Lectio Dom, 20 jun, 2021

Jesús calma la tempestad Jesús duerme en nuestra barca Marcos 4,35-41

Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

Lectura

a)       Clave de lectura:

Hay días en los que la vida se parece a una pequeña barca perdida entre las olas de un mar agitado. Todo es obscuro alrededor, hay tempestad, Dios no aparece, Jesús está ausente, nadie está cerca para ayudarnos, animarnos. ¡Entran ganas de dejar que se pierda todo!

Escuchemos la historia de la tempestad calmada. Durante su lectura, imaginémonos que estamos sobre la barca junto a Jesús y los discípulos.

Intentemos vivir con ellos todo lo que está aconteciendo y de poner atención a la conducta de Jesús y a la reacción de los discípulos.

b)       Una división del texto para ayudarnos en la lectura:

  • Marcos 4,35-36: Jesús decide pasar a la otra orilla del lago
  • Marcos 4,37-38: Una improvisada tormenta pone en peligro la vida de todos
  • Marcos 4,39- 40: Jesús calma la tormenta y critica la falta de fe
  • Marcos 4,41: Temor y poca comprensión por parte de los discípulos

c)       El texto:

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla del lago». Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas. De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» El se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Cállate, enmudece!» Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: «¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?» Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?»

Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntaspara ayudarnos en la meditación y en la oración.

  • ¿Cuál es el punto de este texto que te ha gustado más?¿Por qué?
  • ¿Cuál es la situación en la que se encuentra Jesús y los discípulos y cuál es la reacción de ellos?
  • ¿Cuál era el mar agitado en los tiempos de Jesús? ¿Cuál era el mar agitado en la época en la que Marcos escribe su Evangelio? ¿Cuál es hoy el mar agitado para ti?
  • Leer a Isaías 43,2 y también el Salmo 107 (106), 25-30, comparando los textos con el episodio de la tempestad calmada. ¿A qué conclusión llegas?
  • ¿Qué quiere decir todo esto en nuestra vida, hoy?

Para los que desean profundizar más en el tema

a)       El contexto que ilumina el texto:

Un bello cuadro, cuando está colgado en una pared que lo hace lucir, parece todavía más bello, gracias a los colores de la pared que subrayan la belleza. Lo mismo pasa con el cuadro de la tempestad calmada. La pared del contexto lo hace más bello. Marcos apenas ha narrado dos parábolas que revelan el misterio del Reino presente en las cosas de la vida (Mc 4, 1-34). Ahora comienza a hablar del misterio del Reino que se hace presente en el poder ejercitado por Jesús a favor de sus discípulos, a favor de la gente, y sobre todo, a favor de los marginados y excluidos. Veamos la secuencia: Marcos comienza presentando a Jesús que vence al mar, símbolo del caos. (Mc 4, 35- 41). Enseguida muestra a Jesús que vence y arroja al demonio ¡En Jesús obra un poder creador! (Mc 5, 1-20) Al final describe largamente el modo como Jesús vence la impureza y la muerte .¡En Él obra un poder de vida! (Mc 5, 21-43).

¡En Jesús hay un poder que libera, purifica y comunica la vida a los que a Él se acercan!

Marcos escribe para las comunidades perseguidas de los años setenta, que se sienten como en una barquilla perdida en el mar de la vida, sin mucha esperanza de poder llegar al puerto deseado de la paz. Jesús parece estar durmiendo en la barca de ellos, porque ningún poder divino aparece para salvarlos de la persecución. En vista de la desesperada situación, Marcos recoge varios episodios que revelan el poder con que Jesús está presente en las comunidades.

¡Es el Jesús vencedor! No tienen motivo de temer. Esta es la motivación de la narración de la tempestad calmada.

b)       Comentario del texto:

  • Marcos 4, 35-36: El punto de partida: “Pasemos a la otra orilla.”

Había sido un día pesado, de mucho trabajo. Había en verdad tanta gente que Jesús, para no ser atropellado de la gente, tuvo que entrar en una barca para instruir con parábolas (Mc 4, 1). Había días en los que no tenían tiempo ni para comer (Mc 3, 20). Terminada de pronunciar la parábola con la que instruía a la gente, Jesús dice a los discípulos: “¡Pasemos a la otra orilla!”. Y tal como estaba ellos lo conducen con la barca. Jesús estaba tan cansado que se sentó y se quedó dormido. Este es el cuadro inicial que presenta Marcos. Un bello cuadro, muy humano.

  • Marcos 4, 37-38: “¿No te importa que perezcamos?

El lago de Galilea está rodeado de montañas cercanas. A veces entre los desfiladeros de las rocas el viento sopla fuerte sobre el lago y provoca imprevistas tempestades. Y esto fue lo que sucedió. Un fuerte viento sopló sobre el mar agitándolo. ¡La barca se llenó de agua! Los discípulos eran pescadores experimentados Si pensaban abandonar la barca, quiere decir que la situación era de verdad peligrosa. Jesús no se da cuenta y sigue durmiendo. Este sueño profundo no es sólo signo de su enorme cansancio. Es también la expresión de la tranquila confianza que tiene en Dios. El contraste entre la conducta de Jesús y los discípulos es grande.

  • Marcos 4, 39-40: La reacción de Jesús: “¿Aún no tenéis fe?

Jesús se despierta, no por el ruido del oleaje, sino por el grito desesperado de los discípulos: “¡Maestro! Señor, ¿ no te importa que perezcamos?” Jesús se levanta. Primero se dirige hacia el mar y dice: “¡Calla, cálmate!” Y el mar se aplaca. Luego se dirige a sus discípulos y les dice: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” La impresión que se da es que no era necesario calmar el mar, porque no se corría ningún peligro. Es como cuando se llega a una casa y el perro guardián, junto al dueño de la casa, ladra al huésped que llega. No se tiene miedo, porque el dueño está allí y controla la situación.

El episodio de la tempestad calmada evoca el éxodo, cuando la gente, sin miedo, atravesaba las aguas del mar (Ex 14,22). Evoca también al Profeta Isaías que decía a la gente: “Porque si atraviesas esta agua yo estaré contigo (Is 43,2) Jesús vuelve a recorrer el éxodo y lo hace en la profecía anunciada del salmo que dice: “En la angustia gritaron al Señor y Él los liberó de sus angustias. Redujo la tempestad a la calma, callaron las olas del mar. Se alegraron al ver la bonanza y él los condujo al puerto suspirado”. (Sl 107(106), 28-30)

  • Marcos 4, 41: La ignorancia de los discípulos: ¿Quién es este hombre?

Jesús calma el mar y dice: “¿Aún no tenéis fe?” Los discípulos no saben qué responder y se preguntan: “¿Quién es éste que hasta el mar y los vientos le obedecen?” ¡Jesús parece ser para ellos un extraño! A pesar del tiempo que han vivido juntos, no saben verdaderamente quién es. ¿Quién es este hombre? Con esta pregunta en la cabeza, las comunidades continuaban la lectura. Y hasta hoy, esta misma pregunta, nos empuja a continuar la lectura del evangelio. Es el deseo de conocer siempre más de Jesús nuestra vida.

c)       Ampliando conocimientos: ¿Quién es Jesús?

Nombres y títulos dados a Jesús:

Marcos empieza su evangelio diciendo: “Comienzo del evangelio de Jesús Cristo, Hijo de Dios” (Mc 1,1). Al final, en la hora de la muerte de Jesús, un soldado pagano exclama: “¡Verdaderamente este era Hijo de Dios” (Mc 15,39). Y desde el principio hasta el final Jesús es llamado Hijo de Dios. Entre el principio y el final, aparecen otros varios nombres de Jesús, ¡casi veinte! Es una lista de nombres y de títulos que aparecen en el evangelio de Marcos entre la expresión Hijo de Dios del principio (Mc 1,1) y el final (Mc 15,39):

  • Mesías, Cristo (o sea, Ungido) (Mc 1. 1; 8, 29; 14, 61; 15, 32)
    • Señor (Mc 1, 3; 5, 19; 11, 3)
    • Hijo amado (Mc 1, 11; 9, 7)
    • Santo de Dios (Mc 1, 24)
    • Nazareno (Mc 1, 24; 10, 47; 14, 67; 16, 6)
    • Hijo del Hombre (Mc 2, 10. 28; 8, 31. 38; 10, 33. 45; 13, 26; 14, 21. 41. 62)
    • Esposo (Mc 2, 19)
    • Hijo de Dios (Mc 3, 11)
    • Hijo de Dios Altísimo (Mc 5, 7)
    • Carpintero (Mc 6, 3)
    • Hijo de María (Mc 6, 3)
    • Profeta (Mc 6, 4. 15; 8, 28)
    • Maestro (con frecuencia)
    • Buen maestro (Mc 10, 17)
    • Hijo de David (Mc 10, 47. 48; 12, 35-37)
    • Rabboni (Mc 10, 51)
    • Bendito el que viene en el nombre del Señor (Mc 11, 9)
    • Rabbí (Mc 11, 21)
    • Hijo (Mc 14, 27)
    • Pastor (Mc 14, 27)
    • Hijo del Dios bendito (Mc 14, 61)
    • Rey de los Judíos (Mc 15, 2. 9. 18. 26)
    • Rey de Israel (Mc 15, 32)

Jesús es más grande que sus títulos y nombres:

Cada nombre, título o atributo es un intento por expresar lo que Jesús significaba para las personas. Pero un nombre, por bello que sea, no consigue desvelar jamás el misterio de una persona, y mucho menos la persona de Jesús. Además, algunos de estos nombres, incluso los más importantes y tradicionales son contestados y puestos en duda por el mismo Jesús. Así pues, en la medida en que avanzamos hacia delante en el evangelio, Marcos nos obliga a repasar nuestras ideas y a pedirnos, cada vez de nuevo: “En definitiva ¿quién es Jesús, para nosotros”?

