gente y oyó los llantos y los alaridos que daban. Entró y les dijo: «¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, está dormida». Y se reían de él. Entonces Jesús echó fuera a la gente, y con los padres de la niña y sus acompañantes, entró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: «¡Talitá, kum!», que significa: «¡Óyeme, niña, levántate!» La niña, que tenía doce años, se levantó inmediatamente y se puso a caminar. Todos se quedaron asombrados. Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie y les mandó que le dieran de comer a la niña.
Un momento de silencio orante
para que la
Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
Algunas preguntas
para
ayudarnos en la meditación y en la oración.
- ¿Cuál es el
punto de este texto que más te gusta o que te ha emocionado más? ¿Por qué?
- ¿Cómo es el
comportamiento de la mujer que ha tocado a Jesús? ¿Y qué es lo que le da la fuerza
para tocar a Jesús?
- ¿Por qué los
discípulos no entendían lo que sucedía entre Jesús y la gente?
- ¿Quién era
Jairo? ¿Cómo se comporta Jesús con él, con su mujer y con su hija?
- Una mujer es
curada e integrada de nuevo a la convivencia de la comunidad. Una niña es
levantada de su lecho de muerte. ¿Qué enseñan hoy estas dos acciones de Jesús
para nuestra vida de familia y comunidad?
Para aquéllos que desean profundizar más en
el tema
a) Contexto de ayer y de hoy:
- A lo largo de
las páginas de su evangelio, Marcos va aumentando las informaciones sobre la
persona de Jesús. Hace ver cómo el misterio del Reino se refleja en el poder
que Jesús ejercita a favor de los discípulos y de la gente, y sobre todo, a
favor de los pobres y marginados. Al mismo tiempo, a medida en que este poder
se manifiesta, aumenta en los discípulos la incapacidad de entender y queda
siempre más claro que tienen que cambiar las ideas que tienen sobre el Mesías.
De otro modo, la incomprensión crecerá y corren el peligro de alejarse de
Jesús.
- En los años
setenta, época en la que Marcos escribe su evangelio, existía gran tensión en
las comunidades cristianas entre los judíos convertidos y los paganos
convertidos. Algunos judíos, sobre todo aquéllos que habían pertenecido al
grupo de los fariseos, continuaban fieles a la observancia de las normas de la
pureza de su cultura milenaria y, por esto, tenían dificultad de vivir con los
paganos convertidos, porque pensaban que éstos vivían en la impureza. Por esto,
la narración de los dos milagros de Jesús a favor de dos mujeres era de gran
ayuda para superar los viejos tabúes.
b) Comentario del texto:
- Marcos 5,
21-24: El punto de partida: Jairo pierde
la hija. Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se
une a Jesús que ha llegado de la otra orilla. Jairo, jefe de la sinagoga, pide
ayuda para su hija que se está muriendo. Jesús va con él y la gente lo
acompaña, empujándolo por todas partes porque todos quieren estar cerca de
Jesús cuando vaya a realizar el milagro. Y éste es el punto de partida de los
dos episodios que siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce años
a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña de doce años.
- Marcos 5,
25-26: La situación de la mujer que sufre
a causa de una hemorragia irregular.
¡Doce años de
hemorragia! Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel tiempo la
sangre convertía a la persona impura y a quien la tocara. Marcos dice que la
mujer había gastado toda su fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar
había empeorado. ¡Situación sin solución!
- Marcos 5,
27-28: El razonamiento de la mujer ante
Jesús
Ella había
sentido hablar de Jesús. Nace en ella una nueva esperanza. Se dijo entre sí:
“Si consigo tan sólo tocar su manto, seré curada”. La doctrina de la época
decía: “Si toco su manto, quedaré impuro” ¡La mujer piensa exactamente lo
contrario! Signo este que demuestra mucho valor. Signo también de que la mujer
no estaba completamente de acuerdo con lo que las autoridades enseñaban. La
mujer se mete en medio de la gente que apretujaba a Jesús por todas partes, y
casi sin ser vista, toca a Jesús.
- Marcos 5, 29:
La mujer consigue su intento y queda
curada
Precisamente
en aquel momento advierte que su cuerpo ha quedado curado. Hasta hoy en
Palestina, en una curva del camino cerca del lago de Galilea, vecino a
Cafarnaún, se lee sobre una piedra esta inscripción: “¡Aquí, en este lugar, la
mujer considerada impura, pero llena de fe, tocó a Jesús y curó!”
