Encuentros y desencuentros con Jesús

SERRANO, V.,

Encuentros y desencuentros con Jesús

Madrid, Editorial de Espiritualidad 2003, 200 pp.

Vicente Serrano nos ofrece, en esta nueva publicación suya un nuevo acercamiento a la figura de Jesús, y lo hace a través de aquellos personajes con los que éste se topó a lo largo de su vida pública, tal como nos la cuentan los evangelios. El mismo título de la obra es ya sintomático, porque esos encuentros / desencuentros de Jesús son una fabulosa síntesis de su mensaje y sus implicaciones para cualquier cristiano.

El libro comienza contándonos el primer encuentro con el Bautista. Sigue una nutrida lista de todos aquellos que ‘buscaron’ a Jesús, con Nicodemo, Jairo, el Centurión, etc.; vienen entonces ‘los que él esperó’, y piénsese aquí en la samaritana o la adúltera; ‘los que él llamó’, como Leví; ‘los que le siguieron’, como las hermanas de Betania; los indecisos; los que le abandonaron; los encuentros con el resucitado. Y como capítulo final y de cierre, el que lleva por título ‘el último encuentro’ que, lógicamente, es el más importante para cada uno de nosotros, pues es nuestro personal encuentro con Jesús.

La verdad es que todo el libro posee un encanto especial. Construido sobre relatos breves de carácter narrativo, en un estilo literario amenísimo, el autor logra envolver al lector en esa peculiar atmósfera que acompaña todos los encuentros de Jesús. Y en la vida humana, lo único fascinante de verdad son los encuentros entre personas (lo demás es irrelevante). Son esos encuentros con Jesús los únicos que llenan todo vacío y sanan toda herida. Si esos encuentros se nos cuentan, como hace V. Serrano, en un estupendo estilo narrativo, enriquecido por descripciones entrañables de las tierras que pisó Jesús, pues miel sobre hojuelas.

– Juan Antonio Marcos

En el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor

SALVADOR CENTELLES, R. S.,

«En el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor».
Jesús y la Iglesia como misterio de amor en Teresa de Lisieux

Roma, Editrice Pontificia Università Gregoriana 2003, (=Analecta Gregoriana, vol. 288. Series Facultatis Theologiae: sectio B, n. 102), 456 pp.

Estamos ante una tesis doctoral en teología dogmática sobre el misterio de Cristo y de la Iglesia y también ante una contribución válida para la teología espiritual. Mosén Recaredo J. Salvador Centelles (La Vall d’Uixó, Castellón, 1965), sacerdote de la diócesis de Segorbe-Castellón y delegado de la misma para la reciente visita de las reliquias de santa Teresa del Niño Jesús, tuvo la oportunidad de estudiar de 1998 a 2001 en la Universidad Gregoriana (Roma) a fin de «profundizar en la experiencia de Teresa de Lisieux», como él mismo escribe en la dedicatoria. Fruto de ese estudio es este libro, que obtuvo el Premio Belarmino en 2001.

Dirigieron la presente tesis el jesuita Ángel Antón y el carmelita descalzo François-Marie Léthel, que amablemente prologan el trabajo de Salvador Centelles sin ahorrar elogios. Del análisis de la obra se deduce que la mayor influencia en el planteamiento general ha sido ejercida por el padre Léthel, reconocido experto en santa Teresita y autor de varias obras sobre ella (recordemos principalmente dos: Teología del Amor de Jesús. Escritos sobre la Teología de los santos, Venasque 1996; y El Amor de Jesús. La cristología de santa Teresa del Niño Jesús, París 1997), las cuales, citadas con profusión, han alumbrado las reflexiones del autor. Los presupuestos de aquél en torno a la doctrina de la Santa los hallamos también en el estudio del que pudiéramos llamar su discípulo. Incluso aquello que Léthel no firmó con su nombre pero que lleva su sello inconfundible —como el cap. 8 de la Positio para el doctorado de la santa lexoviense: «La teología de Teresa»— ha tenido cabida perfectamente en el estudio.