  • Algunos esperaban que el Mesías fuese el “Santo de Dios” (Mc 1, 24), esto es, que fuese un
    • Sumo Sacerdote. El demonio alude a esta esperanza, pero Jesús le ordena callar (Mc 1, 24-25).
    • Otros esperaban que el Mesías fuese Hijo de David. Pero Jesús contesta a este título: ¿Por qué dicen los escribas que el Mesías es Hijo de David? David mismo lo llama Señor” (Mc 12, 35-37).
    • Otros esperaban en un mesías Rey. Pero cuando Pilatos le pregunta si es rey, Jesús ni lo afirma, ni lo niega, responde: “Tú lo dices” (Mc 15, 2). Y cuando hablaba de reyes y gobernantes insistía con los discípulos: “No sea así entre vosotros”. (Mc 10, 42-43).
    • Lo mismo vale para el título de Mesías. Pedro confiesa que Jesús es el Mesías. Pero cuando Jesús quiere sacar las consecuencias y habla de la cruz, Pedro no quiere saber nada (Mc 8, 31-33). Jesús es el Mesías, pero no del tipo que Pedro se imaginaba.
    • Las personas poseídas del demonio llamaban a Jesús “Hijo de Dios” (Mc 3, 11) e “Hijo de Dios Altísimo” (Mc 5, 7). Pero Jesús dictó órdenes para que el demonio callase y saliese de ellos (Mc 3, 12; 5, 8). Delante del tribunal, los enemigos acusan a Jesús y preguntan: “¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?” Y él responde: “¡Lo soy!” Y veréis al Hijo del Hombre sentado, a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo” (Mc 14, 62). Cuando debe confirmarlo Jesús no dice que es Hijo de Dios, sino que es Hijo del Hombre. ¿Es la misma cosa? Una cosa es cierta: Jesús no es el Hijo de Dios del tipo que el demonio (Mc 3, 11; 5, 7) y sus enemigos se imaginaban (Mc 14, 61). Y entonces ¿cómo Jesús es Hijo de Dios? Queda abierta la pregunta de la gente, de los discípulos, ¡de los lectores!

Finalmente ¿Quién es Jesús? Cuanto más se adelanta en la lectura del evangelio de Marcos, tanto más se rompen los títulos y criterios. Jesús no entra en ninguno de estos nombres, en ningún esquema, en ningún título. Es más grande que todo esto. Y el lector, en la medida en que avanza en la lectura, abandona la idea de encuadrar a Jesús en cualquier categoría conocida o en una idea preconcebida, y lo acepta así como Él mismo se presenta. El amor seduce, la cabeza no. Es mejor inclinar la cabeza y adorar y no tener miedo, cuando el mar se vuelve agitado.

Orar con el Salmo 107(106), 21-43

¡Si las aguas se agitan, Dios nos protege!

¡Den gracias a Yahvé por su amor,
por sus prodigios en favor de los hombres! Ofrezcan sacrificios de acción de gracias, pregonen sus obras con gritos de alegría.
Se hicieron a la mar con sus naves, comerciando por todo el océano,
y vieron las obras de Yahvé, todas sus maravillas en el piélago. A su voz, un viento de borrasca hizo encresparse a las olas;
al cielo subían, bajaban al abismo, su espíritu se hundía bajo el peso del mal; daban vuelcos, vacilaban como ebrios, no les valía de nada su pericia.
Pero clamaron a Yahvé en su apuro, y él los libró de sus angustias. A silencio redujo la borrasca, las olas callaron a una.
Ellos se alegraron al verlas calmarse, y él los llevó al puerto deseado.
¡Den gracias a Yahvé por su amor, por sus prodigios en favor de los hombres!
¡Alábenlo en la asamblea del pueblo, en el concejo de ancianos lo celebren! Él cambia los ríos en desierto, en puro sequedal los manantiales, la tierra fértil en salinas,
cuando obran el mal sus habitantes. Pero cambia el desierto en estanque, la árida tierra en manantial; asienta allí a los hambrientos,
para que funden ciudades habitadas. Siembran campos y plantan viñas, producen frutos en tiempo de cosecha. Él los bendice y se multiplican, no deja que mengüen sus ganados. Menguados estaban y abatidos, presa del mal y la aflicción.
El que vierte desprecio sobre príncipes, los extraviaba por yermos sin camino. Pero recobra al pobre de la miseria, aumenta sus clanes como un rebaño; los rectos lo ven y se alegran, los malvados se tapan la boca.
¿Quién es sabio? ¡Que guarde estas cosas, y medite en el amor de Yahvé!

Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio sáb, 19 jun, 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.

Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 6, 24-34

«Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero. Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento? ¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en todo el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas».

Reflexión

El evangelio de hoy nos ayuda a revisar la relación con los bienes materiales y trata dos asuntos de distinto peso: nuestra relación con el dinero (Mt 6, 24) y nuestra relación con la Providencia Divina (Mt 6, 25-34). Los consejos dados por Jesús suscitan diversas preguntas de difícil respuesta. Por ejemplo, ¿cómo entender hoy la afirmación: «No puedes servir a Dios y al dinero” (Mt 6, 24)? ¿Cómo entender la recomendación de no preocuparnos con la comida, la bebida y la ropa (Mt 6, 25)?

  • Mateo 6, 24: «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. Cada cual tendrá que elegir. Tendrá que preguntarse: “¿Quién ocupa el primer lugar en mi vida: Dios o el dinero?” De esto dependerá la comprensión de los consejos que siguen sobre la Providencia Divina (Mt 6,25-34). No se trata de una opción hecha sólo con la cabeza, sino de una opción de vida bien concreta que envuelve las actitudes.
  • Mateo 6, 25: Jesús critica la excesiva preocupación con la comida y el vestido. Esta crítica de Jesús provoca hasta hoy mucho espanto entre la gente, pues la gran preocupación que tiene un padre, una madre de familia es la comida y el vestido para los hijos. El motivo de la crítica es que la vida vale más que la comida y el cuerpo vale más que la ropa. Para aclarar su crítica, Jesús cuenta dos parábolas: de los pajaritos y de las flores.
  • Mateo 6, 26-27: La parábola de los pajaritos: la vida vale más que la comida. Jesús manda mirar a los pajaritos. No siembran, no almacenan, y sin embargo tienen siempre algo que comer, porque el Padre celestial los alimenta: “¿No valéis vosotros más que ellos?” Lo que Jesús critica es cuando la preocupación por la comida ocupa todo el horizonte de la vida delas personas, sin dejar espacio para experimentar y saborear la gratuidad de la fraternidad y de la pertenencia al Padre. Por eso, el sistema neoliberal es criminal porque obliga a la gran mayoría de las personas a vivir 24 horas al día preocupándose por la comida y por la ropa, y produce en otra pequeña minoría rica el ansia de comprar y consumir hasta el punto de no dejar espacio para otra cosa. Jesús dice que la vida vale más de los bienes de consumo. El sistema neoliberal impide la vivencia del Reino.
  • Mateo 6, 28-30: La parábola de los lirios: el cuerpo vale más que el vestido. Jesús manda mirar las flores, los lirios del campo. ¡Con qué elegancia y belleza Dios los viste! “Si Dios losveste así, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? Jesús insiste en las cosas de la naturaleza, para que viendo las flores y el campo, la gente recuerde la misión que tenemos: luchar por el Reino y crear una convivencia que pueda garantizar comida y vestido para todos.
  • Mateo 6, 31-32: No ser como los paganos. Jesús retoma la crítica contra una excesiva preocupación por la comida, la bebida y el vestido. Y concluye: “¡Son los paganos que se preocupan con todo esto!” Debe de haber una diferencia en la vida de los que tienen fe en Jesús y de los que no la tienen. Los que tienen fe en Jesús comparten con él la experiencia de gratuidad de Dios como Padre, Abba. Esta experiencia de paternidad tiene que revolucionar la convivencia. Tiene que engendrar una vida comunitaria que sea fraterna, semilla de una nueva sociedad.
  • Mateo 6, 33-34: El Reino en primer lugar. Jesús apunta dos criterios: “Buscar primero el Reino” y “No preocuparse por el día de mañana”. Buscar en primer lugar el Reino y su justicia significa tratar de hacer la voluntad de Dios y permitir a Dios que reine en nuestra vida. La búsqueda de Dios se traduce concretamente en búsqueda de una convivencia fraterna y justa. Donde hay esta preocupación por el Reino, nace una vida comunitaria donde todos viven como hermanos y hermanas y nadie pasará más necesidad. Allí no habrá más preocupación con el día de mañana, esto es, no habrá más preocupación en acumular.
  • Buscar primero el Reino de Dios y su justicia. El Reino de Dios tiene que ser el centro de todas nuestras preocupaciones. El Reino pide una convivencia, donde no haya acumulación, y donde haya compartir, para que todos tengan lo necesario para vivir. El Reino es la nueva convivencia fraterna, en la que cada persona se siente responsable del otro. Esta manera de ver el Reino ayuda a entender mejor las parábolas de los pajaritos y de las flores, pues para Jesús la Providencia Divina pasa por la organización fraterna. Preocuparse por el Reino y su justicia es lo mismo que preocuparse por aceptar a Dios como Padre y ser hermanos y hermanas de otros. Ante el creciente empobrecimiento causado por el neoliberalismo económico, la salida concreta que el evangelio nos presenta y que los pobres encontrarán para su supervivencia es la solidaridad y la organización.
  • Una lama afilada en la mano de un niño puede ser una arma mortal. Una lama afilada en la mano de una persona agarrada con cuerdas es arma que salva. Así son las palabras de Jesús sobre la Providencia Divina. Sería anti-evangélico decir a un padre de familia sin empleo, pobre, con ocho hijos y mujer enferma: «¡No ande preocupado con lo que va a comer y a beber! ¿Por qué preocuparse del vestido y de la salud?» (Mt 6, 25. 28). Esto lo podemos decir cuando, al imitar a Dios como Jesús, nos organizamos entre nosotros para poder compartir, garantizando a los hermanos la sobrevivencia. De lo contrario seríamos como los tres amigos de Job, para defender a Dios, contaban mentiras sobre la vida humana (Job 13, 7). Sería como “disponer de un huérfano y traicionar a un amigo” (Job 6, 27). En boca del sistema de los ricos, estas palabras pueden ser armas mortales contra los pobres. En boca del pobre, pueden ser una salida real y concreta para una convivencia mejor, más justa y más fraterna.

