Lectio mie, 30 jun, 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor.

Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 8, 28-34

Cuando Jesús desembarcó en la otra orilla del lago, en tierra de los gadarenos, dos endemoniados salieron de entre los sepulcros y fueron a su encuentro. Eran tan feroces, que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. Los endemoniados le gritaron a Jesús: «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo señalado?» No lejos de ahí había una numerosa piara de cerdos que estaban comiendo. Los demonios le suplicaron a Jesús: «Si vienes a echarnos fuera, mándanos entrar en esos cerdos». Él les respondió: «Está bien». Entonces los demonios salieron de los hombres, se metieron en los cerdos y toda la piara se precipitó en el lago por un despeñadero y los cerdos se ahogaron. Los que cuidaban los cerdos huyeron hacia la ciudad a dar parte de todos aquellos acontecimientos y de lo sucedido a los endemoniados. Entonces salió toda la gente de la ciudad al encuentro de Jesús, y al verlo, le suplicaron que se fuera de su territorio.

Reflexión

El evangelio de hoy acentúa el poder de Jesús sobre el demonio. En nuestro texto, el demonio o el poder del mal es asociado con tres cosas: (a) Con el cementerio, el lugar de los muertos. La muerte que ¡mata la vida! (b) Con el cerdo, que era considerado un animal impuro. ¡La impureza que separa de Dios! (c) Con el mar, que era visto como símbolo del caos antes de la creación. El caos que destruyó la naturaleza. El evangelio de Marcos, de donde Mateo saca su información, asocia el poder del mal con un cuarto elemento que es la palabra Legión, (Mc 5,9), nombre de los ejércitos del imperio romano. El imperio que oprimía y que explotaba a la gente. Así se comprende como la victoria de Jesús sobre el demonio tenía un alcance enorme para la vida de las comunidades de los años setenta, época en que Mateo escribe su evangelio. Las comunidades vivían oprimidas y marginadas, por la ideología oficial del imperio romano y del farisaísmo que se renovaba. Este mimo significado y alcance sigue siendo válido para nosotros hoy.

  • Mateo 8, 28: El poder del mal oprime, maltrata y aliena a las personas. Este versículo inicial describe la situación antes de la llegada de Jesús. En la manera de describir el comportamiento de los endemoniados, el evangelista asocia el poder del mal con el cementerio y con la muerte. Es un poder mortal sin rumbo, amenazador, destructor y descontrolado, que da miedo a todos. Priva a la persona de su conciencia, del autocontrol y dela autonomía.
  • Mateo 8, 29: Ante la simple presencia de Jesús el poder del mal se desmorona y se desintegra. Aquí se describe el primer contacto entre Jesús y los dos poseídos. Es la total desproporción. El poder, que antes parecía tan fuerte, se derrite y se desmorona ante Jesús. Ellos gritan: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido para atormentarnos antes de tiempo?» Se dan cuenta de que perdieron poder.
  • Mateo 8, 30-32: El poder del mal es impuro y no tiene autonomía, ni consistencia. El demonio no tiene poder sobre sus propios movimientos. Consigue sólo entrar en los puercos con el permiso de Jesús. Una vez dentro de los puercos, éstos se precipitan a la mar. Según la opinión de la gente, el cerdo era símbolo de impureza que impedía al ser humano relacionarse con Dios y sentirse acogido por El. El mar era símbolo del caos que existía antes de la creación y que, según la creencia de la época, seguía amenazando la vida. Este episodio de los cerdos que se precipitan a la mar, es extraño y difícil de ser entendido. Pero el mensaje es muy claro: ante Jesús, el poder del mal no tiene autonomía, no tiene consistencia. Quien cree en Jesús, ha vencido ya el poder del mal y no tiene que temer.
  • Mateo 8, 33-34: La reacción de la gente del lugar. Alertado por los empleados que se ocupaban de los cerdos, la gente del lugar fue al encuentro de Jesús. Marcos informa que vieron “al endemoniado sentado, vestido y en perfecto juicio” (Mc 5, 15). Pero ¡se quedaron sin los cerdos! Por esto, piden a Jesús que se vaya lejos. Para ellos, los cerdos eran más importantes que el ser humano que acababa de recobrar el juicio.
  • La expulsión de los demonios. En el tiempo de Jesús, las palabras demonio o Satanás, eran usadas para indicar el poder del mal que desviaba a las personas del buen camino. Por ejemplo, cuando Pedro tentó de desviar a Jesús, el fue Satanás para Jesús (Mc 8, 33). Otras veces, aquellas mismas palabras eran usadas para indicar el poder político del imperio romano que oprimía y explotaba a la gente. Por ejemplo, en el Apocalipsis, el imperio romano se identifica con el “Diablo o Satanás” (Ap 12, 9). Otras veces la gente usaba las mismas palabras para indicar los males y las enfermedades. Así se hablaba de demonio o espíritu mudo, espíritu sordo, espíritu impuro, etc. ¡Había mucho miedo! En el tiempo de Mateo, segunda mitad del primer siglo, el miedo a los demonios estaba aumentando. Algunas religiones, venidas de Oriente, divulgaban un culto a los espíritus. Enseñaban que gestos errados podían irritar a los espíritus, y éstos para vengarse, podían impedir nuestro acceso a Dios y privarnos de los beneficios divinos. Por esto, a través de ritos y oraciones, plegarias y ceremonias complicadas, la gente trataba de aplacar a esos espíritus o demonios, para que no perjudicaran la vida humana. Estas religiones, en vez de liberar a la gente, alimentaban el miedo y la angustia. Ahora bien, uno de los objetivos de la Buena Nueva de Jesús era ayudara la gente a liberarse de este miedo. La llegada del Reino de Dios significó la llegada de un poder más fuerte. Jesús es “el hombre más fuerte” que llega para amarrar a Satanás, al poder del mal, y robarle la humanidad prisionera del miedo (cf. Mc 3, 27). Por ello, los evangelios insisten en la victoria de Jesús sobre el poder del mal, sobre el demonio, sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte. Era para animar a las comunidades a vencer este miedo al demonio. Y hoy, ¿Quién de nosotros puede decir: “Soy totalmente libre”? ¡Nadie! Entonces, si no soy totalmente libre, alguna parte en mí es poseída por otros poderes. ¿Cómo expulsar estos poderes? El mensaje del evangelio de hoy sigue siendo válido para nosotros.

Para la reflexión personal

  • ¿Qué es lo que hoy está oprimiendo y maltratando a la gente? ¿Por qué hoy, en ciertos lugares, se habla tanto de expulsión de demonios? ¿Es bueno insistir tanto en el demonio? ¿Qué piensas tú?
  • ¿Quién de nosotros puede decir que es totalmente libre o liberado? ¡Nadie! Entonces todos estamos un poco poseídos por otros poderes que ocupan algún espacio dentro de nosotros.
  • ¿Cómo hacer para expulsar este poder dentro de nosotros y dentro de la sociedad?

Oración final

Es Yahvé clemente y compasivo,
tardo a la cólera y grande en amor;
bueno es Yahvé para con todos,
tierno con todas sus creaturas. (Sal 145, 8-9)

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