«Su contenido está resumido en el título. (…). La palabra «Amor» repetida dos veces en el título de la tesis es la clave de la teología de Teresa como «ciencia del Amor». Esta doctrina se resume en la expresión «el Amor de Jesús», que retorna continuamente sobre estas páginas. El Amor de Jesús incluye para Teresa todas las dimensiones del Misterio cristiano» (Prólogo, p. 7). Su estructura es sencilla y clara: dos partes con dos capítulos cada una. La cristología de Teresita se estudia en la primera parte, mientras que la eclesiología se deja para la segunda. En esta última reside la novedad de la investigación, al «profundizar en el misterio de amor que es la Iglesia a través de la articulación y dinamismo de los títulos de Esposa, Madre y Cuerpo Místico que Teresa aplica a la Iglesia y la misión que de ellos emerge» (p. 11).

Hay que añadir que no se trata de un libro de lectura rápida sino de un trabajo de fondo, que es menester saborear pacientemente. Para todos aquellos que no tengan acceso directo a las fuentes consultadas por el autor, su tesis resultará de sumo interés, ya que ofrece una síntesis de lo dicho hasta ahora y una novedad sobre Teresa de Lisieux: su doctrina sobre la Iglesia, que aunque la Santa no la ofrece orgánicamente, el autor se encarga de sistematizarla. Respecto a los símbolos teresianos, mucho se ha escrito acerca del famoso «caminito», pero poco, muy poco en torno a otros de mayor calado en los escritos de Teresita, como el símbolo bíblico del Amor Esponsal (partes 1 y 2 del cap. III), o la flor y el rocío (pp. 122-137), el canto (pp. 244-252), el perfume (pp. 242-252), etc., que aparecen propuestos a lo largo de la obra. Las conclusiones de R. Salvador (pp. 415-

431) dejan la puerta de la investigación abierta a ulteriores profundizaciones que, esperamos, obtengan tanto éxito como ésta su tesis doctoral.

– Ignacio Husillos

Orar, ¿dónde? ¿cómo? ¿cuándo? ¿por qué?

PRONZATO, A.,

Orar, ¿dónde? ¿cómo? ¿cuándo? ¿por qué?

Salamanca, Sígueme 1995, 261 pp.

La amplísima bibliografía sobre la oración nos tiene alerta acerca de un fenómeno que, afortunadamente, sufre demanda creciente en el cristianismo vivo de nuestros días, desde hace ya varios lustros. Esta demanda hace que las ofertas se disparen, y no todo sea igualmente tragable. Se nos invita a un ejercicio de discernimiento y de lectura madura, empezando por leer nuestra propia inquietud en el texto, y valorar la palabra orante nacida de un camino de experiencia, descubrimiento atrevido de los caminos nunca suficientemente explorados de la oración, pues toda oración supone el estreno del momento de Dios en la vida del creyente. Digo todo esto a propósito de este libro y de su autor…

El nombre de Alessandro Pronzato es suficientemente conocido por los lectores españoles debido a sus comentarios sobre la Palabra, que han ayudado tanto a reflexionar a generaciones de sacerdotes y creyentes. En este caso, con su habitual maestría nos adentra en las preguntas fundamentales acerca de tema tan primero del vivir creyente.

El autor quiere dar cuenta de sus descubrimientos personales, lo hace con modestia y gozosamente. Dice escribir para aprender, pero enseña abundantemente. Nos lleva por temas tan interesantes como: Las condiciones de la oración; Las formas clásicas de la oración: Alabanza; bendición; acción de gracias; adoración; petición; intercesión; arrepentimiento; personal; comunitaria; contemplativa…Las ocasiones de la oración: dónde; cómo; cuándo y por qué.

Reflexiones vivas, añejas, pasadas por la búsqueda y la sed de alguien al que se descubre maestro, aunque no quiera reconocerse tal, hablando de una experiencia, dirigiéndose no a élites curtidas en el orar, sino a gente de calle, menciona a sus parroquianos a los que no les interesa tanto la teoría de la oración, preguntarse por la oración, como orar. Sabia precisión en esta abundante oferta de espiritualidad que vende mucho, pero no siempre bien, ni conlleva necesariamente a eso tan simple que es orar, sencillamente encontrarse con Él, el Señor de la vida.