Para la reflexión personal

  • ¿Cómo entiendo y vivo la confianza en la Providencia Divina?
  • Como cristianos tenemos la misión de dar una expresión concreta a aquello que nos anima por dentro. ¿Cuál es la expresión que estamos dando a nuestra confianza en la Divina Providencia?

Oración final

Mi lengua proclama tu promesa, pues justos son tus mandamientos. Acuda tu mano en mi socorro, pues he elegido tus ordenanzas. (Sal 119: 172-173)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio vie, 18 jun, 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.

Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 6, 19-23

«No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón. Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!» 

Reflexión

En el evangelio de hoy seguimos nuestra reflexión sobre el Sermón del Monte. Anteayer y ayer hemos reflexionado sobre la práctica de las tres obras de piedad: limosna (Mt 6, 1-4), oración (Mt 6, 5-15) y ayuno (Mt 6, 16-18). El evangelio de hoy y de mañana presenta cuatro recomendaciones sobre la relación con los bienes materiales, explicitando así cómo vivir la pobreza de la primera bienaventuranzas: (a) no acumular (Mt 6, 19-21); (b) tener la visión correcta de los bienes materiales (Mt 6, 22-23); (c) no servir a dos señores (Mt 6, 24); (d) abandonarse a la providencia divina (Mt 6, 25-34). El evangelio de hoy presenta las dos primeras recomendaciones: no acumular bienes (6, 19-21) y no mirar el mundo con ojos malos (6, 22-23).

  • Mateo 6, 19-21: No acumular tesoros en la tierra. Si, por ejemplo, hoy en la tele se da la noticia de que en el próximo mes faltarán azúcar y café, todos vamos a comprar el máximo de azúcar y café posible. Acumulamos, porque no confiamos. En los cuarenta años de desierto, el pueblo fue puesto a prueba para ver si era capaz de observar la ley de Dios (Ex 16, 4). La prueba consistía en esto: ver si eran capaces de recoger sólo lo necesario de maná para un único día y no acumular para el día siguiente. Jesús dice: ««No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.” ¿Qué significa acumular tesoros en el cielo? Se trata de saber dónde coloca el fundamento de mi existencia. Si lo coloca en los bienes materiales de esta tierra, corro siempre el peligro de perder lo que acumulé. Si coloco el fundamento en Dios, nadie va a poder destruirlo y tendré la libertad interior de compartir con los demás los bienes que poseo. Para que esto sea posible y viable, es importante que se cree una convivencia comunitaria que favorezca el compartir y la ayuda mutua, y en la que la mayor riqueza o tesoro no es la riqueza material, sino la riqueza y el tesoro de la convivencia fraterna nacida de la certeza traída por Jesús de que Dios es Padre/Madre de todos. Donde está tu tesoro (riqueza), allí está tu corazón.
  • Mateo 6, 22-23: La lámpara del cuerpo es el ojo. Para entender lo que Jesús pide es necesario tener ojos nuevos. Jesús es exigente y pide muchas cosas: no acumular (6, 19-21), no servir a Dios y al dinero al mismo tiempo (6, 24), no preocuparse de lo que bebemos y comemos (6, 25-34). Estas recomendaciones exigentes tratan de aquella parte de la vida humana, donde las personas tienen más angustias y preocupaciones. Es también la parte del Sermón del Monte que es más difícil de entender y practicar. Por esto Jesús dice: «Si tu ojo está malo, «.

Algunos traducen ojo malo y ojo sano. Otros traducen ojo mezquino y ojo generoso. Es igual. En la realidad, la peor enfermedad que se pueda imaginar es una persona encerrada en sí misma y en sus bienes, y la confianza que tiene sólo en sus bienes.

¡Es la enfermedad de la mezquindad! Quien mira la vida con esta mirada vivirá en la tristeza y en la oscuridad. El remedio para curar esta enfermedad es la conversión, el cambio de mentalidad y de ideología. Poniendo el fundamento de la vida en Dios, la mirada se vuelve generosa y la vida se vuelve luminosa, pues hace nacer el compartir y la fraternidad.

  • Jesús quiere un cambio radical. Quiere la observancia de la ley del año sabático, donde se dice que en la comunidad de los que creen, no puede haber pobres (Dt 15, 4). La convivencia humana debe organizarse de tal manera que ya no es necesario preocuparse de la comida, de la bebida, de la ropa y de la vivienda, de la salud y de la educación (Mt 6, 25-34). Pero esto es posible sólo si todos buscamos primero el Reino de Dios y su justicia (Mt 6, 33). El Reino de Dios es permitir que Dios reine: es imitar a Jesús (Mt 5, 48). La imitación de Dios lleva a compartir con justicia los bienes y lleva al amor creativo, que engendra la verdadera fraternidad. La Providencia Divina tiene que ser mediada por la organización fraterna. Sólo así es posible deshacernos de todas las preocupaciones para el mañana (Mt 6, 34).

Para la reflexión personal

  • Jesús dice: “Donde está tu riqueza, allí estará tu corazón”. ¿Dónde está mi riqueza: en el dinero o en la fraternidad?
  • ¿Cuál es la luz que tengo en mis ojos para mirar la vida, los acontecimientos?

Oración final

Pues Yahvé ha escogido a Sión, la ha querido como sede para sí:
«Aquí está mi reposo para siempre, en él me instalaré, que así lo quiero. (Sal 132, 13-14)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio jue, 17 jun, 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.

Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 6, 7-15

«Cuando ustedes hagan oración, no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes pues, oren así:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas»

Reflexión

El evangelio de hoy nos presenta la oración del Padre Nuestro, el Salmo que Jesús nos ha dejado. Hay dos redacciones del Padre Nuestro: la de Lucas (Lc 11, 1-4) y la de Mateo (Mt 6, 7-13). La redacción de Lucas es más breve. Lucas escribe para las comunidades que venían del paganismo. Trata de ayudar a las personas que están iniciando el camino de la oración. En el evangelio de Mateo, el Padre Nuestro está en aquella parte del Sermón del Monte, donde Jesús orienta a los discípulos y a las discípulas en la práctica de las tres obras de piedad: limosna (Mt 6, 1-4), oración (Mt 6, 5-15) y ayuno (Mt 6, 16-18). El Padre Nuestro forma parte de una catequesis para judíos convertidos. Ellos estaban ya acostumbrados a rezar, pero tenían ciertos vicios que Mateo trata de corregir. En el Padre Nuestro Jesús resume toda su enseñanza en siete preces dirigidas al Padre. En estas sietes peticiones, retoma las promesas del Antiguo Testamento y manda pedir al Padre que Le ayude a realizarlas. Los primeros tres hablan de nuestra relación con Dios. Los otros cuatro tienen que ver con nuestra relación con los demás.