- Marcos 5,
30-32: La reacción de Jesús y de los
discípulos
También Jesús
siente que ha salido de Él una fuerza: ¿”Quién me ha tocado?”. Los discípulos reaccionan:
“Tú estás viendo que la gente te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién
me ha tocado?” He aquí de nuevo un pequeño desacuerdo entre Jesús y los
discípulos. Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos. Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción distinta de
Jesús. Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
- Marcos 5,
33-34: La conversación entre Jesús y la
mujer curada por la fe
La mujer se
ha dado cuenta que ha sido descubierta. Es para ella un momento difícil y
peligroso. Pues, según la creencia de la época, una persona impura que, como
aquella mujer, se mete en medio de la gente, contaminaba a todos tocándolos
simplemente. Convertía a todos impuros delante de Dios (Lv 15, 19-30). Por
esto, el castigo era que podía ser apartada y apedreada. Pero a pesar de todo
esto, la mujer tiene el valor de asumir lo que ha hecho. La mujer, llena de
miedo y temblando, se le echa a los pies y confiesa la verdad. Jesús pronuncia
entonces su palabra final diciendo: “¡Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y
queda curada de tu enfermedad!” Bellas palabras, muy humanas. Con la palabra
“Hija” Jesús acoge a la mujer en la nueva familia, en la comunidad, que se
forma en torno a Él. Sucede lo que ella pensaba.
Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer no hubiera podido obrar el
milagro.
- Marcos 5,
35-36: La conversación entre Jesús y
Jairo
He aquí que,
en este preciso momento llega el personal de la casa de Jairo para anunciarle que
su hija ha muerto. No hay necesidad, por tanto de molestar a Jesús.
¡Para ellos la muerte era la gran frontera y Jesús no conseguirá superarla!
Jesús escucha, mira a Jairo y le aplica lo que apenas ha visto, esto es, que la
fe es capaz de hacer lo que la persona cree. Y le dice:“¡No temas, solamente
ten fe!”
- Marcos 5,
37-40: La llegada de Jesús a la casa de
Jairo y la reacción de la gente
Jesús se
separa de la gente y sólo permite a algunos discípulos estar con Él. Y dice:
“La niña no está muerta, está dormida”. Los criados de la casa ríen. La gente
sabe cuándo una persona está muerta o cuando duerme. ¡Es la risa de Abrahán y
de Sara, o sea, de aquéllos que no consiguen creer que “nada es imposible para
Dios!” (Jn 17, 17; 18, 12-14; Lc 1, 37). También para ellos, la muerte es una
barrera que no es posible superar. Las palabras de Jesús tienen un significado
mucho más profundo. La situación de las comunidades del tiempo de Marcos
parecía una situación de muerte. Ellos debían escuchar: “¡No estáis muertos.
Estáis dormidos. Despertaos!”. Jesús no da importancia a la risotada y entra en
el cuarto donde se encuentra la niña. Entra Él, los tres discípulos y el padre
de la niña.
- Marcos 5,
41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma
por la mano a la jovencita y le dice: “¡Talita kúmi!” Y ella se levanta. Gran
conmoción. Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la niña.
¡Curación de dos mujeres! Una tiene doce años y la otra doce años con
hemorragia, doce años de marginación. La exclusión de la joven comienza a la
edad de doce años, porque empiezan las menstruaciones. Comienza a morir. Jesús
tiene un poder mayor y la resucita: “¡Levántate!”
a)
Ampliando
conocimientos: Las mujeres del Evangelio
En la época
del Nuevo Testamento, la mujer vivía marginada por el simple hecho de ser mujer
(cf. Lv 15, 19-27; 12, 1-5). En la sinagoga no participaba en la vida pública,
no podía ser testigo. Por esto, muchas mujeres se resistían contra esta
exclusión. Desde los tiempos de Esdras, cuando la marginación de la mujer
todavía era más pesada (Esd 9,1- 2;10,2-3), crecía su resistencia, como aparece
en las historias de Judit, Ester, Ruth, Noemí, Susana, la Sulamita y otras.
Esta resistencia encuentra eco y acogida en Jesús.