– Miguel Márquez

Las manos llenas

MARTÍNEZ-BLAT, V.,

Las manos llenas.
La vida de oración según Teresa de Lisieux

Madrid, Editorial de Espiritualidad 2003, 252 pp.

Como el propio autor señala en el prólogo del libro, «se ha escrito poco sobre santa Teresa del Niño Jesús y la vida de oración». El primer mérito del libro es, sin duda, el tratar de llenar un espacio no cubierto hasta ahora, al menos de modo sistemático en lengua española. Y es que si santa Teresa y san Juan de la Cruz, como maestros de oración reconocidos, tienen una amplia bibliografía a este respecto, santa Teresita, quizás por no haber sido reconocida como tal, no ha despertado tanto interés en este campo.

Nos parece un acierto de Vicente Martínez-Blat exponer el modo como Teresita aprende a orar y ora como mejor modo de presentarla como maestra de oración. Es una característica de los maestros del Carmelo no entretenerse en desarrollos descarnados y teóricos a la hora de enseñar a orar, sino hacerlo desde su experiencia personal, incluso en su pretensión de ser sistemáticos. Esto es válido para santa Teresa como para san Juan de la Cruz, a pesar de que este último es mucho más «discreto» en la comunicación de su experiencia, lo que ha hecho pensar —erróneamente— a algunos autores que él sólo era comunicador de la experiencia de otros. En santa Teresa de Lisieux no hay una pretensión «magistral», sin embargo, la exposición del camino por ella recorrido en este campo se convierte espontáneamente en magisterio orante. Esto ha sabido captarlo el autor y, por ello, su exposición va recorriendo la experiencia vital de Teresa expresada en sus escritos para darnos a conocer las fuentes y los métodos de la oración según nuestra Santa.

Jalones importantes son, entonces, la vida familiar, la Sagrada Escritura —caudal esencial y sustento de la oración de Teresa a lo largo de toda su vida—, las oraciones y métodos tradicionales de su tiempo, el Kempis, la naturaleza (el apartado dedicado a la naturaleza se desplaza en el libro a los capítulos finales, creemos que podía haberse situado un poco antes, pues, como el autor señala, es una fuente indispensable en la oración de Teresita), etc… Por lo que se refiere a los métodos tradicionales y las «oraciones humanas», se agradece al autor que desmonte algunos tópicos que se nos han transmitido sobre santa Teresita: su cansancio al rezar el rosario —ella aclara que esto le ocurría cuando lo rezaba sola—, su desapego de cualquier método… Hay que recurrir a las fuentes que manejó Teresa y situar en su correcto contexto sus afirmaciones para calibrarlas adecuadamente y llegar a conclusiones correctas. Y esto lo hace con autoridad y claridad Vicente Martínez. A pesar de la enorme libertad con que los maneja, de lo genuino y cercano de su relación con Dios, podemos concluir con nuestro autor que Teresa jamás arrinconó los métodos tradicionales, sino que se valió de ellos para encauzar adecuadamente sus impulsos de amor, que son los que alimentan su diálogo con Jesús, contenido de su oración.

Desarrolla también el autor algunos recursos de Teresita ante las dificultades del camino de oración, que pueden ser de mucha utilidad para los orantes; especialmente dos atormentan a quienes practican o desean practicar una fecunda oración cristiana: las distracciones y la sequedad. Pues bien, el autor, partiendo de los textos teresianos, nos mostrará recursos para «saber convivir» con estos dos problemas, que no lo son tanto para quien, como Teresa, navega con las velas desplegadas por los mares de la confianza y el amor. En los capítulos finales se despliega con acierto la comprensión teresiana de algunas formas concretas de oración: petición, intercesión, devoción mariana, etc…

En suma, una muy buena síntesis de una oración plenamente cristiana y plenamente alineada con la de los dos grandes maestros del Carmelo, que destaca, sobre todo, por su proyección eminentemente apostólica. Recomendamos la lectura del libro, bien en particular, bien en una «escuela de oración».

– Emilio Martínez

Juan de la Cruz. Presencia de luz

MARIA-EUGENIO DEL N. J.,

Juan de la Cruz.
Presencia de luz.