  • Mateo 6, 7-8: La introducción al Padre nuestro. Jesús critica a las personas para quienes la oración era una repetición de fórmulas mágicas, de palabras fuertes, dirigidas a Dios para obligarlo a responder a sus pedidos y necesidades. Quien reza debe buscar en primer lugar el Reino, mucho más que los intereses personales. La acogida de la oración de parte de Dios no depende de la repetición de las palabras, sino de la bondad de Dios que es Amor y Misericordia. El quiere nuestro bien y conoce nuestras necesidades, antes que recitemos nuestras oraciones.
  • Mateo 6, 9a: Las primeras palabras: “¡Padre Nuestro, que estás en el cielo!” Abba, Padre, es el nombre que Jesús usa para dirigirse a Dios. Expresa la intimidad que tenía con Dios y manifiesta la nueva relación con Dios que debe caracterizar la vida de la gente en las comunidades cristianas (Gal 4, 6; Rom 8, 15). Mateo añade al nombre del Padre el adjetivo nuestro y la expresión que estás en el Cielo. La oración verdadera es una relación que nos une al Padre, a los hermanos y a las hermanas y a la naturaleza. La familiaridad con Dios no es intimista, sino que expresa la conciencia de pertenecer a la gran familia humana, de la que participan todas las personas, de todas las razas y credos: Padre Nuestro. Rezar al Padre y entrar en la intimidad con él, es también colocarse en sintonía con los gritos de todos los hermanos y hermanas. Es buscar el Reino de Dios en primer lugar. La experiencia de Dios como Padre es el fundamento de la fraternidad universal.
  • Mateo 6, 9b-10: Las tres peticiones por la causa de Dios: el Nombre, el Reino, la Voluntad. En la primera parte del Padre-nuestro, pedimos para que se restaure nuestra relación con Dios. Para restaurar la relación con Dios, Jesús pide (a) la santificación del Nombre revelado en el Éxodo en ocasión de la liberación de Egipto;
  • pide la venida del Reino, esperado por la gente tras el fracaso de la monarquía; (c) pide el cumplimiento de la Voluntad de Dios, revelada en la Ley que estaba en el centro de la Alianza. El Nombre, el Reino, la Ley: son los tres ejes sacados del Antiguo Testamento que expresan cómo debe ser la nueva relación con Dios. Las tres peticiones muestran que es preciso vivir en la intimidad con el Padre, haciendo con que su Nombre sea conocido y amado, que su Reino de amor y de comunión se vuelva realidad, y que se haga su Voluntad así en la tierra como en el cielo. En el cielo, el sol y las estrella obedecen a la ley de Dios y crean el orden del universo. La observancia de la ley de Dios «así en la tierra como en el cielo» tiene que ser la fuente y el espejo de armonía y de bienestar en toda la creación. Esta relación renovada con Dios, se vuelve visible en la relación renovada entre nosotros que, a su vez, es objeto de cuatro peticiones más: el pan de cada día, el perdón de las deudas, el no caer en la tentación y la liberación del Mal.
  • Mateo 6, 11-13: Las cuatro peticiones por la causa de los hermanos: Pan, Perdón, Victoria, Libertad. En la segunda parte del Padre nuestro, pedimos que sea restaurada y renovada la relación entre las personas. Las cuatro peticiones muestran cómo deben ser transformadas las estructuras de la comunidad y de la sociedad para que todos los hijos y las hijas de Dios vivan con igual dignidad. Pan de cada día: La petición del «Pan de cada día» (Mt 6, 11) recuerda el maná de cada día en el desierto (Ex 16, 1-36). El maná era una “prueba» para ver si la gente era capaz de caminar según la Ley de Señor (Ex 16, 4), esto es, si era capaz de acumular comida sólo para un día como señal de fe que la providencia divina pasa por la organización fraterna. Jesús invita a realizar un nuevo éxodo, una nueva convivencia fraterna que garantice el pan para todos. La petición de «perdón por las deudas» (6, 12) recuerda el año sabático que obligaba a los acreedores al perdón de las deudas a los hermanos (Dt 15, 1-2). El objetivo del año sabático y del año jubilar (Lev 25, 1-22) era de deshacer las desigualdades y empezar de nuevo. ¿Cómo rezar hoy: “Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores? Los países ricos, todos ellos cristianos, se enriquecen gracias a la deuda externa de los países pobres. No caer en la Tentación: la petición «no caer en la tentación» (6, 13) recuerda los errores cometidos en el desierto, donde el pueblo cayó en la tentación (Ex 18, 1-7; Núm 20, 1- 13; Dt 9, 7-29). Es para imitar a Jesús que fue tentado y venció (Mt 4, 1-17).En el desierto, la tentación llevaba a la gente a seguir por otros caminos, a volverse atrás, a no asumir el camino de la liberación y a reclamar de Moisés que lo conducía la liberación. Liberación del Mal: el mal es el Maligno, Satanás, que trata de desviar y que, de muchas maneras, trata de llevar a las personas a no seguir el rumbo del Reino, indicado por Jesús. Tentó a Jesús para que abandonara el Proyecto del Padre y fuera el Mesías conforme a las ideas de los fariseos, de los escribas y de otros grupos. El Maligno aleja de Dios y es motivo de escándalo. Entra en Pedro (Mt 16, 23) y tienta a Jesús en el desierto. Jesús lo vence (Mt 4, 1-11).

Para la reflexión personal

  • Jesús dice «perdona nuestras deudas», pero hoy rezamos «perdona nuestras ofensas» ¿Qué es más fácil: perdonar las ofensas o perdonar las deudas? ¿Cómo sueles recitar el Padre Nuestro: mecánicamente o poniendo toda tu vida y tu compromiso en él?

Oración final

Los montes se derriten como cera, ante el Dueño de toda la tierra;
los cielos proclaman su justicia,
los pueblos todos ven su gloria. (Sal 97, 5-6)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio mié, 16 jun, 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.

Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 6, 1-6. 16-18

«Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres, para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”.

Reflexión

El evangelio de hoy da continuidad a la meditación sobre el Sermón del Monte. En los días anteriores hemos reflexionado sobre el mensaje del capítulo 5 del evangelio de Mateo. En el Evangelio de hoy y en los días siguientes vamos a meditar el mensaje del capítulo 6 del mismo evangelio. La secuencia de los capítulos 5 y 6 puede ayudar en su comprensión. Los pasajes en itálico indican el texto del evangelio de hoy. He aquí el esquema:

  • Mateo 5, 1-12: Las bienaventuranzas: solemne apertura de la nueva Ley.
  • Mateo 5, 13-16: La nueva presencia en el mundo: Sal de la tierra y luz del mundo.
  • Mateo 5, 17-19: La nueva práctica de la justicia: relación con la antigua ley.
  • Mateo 5, 20-48: La nueva práctica de la justicia: observando la nueva Ley.
  • Mateo 6, 1-4: La nueva práctica de las obras de piedad: la limosna.
  • Mateo 6, 5-15: La nueva práctica de las obras de piedad: la oración.
  • Mateo 6, 16-18: La nueva práctica de las obras de piedad: el ayuno.
  • Mateo 6, 19-21: La nueva relación con los bienes materiales: no acumular.
  • Mateo 6, 22-23: Nueva relación con los bienes materiales: visión correcta.
  • Mateo 6, 24: Nueva relación con los bienes materiales: Dios o el dinero.
  • Mateo 6,25-34: Nueva relación con los bienes materiales: abandono en la Providencia.

El evangelio de hoy trata de tres asuntos: la limosna (6, 1-4), la oración (6, 5-6) y el ayuno (6, 16-18). Son las tres obras de piedad de los judíos.

  • Mateo 6, 1: No practicar el bien para ser vistos por los otros. Jesús critica los que practican las buenas obras sólo para ser vistos por los hombres (Mt 6, 1). Jesús pide apoyar la seguridad interior en aquello que hacemos por Dios. En los consejos que él da para un nuevo tipo de relación con Dios: “Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará» (Mt 6, 4). “Antes que pidan, el Padre sabe lo que necesitan” (Mt 6, 8). “Si perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre celestial los perdonará” (Mt 6, 14). Es un nuevo camino que aquí se abre de acceso al corazón de Dios Padre. Jesús no permite que la práctica de la justicia y de la piedad se use como medio de auto-promoción ante Dios y la comunidad (Mt 6, 2. 5. 16).
  • Mateo 6, 2-4: Como practicar la limosna. Dar la limosna es una manera de realizar el compartir tan recomendado por los primeros cristianos (Hech 2, 44-45; 4, 32-35). La persona que practica la limosna y el compartir para promoverse a sí mismo ante los demás merece la exclusión de la comunidad, como fue el caso de Ananías y Safira (Hech 5, 1-11). Hoy, tanto en la sociedad como en la Iglesia, hay personas que hacen gran publicidad del bien que hacen a los demás. Jesús pide el contrario: hacer el bien de forma tal que la mano izquierda no sepa lo que hace la mano derecha. Es el total desapego y la entrega total en la gratuidad del amor que cree en Dios Padre y lo imita en todo lo que hace.
  • Mateo 6, 5-6: Como practicar la oración. La oración coloca a la persona en relación directa con Dios. Algunos fariseos transformaban la oración en una ocasión para aparecer y exhibirse ante los demás. En aquel tiempo, cuando tocaba la trompeta en los tres momentos de la oración: mañana, mediodía y tarde, ellos debían pararse en el lugar donde estaban para hacer sus oraciones. Había gente que procuraba estar en las esquinas en lugares públicos, para que todos pudiesen ver cómo rezaban. Ahora bien, una actitud así, pervierte nuestra relación con Dios. Es falsa y sin sentido. Por esto, Jesús dice que es mejor encerrarse en un cuarto y rezar en secreto, preservando la autenticidad de la relación. Dios te ve también el lo secreto y él te escucha siempre. Se trata de la oración personal, no de la oración comunitaria.
  • Mateo 6, 16-18: Como practicar el ayuno. En aquel tiempo la práctica del ayuno iba acompañada de algunos gestos exteriores bien visibles: no lavarse la cara ni peinarse, usar ropa de color oscuro. Era la señal visible del ayuno. Jesús critica esta manera de actuar y manda hacer lo contrario, para que nadie consiga percibir que estás ayunando: báñate, usa perfume, péinate bien el pelo. Y así el Padre que ve en lo secreto recompensará.

Para la reflexión personal

  • Cuando rezas, ¿cómo vives tu relación con Dios?
  • ¿Cómo vives tu relación con los demás en la familia y en la comunidad?

Oración final

¡Qué grande es tu bondad, Yahvé! La reservas para tus adeptos,
se la das a los que a ti se acogen a la vista de todos los hombres. (Sal 31, 20)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio mar, 15 jun, 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.

Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Han oído ustedes que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo; yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto».