He aquí
algunos episodios en los que aparece el inconformismo y la resistencia de las
mujeres en la vida cotidiana y la acogida que Jesús les da:
La prostituta tiene el valor de desafiar las normas de la sociedad y de la religión. Entra en casa de un fariseo para postrarse a los pies del Jesús. Encontrándolo, encuentra amor y perdón y recibe defensa contra los fariseos. La mujer encorvada no siente para nada los gritos del jefe de la sinagoga, Busca la curación, aunque sea en sábado. Jesús la acoge como una hija y la defiende contra el jefe de la sinagoga (Lc 13, 10-17). La mujer considerada impura por causa de la pérdida de sangre, tiene el valor de meterse en medio de la gente y de pensar exactamente lo contrario de la doctrina oficial. La doctrina decía: “¡Quien la toca, queda impuro!” Pero ella decía: “¡Si consigo tocarlo, curaré!” (Mc 5, 28). Es acogida sin reproche y se cura. Jesús declara que la curación es fruto de la fe (Mc 5, 25-34). La Samaritana, despreciada por su condición de herética, tiene el valor de hablar con Jesús y de cambiar el sentido de la conversación comenzado por Él. (cf Jn 4, 19.25). En el evangelio de Juan, es la primera persona que recibe el secreto de que Jesús es el Mesías (Jn 4, 26). La mujer extranjera de la región de Tiro y Sidón no acepta su marginación y sabe hablar de tal modo, que obtiene de Jesús el ser por Él escuchada (Mc 7, 24-30). La madres con los hijos pequeños se enfrentan a los discípulos y son acogidos y bendecidos por Jesús (Mt 19, 13-15; Mc 10, 13- 16). Las mujeres que desafía al poder y permanecen junto a la cruz de Jesús (Mc 15, 40; Mt 27, 55-56. 61), fueron también las primeras en experimentar la presencia de Jesús resucitado (Mc 16, 5-8; Mt 28, 9-10). Entre ellas se encontraba María Magdalena, poseída de espíritus malignos, pero curada por Jesús (Lc 8, 2). Ella recibió la orden de transmitir la Buena Noticia de la resurrección a los apóstoles (Jn 20, 16-18). Marcos dice que “ellas habían seguido y servido a Jesús cuando estaba todavía en Galilea. Había muchas más que habían subido con Él a Jerusalén” (Mc 15, 41). Marcos se sirve de tres palabras importantes para definir la vida de estas mujeres: seguir, servir y subir a Jerusalén. Son tres palabras que definen al discípulo ideal. ¡Representan el modelo para los otros discípulos que huyeron!
Orar con el Salmo 103 (102)
¡Dar gracias
a Dios por todo lo que hace por nosotros!
Bendice, alma
mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre. Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios. Él, que tus culpas perdona, que cura todas tus
dolencias, rescata tu vida de la fosa, te corona de amor y ternura, satura de
bienes tu existencia, y tu juventud se renueva como la del águila.
Yahvé realiza obras de justicia y otorga el derecho al oprimido,
manifestó a Moisés sus caminos, a los hijos de Israel sus hazañas. Yahvé es
clemente y compasivo, lento a la cólera y lleno de amor; no se querella
eternamente, ni para siempre guarda rencor;
no nos trata según nuestros yerros, ni nos paga según nuestras culpas.
Como se alzan sobre la tierra los cielos, igual de grande es su amor con sus
adeptos; como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros crímenes. Como un padre se encariña con sus
hijos, así de tierno es Yahvé con sus adeptos; que él conoce de qué estamos
hechos, sabe bien que sólo somos polvo.
¡El hombre! Como la hierba es su vida, como la flor del campo, así florece; lo
azota el viento y ya no existe,
ni el lugar en que estuvo lo reconoce.
Pero el amor de Yahvé es eterno con todos que le son adeptos;
de hijos a hijos pasa su justicia, para quienes saben guardar su alianza, y se
acuerdan de cumplir sus mandatos. Yahvé asentó su trono en el cielo,
su soberanía gobierna todo el universo. Bendecid a Yahvé, ángeles suyos, héroes
potentes que cumplís sus órdenes en cuanto oís la voz de su palabra. Bendecid a
Yahvé, todas sus huestes, servidores suyos que hacéis su voluntad. Bendecid a
Yahvé, todas sus obras,
en todos los lugares de su imperio.
¡Bendice, alma mía, a Yahvé!
Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
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