Madrid, Editorial de Espiritualidad 2003, 352 pp.

La Editorial de Espiritualidad ha venido publicando varias obras del P. María-Eugenio, sin duda alguna, las más relevantes de todas las que salieron de su pluma, y entre todas, una que ya se ha convertido en un clásico de la espiritualidad, Quiero ver a Dios, en nueva y ágil traducción de P. Montero, el mismo traductor del presente libro.

Juan de la Cruz, presencia de luz es una estupenda síntesis del mensaje sanjuanista, pasado por el filtro de la experiencia personal del autor, y enriquecido con continuas referencias tanto a Santa Teresa como a Teresita. Si a ello añadimos el trasfondo evangélico que siempre preside los estudios del P. María-Eugenio, nos encontraremos con una obra redonda para pasar un buen rato de meditación profunda. Los temas recogidos en el presente estudio son los siguientes: en la primera parte, titulada ‘un ser de luz’ aparece en primer lugar una reseña biográfica sobre san Juan de la Cruz, breve pero suficiente; siguen entonces tres secciones más consagradas propiamente a una biografía espiritual, cuyos títulos son reveladores de sus respectivos contenidos: ‘El Santo’, ‘El Canto del Amor’, y ‘La Víctima del Amor’. Una segunda parte del libro lleva por título ‘Una doctrina de santidad: el absoluto del amor’: y aquí se encontrará el lector con una visión sistemática de la doctrina de S. Juan de la Cruz, estructurada respectivamente sobre la fe y la esperanza, como medios divinos y puntos de partida del sistema, el amor y la alegría como símbolos de la plenitud del encuentro con Dios, y en medio el paso por las noches como momento de purificación y transformación.

El carácter didáctico y pedagógico de toda la obra, su lenguaje ágil y directo, y la estupenda versión al español llevada a cabo por el traductor, hacen de esta obra una lectura gratificante. Un alimento sano y equilibrado para cualquier espíritu que sienta los vacíos que provocan las profundas cavernas del sentido.

– Juan Antonio Marcos

No te hagas daño a ti mismo

GRÜN, A.,

No te hagas daño a ti mismo

Salamanca, Sígueme 2001, 126 pp.

Una saludable proposición: «No te hagas daño a ti mismo». Generalmente, y por múltiples razones, nos hacemos daño a nosotros mismos, y hacemos daño a los demás. A. Grün, en esta obra muy breve (126 pp.) centra sus estudios en estos dos apartados: 1) heridas del corazón (así las denomina él) y 2) la libertad cristiana. Ambas, como fuente de su curación. Reconociendo las primeras, buscando su curación. Apoyándose en la sabiduría griega y en la bíblica, toma de Epicteto esta clave: «Nadie puede ser herido sino por sí mismo», recogida, a su vez, por S. Juan Crisóstomo de quien reseña sus comentarios espirituales.

De la sabiduría bíblica acepta la espiritualidad vivida por sus grandes figuras, y expuesta en sus principales fuentes, como las Cartas pastorales y las dos cartas de S. Pedro; completándolas con las dos cartas a los Corintios, de S. Pablo. Desde estas bases, A. Grün busca vivir en la libertad cristiana como ruta del «camino místico». Así, se logra una felicidad razonable, como consecuencia de este camino. Teresa de Jesús y Eckhart (entre otros) son los principales protagonistas de esta aventura cristiana.