Reflexión

En el evangelio de hoy llegamos a la cima de la Montaña de las Bienaventuranzas, donde Jesús proclamó la Ley del Reino de Dios, cuyo ideal se resume en esta frase lapidaria: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial” (Mt 5, 48). ¡Jesús estaba corrigiendo la Ley de Dios! Cinco veces de seguido había afirmado: “¡Se os dijo, pero yo os digo!” (Mt 5, 21. 27, 31. 33. 38). Es una señal de mucho valor de su parte corregir, públicamente, ante toda la gente reunida, el tesoro más sagrado de la gente, la raíz de su identidad, que era la Ley de Dios. Jesús quiere comunicar una nueva mirada para entender y practicar la Ley de Dios. La llave para poder tener esta nueva mirada es la afirmación: Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”. Nunca nadie podrá llegar a decir: “¡Hoy fui perfecto como el Padre celestial es perfecto!” Estaremos siempre por debajo de la medida que Jesús nos ha puesto delante. ¿Por qué él nos puso delante un ideal que para nosotros los mortales es imposible alcanzar?

  • Mateo 5, 43-45: Oísteis que se os digo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. En esta frase Jesús explicita la mentalidad con la cual los escriba explicaban la ley; mentalidad que nacía de las divisiones entre judíos y no judíos, entre prójimo y no prójimo, entre santo y pecador, entre puro e impuro, etc. Jesús manda subvertir este pretendido orden nacido de divisiones interesadas. Manda superar las divisiones. “Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?” .Aquí sacamos de la fuente, de donde brota la novedad del Reino. Esta fuente es Dios mismo, reconocido como Padre, que hace nacer el sol sobre malos y buenos. Jesús manda que imitemos a este Dios: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (5, 48). Es imitando a este Dios que creamos una sociedad justa, radicalmente nueva:
  • Mateo 5, 46-48: Ser perfecto como el Padre celestial es perfecto. Todo se resume en imitar a Dios: » Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.» (Mt 5, 43-48). El amor es el principio y el fin de todo. No hay mayor amor que dar la vida para los hermanos (Jn 15, 13). Jesús imitó al Padre y reveló su amor. Cada gesto, cada palabra de Jesús, desde el nacimiento hasta la hora de morir en la cruz, era una expresión de este amor creador que no depende del presente que recibe, ni discrimina al otro por motivo de raza, sexo, religión o clase social, sino que nace de un querer al otro, gratuitamente. Fue un creciendo continuo desde el nacimiento hasta la muerte en Cruz.
  • La manifestación plena del amor creador en Jesús. Fue cuando en la Cruz ofreció el perdón al soldado que lo torturaba y lo mataba. El soldado, empleado del imperio, tomó el pulso de Jesús y lo apoyó sobre el brazo de la cruz, luego colocó un clavo y empezó a dar golpes. Varios martillazos. La sangre corría. El cuerpo de Jesús se contorcía por el dolor. El soldado, mercenario ignorante, ajeno a lo que estaba haciendo y a lo que estaba ocurriendo a su alrededor, seguía dando golpes como si fuera un clavo en la pared de la casa para colgar un cuadro. En este momento Jesús dirige al Padre esta oración: “Padre, ¡perdona¡ ¡No saben lo que hacen!” (Lc 23, 34). Por más que los hombres quisieran la falta de humanidad no consiguió apagar en Jesús la humanidad. Ellos lo prenderán, lo insultarán, escupirán en el rostro, harán de él un rey payaso con la corona de espinas en la cabeza, le flagelarán, le torturarán, le harán andar por las calles como un criminal, tiene que escuchar los insultos de las autoridades religiosas, en el calvario lo dejarán totalmente desnudo a la vista de todos y de todas. Pero el veneno de la falta de humanidad no consiguió alcanzar la fuente de la humanidad, que brotaba desde dentro de Jesús. El agua que brotaba desde dentro era más fuerte que el veneno que venía de fuera, queriendo de nuevo contaminarlo todo. Mirando aquel soldado ignorante y bruto, Jesús tuvo pena del muchacho y rezó por él y por todos: “¡Padre, perdona!” y hasta consigue una disculpa: “Son ignorantes. ¡No saben lo que están haciendo!” Ante el Padre, Jesús se hizo solidario de los que lo torturaban y maltrataban. Era como el hermano que va con sus hermanos asesinos ante el juez y él, víctima de sus propios hermanos, dice al juez: “Son mis hermanos, sabe. Son ignorantes. ¡Pero mejorarán! ” Era como si Jesús estuviera con miedo que la mínima rabia contra el muchacho pudiera apagar en él el pequeño resto de humanidad que aún llevaba dentro. Este gesto increíble de humanidad y de fe en la posibilidad de recuperación de aquel soldado fue la mayor revelación del amor de Dios. Jesús puede morir: “¡Está todo consumado!” E inclinando la cabeza, entrega el espíritu (Jn 19, 30). Realizó la profecía del Siervo sufriente (Is 53).

Para la reflexión personal

  • ¿Cuál es la motivación más profunda del esfuerzo que haces para observar la Ley de Dios: merecer la salvación o agradecer la bondad inmensa de Dios que te ha creado, te mantiene en vida y te salva?
  • ¿Cómo entiendes la frase: “ser perfecto como el Padre celestial es perfecto?”

Oración final

Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, purifícame de mi pecado. (Sal 51, 3-4)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio lun, 14 jun, 2021

Tiempo Ordinario

Oración inicial

¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.

Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 5, 38-42

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda».

Reflexión

El evangelio de hoy forma parte de una pequeña unidad literaria que va desde Mt 5, 17 hasta Mt 5, 48, en la que se describe como pasar de la antigua justicia de los fariseos (Mt 5, 20) para la nueva justicia del Reino de Dios (Mt 5, 48). Describe como subir la Montaña de las Bienaventuranzas, de donde Jesús anunció la nueva Ley del Amor. El gran deseo de los fariseos era alcanzar la justicia, ser justo ante Dios. Es éste también el deseo de todos nosotros. Justo es aquel o aquella que consigue vivir allí donde Dios quiere que lo haga. Los fariseos se esforzaban para alcanzar la justicia a través de la observancia estricta de la Ley. Pensaban que era por el esfuerzo que podrían llegar hasta el lugar donde Dios los quería. Jesús toma postura ante esta práctica y anuncia que la nueva justicia tiene que superar la justicia de los fariseos (Mt 5, 20). En el evangelio de hoy estamos casi llegando a la cima de la montaña. Falta poco. La cima está descrita con la frase: “Sed perfecto como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48), que meditaremos en el evangelio de mañana. Veamos de cerca este último grado que nos falta para llegar a la cima de la Montaña, de la que San Juan de la Cruz dice: “Aquí reinan el silencio y el amor.”

  • Mateo 5, 38: Ojo por ojo, diente por diente. Jesús cita un texto de la Ley antigua diciendo: «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente!”. El abrevia el texto diciendo: ”Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” (Ex 21, 23-25). Como en los casos anteriores, aquí también Jesús hace una relectura enteramente nueva. El principio: “ojo por ojo, diente por diente” estaba en la raíz de la interpretación que los escribas hacían de la ley. Este principio debe ser subvertido, pues pervierte y perjudica la relación entre las personas y con Dios.
  • Mateo 5, 39ª: No devolver mal con mal. Jesús afirma exactamente lo contrario: “Pero yo os digo: no os vengáis de quien os hace el mal”. Ante una violencia recibida, nuestra relación natural es pagar al otro con la misma moneda. La venganza pide: “ojo por ojo, diente por diente”. Jesús pide retribuir el mal no con el mal, sino con el bien. Pues, si no sabremos superar la violencia recibida, la espiral de violencia lo invadirá todo y no habrá salida. Lamec decía: “Pongan atención a mis palabras. Yo he muerto a un hombre por la herida que me hizo y a un muchacho por un moretón que recibí. Si Caín ha de ser vengado siete veces, Lamec ha de serlo setenta y siete veces” (Gn 4, 24). Fue por causa de esta venganza extremada que todo terminó en la confusión de la Torre de Babel (Gen 11, 1-9). Fiel a la enseñanza de Jesús, Pablo escribe en la carta a los Romanos: “antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. “No devuelvan a nadie mal por mal, procuren ganarse el aprecio de todos los hombres. No te dejes vencer por lo malo, más bien vence el mal a fuerza de bien”. (Rom 12, 17. 21). Para poder tener esta actitud, es necesario tener mucha fe en la posibilidad que el ser humano tiene de recuperarse. ¿Cómo hacer esto en la práctica? Jesús nos ofrece 3 ejemplos concretos.
  • Mateo 5, 39b-42: Los cuatro ejemplos para superar la espiral de violencia. Jesús dice:
  • al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; (b) al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; (c) y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. (d) a quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.(Mt 5, 40-42). ¿Cómo entender estas cuatro afirmaciones? Jesús mismo nos ofreció una ayuda de cómo debemos entenderlas. Cuando el soldado le dio una bofetada en el rostro, él no ofreció la otra. Por el contrario, reaccionó con energía: “Si he hablado mal, muéstrame en qué, pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?” (Jn 18, 23) Jesús no enseña la pasividad. San Pablo piensa que, retribuyendo el mal con el bien, “haciendo esto, amontonarás brasas sobre su cabeza” (Rom 12, 20). Esta fe en la posibilidad de recupero del ser humano sólo es posible desde una raíz que nace de la total gratuidad del amor creador que Dios mostró para con nosotros en la vida y en las actitudes de Jesús.

