Lectio divina, sab, 2 ene, 2021

Juan 1,19-28

Tiempo de Navidad

Oración inicial

Dios todopoderoso: que tu Salvador, luz de redención que surge en el cielo, amanezca también en nuestros corazones y los renueva siempre. Por nuestro Señor. Amen.

Lectura

Del Evangelio según Juan 1,19-28

Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?» Él confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo.» Y le preguntaron: «¿Qué pues?; ¿Eres tú Elías?» Él dijo: «No lo soy».» – «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.» Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?» Dijo él: «Yo soy la voz del que clama en el desierto:

Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías». Habían sido enviados por los fariseos. Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?» Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.» Esto ocurrió en Bethabara, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Reflexión

  • El evangelio de hoy habla del testimonio de Juan Bautista. Los judíos enviaron a “sacerdotes y levitas” para interrogarlo. Asimismo, algunos años después, mandaron a algunas personas a que controlaran la actividad de Jesús (Mc 3,22). Hay una semejanza muy grande entre las respuestas de la gente respecto a Jesús y las preguntas que las autoridades hicieron a Juan. Jesús preguntó a los discípulos: “¿Quién dice la gente que yo soy?” Ellos respondieron: “Elías, Juan Bautista, Jeremías; algunos de los profetas” (cf. Mc 8,27-28). Las autoridades plantearon las mismas preguntas a Juan: “¿Quién eres: el Mesías, Elías, el Profeta?” Juan respondió citando al profeta Isaías: “Yo soy la voz del que grita en el desierto: preparad el camino al Señor”. Los otros tres evangelios tienen también la misma afirmación respecto de Juan: no es el Mesías, pero vino a preparar la llegada del Mesías. (cf. Mc 1,3; Mt 3,3; Lc 3,4). Los cuatro evangelios prestan una gran atención a la actividad y al testimonio de Juan Bautista. ¿Cuál es el motivo de esta insistencia de los evangelios en decir que Juan no es el Mesías?
  • Juan Bautista había sido ejecutado por Herodes, alrededor del año 30. Pero hasta finales del siglo primero, época en la que fue escrito el Cuarto Evangelio, el liderazgo de Juan Bautista seguía siendo muy fuerte entre los judíos. Hasta después de su muerte la memoria de Juan seguía ejerciendo una gran influencia en la vida de fe de la gente. Era considerado como un profeta (Mc 11,32). Era el primer gran profeta que apareció después de siglos de ausencia de profetas. Muchos le consideraban como el Mesías. Cuando en los años 50, Pablo pasó por Efeso allí en Asia Menor, encontró a un grupo de personas que habían sido bautizadas en el nombre de Juan (cf. He 19,1-4). Por ello, era importante divulgar el testimonio de Juan Bautista quien afirmaba que no era el Mesías y apuntaba a Jesús como el Mesías. Y así Juan contribuía a irradiar mejor la Buena Noticia de Jesús.
  • “¿Por qué bautizas entonces, si no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?” La respuesta de Juan es otra afirmación que apunta hacia Jesús como el Mesías: «Yo bautizo con agua, pero hay uno en medio de ustedes a quien no conocen. El viene detrás de mí, y yo no merezco soltarle la correa de la sandalia». Y un poco más adelante (Jn 1,33), Juan hace alusión a las profecías que anunciaban la efusión del Espíritu para los tiempos mesiánicos: “Verás el Espíritu bajar sobre aquel que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedará en él” (cf Is 11,1-9; Ez 36,25-27; Joel 3,1-2).

Para la reflexión personal

  • ¿Ha habido en mi vida algún Juan Bautista que preparaba el camino a Jesús?
  • Juan fue humilde: no se hizo mayor de lo que era en realidad. ¿Has sido bautista para alguien?

Oración final

Los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. ¡Aclama a Yahvé, tierra entera, gritad alegres, gozosos, cantad! (Sal 98,3-4)

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