En la introducción, reseña (brevemente) las 3 claves de esta obra: la libertad interior del hombre, el camino provocado por Juan Crisóstomo y la psicología transpersonal y mística. El filósofo estoico Epicteto, el escrito provocador de Juan Crisóstomo, figuras bíblicas de la libertad nos van desarrollando el camino de la libertad interior. ¿Qué os hará mal si buscáis con entusiasmo el bien? Liberación de los viejos moldes de vida. Vivir con circunspección, justicia y verdad, y participar de la naturaleza divina, completan los contenidos de la primera parte. La conclusión, maduración personal a través de las heridas, corona toda la obra. Es fecunda la visión de las heridas del corazón humano, apoyada en la Psicología Transpersonal (K Wilber), y en las figuras bíblicas. Un texto muy humano de A. Grün nos permite ver su postura, muy positiva. Dice él: «Las heridas no asimiladas nos conducen a herirnos a nosotros mismos y a herir a los demás. Si no herimos a los demás, entonces nos herimos a nosotros mismos, bien autocastigándonos, bien minusvalorándonos, bien automutilándonos»(p. 15). De las pistas que nos brinda A. Grün recogemos la siguiente: «percibo mi enfado pero no soy mi enfado». Es pasar de la percepción parcial de nosotros mismos a la realidad de lo que somos o soy. Es lograr la libertad interior. Para A. Grün, el camino místico es un camino terapéutico: no cura nuestras heridas, pero las trasciende. Triple es el camino de la mística: 1) mística del amor (Teresa de Jesús), 2) mística de la unión (Eckhart), 3) experiencia de pura presencia, o sentimiento de ser.

Si les es posible, acepten nuestra sugerencia: lean la obra. Es una invitación a la libertad interior.

– Ildefonso Peñas

No me escondas tu rostro

GOLUB, I.,

No me escondas tu rostro

Salamanca, Sígueme 1998, 225 pp.

El título de esta obra refleja un deseo, el de ver el rostro de Dios. Cuando se desea ver el rostro de alguien al que se quiere, eso es señal de que se tiene una esperanza en el futuro. Anhelar ver el rostro de alguien es también esperanza. Vivir valorando todo lo que se nos regala, con los ojos abiertos a tantas realidades llenas de riqueza, es sabiduría. Afrontando y desenmascarando el miedo a descubrir la vida tal cual es, y descubrirnos en cada paso, con el anhelo de crecer y amar. Hay un arma mucho mayor que el miedo: el amor, tenemos que ejercitar ese poder del que todos hemos sido regalados.

Meditaciones a propósito de la vida y para enseñar a percibir la vida despiertos. Fundamentalmente una invitación a vivir. Desde la pregunta tan simple de ‘Tú, ¿qué haces?’ somos conducidos a la tarea que a todos nos importa: nada más y nada menos que aprender a vivir. Esta es la idea del libro, que, sin un tema definido, se articula en cuatro partes: Vivir para los amigos; Ama y haz lo que quieras; Para estar alegres; Añoranza del rostro: meditaciones acerca del cuerpo.

Resulta un libro vivo, las reflexiones son ágiles y actuales. Es uno de esos libros para recomendar, de lectura fácil, entretenida y que se puede ir leyendo en ratos aislados.

– Miguel Márquez

Las edades de la vida espiritual

EVDOKIMOV, P.,

Las edades de la vida espiritual.
De los padres del desierto a nuestros días.

Sígueme, Salamanca 2003, 254 pp.

¿Confunde o despista el título? En realidad hemos de leer la obra para captar las edades de la vida espiritual, tal como las desarrolla y describe Evdokimov. Los tres apartados en los que está dividida la obra nos permite captar el significado del título y sus contenidos más importantes: el encuentro, el obstáculo y la lucha, y, los carismas de la vida espiritual y la ascensión mística. Los tres van desarrollando una introducción a la espiritualidad ortodoxa.

Parte el autor de la situación del mundo en peligro de caer en la increencia; muestra el sentido de la fe, recordando los elementos esenciales de la vida espiritual, y pide un esfuerzo constante para transcenderse a sí mismo a través de una ascesis, correspondiente a la vocación universal de un «monacato interiorizado». (En este punto la personalidad de Evdokimov se encuentra acentuada).

Correspondencia entre las edades del psiquismo humano (unidad preliminar del ser humano, conflicto entre los espiritual y lo empírico, y la integración final) coinciden con las tres fases de la vida espiritual.

Es una obra que merece ser leída, al menos para comprender las diferencias existentes entre la espiritualidad de Oriente y la de Occidente. La reseña que presenta de los tres votos (obediencia, pobreza y castidad) nos parece excesivamente «espiritual». Se desconecta de lo terrenal de las tres realidades a las que se refiere.

– Ildefonso Peñas.

Despertar a la libertad

CASTRO FERRER, J. M.,

Despertar a la libertad.
La pedagogía espiritual de Tony de Mello

Santander, Sal Terrae 1998, 145 pp.