Para la reflexión personal

  • ¿Has sentido alguna vez una rabia tan grande como para querer aplicar la venganza “ojo por ojo”, diente por diente”? ¿Cómo hacer para superarla?
  • ¿Será que la convivencia comunitaria hoy en la iglesia favorece el tener en nosotros el amor creador que Jesús sugiere en el evangelio de hoy?

Oración final

Escucha mi palabra, Yahvé, repara en mi plegaria,
atento a mis gritos de auxilio, rey mío y Dios mío. (Sal 5, 2-3)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio Dom, 13 jun, 2021

Las parábolas del Reino de Dios El Reino es como una semilla Marcos 4,26-34

Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu para que nos ayude a leer la Escritura con la misma mirada con la que tú se la leíste a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos estremecedores de tu condena y muerte. De este modo, la cruz que parecía ser el fin de toda esperanza, se mostró a ellos como origen de vida y de resurrección.

Haz en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Que tu Palabra nos oriente para que también nosotros, como los dos discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y dar testimonio a los demás de que tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a ti, Jesús, hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado al Espíritu. Amén.

Lectura

a)       Una división del texto per ayudarte en la lectura

  • Mc 4, 26-29: La parábola de la semilla que nace por sí misma
  • Mc 4, 30-32: La parábola del grano de mostaza
  • Mc 4, 33-34: La conclusión sobre la parábola

b)       El texto: Marco 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha». Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra». Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

Momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida

Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

  • ¿Cuál es el punto que más te ha llamado la atención? ¿Por qué?
  • Jesús no explica la parábola. Cuenta la historia y mueve a los demás a la imaginación y ala reflexión . ¿Qué has descubierto tú en las dos parábolas?
  • El objetivo de las palabras es hacer la vida transparente. ¿ Se ha ido haciendo tu vida más transparente a lo largo de los años o ha sido al contrario?

Para quienes quieren profundizar en el tema

a)       Para comprender mejor

Por qué Jesús enseña por medio de parábolas: Jesús cuenta muchas parábolas.

¡Todas tratan de la vida de la gente! De este modo ayudaba a las personas a descubrir las cosas de Dios enla vida de cada día, vida que se hacía transparente. Ya que lo extraordinario de Dios se esconde en las cosas ordinarias y comunes de la vida de cada día. La gente comprendía las cosas de la vida. En las parábolas recibían la llave para abrir y encontrar en ella los signos de Dios.

Por medio de las parábolas Jesús ayudaba a la gente a percibir la presencia misteriosa del Reino en las cosas de la vida. Una parábola es una comparación. Él usa las cosas conocidas y evidentes de la vida para explicar las cosas invisibles y desconocidas del Reino de Dios. Por ejemplo, la gente de Galilea comprendía cuándo se hablaba de semilla, de terreno, de lluvia, de sol, de sal, de flores, de peces, de cosecha, etc. Y Jesús usa estas cosas conocidas de la gente en sus parábolas para explicar el misterio del Reino.

La parábola del sembrador es un retrato de la vida de los campesinos. En aquel tiempo no era fácil vivir de la agricultura. Los terrenos estaban llenos de piedras. Muchos arbustos. Poca lluvia, mucho sol. Por otra parte, muchas veces la gente, para acortar las distancias, atravesaban los campos y pisaban las plantas ( Mc 2, 23). Pero, a pesar de ello, cada año el agricultor sembraba y plantaba, confiado en la fuerza de la semilla, en la generosidad de la naturaleza.

La parábola no lo da todo hecho sino que mueve a pensar y hace descubrir a partir de la experiencia que los oyentes tienen de la semilla. Mueve a la creatividad y a la participación. No es una doctrina que llega pronto para ser enseñada y adornada. La parábola no da agua embotellada sino que conduce a la fuente. El agricultor que escucha dice: “ La semilla en la tierra y yo ¿qué puedo saber?” Pero Jesús dice que esto tiene que ver con el Reino de Dios: “¿Qué será?” Es posible imaginar las largas conversaciones de la muchedumbre. La parábola se mueve con la gente y la empuja a escuchar la naturaleza y a pensar en la vida.

  • Comentario del texto

Es hermoso ver a Jesús que , siempre de nuevo, busca en la vida y en los acontecimientos elementos e imágenes que puedan ayudar a la gente a percibir y experimentar la presencia del Reino. En el evangelio de hoy cuenta, una vez más, dos breves historias que suceden todos los días en la vida de todos nosotros: “La historia de la semilla que crece por sí misma” y “la historia de la pequeña semilla de mostaza que crece y se hace grande.»

  • La historia de la semilla que crece por sí misma.

El agricultor que planta conoce el proceso: semilla, fino hilillo verde, hoja, espiga, grano. El agricultor sabe esperar, no siega el grano antes de tiempo. Pero no sabe cómo la tierra, la lluvia, el sol y la semilla tienen esta fuerza de hacer crecer una planta de la nada hasta la fruta. Así es el Reino de Dios. Es un proceso con etapas y momentos de crecimiento. Sucede en el tiempo. Produce fruto en el momento justo pero ninguno sabe explicar su fuerza misteriosa. ¡Ninguno , ni aún el dueño! ¡Sólo Dios!

  • La historia del pequeño grano de mostaza que crece y se hace grande.

El grano de mostaza es pequeño, pero crece y al final los pajarillos hacen su nido entre sus ramas. Así es el Reino. Comienza muy pequeño, crece y extiende sus ramas. La parábola deja abierta una pregunta que recibirá respuesta en el evangelio, más tarde: ¿quiénes son los pajarillos? El texto sugiere que se trata de los paganos que no pueden entrar en la comunidad y participar del Reino.

  • Jesús explica la parábola a sus discípulos.

En casa, solos con Jesús, los discípulos quieren saber el significado de la parábola. No la han comprendido. Jesús se queda atónito ante su ignorancia (Mc 4, 13) y en aquella ocasión responde con una frase difícil y misteriosa. Dice a sus discípulos: “ A vosotros se os ha confiado el misterio del Reino de Dios; sin embargo, a los de fuera todo viene expuesto en parábolas para que miren pero no vean, escuchen pero no entiendan, para que no se conviertan y sean perdonados!”. Esta frase mueve a la gente a preguntarse: Entonces ¿de qué sirve la parábola? ¿Para aclarar o para ocultar?

¿Puede ser que Jesús se sirva de la parábola con el fin de que la gente continúe viviendo en la ignorancia y no llegue a convertirse? !Por supuesto que no! Porque en el evangelio de hoy Marcos dice que Jesús usaba las parábolas “de acuerdo a lo que podían entender” (Mc 4, 33).

¡La parábola revela y esconde al mismo tiempo! Revela a aquellos que están dentro, que aceptan a Jesús, Mesías Siervo. Esconde a aquellos que insisten en considerarlo el Mesías, el Rey grandioso. Estos comprenden las imágenes de la parábola pero no llegan a aceptar su significado.

Oración – Salmo 96

Grande es el Señor y digno de toda alabanza

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra. Cantad al Señor, bendecid su nombre, anunciad día a día su salvación.
Contad su gloria en medio de los pueblos, anunciad sus maravillas a todas las naciones. Grande es el Señor y digno de toda alabanza, terrible sobre todos los dioses.
Todas los dioses de las naciones son nada, pero el Señor ha hecho los cielos. Majestad y belleza van delante de él, poder y gloria en su santuario.
Dad al Señor , familias de los pueblos, dad al Señor gloria y poder,
dad al Señor la gloria de su nombre. Llevadle ofrendas y entrad en sus atrios, postraos ante el Señor con ornamentos sacros. Tema ante él la tierra entera.
Decid al pueblo: “¡El Señor reina!” Afianzó la tierra para que no vacile; juzgará a las naciones con rectitud. Alégrense los cielos, goce la tierra, ruja el mar y cuanto encierra;
exulten los campos y cuanto hay en ellos, regocíjense los árboles del bosque delante del Señor que ya llega,
porque viene a juzgar toda la tierra.
Juzgará el mundo con justicia
y a todos los pueblos con fidelidad.

Oración final

Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir cuanto tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros, como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar sino practicar la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio sáb, 12 jun, 2021

Oración

Oh Dios, que has preparado una digna morada del Espíritu Santo en el corazón de la Bienaventurada Virgen María, concédenos también a nosotros , tus fieles, por su intercesión ser templos vivos de tu gloria. Por nuestro Señor…

Lectura

Del evangelio según S. Lucas 2, 41-51

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca. Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia». Él les respondió: «¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?» Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.

Meditación

  • “Cada año por la fiesta da Pascua”. Estas palabras nos ayudan a definir mejor el contexto espiritual en el que el texto se desarrolla, y de este modo se convierten , para nosotros, en la puerta de entrada en el misterio, en el encuentro con el Señor y con su obra de gracia y de misericordia sobre nosotros.

Junto a María y José, junto a Jesús, también nosotros podemos vivir el don de una nueva Pascua, de un “paso”, una superación, un movimiento espiritual que nos lleva “a la otra parte”, a más allá de. El paso es claro y fuerte; lo intuimos siguiendo a la Virgen María en esta experiencia suya con el Hijo Jesús. Es el paso de la calle al corazón, de la dispersión a la interioridad, de la angustia a la pacificación.

A nosotros nos queda ponernos en camino, descender también en el camino y unirnos a la caravana, a la comitiva de los peregrinos que están saliendo hacia Jerusalén para la celebración de la fiesta de Pascua.

  • “Iban”. Este es sólo el primero de una larga serie de verbos de movimiento, que se suceden a lo largo de los versos de este texto. Quizá puede ayudarnos el fijarlos con un poco de atención: “ salieron”; “volvían”; “comitiva” ( del latín cum-ire: “caminar juntos”); “viaje”; “volvieron”; “bajó con ellos”; “vino.”

En paralelo con este gran movimiento físico, hay también un profundo movimiento espiritual, caracterizado por el verbo “buscar”, expresado de modo repetido: “ se pusieron a buscarlo”; “se volvieron en su busca”; “angustiados te buscábamos”; “ ¿por qué me buscabais?”.

Esto nos hace comprender que el viaje, el verdadero recorrido al que esta Palabra del Señor nos invita, no es un viaje físico sino espiritual; es un viaje de búsqueda de Jesús, de su presencia en nuestra vida. Es esta la dirección en la que debemos movernos, junto con María y José.

  • “Se pusieron a buscarlo”. Una vez que hemos determinado el núcleo central del texto, su mensaje fundamental, es importante que nos abramos a una comprensión más profunda de esta realidad. También porque Lucas usa dos verbos diferentes para expresar la “búsqueda”: el primero – anazitéo (gr)- en los vv. 44 y 45, que indica una búsqueda esmerada, repetida, atenta, como de quien pasa revista a algo, de abajo a arriba; y el segundo- zitéo (gr)- en los vv. 48 y 49, que indica la búsqueda de algo que se ha perdido y que se quiere encontrar. Jesús es el objeto de todo este movimiento profundo e interior del ser; es el objeto del deseo, del anhelo del corazón…
  • “angustiados”. Resulta muy hermoso ver cómo María abre su corazón delante de Jesús, contándole todo lo que ha visto, todo lo que ha sentido dentro de sí. Ella no teme desnudarse ante su Hijo, no teme contarle sus sentimientos y la experiencia que le ha marcado en lo profundo. Pero ¿qué es la angustia, este dolor que ha visitado a María y a José en la búsqueda de Jesús, que se había perdido? El término que encontramos viene usado sólo cuatro veces en todo el Nuevo Testamento y siempre por Lucas. Lo encontramos en boca del rico Epulón, que lo repite hablando de sí, ahora en el infierno, lejos de Dios, cuando dice: “Sufro terriblemente” (Lc 16, 24- 25). Y después vuelve en los Hechos de los Apóstoles, cuando Lucas narra la partida de Pablo de Éfeso y nos presenta el dolor de aquella separación: “ sabían que no volverían a verlo más” (Hech 20, 38). Por tanto, la angustia que prueba a María nace precisamente de la separación, de la ausencia, de la lejanía de Jesús. Cuando él no está, desciende la angustia a nuestro corazón. Volverlo a encontrar es el único modo posible de recuperar la alegría de vivir.
  • “guardaba todas estas cosas en su corazón”. María no comprende la palabra de Jesús, el misterio de su vida y de su misión y por esto calla, acoge, crea espacio, desciende al corazón. Este es el verdadero recorrido de crecimiento en la fe y en la relación con el Señor.

Todavía Lucas nos ofrece un verbo muy hermoso y significativo, un compuesto del verbo “custodiar”-diá-tiréo, que quiere decir literalmente “custodiar a través de”. Es decir, la operación espiritual que María realiza dentro de sí y que nos entrega, como don precioso, como herencia buena para nuestra relación con el Señor, es aquella que nos conduce en un recorrido intenso, profundo, que no se para en la superficie o a la mitad, que no se vuelve hacia atrás sino que va hasta el fondo. María nos toma de la mano y nos guía a través de todo nuestro corazón, todos sus sentimientos, su experiencia. Y ahí, en el secreto de nosotros mismos, en nuestro interior, aprenderemos a encontrar al Señor Jesús, al que quizá habíamos perdido.

Algunas preguntas

  • Esta Palabra del Señor, en su simplicidad, es también muy clara ,muy directa. La invitación a salir, a tomar parte en la fiesta de Pascua está dirigida también a mí. ¿Me decido, entonces, a levantarme, a ponerme en movimiento, a afrontar el tramo de camino que el Señor pone delante de mí? Y más: ¿acepto entrar a formar parte de la comitiva de aquellos que han optado en su corazón por el santo viaje?
  • ¿Siento como mía la experiencia de la búsqueda del Señor? ¿O bien no me parece importante, no siento la falta, me parece poder hacerlo todo por mí? ¿Me he percatado en mi vida alguna vez de haber perdido al Señor, de haberlo dejado lejos, de haberlo olvidado?
  • La angustia, de la que habla María, ¿ha sido alguna vez mi compañera de viaje, presencia triste en mi jornada, o en periodos largos de mi vida? Quizá sí. Descubrir, gracias a esta Palabra, que la angustia viene provocada por la ausencia del Señor, por la pérdida de él, ¿me es de ayuda, me ofrece una luz, una clave de lectura para mi vida?
  • ¿La vida del corazón, que María traza con tanta claridad ante mí, hoy, me parece que se puede recorrer?
  • ¿Deseo empeñarme en este desafío, conmigo mismo, con el ambiente que me circunda, quizá con quien vive más cerca de mí? ¿Estoy dispuesto a optar por descender un poco más en profundidad, para aprender a “custodiar a través de”, es decir, hasta el fondo, conmigo mismo totalmente? ¿Para mí el Señor y la relación con él es muy importante?
  • ¿Es el, sí o no, el Amigo precioso, la Presencia más querida a la que quiero abrir de par en par mi corazón…?

Oración final

Mi corazón exulta en el Señor, mi salvador.

Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación.
Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor. Los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria. (Cántico de Ana, 1 Samuel 2, 1-8)

Todos los derechos: www.ocarm.org

Lectio vie, 11 jun, 2021

Un soldado atraviesa el Corazón de Jesús Juan 19,31-37

LECTIO

a)       Oración inicial:

Concédenos, Señor Jesús, el poder tener una postura de atenta escucha a tu Palabra. Ayúdanos a no tener prisas, a no tener la mente inmersa en la superficialidad y en la distracción. Si somos capaces de meditar tu palabra, ciertamente tendremos la experiencia de estar inundados por el río de ternura, de compasión, de amor, que de tu Corazón traspasado fluye para la Humanidad. Haznos comprender el simbolismo de la sangre y del agua que brotan de tu Corazón. Haz que podamos recoger, también nosotros, aquella agua y aquella sangre para participar en tu infinita pasión de amor y de sufrimiento con la que has cargado con todo nuestro sufrimiento físico y moral. El meditar sobre estos símbolos de tu pasión rompa nuestros egoísmos, nuestra frialdad, nuestra tibieza. Que aquella agua y sangre de las cuáles nos habla el evangelio de hoy, mitigue nuestras ansias y angustias, lave nuestra vanagloria, purifique nuestros deseos, transforme nuestros miedos en esperanzas, nuestras tinieblas en luz. Mientras nos abrimos a la fuerza de tu Palabra te decimos con el corazón y la vida: “Jesús, tú eres verdaderamente la revelación del amor.”

b)       Lectura del evangelio:

Como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, los judíos pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con Jesús. Pero al llegar a él, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua. El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron. 

c)       Momentos de silencio orante:

Que el silencio sea en este encuentro con la Palabra una verdadera oración: un hablar con Dios, un escuchar a Áquel que se revela, te llama por tu nombre y te invita a ser uno con Él

MEDITATIO

a)       Clave de lectura – contenido y división:

El pasaje del evangelio comienza con la mención de la Pascua de los “judíos” y con una pregunta de Pilatos (19, 31) Tal episodio tiene para el evangelista una importancia extraordinaria. El corazón del pasaje evangélico es la herida del costado de la que mana sangre y agua. Se debe tener en cuenta en la narración el cúmulo de símbolos: la sangre que es figura de la muerte, símbolo del amor infinito; el agua, de la que viene la vida, símbolo del amor demostrado y comunicado. En el contexto de la Pascua tales símbolos indican la sangre del Cordero que vence la muerte y el agua, la fuente que purifica. La carga simbólica de la narración quiere evidenciar que este amor (sangre) salva dando la vida definitiva (agua- Espíritu). Cuanto el evangelista ha visto, es el fundamento de la fe. La narración está así articulada. Ante todo la obligación del descanso festivo del día después de la pascua provoca la pregunta hecha por Pilatos de que los cuerpos deben ser descolgados (19, 31); sigue la escena que se desarrolla en la cruz, en la que un soldado atraviesa el costado de Jesús (19, 32- 34); finalmente el testimonio del evangelista, basado en la Ley y los profetas (19, 35-37).

  • El descanso festivo y la pregunta de Pilatos (19, 31-33):

Los dirigentes judíos, en fuerza de la pureza legal pedida por la Pascua ya cercana y preocupados porque la ejecución de la muerte de Jesús pudiese profanar el día de sábado o la misma fiesta de la Pascua, “rogaron a Pilatos que les rompiesen las piernas y los quitasen” . Ellos ni siquiera sospechaban que su Pascua había sido sustituida por la de Jesús. Es significativa la mención de los cuerpos. No sólo, el de Jesús, sino también el de los que estaban crucificados con Él. Como expresando la solidaridad de Jesús hacia los que estaban crucificados con Él y hacia todo hombre.

El cuerpo de Jesús en la cruz que lo hace solidario con todos los hombres, es para el evangelista el santuario de Dios (2,21). Los cuerpos de los crucificados no podían permanecer en la cruz el día de sábado, estaba en juego la preparación de la fiesta más solemne de la tradición hebrea. Pero de la misma manera la fiesta quedará privada de su contenido tradicional y sustituido por el de la muerte y resurrección de Jesús.