Tantos personajes de la historia de la espiritualidad y de la teología cristiana han sido discutidos, malinterpretados, sospechosos, por su novedad, por su innovación, por la originalidad. Tal vez nos encontremos ante un caso parecido, no reconocido hoy por quienes preservan la fe de sus contaminaciones, pero el caso de Tony de Mello, cuya propuesta espiritual es bien conocida de los cristianos de todo el mundo, no es una excepción. No es esa sospecha, sin embargo la que le otorga el crédito que de hecho tiene, sino la forma clara, rica, narrativa, despertadora… de invitarnos a descubrir las fuentes espirituales de la Iglesia. Su ‘atrevimiento’ ha consistido en no despreciar las ricas fuentes espirituales de otras tradiciones, no cristianas, y aprovechar esa secular sabiduría, en lo que apoyan y fecundan el Evangelio, el mensaje de Jesús.

Este libro no es obra de Tony de Mello, sino acerca de su mensaje y su pedagogía. Está escrito con mucha soltura, en tres bloques principales: descubrimiento; despertar y libertad. Con temas internos tan propios de Mello como el sufrimiento, los apegos, el amor, los cambios en la vida, la comunión con Dios, con la realidad y los demás… Todas estas páginas están atravesadas de los cuentos que él mismo iba aportando al hilo de las explicaciones, con esa pedagogía tan certera como eficaz.

Es cierto que hay mucho escrito de Tony de Mello, y sobre él, pero este librillo tiene una trabazón y fluidez que lo hacen no desdeñable y resumen adecuado de la doctrina del sabio de Bombay.

– Miguel Márquez.

La meditación teresiana

SANCHO-FERMÍN, F. J.,

La meditación teresiana

CITeS, Ávila, 2002, 177 pp.

En Centro Internacional TeresianoSanjuanista —CITeS—, con sede en Ávila, estrena con este título su colección Estudios Teresiano-Sanjuanistas. Es fruto de la Semana Teresiano-Sanjuanista que tuvo lugar en mayo de 2002. Los cuatro temas escogidos, dictados por otros tantos especialistas, vienen a responder al hombre de hoy, necesitado de realización personal desde el ejercicio de la interiorización. Los cuatro tienen como maestra-«doctora» a Teresa de Jesús, siempre actual y creíble en los caminos de la meditación y contemplación.

El primero —Rómulo Cuartas— aprovecha las primeras páginas para centrarnos en la necesidad del recogimiento frente a la dispersión reinante. Analiza con serenidad las objeciones y dificultades que se plantean hoy a toda iniciativa orante, pasando a la experiencia y doctrina de Santa Teresa en este tema, y ofreciendo al final una síntesis del método teresiano sobre la oración. Por su parte, F. Javier Sancho ofrece un buen estudio sobre el propio conocimiento de tanta importancia en la pedagogía teresiana de la oración —tarea central, lo califica el autor—. A través de apartados muy logrados, como el que dedica a qué es y en qué consiste el «conocimiento de sí», reserva las páginas finales para una conclusión-síntesis y para fijar en un esquema los elementos más notorios del conocimiento de sí en el libro de la Vida, en las Moradas de Santa Teresa. Pedro T. Navajas dedica su espacio a lo que llamaríamos «pastoral» de la oración, como queda indicado en el título: Técnicas y ayudas para la práctica de la meditación teresiana. En seis apartados hace un trazado completo, muy válido para un aprendizaje y engolosinamiento de la práctica y de la vida de oración, al estilo teresiano, quedando siempre en pie la libertad y la flexibilidad de la Santa para las cosas de oración. El último trabajo viene firmado por Santiago Guerra, exponiendo con buen conocimiento del tema La meditación teresiana en diálogo con el protestantismo. Unas páginas muy estudiadas que ayudan a descubrir la posibilidad de diálogo entre Teresa de Jesús y Lutero, sobre todo, por lo que ambos vivieron y escribieron en torno a la «Humanidad de Cristo».

Estoy seguro que más de un lector, con hambre de espiritualidad sana, encontrará descanso y luz en estas páginas.

– Gratiniano Turiño