“Los judíos” van a Pilatos con peticiones concretas: que se rompiesen las piernas de los cuerpos de los crucificados para acelerar su muerte y se quite el estorbo que ellos representan en este momento especial. Ninguna de estas peticiones se cumplen en cuanto se refiere a Cristo: los soldados no le quiebran las piernas; ni siquiera lo bajarán de la cruz.

c)       El costado abierto (19, 34)

De hecho, los soldados rompen las piernas a los que están con Jesús, pero llegando a Jesús, como lo vieron “que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas”. Es muy significativo que los soldados quiebren las piernas a los que están crucificados con Jesús. Ellos que están vivos, ahora que Él ha muerto, también pueden ya morir. Es como decir, que Jesús precediéndoles con su muerte les ha abierto el camino hacia el Padre, y ellos lo pueden seguir. Cuando afirma que no le quebraron las piernas, el evangelista parece decir: Ninguno puede quitar la vida a Jesús, él la da por su propia iniciativa (10, 17s; 19, 30). “Uno de los soldados, con una lanza, le atravesó el costado y al instante salió sangre y agua”. El lector se queda sorprendido por el gesto del soldado, porque si ya estaba muerto ¿qué necesidad había de atravesarlo? Evidentemente la hostilidad continúa después de la muerte: al atravesarlo con la punta de la lanza quiere destruirlo para siempre. Este gesto de odio permite a Jesús dar amor que produce vida. El hecho es de una importancia excepcional y posee una gran riqueza de significado. La sangre que sale del costado abierto de Jesús simboliza su muerte, que Él acepta para salvar la humanidad; es expresión de su gloria, de su amor hasta el extremo (1, 14;13, 1); es la entrega del pastor que se da por las ovejas (10, 11) es el amor del amigo que da la vida por sus amigos (15, 13). Esta extrema prueba de amor, que no se rinde ante el suplicio de la muerte en cruz, es objeto de contemplación para nosotros en este día de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. De su costado abierto fluye el amor, que al mismo tiempo es inseparablemente suyo y del Padre. También el agua que brota representa, a su vez, al Espíritu, principio de vida. La sangre y el agua evidencian su amor demostrado y su amor comunicado. La alusión a los símbolos del agua y del vino en las bodas de Caná es claro. Ha llegado la hora en la que Jesús ofrece el vino de su amor. Ahora empiezan las bodas definitivas. La ley del amor extremo y sincero (1, 17) que Él manifiesta en la cruz, revalidado por su mandamiento “como yo os he amado, así amaos también vosotros los unos a los otros»(13, 34), viene infusa en el corazón de los creyentes con el Espíritu. El proyecto divino del amor se completa en Jesús en el brotar de la sangre y el agua (19, 28-30); ahora se espera que se realice en los hombres. En esto el hombre será ayudado por el Espíritu que emerge del costado atravesado de Jesús que, transformándolo en un hombre nuevo, le dará la capacidad de amar y de llegar a ser hijos de Dios (1, 12)

  • Testimonio del evangelista y de la Escritura:

Ante el espectáculo de Jesús con el costado atravesado, el evangelista, da una prueba grande y un solemne testimonio, para que todos aquéllos que le escuchan puedan llegar a creer. Esta manifestación definitiva y suprema será el fundamento de la fe de los discípulos futuros. Hay que notar que sólo en este episodio, el evangelista se dirige a sus lectores con el “vosotros”: “para que también vosotros lleguéis a creer”.

El costado atravesado de Jesús sobre la cruz es el gran signo hacia el cuál convergen todos los personajes mencionados a lo largo del evangelio, pero sobre todo los lectores de hoy, a los cuáles se les concede el comprender el pleno significado de la existencia de Jesús. La narración del costado abierto es, para el evangelista, la clave interpretativa de su entregarse por la salvación de la humanidad.

Y aunque si tal signo pudiera parecer como una paradoja para el lector de hoy, en el plan de Dios se convierte en manifestación de su potencia salvífica. ¿No podía escoger Dios otro signo para manifestarse como amor que salva? ¿Por qué ha escogido la de un hombre condenado a muerte y muerto en una cruz? Esta imagen de Dios, Jesús la realiza en este signo: Dios se manifiesta solamente en el amor generoso capaz de dar vida.

e)       Algunas preguntas:

  • En tu oración personal ¿ qué importancia tiene la contemplación del Corazón atravesado de Jesús? ¿Te dejas involucrar por los símbolos de sangre y del agua que expresan el don misterioso de Dios a tu persona y a la humanidad?
  • ¿Has pensado alguna vez que donde se da el máximo rechazo a Dios y a la muerte de Cristo, comienza, también el momento de la gracia, de la misericordia, del don del Espíritu, de la vida de fe?
  • ¿Cómo ves tus debilidades? ¿Te acontece el considerarlas como el instrumento y el lugar dela misericordia, sobre todo cuando se sabe asumir? ¿No sabes que pueden ser el instrumento con el cuál Dios evangeliza tu corazón, te salva, te perdona, y te hace nacer al amor con el amor?
  • Las personas que se alejan de Dios, los jóvenes difíciles, las violencias, las guerras…. A menudo crean dentro de nosotros motivos de quejas, de desesperación, de escepticismo. ¿No has pensado alguna vez que Dios está salvando a los hombres, mujeres, jóvenes, que en las celdas, o en las comunidades de recuperación de los tóxico-dependientes experimentan en aquéllos que le ayudan el encuentro con el Señor y se sienten por Él amados y salvados?

ORATIO

a)       Isaías 12, 2; 4cd; 5-6

He aquí a Dios mi Salvador:
estoy seguro y sin miedo,
pues Yahvé es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación.»
«Dad gracias a Yahvé, aclamad su nombre,
divulgad entre los pueblos sus hazañas, pregonad que es sublime su nombre.
Cantad a Yahvé, porque ha hecho algo sublime, que es digno de saberse en toda la tierra.
Dad gritos de gozo y de júbilo, moradores de Sión, que grande es en medio de ti el Santo de Israel.»

b)       Oración final:

Al final de este momento de escucha de la Palabra, damos paso a un precioso subsidio de oración sacado de un estudio amoroso y sapiencial de la Biblia. La plegaria comienza con la escucha y nos lleva a obrar “con corazón puro y recta conciencia”. El título de la oración es: “¡Que yo ame, Señor!” ¿Es un fatuo sueño imaginar la humanidad unida, en la que cada uno es feliz de estar con los otros, de sentirse útil, comprendido y amado? ¡Cuántas veces, cuántos hombres, ayer hoy y en el futuro, han tenido y tendrán este sueño, Señor! Porque existe en la naturaleza humana la necesidad de unidad, el ansia de la caridad. El amor, esta ley que une al universo es el motivo y la vocación, que Tú, Señor, confía a cada uno que viene a la vida. Y vivir significa sentirse amado y tener capacidad de amar: cuando nos sentimos solos, cuando a nuestro alrededor está el vacío, la ausencia de amor, parece que la vida no tuviera valor, no tuviera ningún motivo, no tuviera color ¿Por qué, Señor, no todos y no siempre buscan el amor, ni viven para los demás, ni intentan entregarse a si mismos? Darse recíprocamente, significa transformar en don el existir de la tierra. ¡Haz, Señor, que yo comprenda y viva esta maravillosa vocación de amor! (Lucio Renna, carmelita)

CONTEMPLATIO

Sobre la tierra, el conocimiento que podemos tener de Dios, consiste en un silencio divino. Con la Lectio divina, el hambre de la Palabra, no se apaga, sino que se hace más aguda. Decía San Agustín: “Lo encontré sólo para buscarlo más ávidamente.” El corazón cuando está seducido por la Palabra se siente morir, si el encuentro se retarda.. Y esto es lo que experimentaba Santa Teresa de Jesús: “Muero por que no muero” Para preparar este momento contemplativo, quiero citar tres frases de la Beata Isabel de la Trinidad, carmelita. Las tres se han tomado de la sección que tiene por título un “himno” al dolor, pero no queramos pensar que el sufrimiento ha sido el absoluto de su vida. Al contrario, ella afirma que hemos sido llamados para “entrar en el gozo del Señor”. El primer pensamiento: “¡Es una cosa tan grande, tan divino el sufrimiento! Me parece que si los Bienaventurados en el cielo pudieran envidiarnos de algo, nos envidiarían de este tesoro. ¡Es una palanca potente sobre el corazón del Buen Dios! (Carta a la señora Angles,14 agosto 1904). El segundo: “El sufrimiento es una cuerda que produce los sonidos más bellos y el alma ama hacerse su instrumento para conmover más deliciosamente el corazón de Dios” (Retiro: cómo se puede encontrar el cielo sobre la tierra). Finalmente: “Nada conmueve tanto el corazón de Dios, como el sufrimiento. Si no se desea y no se quiere buscar, aceptemos al menos las pruebas que Dios nos manda. Cuanto más ama a un alma, más la hace sufrir” (Diario, 17 marzo 1889). ¿Por qué la Beata Isabel de la Trinidad ve en el sufrimiento “ algo grande y divino que conmueve el corazón de Dios”? Porque es la senda seguida por Cristo. En la Pascua de Cristo, pasión y muerte por una parte, y resurrección por la otra, se unen como lo cóncavo con lo convexo.

Todos los derechos: www.ocarm.org